Otros cuentos de “hombrecitos”

Estas orientaciones para las y los docentes se proponen en continuidad al trabajo pedagógico que se viene realizando con El Hombrecito de Jengibre.

Creado: 29 abril, 2022 | Actualizado: 4 de septiembre, 2023

Los grupos de tercer año incluyen, sin duda, a niñas y niños que tienen diferentes posibilidades de desempeñarse con autonomía al leer y escribir por sí mismos. Es necesario que las propuestas de intensificación de la enseñanza favorezcan el avance de la totalidad, tanto de quienes necesitan mayor ayuda y cercanía de su docente como de quienes pueden asumir mayores responsabilidades al leer y escribir.

Como seguramente se ha concluido ya el trabajo con El Hombrecito de Jengibre, se plantea en esta propuesta la posibilidad de ofrecerles a niñas y niños leer y relacionar entre sí otros dos textos que también refieren a “hombrecitos” -aunque son muy diferentes del ya leído-. Se trata de El hombrecito verde y su pájaro, de Laura Devetach, y El hombrecito vestido de gris, de Fernando Alonso. Ambos cuentos suelen encontrarse en las bibliotecas escolares y están disponibles para las y los docentes en Internet.

Para desarrollar estas propuestas, es imprescindible que circulen en el aula los cuentos -si cuentan con varios ejemplares de los mismos en la biblioteca- o los textos cargados en las netbooks.

Las lectoras y los lectores necesitan explorar los cuentos, leerlo/s, releerlo/s, mirarlo/s del principio al fin, ver las ilustraciones y descubrir a través de las mismas aspectos de la historia, tener el tiempo necesario para volver a ciertos pasajes, para sorprenderse con el inicio de la historia en un caso y con el doble final en el otro.

 

Lectura de las niñas y los niños por sí mismos e intercambio entre lectores

La maestra o el maestro puede leerles el cuento previamente o proponerles que lo lean entre dos o tres -para que puedan ayudarse entre sí- dándoles un tiempo y acercándose de vez en cuando para ver si necesitan ayuda o aliento para empezar o para llegar al final. En todo caso, puede leerles un fragmento para darles impulso a avanzar en la historia y a disfrutarla.

Es imprescindible lograr que ninguna niña o ningún niño se aferre al deletreo: leer es reconstruir el sentido de lo escrito y deletrear es una estrategia que no conduce a la comprensión. Es por eso que, si alguna o algún estudiante se aferra al deletreo, es fundamental ayudar a centrarse en el significado de lo que están leyendo. Una forma de hacerlo es pedirles que vuelvan al fragmento que están intentando leer para encontrar respuesta a una pregunta específica. Por ejemplo: “Busquen por aquí en qué lugares puso otros colores el pájaro.”, “¿Qué hizo entonces el hombrecito?”, “¿Pudo volver a pintar de verde todo lo que hacía el pájaro?”. “Fíjense qué pudo pintar y qué no pudo pintar” (circunscribiendo en cada caso el fragmento donde están incluidas estas ideas).

Una vez concluida la lectura, la o el docente propone comentar los aspectos más interesantes del relato. Seguramente, las niñas y los niños habrán elaborado diferentes interpretaciones y algunos las expresarán por sí mismos, pero habrá quienes necesitarán que su docente aliente a hacerlo. Al ponerlas en común, podrán discutirlas y volver al texto cuando sea necesario para recordar qué dice exactamente e ir poniéndose de acuerdo en qué “quiere decir” (aunque no esté explícitamente escrito).

En ambos cuentos, la relación de estos hombrecitos con los colores nos habla de la forma en que se relacionan con el mundo que los rodea. La monotonía que se muestra en la reiteración del color también aparece como característica de la vida de los dos protagonistas.

