8M: mujeres por un mundo digital inclusivo

Propuesta para reflexionar sobre la reproducción de las desigualdades de género en los entornos digitales a partir del concepto de ciudadanía.

Creado: 7 marzo, 2023 | Actualizado: 20 de febrero, 2024

Cada 8M nos invita a seguir reflexionando en torno al lugar de las mujeres y los diferentes roles de género en la sociedad. Nos resulta importante, entonces, poder desnaturalizar cómo actúan los distintos roles y expectativas de género que dejan socialmente a los varones (cis, blancos y heterosexuales) en una posición de privilegio y al resto de las identidades en desigualdad. En ocasiones anteriores hemos compartido propuestas sobre las tareas de cuidado, el lugar de la mujer en el deporte y las mujeres referentes por los derechos humanos, entre otras temáticas. En consonancia con la consigna prevista para este año por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para celebrar el Día Internacional de la Mujer -“Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género”-, nos encontramos frente a una buena oportunidad para problematizar el lugar de las mujeres en la construcción de la ciudadanía digital.

El concepto de ciudadanía se ha ido modificando con el paso del tiempo, adaptándose a los paradigmas de cada época. Es por eso que en esta propuesta nos interesa pensar la ciudadanía como el conjunto de derechos y obligaciones que tienen las personas en el marco de una determinada comunidad, considerándola, además, una condición en tensión permanente y no algo estático que se adquiere de una vez y para siempre. Este posicionamiento nos permite pensar estrategias para que cada vez más personas puedan ejercer su ciudadanía con la libertad que cada contexto histórico habilita. 

Cabe preguntarnos entonces: ¿es igual el ejercicio de ciudadanía que llevan adelante las mujeres que los varones o personas con otras identidades sexo génericas? ¿Ha sido equitativo a lo largo de la historia? En Argentina, por ejemplo, desde 1912, por medio de la Ley Sáenz Peña, todos los varones nativos o naturalizados mayores de 18 años pudieron acceder al voto obligatorio y secreto, pero fue recién en el año 1951 que las mujeres efectivamente votaron por primera vez en elecciones nacionales. Esta conquista permitió el acceso de las mujeres a sus derechos políticos pudiendo elegir por medio del sufragio a sus representantes, y habilitó socialmente la posibilidad de que puedan debatir abiertamente sobre sus posicionamientos políticos y así ejercer con mayor autonomía su ciudadanía.

A lo largo de los años, diferentes mujeres organizadas y movimientos feministas han forjado el camino para construir sociedades más justas y equitativas, pudiendo acceder hoy a derechos que antes eran impensados (por ejemplo, el derecho a la planificación familiar). Aunque también debemos considerar que en la actualidad los ámbitos que habitamos, y en donde se desarrollan nuestras relaciones interpersonales se han ampliado. 

En este sentido, además de los espacios físicos, ya sean públicos o privados, habitamos, construimos y participamos en entornos digitales haciendo uso de dispositivos y aplicaciones. Es importante explicitar que el entorno digital es, también, un entorno social: un espacio de encuentro e intercambio con otras y otros. Dentro de este ámbito se crean vínculos, se construyen y circulan contenidos de diverso tipo, se producen y reproducen formas de ser y de actuar, formas de entender al mundo y también formas de representarlo y comunicarlo. 

En definitiva, dentro del mundo digital se desenvuelven lógicas de interacción específicas, que no están exentas de las relaciones de poder y las desigualdades. Por eso, y teniendo en cuenta el impacto que todo esto tiene en nuestras vidas, es necesario construir colectivamente un marco que nos garantice una convivencia libre, igualitaria, inclusiva y segura.

La Ciudadanía digital (también denominada Ciberciudadanía o e-ciudadanía) supone la comprensión de asuntos políticos, culturales y sociales relacionados con el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), así como la aplicación de conductas pertinentes a esa comprensión y a los principios que la orientan: ética, legalidad, seguridad y responsabilidad en el uso de Internet, las redes sociales y las tecnologías disponibles. Los entornos digitales forman parte de nuestra cotidianeidad. Por ello se considera necesario facilitar herramientas para desarrollar competencias que permitan ejercer en plenitud los derechos ciudadanos1.

Como mencionamos anteriormente, la ciudadanía es una condición que se construye cotidianamente por estar sujeta a distintas tensiones y lógicas de poder. Por eso, nos parece interesante aprovechar este 8M para que pensemos en los entornos digitales como un espacio más en donde se reproducen desigualdades que afectan especialmente a las mujeres. Espacios en donde el acceso y la apropiación se ven limitados, y en donde las relaciones de poder operan de la misma manera en que lo hicieron históricamente en los ámbitos cotidianos, es decir, generando, naturalizando y reproduciendo desigualdades. 

