Pueblos diaguitas. Historias de conquista y de resistencia

Actividades de Ciencias Sociales para acompañar y fortalecer las trayectorias educativas según el currículum prioritario definido para el bienio 2020-2021.

Creado: 18 febrero, 2021 | Actualizado: 28 de junio, 2023

📚• Leé el siguiente texto.

Los pueblos diaguitas

Para contar la historia de los diaguitas vamos a ubicarnos en el año 1200 –hace 800 años–. Muchos pueblos vivían en los cerros, valles y quebradas del noroeste del actual territorio argentino, en tierras que hoy corresponden a las provincias de Jujuy, Salta, La Rioja, parte de Tucumán y Catamarca. Eran los quilmes, los tolombones, los pulares, los abaucanes, los famatinas, y muchos más…

Cada pueblo respondía a su propio jefe, vivía en su propia aldea y cultivaba sus propias tierras, pero también tenían mucho en común. Para todos estos pueblos, era muy importante cultivar la tierra así como defender su independencia.

Entre ellos eran muy frecuentes los conflictos por los recursos. Por eso, se instalaban en lugares altos de las montañas para vigilar los accesos a sus aldeas y para que a los enemigos le fuera más difícil llegar. En lo más alto de los cerros construían su pucará, que era una especie de fuerte para refugiarse en caso de guerra. Bajando por la montaña, cerca de las zonas de cultivos, se encontraban las casas de la mayoría de la población. Todos se preparaban para pelear en las guerras. Aunque guerreaban frecuentemente, ninguno de estos pueblos podía descuidar la producción de alimentos, por eso nunca luchaban en tiempo de siembra o de cosecha.

¿Un pueblo o muchos pueblos? Los pueblos diaguitas eran independientes entre sí. Cuando los incas los invadieron, los llamaron “diaguitas”. Les pusieron un mismo nombre porque hablaban la lengua kakán y habitaban territorios vecinos.

¿Qué hacían los jefes? Los jefes o curacas se encargaban de organizar las tareas agrícolas, la construcción de murallas y el trabajo de los artesanos especializados –alfareros, tejedoras, metalúrgicos–. Además, cada cacique estaba al mando de sus guerreros en las campañas militares y era el responsable de organizar los rituales y fiestas religiosas. El cacique podía ser hijo o sobrino del cacique anterior pero no alcanzaba con eso: para ser elegido, debía ser un muy buen guerrero y también tener capacidad para la negociación.

¿Qué producían? Con el correr del tiempo los pueblos diaguitas llegaron a organizar sistemas de cultivo con tanta precisión e ingenio que lograron producir alimentos en cantidad y mantener a una población que crecía. Producían en abundancia distintas variedades de maíz y de papas, porotos, zapallos, quínoa. También recolectaban algunos comestibles silvestres como las vainas de algarrobo porque con las semillas machacadas hacían una harina muy nutritiva con la que preparaban una especie de pan y la aloja, una bebida alcohólica fuerte para alegrar los festejos comunitarios y ofrendar a los dioses. Criaban llamas que usaban como animales de carga y cazaban ñandúes y guanacos, entre otros.

¿Por qué había conflictos entre estos pueblos? A medida que crecía la población, los pueblos andinos necesitaban ocupar cada vez más tierras de cultivo y muchas veces entraban en disputas con pueblos vecinos. Otras veces los conflictos estallaban por los montes de algarrobos que eran muy valorados porque tenían muchos usos: además de preparar harina y aloja con las semillas, estos pueblos usaban la madera tanto para hacer postes y platos como para extraer una tinta con la que coloreaban las telas. Los curacas más hábiles conseguían evitar los enfrentamientos negociando distintos acuerdos que muchas veces incluían el matrimonio entre hombres y mujeres de distintos pueblos. Con estos casamientos se creaban lazos de parentesco que disminuían las disputas. Además, como algunos curacas podían tener más de una esposa, los casamientos de este tipo permitían construir amplias redes de aliados y parientes.