  • ¿Por qué habrá elegido el narrador usar tantas veces la misma palabra -verde o gris según el cuento-? ¿Querrá que las lectoras y los lectores de esta historia sientan algo particular a través de esa palabra? ¿Qué sintieron ustedes cuando la leyeron?
  • ¿Qué piensan las chicas y los chicos? En El hombrecito vestido de gris, ¿qué nos sugiere la reiteración de ese color?;además del color de la ropa del protagonista, ¿hay otras pistas que indiquen tristeza o melancolía?, ¿cuáles son? ¿Podemos pensar que la vida de este hombrecito es aburrida o monótona?, ¿cómo nos damos cuenta de eso?
  • Es importante que la maestra o el maestro haga notar a las y los estudiantes que el tema central del cuento es la diversidad: en la manera de pensar, en los modos diferentes de preparar las mismas comidas, en las formas de hablar… En fin, que se comente cuánto enriquece a cada lectora y lector la posibilidad de conocer y acercarse a personas y situaciones diferentes o -para seguir con la imagen del cuento- a múltiples colores, sin quedarse encerrado en el verde o el gris.

 

Lectura para un público de compañeras y compañeros

Los colores acompañan la presentación de los personajes y los objetos, las acciones y los sentimientos. Es necesario que las lectoras y los lectores compartan con sus compañeras y compañeros estas características de la obra elegida, les cuenten sus impresiones y relean para todas y todos algunos pasajes significativos.

Pueden leer fragmentos que trasmiten el empleo reiterativo de verde o gris. Por un lado, porque la reiteración da un ritmo a la lectura y, por otro, porque ayuda a compartir el sentimiento de los personajes que no pueden permitirse disfrutar de la variedad de colores que a todas y todos nos rodean.

Se transcriben a continuación algunos de esos fragmentos, pero la o el docente o las y los estudiantes pueden seleccionar otros.

El hombrecito verde cultivaba la tierra verde, tocaba verde música en su flauta y abría la puerta verde de la jaula para que su pájaro saliera cuando tuviera ganas.
Era un pájaro verde de verde vuelo. Vivía en una jaula verde y picoteaba verdes, verdes semillas.

El hombrecito verde y su pájaro

Había una vez un hombre que siempre iba vestido de gris.
Tenía un traje gris, tenía un sombrero gris, tenía una corbata gris y un bigotito gris.
El hombrecito vestido de gris hacía cada mañana las mismas cosas.
El despertador tenía cada mañana el mismo zumbido. Y esto le anunciaba que el día que amanecía era exactamente igual que el anterior.
Por eso, nuestro hombrecito del traje gris, tenía también la mirada de color gris.

El hombrecito vestido de gris

Las niñas y los niños elegirán el fragmento que prefieran para ensayarlo varias veces entre ellos con ayuda de su docente y luego se lo leerán a los demás.

 

  • Sobre El hombrecito verde y su pájaro

El relato se inicia con una especie de prólogo en el cual el narrador explica por qué escribió el cuento. Este inicio da lugar a intercambiar interpretaciones entre las chicas y los chicos y con la o el docente.

  • ¿Por qué aparece el hombrecito rojo? ¿Por qué pide perdón?

¡Perdone! Pa… parece que me equivoqué de cuento.

Las y los estudiantes pueden anotar en sus cuadernos cómo sería el título del cuento en el que el hombrecito rojo fuera el protagonista.

  • ¿En qué momento el narrador dice “Y yo le escribí esta historia”? ¿Por qué decide escribirla?

El hombrecito verde se sentía verdemente solo. Y yo le escribí esta historia.

La intervención directa del narrador en la historia y su diálogo con el personaje es uno de los recursos característicos del estilo de la autora por lo que resulta interesante que las chicas y los chicos lo adviertan.

En el momento en que el pájaro picotea un racimo de frutas coloridas, la monotonía comienza a disiparse y aparecen otros escenarios y diversos colores.

  • ¿Localizaron las chicas y los chicos el fragmento?

Pero en cada vuelo verde y en cada trino, el pájaro dejaba manchitas amarillas, pequeños puntos blancos y violetas.

  • El hombrecito verde, sin embargo, prefiere dejar todo como está. ¿De qué modo lo intenta? Las y los estudiantes pueden releer en el texto la parte donde se relata lo que hace para que todo siga siendo verde.

Y también podrán leer que no logró lo que deseaba.

