Científicas en la historia

Biografías de científicas que han realizado aportes significativos en diferentes disciplinas para conocer, visibilizar y difundir sus nombres y obras con la comunidad educativa.

Creado: 6 agosto, 2021 | Actualizado: 26 de junio, 2023

Desde la Subsecretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación del Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica, en conjunto con la organización de científicas argentinas y la Dirección de Promoción de Derechos, les acercamos estas biografías de científicas que, a lo largo de la historia, han realizado aportes significativos en diferentes disciplinas, con el objetivo de que puedan conocer, visibilizar y difundir sus nombres y obras en sus comunidades educativas.

Alexandra Elbakyan

Alexandra Elbakyan es una desarrolladora web, creadora del sitio Sci-Hub, una aplicación que permite acceder a artículos científicos de manera libre y gratuita. Nació en Almaty, Kazajstán, en 1988. Su interés por la programación comenzó a los 12 años y aprendió a programar utilizando tutoriales gratuitos en Internet. Para cuando ingresó a la universidad, ya había creado páginas web, escrito códigos usando distintos lenguajes de programación Comenzó a tener también un interés por las neurociencias cuando quiso programar un Tamagotchi con inteligencia artificial, lo que la llevó a recopilar una gran biblioteca electrónica sobre neurociencia y cognición, descargando libros de sitios web ‘piratas’. Con solo 16 años, programó un código que podía descargar cualquier libro de neurociencia de forma gratuita de la biblioteca del MIT, eludiendo los bloqueos debidos al pago de suscripción (un acuerdo por el cual el acceso está restringido a los usuarios que han pagado para suscribirse al sitio).

En 2005 ingresó en la Universidad Tecnológica Nacional de Kazajstán para estudiar Tecnologías de la Información, con una especialización en seguridad, donde mejoró sus habilidades de programación. Después de graduarse, quiso seguir trabajando en ciencias e investigando en bioingeniería (siguiendo su interés por la neurociencia, la conciencia y la inteligencia artificial), por lo que continuó recopilando libros electrónicos sobre ese tema.

Mientras todavía era una estudiante en la Universidad Tecnológica Nacional de Kazajstán en 2009, después de experimentar problemas al intentar acceder a los trabajos de investigación necesarios para su proyecto de investigación, soñó con desarrollar un software que permitiera acceder fácilmente a los artículos, descargándolos automáticamente. Sin embargo, en 2009, esto era solo una idea borrosa.

Después de trabajar en algunos laboratorios de investigación en neurociencia en Rusia, Alemania y Estados Unidos, en 2011, a los 23 años, regresó a Kazajstán y comenzó a trabajar como programadora de manera autónoma. El 5 de septiembre, después de tan solo tres días de trabajo, lanzó el sitio Sci-Hub: un servicio web que solucionaba un grave problema en la comunicación científica. Ese problema era el acceso cerrado a la literatura científica. Las editoriales usan un sistema de suscripción paga para bloquear el acceso a los artículos de investigación, pidiendo altas tarifas para su lectura. Sci-Hub es un código que descarga artículos de forma gratuita para otorgar acceso libre y abierto a los mismos, por lo que se hizo popular de inmediato entre las investigadoras y los investigadores. Alexandra ha continuado trabajando sola en Sci-Hub desde su creación. En 2017 también comenzó una Maestría en Lingüística en la Universidad Estatal de San Petersburgo, de donde se graduó, después de algunos problemas, en 2019.

Alexsandra cree que “la ciencia debe ser abierta, entendiendo que comunismo y comunicación son palabras que tienen una misma raíz”. La creación de Sci-Hub otorgó acceso universal a la información y abrió el camino para democratizar el conocimiento en ciencia. Pero esta heroica tarea supuso grandes problemas para Alexandra. En 2015 fue demandada por la editorial depredadora Elsevier en Estados Unidos; en 2016 se le negó la ciudadanía Rusa y en 2019, incluso, fue sospechada por las autoridades estadounidenses de ser una espía rusa. Sin embargo, ninguno de estos problemas impidió que Sci-Hub creciera, y en 2016 la revista científica Nature la nombró una de las diez personas más influyentes en la ciencia. La contribución de Alexandra es invaluable y ha hecho temblar a la industria editorial académica, obligando a la comunidad científica a abordar el tema del acceso libre y abierto a la información y el conocimiento, y a repensar las maneras de comunicar.

Alice Ball

Alice Ball nació el 24 de julio de 1892 en Seattle (EEUU) y falleció en 1916. Vivió solo 24 años. Es reconocida por haber desarrollado un tratamiento para la lepra cuando era estudiante de posgrado en la Universidad de Hawai. Este tratamiento se convirtió en el más utilizado hasta que en los años 40 se crearon los primeros antibióticos. Su trabajo no fue reconocido por la Universidad, sino hasta nueve décadas después de su muerte.

Alice terminó sus estudios secundarios en Seattle y luego se graduó en Química Farmacéutica en la Universidad de Washington. Luego, en la Universidad de Hawái se convirtió en la primera mujer y en la primera afroamericana en obtener un título de Máster. En esta universidad comenzó a trabajar como profesora de Química, siendo nuevamente la primera mujer y la primera afroamericana que obtuvo ese puesto. Fue en ese momento cuando inició sus investigaciones sobre el tratamiento para la lepra (una enfermedad infecciosa que afecta a la piel, los nervios y las mucosas).

Durante siglos, las médicas y los médicos habían estado aplicando aceite de chaulmoogra, una especie de árbol, como principal tratamiento, pero con un éxito moderado: por un lado, podía aplicarse sobre la piel, y aunque proporcionaba alivio, no penetraba lo suficiente como para tener un efecto profundo; por otro, podía inyectarse, pero al no ser soluble en agua, causaba sufrimiento a los pacientes. Ball logró extraer los principios activos del aceite de chaulmoogra, y con ellos creó el primer remedio soluble en agua y por tanto fácilmente inyectable. A causa de la inhalación de gases tóxicos durante su trabajo, enfermó gravemente y murió a los 24 años.

Ball nunca llegaría a ver su método en aplicación y casi le usurpan la autoría de su trabajo. El científico Arthur L. Dean fue quien continuó sus investigaciones y trató de publicar los resultados con su propio nombre, pero el ex jefe de Alice (doctor Hollman), se encargó de otorgar el reconocimiento a la verdadera autora.

Aunque este método no era una cura, fue un gran alivio para los enfermos de lepra, y el único tratamiento efectivo hasta que se desarrollaron los primeros antibióticos para la enfermedad en los años 40. A pesar de ello, el nombre de Alice Ball pasó desapercibido durante décadas, hasta que en el 2000 la Universidad de Hawái le realizó el homenaje que merecía: desveló una placa en su honor junto al único árbol de chaulmoogra que existe en el campus.