Imagen 1. Esta escena representa un enfrentamiento entre dos pueblos diaguitas. Los pueblos diaguitas construían arcos desde los que disparaban flechas con filosas puntas de piedra. Tenían además otras armas: unas piedras redondeadas que lanzaban con ondas de lana, hachas y mazas en piedra o bronce. Algunas mazas tenían una cabeza con forma de estrella.

Fuente: Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología (2007). Ciencias Sociales 4, Serie Cuadernos para el Aula, NAP. Buenos Aires: Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología.

¿Quiénes participaban en las guerras? Los guerreros no eran soldados especializados, eran los mismos hombres que en tiempos de paz cultivaban la tierra. Si las guerras se prolongaban, faltaban trabajadores para la siembra o la cosecha y, como consecuencia, podían faltar alimentos y todos estaban en peligro de enfermarse e incluso algunos podían llegar a morir.

En algunos casos, distintos pueblos se unían en confederaciones bajo un líder. Cuando un curaca quería aliarse con otro, le mandaba un mensajero con una flecha. Si el jefe del pueblo la aceptaba, quería decir que entraba a la guerra como aliado. La alianza duraba mientras duraba el enfrentamiento y luego se disolvía.

¿En qué creían? Estos pueblos rendían culto a la tierra, a fenómenos naturales como el rayo y el trueno, a los astros y a sus antepasados. Hacían sus ceremonias en espacios abiertos, no tenían grandes templos ni tenían sacerdotes. Hay muchos aspectos de la religión y la cultura de estos pueblos que no se conocen, porque hay muy poca información en fuentes escritas. Aun así es posible afirmar que rendían un culto muy especial a la tierra.

✍️ • Releé el texto: ¿Por qué razones había conflictos entre diferentes pueblos diaguitas? Anotá lo que consideres que justifica esos conflictos. 

Para los pueblos andinos, la Pachamama es la Madre Tierra y mucho más, porque tiene sentimientos y voluntades. Los suelos y sus minerales, el aire, la lluvia, el agua de los arroyos, la vida de las plantas, de los animales y de las personas como así también el cuidado de todos son parte de la Pachamama. Cuando las comunidades cultivan el suelo y cosechan la producción, cuando aprovechan cualquiera de los recursos, están tomando lo que la Pachamama les provee con generosidad para que puedan cubrir las necesidades de todas y todos mientras “caminan” por este mundo. Porque para estos pueblos nada de eso es propiedad de las personas. Está allí disponible pero es necesario cuidarlo, no tomar más de lo que se necesita para que siga disponible en el futuro. Para aprovecharlo, hay que pedírselo respetuosamente a la Pachamama y después agradecérselo. Para agradecer están las ceremonias en las que las comunidades tocan la mejor música, cantan y bailan; comen y beben los frutos de la tierra que más aprecian. A la vez hacen ofrendas para devolverle a la Pachamama lo que recibieron de ella. Esta es la base de la forma de ver el mundo –lo que se llama la cosmovisión– de los pueblos andinos del pasado y de gran parte de sus descendientes en el presente.

| Los ambientes y la producción de los pueblos diaguitas

Para que imagines la zona en que vivían los diaguitas, te presentaremos a continuación un mapa en el que podrás ubicar sus tierras. Es un mapa del noroeste del actual territorio argentino. Las referencias que están en el mapa te van a ayudar a reconocer los límites de Argentina con Chile y con Bolivia y a localizar las provincias de Jujuy, Salta, La Rioja, parte de Tucumán y Catamarca y sus ciudades capitales. Estos límites y ciudades no existían en los tiempos que estamos estudiando. Pero las alturas, los relieves, las salinas y los ríos dibujados representan algunas características naturales de la región que hace 800 años ya estaba poblada por diaguitas y otros grupos originarios.

Imagen 2. En el mapa podés observar que el territorio diaguita estaba por encima de los 1000 metros de altura. Están indicados especialmente los Valles Calchaquíes: sobre ellos y sus pobladores vas a leer más adelante. 

Fuente: Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología (2007). Ciencias Sociales 4, Serie Cuadernos para el Aula, NAP. Buenos Aires, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología.