Pero cuando el pájaro cantó, no pudo pintar su canto. Y cuando el pájaro voló, no pudo pintar su vuelo. Todo era verdemente inútil.

Y el cuento se abre, hacia el final, como un abanico, para que los colores traigan la promesa de nuevos espacios y personajes.

 

  • Sobre El hombrecito vestido de gris

En este cuento, además del color gris de la ropa -que simboliza la monotonía de su vida-, pronto se agregan otros motivos para el desánimo del protagonista. Es importante que la o el docente relea para las niñas y los niños el siguiente párrafo que ofrece pistas para interpretar los sentimientos del personaje presentes en la trama; en su voz, el fragmento podrá adquirir el ritmo “agobiante” que el narrador parece querer trasmitir:

Se levantaba al son del despertador. Al son de la radio, hacía un poco de gimnasia.
Tomaba una ducha, que siempre estaba bastante fría; tomaba el desayuno, que siempre estaba bastante caliente; tomaba el autobús, que siempre estaba bastante lleno; y leía el periódico, que siempre decía las mismas cosas.
Y, todos los días, a la misma hora, se sentaba en su mesa de la oficina.
A la misma hora. Ni un minuto más, ni un minuto menos. Todos los días, igual…

El protagonista, a diferencia del protagonista del cuento de Laura Devetach, no parece estar conforme con que todo sea siempre igual. Pronto, el narrador dice que el color gris, hasta en sus ojos, era solo lo que se veía desde fuera.

  • ¿Cómo era la vida del hombrecito vestido de gris?
  • ¿Cómo era por dentro? ¿Qué soñaba?

Pero nuestro hombre era gris solo por fuera.
Hacia adentro… ¡un verdadero arco iris!
El hombrecito soñaba con ser cantante de ópera.
Famoso.
Entonces llevaría trajes de color rojo, azul, amarillo… trajes brillantes y luminosos.

El problema parece hallarse en la incomprensión que encuentra en el mundo que lo rodea. Después de haber hojeado y leído el cuento varias veces, las niñas y los niños pueden buscar en el texto -y leer- las respuestas a las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo reaccionaban los vecinos cuando cantaba en la terraza?
  • ¿Y sus compañeras y compañeros de oficina?
  • ¿Y el dueño de la cafetería?

El hombrecito trata de evitar que lo echen de todas partes. Y, por lo tanto, se le ocurre una brillante idea para evitar que el canto se le escape, incontrolable, frente a las cosas que lo emocionan.

  • ¿Qué cosas lo emocionan tanto que necesita cantar?
  • ¿Qué idea tuvo el hombrecito vestido de gris para evitar cantar en los lugares donde no querían escucharlo? ¿Qué opinan ustedes sobre esa idea?

En este cuento hay una gran sorpresa: tiene dos finales. El primero dice:

Y día tras día, año tras año, estuvo nuestro hombrecito con su pañuelo atado, fingiendo un eterno dolor de muelas.
La historia termina así.
Así de mal. Así de triste.

Pero luego el narrador agrega:

La vida pone, a veces, finales tristes a las historias.
Pero a muchas personas no les gusta leer finales tristes; para ellos hemos inventado un final feliz…

  • ¿Cuál es el final feliz que propone el narrador? Pueden volver a leer ese final distinto.
  • ¿Qué final prefieren las chicas y los chicos? ¿Por qué?
  • ¿Se fijaron las lectoras y los lectores cómo está escrita la palabra FIN? ¿Qué querrá decirnos el narrador al poner esos signos de interrogación?
  • ¿Podría haber un nuevo final, distinto de estos dos?

Darles la palabra a las y los estudiantes es importante aunque no se llegue a un acuerdo general, porque las opiniones o señalamientos que expresen permiten profundizar la interpretación de otras y otros e invitan a corroborar en el texto a través de la relectura. Es importante sostener estos intercambios, escuchar las distintas interpretaciones y promover el interés del resto de las y los estudiantes por los comentarios y las opiniones que expresan sus compañeras y compañeros acerca de las historias.