Alicia Dickenstein

Alicia nació en Buenos Aires, Argentina, en el año 1955. Terminando la escuela secundaria, quería estudiar Educación. Disfrutaba de las clases de Química porque tenía una profesora que les daba muchos ejercicios teóricos… que en realidad eran matemáticos. Un test vocacional en su último año de escuela la orientó hacia la carrera de Matemática, que Alicia no sabía que existía. Ingresó a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN, UBA) en 1973, con mucho miedo, porque no sabía con qué se iba a encontrar. Decía: “en la matemática, me encontré a mí misma”.

Se doctoró en la misma Facultad en 1982 y luego de eso pasó casi una década buscando su camino, hasta que se encontró con la geometría algebraica. A lo largo de su carrera, repartida entre docencia e investigación, fue reconocida con numerosos premios y distinciones. En 1996 se convirtió en la primera directora mujer del Departamento de Matemática de la FCEN. Entre 2015 y 2018 fue Vicepresidenta de la Unión Matemática Internacional.

Además de artículos científicos en revistas de alto impacto y libros académicos de matemática, Alicia escribió 4 libros de matemática para niñas y niños, y participa de proyectos de divulgación, mostrando que sus intereses no se quedan en la matemática de más alto nivel, sino que busca activamente acercar la matemática a las chicas, chicos y a las adultas y los adultos.

Alicia Dickenstein es Fellow de la Society for Industrial and Applied Mathematics; Fellow de la American Mathematical Society; Doctora Honoris Causa del Royal Institute of Technology de Suecia y de la Universidad Nacional del Sur (UNS), Argentina. Obtuvo el Premio Consagración en Matemática de la ANCEFN en 2017 y el Premio Internacional de la Academia Mundial de Ciencias (TWAS) 2015 en Matemática. Actualmente es Profesora Titular plenaria de la FCEN e investigadora superior del CONICET. También es integrante de las Academias Nacionales de Ciencias (ANC) y de Ciencias Exactas Físicas y Naturales (ANCEFN).

Andrea Ghez

Andrea Ghez es Premio Nobel de Física 2020, reconocimiento que por (sólo) cuarta vez en la historia fue otorgado a una mujer. El premio por sus hallazgos sobre agujeros negros es compartido en un 50 por ciento entre Andrea Ghez y Reinhard Genzel, por el descubrimiento experimental de un objeto súper masivo en el centro de nuestra galaxia. Hasta hoy esto sólo puede explicarse como un agujero negro. El otro 50 por ciento del premio fue otorgado a Roger Penrose, por el descubrimiento teórico acerca de que la formación de agujeros negros es una predicción solida de la teoría de la Relatividad General.

Andrea Ghez nació en Nueva York, EEUU, el 16 de junio de 1965. Su madre era curadora en el museo de arte de Chicago y su padre era profesor de economía en la universidad. A sus cuatro años vivenció la llegada del hombre a la luna y les dijo a sus padres que sería la primera mujer en la luna. Andrea y sus hermanas asistieron a la University of Chicago Lab Schools. Durante sus estudios secundarios, Andrea sólo tuvo una profesora de ciencias y según ella, fue quien la influenció para seguir una carrera científica. Se licenció en Físicas en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en 1987 e hizo su doctorado en el Instituto de Tecnología de California (Caltech) en 1992. Desde 1994 trabaja en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y es la fundadora y directora del grupo de investigación "Galactic Center". Durante su carrera ha recibido muchos premios. En 2004 se convirtió en la segunda mujer más joven en formar parte de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y en 2012 fue la primera mujer en recibir el premio Crafoord.

Con su grupo, después de una década de trabajo, demostró la existencia de este objeto supermasivo (llamado Sagitario A*, con una masa que es 4 millones de veces la masa del sol), que hoy se identifica como un agujero negro, en el centro de nuestra galaxia. Estos objetos no pueden observarse directamente, por lo que sus propiedades se establecen observando como su colosal gravedad dirige los movimientos de las estrellas circundantes. Un ejemplo de esto es la estrella S2, que completa su órbita del centro de la galaxia en menos de 16 años. ¿Eso es poco tiempo? Para entenderlo, comparémoslo: el sol tarda más de 200 millones de años en completar una vuelta alrededor del centro de la Vía Láctea. Los dinosaurios caminaban por la Tierra cuando comenzamos nuestra vuelta actual.

Para concretar este descubrimiento se utilizaron los telescopios más grandes del mundo y se desarrollaron métodos para ver hasta el centro galáctico a través de las enormes nubes de gas y polvo interestelar. Hoy, el descubrimiento de Andrea es la mejor evidencia experimental de que los agujeros negros existen. El premio es compartido, ya que el grupo dirigido por Reinhard Genzel llegó a la misma conclusión de manera independiente.

Al recibir su reconocimiento, Andrea dijo: “Espero poder inspirar a jóvenes mujeres a trabajar en el campo. Es un área que tiene muchos placeres, y si sos una apasionada de la ciencia, hay muchas cosas por hacer".

Les dejamos un dato curioso: Andrea tiene 55 años, y nació en el mismo año en el que Roger Penrose publicó su artículo teórico sobre agujeros negros.

Ben Barres

Ben A. Barres nació en Nueva Jersey el 13 de septiembre de 1954. Fue un neurobiólogo estadounidense de la Universidad Stanford. En 1997, a los cuarenta y tres años, transicionó a hombre, convirtiéndose en el primer científico abiertamente transgénero. Hizo importantes contribuciones al conocimiento de las funciones de las células gliales y también fue un importante defensor del rol de las mujeres y las disidencias en la ciencia.

Asistió a una escuela de West Orange. Dado que al nacer sus características fisiológicas concordaban con las que solemos asociar al sexo femenino, se lo llamó Bárbara, pero, desde muy pequeño, no se identificó con las niñas. Se graduó en biología del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y en medicina de la Escuela Médica de Dartmouth. Luego obtuvo su doctorado en neurobiología en la Universidad de Harvard. Barres describió sus experiencias de discriminación por razón de sexo en el MIT: tras resolver un problema matemático particularmente difícil, fue acusado de dejar que se lo resolviera un supuesto novio. Aunque era el estudiante más destacado de la clase, le fue difícil conseguir un supervisor para su investigación.

Gracias a una beca post-doctoral viajó a investigar a Londres. Allí trabajó en diferenciar distintos tipos de células de glía (astrocitos, células de Schwann y oligodendrocitos) y descifró sus distintas funciones. Regresó a Estados Unidos en 1993 y fundó su propio laboratorio en el departamento de Neurobiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford. Unos años más tarde, en 1997, la detección de un tumor en la mama le llevó a la decisión de modificar su cuerpo y su identidad legal. Después de transicionar, percibió que quienes desconocían su transexualidad lo trataban con más respeto siendo hombre, que cuando se presentaba como mujer. Después de impartir su primer seminario luego de su transición, un colega suyo dijo: “Ben Barres ha dado hoy un gran seminario, su trabajo es mucho mejor que el de su hermana” (pensando que Bárbara era su hermana).