🔍 • Si buscás en el mapa vas a encontrar el nombre de las sierras altas que rodean a los Valles Calchaquíes (Aconquija, Pastos Grandes, Nevado de Acay) y el de los ríos que los recorren.

✍️• Anotá tus observaciones sobre las características del espacio donde vivían los diaguitas representado en el mapa. 

El territorio de los diaguitas es una de las zonas con relieves más altos, empinados y difíciles de atravesar de América del Sur. A continuación podés ver un esquema que te ayudará a imaginar esos relieves.

Imagen 3. Los Valles Calchaquíes son muy angostos y están encerrados entre altas montañas.

Fuente: Elaboración del equipo de Ciencias Sociales, Dirección Provincial de Educación Primaria, DGCyE, 2020.

📚 • Leé el texto que sigue. Andá fijándote en el esquema dónde está ubicado cada uno de los relieves que se mencionan.

La Cordillera de los Andes (1) está cerca del Océano Pacífico. Entre los Andes y los cordones montañosos de la Cordillera Oriental (3) existe un enorme altiplano (una planicie de más de 3000 metros de altura): la Puna de Atacama (2). Siguiendo hacia al este de la Cordillera Oriental las alturas de las sierras van bajando (4) hasta llegar a la extensa llanura chaqueña o Gran Chaco (5).

En el Noroeste, los lugares son siempre altos: montañas, altiplano, sierras, cerros, cordones montañosos. Entre ellos, existen zonas pequeñas y algo más bajas: valles angostos llamados quebradas (porque parecen un corte hecho a cuchillo entre las montañas) y otros valles más amplios. El valle de Lerma (6) donde hoy está la ciudad de Salta es amplio.

Los Valles Calchaquíes (7), en cambio, son angostos y están entre montañas muy empinadas. En los valles los pobladores viven protegidos del frío y de los vientos fuertes que soplan en la altura de los cerros. Vivir en los valles tiene dos dificultades importantes:

- Una dificultad para construir viviendas y cultivar es que el espacio es escaso en estos valles… Para resolver este problema, los diaguitas aplanaban la ladera de las montañas y construían terrazas o andenes de cultivo. Para construir los andenes de cultivo, los diaguitas hicieron muros bajos con piedras apiladas en la ladera de los cerros y rellenaron el espacio con tierra fértil. De este modo, lograron contener el deslizamiento de la tierra por la pendiente y multiplicar sus terrenos agrícolas.

Imagen 4. Ladera de montaña (natural) (imagen izquierda). Ladera con andenes de cultivo (construido) (imagen derecha).

Fuente: elaboración del equipo de Ciencias Sociales, Dirección Provincial de Educación Primaria, DGCyE, 2020. 

- La otra dificultad es que en las tierras de los diaguitas llueve muy poco, es una zona árida. Solo entre diciembre y marzo puede haber nubes y algunos chaparrones. El agua de esas lluvias del verano escurre hacia los arroyos y los arroyos la lleva a los ríos. El resto del tiempo la tierra está seca, los arroyos están secos, las plantas se ponen más amarillentas… Los diaguitas retenían el agua del verano en grandes reservorios y luego la iban distribuyendo a lo largo del año: para consumir ellos, para dar de beber a sus animales y para regar los cultivos.

Imagen 5. El sistema de riego.

Fuente: elaboración del equipo de Ciencias Sociales, Dirección Provincial de Educación Primaria, DGCyE, 2020, en base a Boixados, Roxana y Palermo, Miguel Ángel (1992). Los diaguitas. Colección La otra historia, Los libros del Quirquincho. Buenos Aires: Coquena Grupo Editor.

El sistema de riego fue una obra de ingeniería de los pueblos de los Valles Calchaquíes y también de otros pueblos aborígenes. Desde los reservorios, que estaban en zonas altas de la montaña, hicieron canales que permitían que el agua corriera hacia los andenes de cultivo. Para distribuir el agua y no desperdiciarla, cuando los cultivos necesitaban riego, los aldeanos sacaban algunas piedras de los muros y dejaban que el agua de los canales pase a las acequias y riegue los andenes. Cuando el riego había sido ya suficiente, volvían a colocar las piedras en su lugar, cerraban la entrada de agua y derivaban el riego hacia otros andenes.