Hacia una cultura digital libre de violencias

Al igual que cada espacio que transitamos, dentro de los entornos digitales podemos encontrar también una cultura digital que marca modos de ser y hacer. Las interacciones de las personas en estos ambientes no están exentas de lo que sucede en los entornos físicos, por eso es necesario seguir trabajando para transformar los ambientes atravesados por todo tipo de violencias, y, en particular, aquellas motivadas por razones de género. De esta manera, cuando hablamos de ciudadanía digital no podemos dejar de mencionar que las desigualdades que se viven por fuera de internet también se replican allí. En otras palabras, los discursos y prácticas digitales están atravesados por los estereotipos de género, es decir, por aquellos modos de ser, actuar y hablar que se piensan como propios o “naturales” de las mujeres. 

Desde nuestro rol como docentes es importante trabajar para garantizar el acceso al entorno digital. Sin embargo, pertenecer es parte necesaria pero no suficiente, sino que resulta clave que esa pertenencia se dé en el marco de un espacio seguro y cuidado. 

En este sentido, consideramos este 8M como una oportunidad para sensibilizar en torno a la construcción de una convivencia digital libre de violencias hacia las mujeres. Que las incluya, que les asegure su permanencia y dé lugar a una participación activa.

Un buen inicio para ello es repensar los estereotipos de género, ya que muchas veces sin darnos cuenta compartimos contenido (imágenes, videos, etc.) donde las mujeres no se encuentran presentes o su lugar es inferiorizado. Reivindicar el lugar de la mujer en el mundo digital impacta no solamente en la ampliación de derechos de aquellas mujeres que en algún momento se encontraron con limitaciones en el acceso a este mundo o en su permanencia, sino que también contribuye a la construcción de modelos que las niñas de hoy podrán tomar como referencia. 

Esta tarea reflexiva aporta en tanto da a conocer otro tipo de lugares y roles que pueden ocupar las mujeres, funcionando como estímulo para niñas, adolescentes y jóvenes, ampliando los límites de los roles “tradicionales” asignados a “lo femenino”.

Propuesta de actividad 

A continuación se presentan una serie de propuestas con el propósito de reflexionar de manera colaborativa sobre el impacto de las acciones que se realizan en los entornos digitales, teniendo en cuenta que habitarlos conlleva la responsabilidad de garantizar el acceso a todas las personas, así como una permanencia libre y sin violencias. 

Primer momento

Cotidianamente habitamos entornos digitales, por eso es necesario comprender el ciberespacio como un ámbito más de sociabilidad de las y los estudiantes. Dar lugar en la escuela para nombrar estas situaciones que muchas veces irrumpen, implica reconocer que hoy internet es parte fundamental de nuestras prácticas cotidianas y, como tal, está sujeta a tensiones y conflictos con implicancias reales. En este sentido, se sugieren algunas preguntas problematizadoras para reflexionar antes de llevar las actividades al aula. Nuestras experiencias en la escuela como docentes, pero también las de nuestra propia biografía, nos ayudarán a profundizar el análisis.

  • ¿Qué barreras de acceso encuentran las niñas, adolescentes y jóvenes en los entornos digitales?
  • ¿Qué podemos hacer desde nuestro lugar para contribuir a que las niñas, adolescentes y jóvenes consideren los espacios digitales como un lugar seguro?

Segundo momento

Invitamos a las y los estudiantes a formar grupos con el objetivo de producir un póster físico o digital que funcione como una campaña bajo el lema “Mujeres por un mundo digital inclusivo”. En una primera etapa, les pedimos que intercambien reflexiones y sentires acerca de lo que este eslogan significa para cada participante del equipo, y sobre la base de lo compartido puedan diseñar un boceto preliminar.

Tercer momento 

Proponemos trabajar con la Guía de sensibilización sobre Convivencia Digital elaborada por organismos de la provincia de Buenos Aires junto a UNICEF y Faro Digital. En ella encontrarán una serie de conceptos y casos a analizar que dan cuenta de algunas de las situaciones que pueden obstaculizar el acceso o la permanencia de niñas y mujeres en el mundo digital. Recomendamos asignar distintas secciones de esta Guía a diferentes grupos de trabajo para que dediquen un tiempo a la lectura, la reflexión y el intercambio sobre lo compartido. Las claves de lectura para subdividir a los grupos pueden ser:

  • Huella digital y reputación
  • Ciberbullying
  • Sexting
  • Grooming

Cuarto momento

Proponemos incorporar a los bocetos iniciales (segundo momento) algunos de los elementos que hayan surgido de la lectura de la Guía de sensibilización sobre Convivencia Digital, para proceder a la elaboración del póster definitivo, que podrá ser en formato físico o digital.

Si deciden realizar las producciones en formato digital recomendamos dos herramientas de diseño libres: Scribus (funciona en Windows y Linux) y Polotno Studio (aplicación en línea).

Una vez realizadas todas las actividades, proponemos pensar de manera conjunta algunas estrategias que permitan que todo ese valioso material sea socializado en la institución educativa y la comunidad (organizar un concurso de campañas gráficas, una muestra o publicar los materiales en el blog o redes sociales de la institución, entre otras estrategias).


1. Dirección de Tecnología Educativa. (2023). Ciudadanía Digital. Uso responsable de internet. Documento de apoyo para el dictado de talleres. La Plata, DGCyE.

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