En 2008 Barres ganó una posición en la cátedra de Neurobiología en Stanford y tres años más tarde cofundó la compañía Annexon Biosciences, con el fin de investigar nuevos medicamentos contra las enfermedades neurodegenerativas. En 2006 publicó el artículo ¿Importa el género? en el que expresaba su posicionamiento (contrario) frente a la opinión generalizada de que las mujeres no suelen progresar en las ciencias debido a diferencias innatas en sus aptitudes. En el año 2013 fue admitido como miembro de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, convirtiéndose en el primer científico abiertamente trans en formar parte de la institución.

Falleció de cáncer pancreático a los 63 años, en 2017.

Chien Wu

Chien-Shiung Wu, también conocida como “Madame Wu”, la “Marie Curie China” o “la primera dama de la física” fue una física experta en radioactividad. Nació en un pueblo pequeño a 40 kilómetros de Shanghái, China. Desde pequeña fue animada en su desarrollo académico, incluso su padre creó una escuela para niñas a la que ella asistió a educarse. Luego, entró a estudiar Física a la Universidad de Nankín, tras participar en movilizaciones para que las mujeres pudieran ingresar a la educación superior. En 1929 se graduó con excelentes calificaciones y comenzó a trabajar como asistente en diversos departamentos de Física. En 1936 viajó a Estados Unidos para asistir a la Universidad de Berkeley. Tras la segunda guerra mundial comenzó a buscar diversas oportunidades laborales en las que muchas veces fue rechazada por ser mujer. Logró trabajar como docente en la Universidad de Princeton hasta 1944, cuando ingresó al proyecto Manhattan, en una investigación para desarrollar armas nucleares en la Universidad de Columbia, donde años después trabajaría como profesora. Tras tener un mayor reconocimiento por su trabajo en la desintegración beta, en 1956 dos científicos, Tsung-Dao Lee y Chen Ning Yang, la contactaron para poder comprobar la teoría que habían impulsado: el cuestionamiento a la conservación de paridad (conservación de las propiedades de un sistema frente a una simetría especular) en interacciones débiles. En menos de un año, Wu diseñó y llevó adelante un experimento (de aquí en más conocido como Experimento Wu), cuyos resultados validaron la teoría de Lee y Chang. Debido a este resultado, los científicos Lee y Yang ganaron el premio Nobel de Física en 1957, el cual no fue otorgado a Chien-Shiung Wu. A pesar de esta injusticia, Wu prosiguió con sus investigaciones en otros campos de la Física y aportó relevantes contribuciones a la medicina y la bioquímica. Logró finalmente que la nombraran profesora universitaria en 1958 y que le otorgaron el resto de los premios importantes en Física durante 1960 y 1970.

Dora Barrancos

Investigadora, socióloga, historiadora y feminista argentina, Dora Barrancos nació en 1940, en el seno de una familia de clase media en la provincia de La Pampa, Argentina. Hija de un maestro de escuela pública y una ama de casa, desde pequeña sintió una fuerte pasión por el conocimiento que la ha acompañado siempre. Luego de mudarse a Buenos Aires y terminar sus estudios secundarios, Dora se inscribió en la Facultad de Derecho de la UBA. Entrar a la universidad despertó su conciencia social y espíritu militante, que la llevó a acercarse a la agrupación Vanguardia Socialista para después ingresar en la Juventud Peronista. En 1960 falleció su padre, por lo que tuvo que empezar a trabajar como maestra para sostener a su familia, abandonando Derecho. Sin embargo, su interés por el aprendizaje se mantuvo firme y al poco tiempo empezó a cursar la recientemente inaugurada carrera de Sociología de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, obteniendo su título universitario en 1968.

En 1976, con la instauración de la última dictadura cívico-militar, Dora perdió su trabajo como socióloga en el Programa de Atención Médica Integral (PAMI) y junto a sus compañeras y compañeros docentes empezaron a recibir amenazas y hostigamientos por parte de las fuerzas represivas del gobierno militar. Frente al peligro, Dora decidió emigrar a Brasil, donde su pareja tenía personas conocidas. Fue en la ciudad de Belo Horizonte donde entró en contacto por primera vez con el feminismo y las injusticias sufridas a raíz del género, adentrándose en un movimiento que nunca abandonaría. En 1984, con el retorno de la democracia en nuestro país, Dora volvió a Buenos Aires y comenzó su trayectoria académica estudiando Historia Política Argentina, particularmente el rol de las mujeres en los movimientos socialistas y anarquistas y en las revoluciones del siglo XX. En 1986 obtuvo el puesto de investigadora principal en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Más adelante se doctoró en Historia por la Universidad Estatal de Campinas de Brasil. Dora complementó su rol en la ciencia con una participación activa en política, como legisladora de la Ciudad de Buenos Aires por el período 1994-1998. En 2010, siendo ya una socióloga consagrada, fue elegida mediante el voto de la comunidad científica como directora del CONICET en representación de las Ciencias Sociales y Humanas, cargo al que renunció en 2019 en modo de protesta por la reducción presupuestaria que afectaba a la institución. La vocación de Dora por la educación se mantiene hasta hoy, cuando se desarrolla como titular de la cátedra de Historia Social Latinoamericana de la UBA y como Directora de Maestría en las Universidades Nacionales de Quilmes y La Pampa. También ha escrito varios libros como Mujeres en la sociedad argentina y Una historia de cinco siglos y Mujeres, entre la casa y la plaza.

Eva Giberti

Eva Giberti es una psicóloga, psicoanalista, asistente social y profesora universitaria argentina, nacida en 1929. Pionera del psicoanálisis feminista, se dedicó fervientemente a combatir la violencia de género y el abuso sexual en niñas y niños. En los comienzos de su carrera, en 1957, creó la “Escuela para Padres de Argentina”, una institución incorporada al ámbito de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires que dictaba sus cursos en el Hospital de Niños. La institución cerró debido a la persecución política sufrida por Eva Giberti. Sin embargo, Eva continuó publicando libros para repensar la crianza de hijas e hijos y brindar herramientas para que fueran libres de violencias y discriminación.

A lo largo de su carrera se especializó en violencias y en psicología de la niñez, siendo oradora en múltiples conferencias y formando parte de equipos internacionales y, hoy en día, dirige el importante programa “Las Víctimas Contra Las Violencias”, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.

El programa, conformado por un equipo profesional amplio, cuenta con líneas telefónicas nacionales gratuitas brindando asistencia permanente a víctimas de violencia familiar y sexual. Durante la pandemia del Coronavirus, el programa incorporó una línea de wasap para quienes, en la convivencia constante con sus opresoras u opresores, sólo podían comunicarse vía escrita. Esta línea recogió el 20 por ciento de las consultas recibidas por el programa en el 2020. Este mismo programa cuenta con un equipo muy activo contra la explotación sexual de niñas y niños, y Grooming (ciberacoso hacia menores perpetuado por adultas o adultos). En 2016 Eva recibió el Premio Konex de Platino en la disciplina Estudios de Género en Argentina.

Se pueden encontrar muchos de sus escritos en su página web evagiberti.com, y en Página 12, periódico con el que colabora. ¿Conocían a Eva y su importante trabajo?