☝️• En el dibujo anterior podés observar los andenes de cultivo y el sistema de riego. Ubicá el reservorio, el lugar por donde sale el agua, su recorrido por el canal distribuidor y los andenes que los campesinos están regando en ese momento.  

Estos pueblos conocían tanto su territorio que pudieron encontrar muchos recursos para aprovechar en las diferentes alturas y los distintos lugares. Vieron que la papa y la quínoa aguantaban el frío de los vallecitos y quebradas de las “tierras altas”, y que allí las llamas y las alpacas estaban a su gusto porque su lana las protegía. Que en los vallecitos de las “tierras medias”crecían muy bien –con el riego de las acequias– el maíz, los zapallos, los porotos, los ajíes y variedad de otras plantas que pudieron domesticar. Que los tallos y ramas secas de las plantas de los cerros (el churqui, la tola, los cardones) servían como leña para cocinar y calentarse.

Con todos estos recursos, los distintos pueblos diaguitas se fueron organizando para aprovecharlos mejor. Si bien cada pueblo tenía su aldea, no todos los parientes vivían allí todo el tiempo. Unos se iban a las tierras más altas y se ocupaban de cultivar las papas, la quínoa y de criar las llamas y las alpacas. Otros se instalaban cerca de las salinas de la Puna en invierno y cosechaban sal. Y así, por grupos o familias, iban y venían por senderos polvorientos, pedregosos, arenosos, siempre con pendiente: hacia arriba, hacia abajo, acompañados por un cielo sin nubes, al calor del sol radiante durante el día y al frío de las temperaturas bajo cero y las heladas durante la noche. Transportaban la carga ellos mismos o la colocaban en el lomo de las llamas. Así llevaban lo que producían a sus parientes y recibían de ellos lo que les faltaba.

Las investigadoras y los investigadores dicen que el territorio de los diaguitas estaba organizado en diferentes “pisos” de las montañas: más altos o más bajos, sobre la ladera lluviosa o sobre la ladera seca de las sierras. Los asentamientos diaguitas serían como islas que, en lugar de estar rodeadas de agua, estaban separadas en diferentes vallecitos y quebradas de los cerros, unidas solo por los senderos y las caminatas de los campesinos que iban de una “isla” a otra. Seguramente había momentos del año en que cada grupo estaba muy ocupado en sus propias tareas, otros momentos de movimiento para la distribución de productos entre los parientes, y otros –quizá los más lindos– de reencuentro y festejo para agradecer a los dioses por todo lo que habían podido tomar de la tierra.

• En la primera página de “Los pueblos diaguitas” las autoras de este material señalan: “con el correr del tiempo los pueblos diaguitas llegaron a organizar sistemas de cultivo con gran precisión e ingenio”. Explicá por qué ellas afirman que la forma en que cultivaban los diaguitas muestra que tenían gran precisión e ingenio. 

¿Cómo sabemos sobre la vida de los pueblos diaguitas?

Estos pueblos no tenían escritura. Por eso no quedaron testimonios escritos por ellos mismos sobre su historia y sus costumbres. Para saber sobre los diaguitas, las y los investigadores tienen dos caminos diferentes: la arqueología y la etnohistoria. Las arqueólogas y los arqueólogos reconstruyen las características de las sociedades en base a restos materiales que quedaron: pueden ser cosas chiquitas como trozos de vajillas rotas y puntas de flecha o muy grandes como restos de casas, murallas o corrales. Las etnohistoriadoras y los etnohistoriadores analizan documentos históricos escritos. En este caso, solo están disponibles documentos producidos por los españoles que combatieron con los diaguitas. Los españoles hicieron mapas de las ubicaciones diaguitas, escribieron informes al rey, cartas, crónicas y también leyes. Las investigadoras y los investigadores tienen mucho cuidado al interpretar estos documentos porque en ellos se cuentan solo la versión de los enemigos de los diaguitas.

| Agricultores de montaña

Para conocer más acerca de la agricultura de montaña, te proponemos consultar un calendario agrícola realizado por Felipe Guamán Poma de Ayala.