 

Algunas ideas para escribir

  • Sobre El hombrecito verde y su pájaro

  • Entre dos estudiantes, pueden describir alguno de los espacios de la casa en que debe vivir el hombrecito rojo. Está permitido basarse en algún pequeño fragmento del cuento que leyeron.
  • Si anotaron el título del cuento del hombrecito rojo, tendrán que revisar si lo escribieron con mayúscula (es un buen momento para recordar los títulos de los cuentos empiezan con mayúscula) y anotar el título de otros dos cuentos que conozcan. Se puede mirar en la tapa de algunos libros.
  • ¿Las y los estudiantes observaron que el narrador inventa algunas palabras a partir de los colores? Ellas y ellos también pueden hacerlo.

Una música verdeazulrosa

Una voz……………………………………..

El pájaro volaba celestemente

Las flores olían…………………………….

Todo era verdemente inútil

El viento soplaba ………………… suave

 

  • Sobre El hombrecito vestido de gris

El narrador autoriza a las lectoras y a los lectores a pensar otros finales.

  • Si en lugar de querer ser cantante de ópera, el hombrecito vestido de gris hubiera querido ser jugador de fútbol o alguna otra cosa que las niñas y los niños imaginen, ¿cómo reescribirían este fragmento? ¡Hay mucho para cambiar!

El hombrecito soñaba con ser cantante de ópera. Famoso.
Entonces, llevaría trajes de color rojo, azul, amarillo… trajes brillantes y luminosos.
Cuando pensaba aquellas cosas, el hombrecito se emocionaba.
Se le hinchaba el pecho de notas musicales, parecía que le iba a estallar.
Tenía que correr a la terraza y…

  • Cada niña y niño puede releer lo que escribió y asegurarse de que colocó algún punto. La o el docente ayudará a revisar.

 

Algunos temas para revisar las escrituras

  • Después de haber leído tres cuentos de hombrecitos, las chicas y los chicos ya saben que -si se habla de un hombre pequeño- pueden decir hombrecito.

¿Cómo se le puede llamar a una mujer pequeña?……………………………..

¿A una flor pequeña? ………………………..

¿A un pie pequeño? …………………….…..

¿A un alfajor muy chiquito? ………………………

Se agrega cito o cita para formar el diminutivo
  • Entre todas y todos pueden anotar los ejemplos en sus cuadernos y ayudar a la maestra o el maestro a hacer un cartel y colgarlo a la vista para consultar cuando quieran escribir pancito.
  • También pueden observar qué ocurre cuando se habla de una casa o una mesa pequeñas, cuando se dice que un paso es cortito o un oso chiquito…
casa mesa oso paso
casita mesita osito pasito

 

Solo se agrega ita ito para formar el diminutivoCasita, osito y las demás conservan la “s” de casa o de oso.  
  • Si algunas niñas o algunos niños escriben palabras incompletas (como “taje” por traje; “hombecito” en lugar de hombrecito; “pitura” para escribir pintura, la maestra o el maestro puede indicarles que falta una letra y pedir que piensen cuál es y en qué lugar de la palabra la pondrían. O bien, comentarles “en ´traje´ te falta la ´r´, fijate dónde la pondrías y, agregala”.
  • Probablemente, sean bastantes las niñas y los niños de tercero a quienes les faltan algunas letras cuando escriben ciertas palabras.

El contexto que ofrecen los cuentos acrecienta el ambiente alfabetizador del aula, es decir, da lugar a la aparición de listas y carteles donde los chicos pueden consultar diversas escrituras convencionales; se exponen allí palabras seguras muy útiles sobre todo para aquellos niños que sobregeneralizan la escritura de sílabas con la estructura consonante-vocal (mesa, casa, pato,…) y “pierden” alguna consonante al escribir sílabas con estructura consonante-consonante-vocal (ogro-bruja) o consonante-vocal-consonante (ventana, canguro, cangrejo).

Documento Orientaciones para el/la maestra, 3º y 4º, EL GATO CON BOTAS, enviado a las escuelas en la comunicación 20 del mes de mayo 2021.

 

Imagen de portada: Freepik.es

 

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