Florence Bascom

Florence Bascom nació en 1862 en Williamstown, Massachusetts. Fue la segunda mujer en obtener el doctorado en geología en los EEUU y la primera en recibir un doctorado de la Universidad Johns Hopkins. En 1887 se matriculó en la Universidad de Wisconsin. En esta universidad (como en muchas otras), Florence (al ser mujer) no tenía acceso ilimitado a la biblioteca e incluso había clases a las que no podía acceder por encontrarse llenas de varones. Florence obtuvo su grado en Arte y Letras, Ciencias y un Máster en Geología.

En 1890 continuó sus estudios de Geología en la Universidad Johns Hopkins, asistiendo a clase, pero sin ser alumna oficial. Recién en 1892 fue reconocida como alumna, aunque en secreto, oyendo la clase detrás de una pantalla para “no molestar” a sus compañeros. Su tesis doctoral tiene mucha influencia en la geología moderna, ya que demostró petrográficamente que rocas que se creían sedimentarias eran realmente flujos de lava metamorfizados. Estos estudios fueron novedosos por el descubrimiento realizado y por las técnicas aplicadas. La calidad de la disertación hizo que Florence fuera la segunda mujer elegida miembro del Geological Society of America.

Posteriormente se convertiría en miembro del Consejo y vicepresidenta de dicha asociación. Fue una experta en cristalografía, mineralogía y petrografía. Pero su vida se centró en la educación y la investigación. Durante ese período dio cursos cortos en institutos y en universidades como Ohio State.

En 1895, fue contratada por el Bryn Mawr College (una universidad femenina) donde fundó el Departamento de Geología. Su faceta como investigadora avanzó de forma exponencial después de convertirse en la primera mujer contratada como asistente de Geología por la United States Geological Survey (USGS) en 1896. Posteriormente sería ascendida a geóloga. Falleció a los 83 años de edad, en su ciudad natal.

Fran Bubani

Fran Bubani es Ingeniera Mecánica, Doctora en Ciencias de la Ingeniería y la primera investigadora trans del CONICET.

Fran nació en 1980 en Belo Horizonte, Brasil, donde vivió la primera etapa de su vida y desarrolló sus estudios en Ingeniería Mecánica en la Universidad Federal de Mina Gerais. Posteriormente, en 2008, se mudó a Argentina donde comenzó su Doctorado en el Instituto Balseiro, dentro del Centro Atómico Bariloche, en Rio Negro. Luego de graduarse, volvió a Brasil por su postdoctorado y al finalizarlo retornó a nuestro país para ocupar el cargo de Investigadora Asistente del CONICET, en el área de Ingeniería. Actualmente, además de su cargo en el CONICET, es Jefa de trabajos prácticos en la materia Termodinámica para Ingeniería Mecánica y Nuclear en la Universidad Nacional de Cuyo.

En 2015 Fran inició su paulatino proceso de cambio de género acompañada de su círculo íntimo, pero sin hacer mención del tema en su trabajo. Posteriormente, en 2019, durante el proceso de reasignación de género, recibió apoyo de múltiples organismos LGBTIQ+ como la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA) y del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad de la Nación, especialmente de Alba Rueda, la subsecretaría de Políticas de Diversidad. Más tarde, Fran se unió al Grupo de Mujeres, Estudiantes y Trabajadoras del Centro Atómico de Bariloche, un equipo que se ocupa de mejorar las desigualdades y diferencias en materia de género dentro del Instituto Balseiro. Ahora es una referente y militante del orgullo y la resistencia trans en Argentina y Latinoamérica.

Según sus propias palabras: “El decir que soy la primera científica trans visible en Argentina significa que seguro hay más personas que no se identifican con el género asignado al nacer, pero que deciden no hacerlo público porque no se sienten protegidas", demostrando que el colectivo trans es un punto ciego para la ciencia. Y si bien el caso de Fran es un gran avance, la discriminación de género es una realidad, puesto que en las dos categorías más bajas del CONICET (Asistentes y Adjuntas o Adjuntos) hay un mayor porcentaje femenino, mientras que en las categorías más altas (Independientes, Principales y Superiores) el porcentaje mayoritario es de varones cis. Cabe resaltar que en estas estadísticas las personas trans ni siquiera aparecen.

Gabriela González

Gabriela González nació en la ciudad de Córdoba (Argentina), en 1965. Durante la escuela secundaria, su interés comenzó a orientarse hacia la química y la matemática. Sin embargo, hubo un momento en el que creyó que, a través del estudio de los átomos, podría entender el universo entero, en casi cualquier escala. Por eso decidió estudiar Física en la Universidad Nacional de Córdoba. Allí se dio cuenta de que, en realidad, la ciencia está mucho más llena de preguntas que respuestas y eso la cautivó definitivamente. También se enamoró allí de la teoría de la Relatividad General que Albert Einstein postuló en 1915. En 1988 obtuvo su título de grado y un año después comenzó sus estudios doctorales en la Universidad de Siracusa (Nueva York, EEUU). Allí empezó a conocer los planes de un experimento llamado LIGO, usando detectores kilométricos en un experimento diseñado para hacer astronomía usando una de las tantas predicciones de la teoría de la relatividad que todavía no estaba comprobada. Esto le interesó tanto que cambió su doctorado teórico por uno experimental, bajo la tutela de Peter Saulson, para estudiar cómo los movimientos aleatorios de los átomos que componen el espejo del detector podrían introducir ruido en las mediciones. Luego de doctorarse en 1995, fue a trabajar con Rainer Weiss al MIT, también en el diseño de la primera generación de detectores de LIGO. Desde 2001 trabaja en la Universidad Estatal de Luisiana y en 2011 fue elegida líder y vocera de la Colaboración Científica LIGO, lo cual la puso al frente de una de las conferencias de prensa más importantes en la historia de la Astrofísica: El anuncio en 2016 de la primera detección de ondas gravitacionales, predicción que ni el propio Einstein creía que podría llegar a verificarse experimentalmente. Gabriela es una apasionada de la divulgación científica (se nota en cualquiera de sus charlas) y, más allá del contenido netamente científico, transmite un mensaje muy claro: las científicas y los científicos somos gente normal y la ciencia es para que la hagamos y la usemos todas y todos.