Él fue un descendiente de los incas que vivió durante la época colonial y trabajó como interprete al servicio de distintos funcionarios españoles. Escribió crónicas en las que denunciaba los malos tratos y la explotación que padecían los pueblos originarios.

Imagen 6. Primer nueva crónica y buen gobierno, de Guamán Poma de Ayala. La crónica está en la Biblioteca Real de Dinamarca y puede consultarse por medio del siguiente enlace. sitio consultado en octubre de 2020.

La más conocida es una crónica muy extensa y detallada que le escribió al rey de España en el año 1615. Esta crónica es muy útil para conocer la historia de los pueblos originarios porque además de denunciar los abusos, describe sus costumbres y narra su historia desde mucho antes de la conquista. Está escrita en español, pero contiene también muchas palabras en quechua. Incluye casi 400 ilustraciones que representan en forma detallada las costumbres de los incas. Como todos los pueblos andinos tenían muchas costumbres parecidas, la crónica permite también conocer algunas características de los pueblos diaguitas. Por ejemplo, su agricultura.

Como ya dijimos, los pueblos andinos eran agricultores de montaña. Por eso, en el calendario agrícola de los incas Felipe Guamán Poma de Ayala representó el paisaje de los Andes. Como fondo de escena dibujó a los cerros y montañas de la zona y ubicó a las personas en los vallecitos y quebradas donde estos pueblos cultivaban.

El Calendario agrícola

Imágenes tomadas de Poma de Ayala, Felipe Guaman (1615) Primer nueva crónica y buen gobierno, disponible en la Biblioteca Real de Dinamarca: , sitio consultado en octubre de 2020.

En el calendario están representadas las tareas agrícolas que los pueblos andinos realizaban los diferentes meses del año para cultivar sus productos principales: el maíz (zara, en quechua) y la papa. En cada mes aparece escrito en la segunda línea de texto el nombre del cultivo: maíz –zara– o papa. Luego del nombre sigue el texto que refiere a las tareas de cada mes. Debajo de la imagen (generalmente a la derecha), el autor indica el mes del año junto con otras anotaciones.

Ordenamos el calendario empezando por el mes de agosto con la celebración de la Pachamama, una ceremonia fundamental en las comunidades andinas para agradecer a la madre tierra los dones recibidos (la lluvia, el aire, los alimentos) conducida por el jefe o curaca. Los hombres remueven el suelo y las mujeres agradecen a la tierra. Una mujer reparte chicha o aloja –bebidas alcohólicas usadas en las ceremonias–. Todos visten ropas especiales para la ocasión. En este mes comienzan los trabajos de preparación de la tierra para la siembra del maíz, el cultivo principal del mundo andino (producían más de doce variedades).

En el mes de septiembre se realiza la siembra del maíz: los hombres perforan la tierra con un palo cavador y las mujeres colocan las semillas en los orificios. En los recuadros que siguen, vas a poder observar cómo las plantas de maíz se ven más grandes mes a mes. En mayo es el tiempo de cosecha: los hombres cortan las plantas con la ayuda de herramientas y las mujeres trasladan las varas sobre su espalda para acopiarlas en parvas. Allí se produce el secado de las mazorcas de maíz. En julio, los campesinos cargan los granos secos del maíz en el lomo de las llamas y los transportan hasta los depósitos donde los almacenan. Los hombres descargan las llamas y llevan el maíz embolsado adentro del depósito. El almacenamiento de granos permitía a las comunidades tener una reserva de alimentos para utilizar cuando se presentaban dificultades, por ejemplo, una mala cosecha.

La cosecha y la siembra son los momentos de mayor trabajo para los agricultores. Pero mientras las plantas crecen, también hay que realizar tareas: las mujeres quitan las malezas que crecen junto a los cultivos con la ayuda de herramientas (como podés ver en el mes de febrero), los hombres ahuyentan a los animales (aves pequeñas –como se ve en el grabado del mes de octubre–, papagayos –en marzo– o zorrillas de la noche –en febrero–. Además, vigilan los cultivos por las noches para evitar que alguien robe las mazorcas maduras, como se observa en la ilustración del mes de abril.

Otra tarea muy importante es el riego. En el recuadro del mes de noviembre, podés ver un reservorio de agua construido con piedras. Los campesinos realizaban estas construcciones en las zonas más elevadas para almacenar agua durante los meses de verano (estación húmeda). El resto del año, mientras duraba la estación seca, regaban sus cultivos con el agua almacenada. Si mirás con atención podrás ver cómo Guamán Poma representó las nubes y la lluvia en los meses de enero, febrero y marzo. En diciembre también llovía, pero solo en la parte alta de los cerros. Por eso, en el grabado de diciembre, podés ver unas líneas onduladas en las montañas que representan los arroyos que se cargaron de agua de lluvia y bajan por sus laderas. La estación seca duraba muchos meses, como ya leíste, por eso era muy importante almacenar el agua para su uso durante el resto del año.

El cultivo de la papa aparece representado en el mes de diciembre, cuando se siembra, y en el mes de junio, cuando se cosecha. Durante la siembra los hombres hacen orificios con el palo cavador y las mujeres colocan los tubérculos de papa. En junio se realiza la cosecha: hombres y mujeres desentierran las papas y las recogen en las bolsas que tienen a su lado. Una mujer transporta una bolsa que ya está llena y cerrada. Termina el ciclo de la papa y el maíz. Pasó un año… todo vuelve a empezar.

📚 ✍️ Para observar, releer y pensar: 

• Releé el texto: ¿cuáles eran las tareas agrícolas que demandaban mayor trabajo de las campesinas y los campesinos? Mirá las imágenes del calendario y fíjate a qué meses del año corresponden esas tareas.

- ¿Cuántos trabajadores hay en esas imágenes?

- ¿En qué tareas agrícolas participa una sola persona? ¿Son varones o mujeres?

- Escribí tus conclusiones sobre estas observaciones.

• Releé el texto “Los pueblos diaguitas”. ¿En qué momentos de las tareas agrícolas se suspendían las guerras? ¿Por qué? ¿Qué pensás sobre eso?

• Hacé un listado de las tareas agrícolas que realizan los varones y las que realizan las mujeres para cultivar el maíz y para cultivar la papa. Para eso, mirá el conjunto de imágenes y releé el texto. ¿Qué conclusiones podés sacar de este modo de organizar las tareas? 

• Buscá las ilustraciones de septiembre y de diciembre que corresponden a la siembra del maíz y a la de la papa. ¿Cómo te das cuenta de qué es lo que siembran en cada uno de esos meses? ¿En qué te fijaste para saber?

• Observá las diferentes herramientas utilizadas por las campesinas y los campesinos para cultivar el maíz y para cultivar la papa. Se trata de herramientas de madera, principalmente, y de piedra. Dibujalas y escribí para qué las usan.

• Elegí tres imágenes que representen aspectos de la agricultura de los pueblos andinos que te parezcan importantes. Anotá los meses a los que corresponden o la tarea que representan. Escribí un epígrafe para cada una y/o para el conjunto de las tres imágenes a partir de lo que aprendiste.

Para conocer más sobre el cuidado de los cultivos de los pueblos andinos, te proponemos trabajar con dos grabados de Guamán Poma de Ayala en un tamaño mayor.

Imagen 8. Imagen tomada de Poma de Ayala, Felipe Guaman (1615) Primer nueva crónica y buen gobierno, disponible en la Biblioteca Real de Dinamarca.