Grace Murray Hopper

Contra los prejuicios de la época, logró vencer las barreras que confinaban a la mujer a las tareas del hogar. Ella estudió y fue una reconocida matemática especialista en informática e integrante de alto rango de la Armada de Estados Unidos, siendo la primera mujer en llegar a capitán de navío. Fue precursora del lenguaje COBOL, el compilador clave en el desarrollo de la computación moderna. Grace nació en Nueva York en 1906. Sus profesiones le corrían por la sangre. Siendo bisnieta de un almirante de la Armada de los Estados Unidos y nieta de un ingeniero civil, su familia la incentivó para estudiar ciencia y participara de la marina. En 1924 estudió Física y Matemática en Nueva York, donde se graduó con honores; luego obtuvo una beca para el doctorado en Matemática en Yale, que finalizó en 1934 siendo la primera mujer que lo conseguía. Durante la Segunda Guerra Mundial se unió a las fuerzas armadas. Trabajó en Harvard para la construcción del Mark I, la primera computadora electromecánica; entonces, para programar había que emplear interruptores y se leían los datos de cintas de papel perforado. En 1957 desarrolló el primer compilador de la historia: el A-0, seguido por el B-0, que procesaba datos bajo órdenes en inglés, siendo éstos los cimientos para el desarrollo de COBOL, en 1960. Hasta ese entonces las máquinas eran gigantes y complejas de operar, programar era una tarea que pocos sabían hacer y con un gran índice de errores. Grace, con su lenguaje de programación universal y simplificado optimizó el mundo de la informática. Obtuvo muchas distinciones: alcanzó el curioso título de Hombre del año en Ciencias de la Informática en 1969 y fue la primera mujer considerada miembro distinguido de la Sociedad de Computación Británica en 1973. Una vez jubilada, obtuvo la Medalla de Servicio Distinguido de Defensa. Desde 1971, la Asociación de Sistemas Informáticos entrega el Premio con su nombre y desde 1994 se realiza el congreso Grace Hopper para celebrar a mujeres en computación y fomentar su presencia.

Jane Goodall

Jane Goodall es una primatóloga, etóloga, antropóloga y mensajera de la paz de la ONU inglesa. Nació en Londres el 3 de abril de 1934. Sus lecturas favoritas fueron los libros sobre la vida de los animales. De niña, recibió de regalo un juguete realista de chimpancé: Jubilee. Su cariño al juguete contribuyó a su amor a los animales. A la fecha, Jubilee se encuentra en su vestidor en Londres.

A los 23 años, tras estudiar secretariado y trabajar en una compañía de documentales pudo trasladarse a Nairobi, en África. En Kenia entró en contacto con el antropólogo Louis Leakey y fue contratada como asistente. Viajó con él y su esposa (la arqueóloga Mary Leakey) a la garganta de Olduvai en busca de fósiles de homínidos.

Más tarde, Leakey le ofreció la posibilidad de comenzar a estudiar los chimpancés en su ambiente natural en el Parque Nacional de Gombe, en Tanzania. Allí se trasladó en julio de 1960 con su madre, ya que las autoridades británicas no querían que una mujer joven viviese sola con animales salvajes. Su estadía le permitió, entre otras cosas, observar en octubre de ese mismo año por vez primera que estos animales construyen y utilizan herramientas para capturar termitas que forman parte de su dieta. De este modo, pasó a formar parte del grupo de investigadoras e investigadores, casi todas mujeres.

En 1977, fundó el Instituto Jane Goodall, con la finalidad de conservar el hábitat de los chimpancés. También desarrolló una red global llamada Roots & Shoots, con la finalidad de educar a las generaciones jóvenes sobre el valor de los ecosistemas en los que viven.

Jane Goodall es autora de más de setenta artículos, una decena de películas y numerosos libros infantiles. También recibió varios premios y medallas internacionales por su trabajo. Actualmente, continúa defendiendo a animales en peligro de extinción y a proteger los ecosistemas de todas las especies.

Joan Beauchamp Procter

Joan Beauchamp Procter realizó un trascendental trabajo taxonómico e importantes e innovadoras contribuciones a la práctica veterinaria y las exhibiciones de zoológicos. También escribió artículos sobre zoología, a nivel científico y de divulgación. Nació en Londres en 1897 y su crianza se basó en las artes y las ciencias. De pequeña se interesó en anfibios y reptiles, teniendo como mascotas serpientes, lagartos y hasta cocodrilos. Aunque no ingresó a la universidad, estudió zoología y trabajó en el Museo Británico de Historia Natural publicando artículos científicos sobre víboras de América, descubrimientos de nuevas especies y en 1917 fue elegida como miembro de la Sociedad Zoológica. Continuó sus investigaciones y publicaciones sobre la anatomía, clasificación y hábitos de los reptiles y anfibios, combinando su estilo artístico con precisión científica para los dibujos. Trabajó para la Sociedad Zoológica de Londres como la primera curadora de reptiles en el Zoológico de la misma ciudad. En 1927 inauguró la Casa de Reptiles, diseñando acuarios y hábitats acordes para las distintas especies y utilizando tecnologías innovadoras. Joan se convirtió no solo en una experta en el manejo rutinario de animales como grandes pitones, cocodrilos y dragones de Komodo, sino también en el tratamiento de enfermedades y diseño de procedimientos veterinarios. A través de sus publicaciones y correspondencia con científicas y científicos, fue reconocida internacionalmente como una importante herpetóloga y en 1931, recibió un doctorado honorario en ciencias por la Universidad de Chicago, en reconocimiento a sus logros. Mostró gran determinación y buen humor, pero todos sus logros fueron en un contexto de dolor constante, ya que padecía de una enfermedad crónica. Continuó trabajando de forma intermitente, hasta que falleció de cáncer a los 34 años. Dos especies de reptiles “procterae” han sido nombradas en su honor: una serpiente y una tortuga.

Lise Meitner

Lise Meitner se dedicó a la Física nuclear. En un mundo dominado por hombres se formó, investigó y consiguió cambiar la historia de una rama de la ciencia en la que siempre fue discriminada por ser mujer. Además, sufrió la persecución de los nazis en Alemania por ser judía. Pese a todas las adversidades, logró ser una gran protagonista en el ámbito de la física y sus investigaciones dieron inicio a la era atómica. Con sus aportes, mereció el Premio Nobel, pero nunca se lo concedieron.

Nacida en Viena en 1878, Lise estudió física bajo la dirección de Ludwig Boltzmann, gracias a que el gobierno austríaco permitiera que las mujeres cursaran la licenciatura en ciencias y letras a fines del siglo XIX. En 1906 se doctoró en física y Max Planck le concedió el permiso excepcional para asistir a sus clases en Berlín porque pensaba que las mujeres no debían ir a la universidad. Allí conoció al químico Otto Hahn y trabajó midiendo las longitudes de onda de los rayos Gamma en un sótano, ya que el laboratorio no admitía mujeres. Publicaron una serie de artículos sobre el actinio, a pesar de que Lise no obtenía compensación económica por tan importante trabajo. En 1912 Lise y Otto recibieron una oferta desigual: ofrecieron a Hahn un puesto de joven científico; para Lise reservaron una colaboración gratuita. En 1917 consiguió la creación del Laboratorio Meitner, donde junto a Hahn, descubrió el proactinio. Dos años después fue la primera mujer en obtener el cargo de profesora de Física en la Universidad de Berlín, el cual tuvo que abandonar por la persecución judía de la Segunda Guerra Mundial. Lise detectó por primera vez un positrón (la antipartícula del electrón, que posee la misma masa, pero carga opuesta) y avanzó en la comprensión del espectro beta y gamma y las partículas alpha de largo alcance. Aún refugiada, junto a su sobrino fueron los primeros en articular y justificar la primera fisión nuclear (la ruptura de un átomo pesado en otros menos pesados y más estables). En 1942 fue la única científica de un grupo internacional en rechazar la participación para el diseño de la bomba atómica. Fue su compañero de investigaciones Hahn quien recibió el Premio Nobel de Química en 1944 por los descubrimientos que juntos habían estudiado. No obstante, fue premiada con la medalla de oro Max Plank, el premio Otto Hahn de Física y Química y el premio Enrico Fermi, además de nombrar al elemento 109 de la tabla periódica, el Meitnerio, en su honor.