Una tarea muy importante es proteger los campos de cultivos de los animales, entre ellos, las aves, para evitar que coman las semillas, los brotes de las plantas o los granos. Los grabados de Guamán Poma las muestran sobrevolando los cultivos todo el año. En los meses de octubre (apenas sembrado el maíz), en el mes de marzo (con las planteas ya bien crecidas) y en este nuevo grabado del cronista, vemos a varones ahuyentando distintas clases de aves con una honda, que llevan en una mano, y una vara con cascabeles, en la otra, para espantarlas con el movimiento y el sonido. También utilizan una piel de zorro sobre su cabeza para asustarlas, ya que estos animales se alimentan de aves. Muchas veces, la tarea de ahuyentar animales quedaba a cargo de los niños (como se ve en la ilustración de marzo) o de los ancianos de la comunidad (como en esta ilustración) ya que requerían de un esfuerzo menor que otras actividades agrícolas.

✍️ • ¿Por qué los agricultores que espantaban aves usaban los elementos que Guamán Poma dibujó? 

• ¿Por qué eran los niños y los ancianos quienes se encargaban de espantar a las aves?

Algunas tareas se realizaban por la noche, por ejemplo, ahuyentar a los animales nocturnos (como las zorrillas de la noche, representadas en el mes de febrero). También vigilar los cultivos para protegerlos de los ladrones.

Imagen 9. Imagen tomada de Poma de Ayala, Felipe Guaman (1615) Primer nueva crónica y buen gobierno, disponible en la Biblioteca Real de Dinamarca.

En una fría noche de abril, un agricultor vigila el sembradío desde su vivienda. Para pasar la noche encendió una fogata que le da calor e ilumina. Agachado en primer plano, un ladrón corta las mazorcas maduras del maíz y las va dejando en el suelo. A su lado, una llama transportará su botín. Fíjense que en la bolsa que este hombre lleva en sus espaldas, Guamán Poma escribió ladrón para que no queden dudas de la escena que estaba representando con su dibujo. Las viviendas de los agricultores estaban ubicabas junto a los campos de cultivo porque las tareas de cuidado y mantenimiento se realizaban todos los días e incluso algunas noches. Sobre los cerros del fondo de la imagen, vemos otras casas de la comunidad edificadas sobre la montaña como recurso de defensa.

✍️• Los pueblos diaguitas competían por los recursos que había en sus territorios y cuidaban su producción. ¿Qué relaciones podés establecer entre los robos de cultivos y los conflictos que solían surgir entre estos pueblos?

| Aldeas diaguitas

Como ya sabemos, los pueblos diaguitas guerreaban entre sí para obtener las mejores tierras de cultivo y buenas zonas para recolectar frutos. Los conflictos entre ellos eran frecuentes y, por eso, habían aprendido a usar el territorio montañoso para defenderse. Veamos como…

Aldeas protegidas

“Los pueblos diaguitas vivían en aldeas levantadas en los valles o en las laderas de las montañas. Algunas eran muy grandes, con una población de 1.500 a 3.000 habitantes. Las aldeas tenían distintas formas. Unas eran circulares, otras alargadas; unas estaban amuralladas y otras no. Algunas aldeas estaban en la cima de cerros más o menos chatos. La empinada subida los protegía de posibles ataques. También había pueblos fortificados, con casas que se apretujaban junto a las murallas que rodeaban la parte más alta del pueblo. En caso de ataque, la gente subía por escaleras de piedra. Las murallas estaban hechas con mucho ingenio, con trampas para los atacantes. Tenían puertas que daban a patios sin salida donde los enemigos eran emboscados desde arriba. También tenían torres circulares, balcones, puestos vigías y troneras –una especie de ventanitas angostas– para tirar flechas y piedras. Dentro de estos fuertes, había depósitos con agua y comida que les permitían resistir durante bastante tiempo en caso de ser sitiados. Aparentemente, los pobladores no vivían en esas aldeas fortificadas de manera permanente y se usaban sólo en caso de ataque.”

Boixados, Roxana y Palermo, Miguel Ángel. Los diaguitas, Los libros del Quirquincho, Colección La otra historia, Buenos Aires, Coquena Grupo Editor, 1992, pág. 25, en Cuadernos para el aula. Ciencias Sociales 4 (2007), página 72. Buenos Aires, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación. 

✍️• Volvé a mirar la imagen 1 que se presentamos al inicio del material: ¿qué características de las aldeas que describe el texto anterior podés observar en la imagen?