Murió en1968.

Mae Jemison

Mae Jemison nació el 17 de octubre de 1956 en Alabama. Es ingeniera, médica y astronauta de la NASA. Fue la primera mujer afroamericana en viajar al espacio. Fue una estudiante sobresaliente en matemáticas y ciencias. Su familia siempre la apoyó en seguir una carrera científica, pero no ocurría lo mismo con sus profesores. De todos modos, no lograron limitarla, ya que empezó a estudiar en la Universidad de Stanford y obtuvo su título en Ingeniería Química y en Estudios Afroamericanos. También se graduó en Medicina. Según ha contado, muchas veces fue discriminada por sus profesores. Entre 1983 y 1985 trabajó como médica en los Cuerpos de Paz en Liberia y Sierra Leona. También colaboró con el Centro de Control de Enfermedades en la investigación para varias vacunas. Después de su misión, volvió a Estados Unidos donde prosiguió sus estudios de ingeniería. Los vuelos de Sally Ride y Guion Bluford, la primera mujer y el primer afroamericano respectivamente enviados a una misión al espacio, inspiraron a Jemison para pedir su ingreso en la NASA. Pero la explosión en 1986 del transbordador Challenger retrasó las nuevas incorporaciones. En 1987 volvió a intentarlo y quedó seleccionada. Antes de salir al espacio, Jemison participó en tareas de preparación y supervisión de despegue de otras misiones y participó en el desarrollo del software de control.

En 1992, del 12 al 20 de septiembre se desarrolló su única misión espacial. Como parte de su trabajo, en la misión ejerció como especialista científica y llevó a cabo una serie de experimentos sobre los mareos durante los vuelos, la pérdida ósea en el espacio y la ovulación y fecundación de ranas y posterior desarrollo de los renacuajos cuando no hay gravedad. En 1993, Jemison abandonó la NASA, se dedicó a la docencia y creó varias instituciones como The Jemison Group y Dorothy Jemison Foundation for Excellence, fomentando el progreso científico y tecnológico y atrayendo jóvenes hacia estas áreas de conocimiento, especialmente a aquellos pertenecientes a grupos segregados.

María Teresa Dova

María Teresa Dova nació en Alberti, provincia de Buenos Aires. Estudió Física en la Universidad Nacional de La Plata, donde se doctoró en el año 1988 con una tesis dedicada al estudio de la materia condensada.

Sin embargo, al año siguiente obtuvo una beca posdoctoral para realizar estudios en el experimento L3 dirigido por el premio Nobel Chung Ting, en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), donde se dedicó al estudio de la física del leptón tau y las características de las corrientes débiles neutra y cargada. Este fue el comienzo de una extensa y prolífica carrera de investigación en el área experimental de física de partículas.

En 1992 regresó a la Argentina como investigadora de CONICET y docente en la Universidad de La Plata, donde fundó el grupo de física experimental de altas energías de esta institución.

Cuatro años más tarde, participó de la creación del Observatorio Pierre Auger, diseñado para estudiar rayos cósmicos de altas energías, del cual aún forma su grupo de la Universidad de La Plata. Entre 2001 y 2006 fue elegida Presidente del Consejo Directivo de la Colaboración Auger.

En 2005 lideró el esfuerzo conjunto argentino para la participación del país por primera vez en la historia en un experimento del CERN, el ATLAS. Este es uno de los dos detectores multipropósitos del acelerador LHC (Gran Colisionador de Hadrones), diseñado para la búsqueda del Bosón de Higgs, las mediciones de precisión del Modelo Estándar y la búsqueda de nuevas partículas e interacciones.

Publicó centenares de trabajos en distintas áreas y como parte de las diferentes colaboraciones de las que todavía forma parte. Dirigió once tesis doctorales y más de una decena de licenciaturas de diferentes universidades. Ha realizado divulgación científica en diferentes medios, brindando seminarios y entrevistas. En 2015 publicó su libro Qué es el Bosón de Higgs.

Durante su trayectoria científica recibió importantes distinciones, como la Beca de la John Simon Guggenheim Foundation, el Premio doctor Eduardo P. D. de Robertis y el título de profesora adjunta en la Northeastern University de Boston. En 2008 fue nombrada Ciudadana Ilustre de la ciudad de La Plata y en 2015 de la Provincia de Buenos Aires. Además recibió distinciones como Mujer Destacada del Año y Mujer Innovadora en el Área de Ciencias por parte de la Cámara de Diputados. En diciembre de 2020 recibió el premio TWAS otorgado por la Academia Mundial de Ciencias.

Teresa destaca especialmente el rol de las mujeres en el área: "Que no les digan que la Física y la investigación no es para mujeres, podemos liderar proyectos y hacer muchos aportes de primer nivel y necesitamos que las jóvenes se entusiasmen con esta carrera".

Maristella Svampa

Maristella Svampa es socióloga, escritora e investigadora argentina. Es Licenciada en Filosofía por la Universidad Nacional de Córdoba y Doctora en Sociología por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS) de París. Su línea de investigación abordó en un principio los movimientos sociales y la acción colectiva, el pensamiento crítico y la teoría social latinoamericana, teorizaciones que plasmó en sus libros Debates latinoamericanos y La sociedad excluyente, entre otros.

En los últimos años, Maristella se adentró en estudiar la crisis socioecológica, transformándose en una ferviente activista del ecofeminismo y los feminismos populares, que parten de la idea de que ambos tipos de opresiones, tanto el de la mujer como el de la naturaleza, están conectadas. Y así como el capitalismo necesita explotar territorios y avanzar sobre la naturaleza para obtener rédito, el patriarcado demanda degradar los cuerpos feminizados para hacer uso de ellos. En esa sintonía recientemente publicó un libro, El colapso ecológico ya llegó, junto a Enrique Viale, abogado ambientalista.

Svampa actualmente es investigadora Superior del CONICET y profesora en la Universidad Nacional de La Plata. Se ha desempeñado como coordinadora del Instituto de Ciencias de la Universidad Nacional de General Sarmiento y de la revista Observatorio Social de América Latina (OSAL) de CLACSO. Debido a su larga trayectoria como investigadora, fue galardonada en múltiples ocasiones, tales como el premio Konex al mérito en 2006, 2014, 2016 y la beca Guggenheim en 2006.

Mary Anning

Mary Anning nació en 1799. Su trabajo como coleccionista de fósiles cambió la manera de entender la historia de la Tierra y fue clave para probar el fenómeno de la extinción. Nació en la costa sudoeste de Inglaterra, en una región de acantilados conocida como ‘Costa Jurásica’ por la gran cantidad de fósiles encontrados allí. Su familia era muy pobre, por lo que Mary ayudaba a su padre a recolectarlos en estos peligrosos terrenos para vendérselos a los turistas y visitantes. A los 12 años, habiéndose hecho cargo del comercio familiar tras la muerte de su padre, encontró los primeros restos de un ictiosaurio, un reptil marino del periodo Tríasico de la era Mesozoica. El descubrimiento del esqueleto completo de esta criatura atrajo la atención de geólogos y supuso un primer paso para aceptar la idea, contraria al creacionismo, de la extinción de las especies. Encontró el primer esqueleto de plesiosaurio, los primeros restos de pterodáctilo hallados fuera de Alemania y algunos fósiles de peces importantes.

Sus observaciones tuvieron un rol importante en el descubrimiento de que los fósiles de belemnites contenían sacos de tinta fosilizada y de que los coprolitos eran heces fosilizadas. Muchos de sus descubrimientos se pusieron en duda o se declararon falsos, pero se acabaría comprobando que todos ellos eran auténticos. A pesar de sus aportes, en esa época las mujeres no tenían permitido participar en las sociedades geológicas y por esto distintos geólogos se apropiaron de los hallazgos de Mary, publicando artículos, dando conferencias y llevándose el mérito sin mencionar el importante papel de la joven paleontóloga. Sólo poco tiempo después de su fallecimiento, fue la primera mujer aceptada como miembro en la Sociedad Geológica de Londres y se reconocieron sus descubrimientos. En 2010, Mary Anning fue declarada una de las 10 mujeres científicas más influyentes de la historia por la British Society y, hoy en día, los fósiles que descubrió están expuestos en las Galerías Paleontológicas de los Museos de Historia Natural de Londres y París.

Murió en 1847.

Patricia Bath

Patricia Bath fue una oftalmóloga e inventora estadounidense. Nació en Harlem, Nueva York. Su padre fue el primer hombre negro en trabajar para el metro de la ciudad. Su madre descendía de personas esclavizadas de África y se dedicó al servicio doméstico para ayudar a financiar la educación de sus hijos. Luego de graduarse de la secundaria en tan sólo 2 años y medio, asistió al Hunter College de Nueva York donde estudió Química y Física. Patricia se trasladó a Washington D. C. para asistir a la Universidad de Medicina Howard College, donde recibió su doctorado en 1968. En sus estudios, observó una mayor incidencia de ceguera entre sus pacientes negras y negros y en situación de pobreza. Entonces, decidió que abordaría este asunto, y persuadió a sus profesores de Columbia para operar a pacientes ciegas y ciegos, sin cargo, en el Hospital Central de Harlem, el cual no había ofrecido hasta entonces cirugía ocular.

Fue pionera en todo el mundo en la disciplina de "oftalmología comunitaria", desarrollada por voluntarias y voluntarios, que facilita los cuidados oculares necesarios a las poblaciones desfavorecidas.

Fue la primera mujer afroamericana en convertirse en residente de oftalmología en 1973 y en 1975 se convirtió en la primera oftalmóloga en el Instituto del Ojo Jules Stein. En 1976, cofundó el Instituto para la Prevención de la Ceguera que estableció que la vista es un derecho humano básico.

Patricia es una de las pioneras de la tecnología láser en cirugía de cataratas, inventando la sonda Laserphaco en 1986. La catarata es la opacidad parcial o total del cristalino del ojo. Esto produce que la luz se disperse dentro del ojo y no se pueda enfocar en la retina, creando imágenes difusas. Las cataratas ocurren naturalmente con la edad y si no se tratan a tiempo pueden llevar a la ceguera. Tradicionalmente, las cataratas se trataban con un dispositivo tipo taladro que aplastaba la lente del ojo, que era un método muy inexacto y podía dañar el ojo. A Patricia se le ocurrió que podría utilizar láser para realizar esta operación de una manera más segura y rápida. En 5 años el dispositivo estuvo listo: disuelve la catarata con un láser rápidamente y casi sin dolor, y además irriga y limpia el ojo lo que permite la fácil inserción de una nueva lente. Hoy ese método se utiliza internacionalmente para tratar esta dolencia.

Rebecca Oppenheimer

Rebecca Oppenheimer es una astrofísica trans estadounidense y una de las tres curadoras del Departamento de Astrofísica del Museo Americano de Historia Natural. Se especializa en los estudios exoplanetarios comparativos, lo que significa que investiga planetas que orbitan alrededor de estrellas distintas al Sol.

En sus inicios, Rebecca asistió a la escuela en The Bronxs, Nueva York, y una vez recibida, ingresó a la Universidad de Columbia a estudiar Física con la beca de estudio Isidor Isaac Rabi, en honor al Premio Nobel de dicha ciencia. Ya siendo licenciada, en 1994 comenzó sus estudios de doctorado en el Instituto de Tecnología y dedicó los dos años siguientes en una beca de investigación postdoctoral en Berkeley, estudiando el telescopio espacial Hubble. Su laboratorio de óptica es el lugar de nacimiento de una serie de nuevos instrumentos astronómicos diseñados para abordar el problema de ver directamente y tomar espectros de sistemas solares cercanos con el objetivo final de encontrar vida fuera del sistema solar.

Para Rebecca existe una conexión entre la ciencia y el ser trasngenero, ya que “ser cientifica tiene sus bases en cuestionarse todo a través de la experimentación, la discusión y el conocimiento, tal como la identidad transgenero que repregunta acerca de los roles de género y las identidades autopercibidas”. A su vez, Rebecca reflexiona que ser transgénero es solo una etiqueta que puede no significar mucho para algunas personas, pero que sin embargo puede liberar física, mental y emocionalmente a otras.

Rita Segato

Antropóloga, escritora feminista y etnomusicóloga, Rita nació en Buenos Aires, Argentina, en 1951. Desde pequeña se vio influenciada por su madre, feminista liberal, quien le otorgó una educación formal completa, a la que sumó su pasión por la música y el arte, estudiando en el Conservatorio Municipal Manuel de Falla y la Escuela Nacional de Danzas. Una vez egresada, Rita decidió formarse como antropóloga en la Universidad de Buenos Aires (UBA), porque su interés estaba focalizado en la lucha feminista oprimida de los grupos invisibilizados y rezagados de la sociedad. En 1984 obtuvo su doctorado en la Universidad de la Reina, en Belfast, donde estudió Antropología de la Música. Luego se desempeñó como profesora en el Departamento de Antropología de la Universidad de Brasilia y como investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones de Brasil.

Allí mismo se adentró por primera vez en el análisis de la violencia de género. Una de sus teorizaciones fue que los crímenes sexuales no encuentran su origen en el placer del victimario, sino que son un acto de poder, de dominación: un acto político. No están fundamentados en un deseo sexual del hombre que delinque, sino en la apropiación de un cuerpo feminizado. Se busca controlar y reducir a la víctima a través del apoderamiento de su intimidad.

También acuñó por primera vez el término “femigenocidio” para describir los crímenes cometidos contra las mujeres que alcanzan el grado de delito de lesa humanidad por su cualidad de sistemáticos e impersonales, que tienen por objetivo específico la destrucción de las mujeres e identidades feminizadas solamente por su género. Para Segato, los enemigos no son “los hombres”, sino el orden patriarcal que puede, incluso, estar encarnado por mujeres. Pretende, además, desarticular las formas en las que aprendimos a hacer justicia, que también se rigen por la lógica patriarcal.

Una de las visiones más acabadas de la autora es su visión antipunitivista del feminismo, que no debe construir a los hombres como sus enemigos 'naturales'.

Segato observa que "los hombres son las primeras víctimas del mandato de masculinidad. Matan porque otros hombres los presionan para demostrarse machos, el hombre tiene que demostrar su potencia. Nosotras morimos ahí, como chivos expiatorios”.

Rosalyn Yallow

Hija de inmigrantes judíos de Europa del Este, Rosalyn nació en 1921 en el Bronx de Nueva York y se interesó en las ciencias desde pequeña. Tras ser la primera mujer en conseguir el doctorado en Ciencias Físicas en 1949 en la Universidad de Illinois, quiso ir por el postdoctorado, pero varias universidades la rechazaron por provenir del Bronx, ser judía y mujer.

Impartió clases en distintos institutos y no dejó de estudiar. Se convirtió en una experta en la fabricación y manejo de aparatos para la medición de sustancias radioactivas; investigó física nuclear en el Servicio de Medicina Nuclear del Hospital de Veteranos del Bronx, convirtiéndose en jefa en 1970 y declarándose abiertamente feminista.

Fue galardonada con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1977, compartido con Andrew Schally y Roger Guillemin, por sus investigaciones sobre las hormonas peptídicas, por sus avances en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del tiroides, diabetes, anomalías del crecimiento, hipertensión y esterilidad. Desarrolló la técnica de ensayo radioinmunológico, que permite medir cantidades muy pequeñas de sustancias biológicas en los líquidos corporales, empleando un producto marcado radiactivamente. Rosalyn fue la primera mujer en recibir el Premio Lasker, en 1976. Doctora honoraria en ciencias en cinco universidades, recibió la Medalla Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, el Premio de la Sociedad Médica Americana a los logros científicos, entre muchos otros.

Silvia Federici

Silvia Federici nació en Parma, Italia, el 24 de abril de 1942. Es escritora, profesora, historiadora y activista feminista. En sus aportes teóricos concluye que el trabajo reproductivo y de cuidados que hacen gratis las mujeres es la base sobre la que se sostiene el capitalismo.

Estudió Filosofía en la Universidad de Buffalo, en Estados Unidos. En los años setenta fue una de las impulsoras de las campañas que comenzaron a reivindicar un salario para el trabajo doméstico realizado por las mujeres sin ninguna retribución ni reconocimiento como demanda de la economía feminista. En la década de 1980 trabajó durante varios años como profesora en Nigeria.

Crítica al marxismo desde el feminismo por considerar que Marx solamente valoró el trabajo asalariado y obvió el trabajo reproductivo. Ambas trayectorias convergen en dos de sus obras más conocidas: Calibán y la bruja: mujeres, cuerpo y acumulación originaria (2004) y Revolución en punto cero: trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas (2013).

A partir de los años 80 dio clases en varias universidades y formó parte de organizaciones dedicadas al apoyo de las luchas de estudiantes y profesoras y profesores en África, contra los ajustes estructurales de las economías de África y los Sistemas Educativos. En sus trabajos, Federici analiza el capitalismo y el trabajo asalariado y reproductivo desde una perspectiva de género y denuncia que el cuerpo de las mujeres es la última frontera del capitalismo.

Sylvia Earle

Sylvia Earle es una científica estadounidense, apasionada por el mar. Nació el 30 de Agosto de 1935 en Gibbstown. A los diecisiete años realizó su primera inmersión submarina y hoy tiene el récord de haber buceado a mil metros de profundidad en solitario.

Terminó su doctorado en 1966, realizó un año de investigación en Harvard y luego volvió a Florida, donde dirigió el laboratorio Cape Haze Marinne. En 1969, pese a su profunda experiencia, fue rechazada (posiblemente por ser mujer) en el proyecto Tektite, un laboratorio submarino en las costas estadounidenses. A raíz de eso, en 1970 Sylvia lideró el proyecto Tektite II, donde solamente participaron mujeres (las científicas Ann Hartline, Alina Szmant, Renate True y la ingeniera Peggy Ann Lucas). Este fue el primer proyecto de mujeres acuanautas.

Sylvia dedicó su vida al estudio del océano, en particular, al estudio del impacto ambiental de las prácticas humanas y cómo esto puede afectar nuestras condiciones de vida. Además, es una importante militante en pos de la conservación de los hábitats y la biodiversidad (fundamentales para que podamos seguir viviendo como especie). Además de ser investigadora, es docente y divulgadora. Escribió varios libros y documentales sobre la vida en el mar.

Wang Zhenyi

Wang Zhenyi vivió durante la última dinastía imperial china. En ese entonces. la educación solo era posible para varones adinerados, mientras las mujeres no tenían derechos legales ni recibían formación fuera de las tareas domésticas. Wang fue autodidacta en astronomía, medicina, geografía, matemática y poesía con la ayuda de su familia erudita. Dominó las artes marciales, aprendió a montar a caballo y a tirar con arco, acciones revolucionarias para el género femenino.

En sus estudios y publicaciones sobre astronomía fue capaz de explicar y probar cómo se producían los equinoccios y consiguió calcular sus movimientos; describió la relación entre los eclipses lunares y solares, realizó investigaciones sobre el número de estrellas, la rotación del Sol, y descripciones generales sobre Venus, Júpiter, Marte, Mercurio y Saturno. En uno de sus libros desarrolló sus argumentos sobre gravedad y explicó por qué las personas no se caían de la Tierra esférica. No sólo estudió las investigaciones de otros astrónomos, sino que realizó trabajos propios. Con estos aportes, recién en 1994, la Unión Astronómica Internacional le dio su nombre a un cráter de Venus. En cuanto al ámbito matemático, Wang dominaba la trigonometría y el cálculo. Facilitó el estudio a las siguientes generaciones, reescribiendo el Principio del Cálculo en un lenguaje más sencillo y simplificó las multiplicaciones y divisiones.

En sus 29 años escribió 12 libros de astronomía y matemática. Fue innovadora también en cuanto a la poesía de su época, inspirándose en sus viajes, aventuras e investigaciones y criticando las injusticias de su sociedad. Teniendo en cuenta de que hablamos del siglo XVIII, es impresionante la importancia que le daba Wang a la igualdad de género. Ella creía que las oportunidades debían ser igualitarias tanto para hombres como para mujeres, reflejándose también en su poesía.

Este anexo se elaboró a partir de información tomada de https://www.cientificxsfeministas.com.ar/, el sitio web de una colectiva de científicas argentinas que busca visibilizar, discutir y fomentar la participación de mujeres y disidencias en la ciencia.

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