Avalanchas de piedras y de agua

“Cuando se atacaba un pueblo de esos que estaban arriba de un cerro o fortificados, los atacantes corrían bastante peligro porque, además de lanzarles flechas y hondazos, los defensores les tiraban avalanchas de piedras. Esto también lo hacían cuando lograban encerrar a sus enemigos en los pasos de las montañas o al pie de los barrancos. Otras formas de ataque consistían en desviar el agua de represas y canales de riego para inundar las aldeas o los pasos por donde debían transitar los enemigos.”

Boixados, Roxana y Palermo, Miguel Ángel. Los diaguitas, Los libros del Quirquincho, Colección La otra historia, Buenos Aires, Coquena Grupo Editor, 1992, pág. 34, en Cuadernos para el aula. Ciencias Sociales 4 (2007), página 73. Buenos Aires, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación.

 • ¿Qué estrategias de defensa y de ataque empleaban los pueblos diaguitas frente a sus enemigos?

“A pesar de los enfrentamientos frecuentes entre pueblos y el cuidado de su autonomía, los diaguitas dejaban de lado sus diferencias y se aliaban si aparecía un enemigo que pudiera amenazarlos. Esto pasó cuando los poderosos incas intentaron dominarlos y, años más tarde, los españoles. En las dos ocasiones, los diaguitas se unieron para resistir a los invasores.”

Cuadernos para el aula. Ciencias Sociales 4 (2007), página 71. Buenos Aires, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación.

Cuando los diaguitas se unieron para luchar contra los imperios

Miguel A. Palermo y María de Hoyos, autores del libro Diaguitas, relatan cómo estos pueblos se enfrentaron a dos imperios: los incas, primero, y los españoles, después. Te proponemos leer el texto para empezar a conocer esta historia.

Los diaguitas contra los imperios

A los diaguitas les gustaba contar que habían rechazado al Imperio Inca en dos oportunidades, allá por el 1300. Pero en una tercera avanzada –más de 100 años después–, los incas finalmente quebraron la resistencia de los diaguitas y ocuparon su territorio. Construyeron entonces centros administrativos, lugares de control, depósitos de alimentos y muchos caminos [...] Los diaguitas se rebelaban a menudo y no cumplían con sus obligaciones. Como los incas querían seguir avanzando hacia el sur y los diaguitas no les merecían confianza, instalaron en los valles a muchas personas leales al imperio encargadas de vigilarlos.

La presencia de los incas no produjo grandes cambios en el estilo de vida de los diaguitas, pero ahora ellos debían honrar al Sol (dios supremo de los incas) y al Emperador [máxima autoridad] así como pagar tributo –que consistía en trabajar un tiempo para el imperio en tareas agrícolas, de minería u obras públicas [como la construcción de caminos. Aunque imponía estas obligaciones, el emperador respetaba la organización, la cultura y las creencias de los pueblos que vencía].

[Con los españoles, las cosas fueron diferentes.] Cuando en 1534 Diego de Almagro (uno de los conquistadores del Perú) pasó por primera vez por el Valle Calchaquí, los diaguitas comprendieron que debían enfrentar a otro imperio, de extrañas costumbres. Los nuevos invasores hablaban un idioma que no era el quechua de los incas […] ni ninguna otra lengua conocida; montaban unos animales raros, disparaban fuego, usaban barba y creían en otros dioses. [Además, como ya habían dominado a otros pueblos americanos], se corría el rumor de que explotaban a los indígenas que trabajaban para ellos.

Otra vez, los diaguitas se prepararon para luchar. La resistencia duró 130 años […]

Palermo, Miguel Ángel y de Hoyos, María (1998), Diaguitas. Colección Gente americana. Buenos Aires, AZ editora. (Fragmento).

💡 ✍️• Para pensar a partir del texto: ¿Por qué los autores eligieron el título “Los diaguitas contra los imperios”? 

• ¿Qué diferencias plantean los autores entre los dos imperios que invadieron a los diaguitas?

| Los invasores españoles

Como señalan Miguel Palermo y María de Hoyos, los dos imperios que intentaron dominar a los diaguitas tenían objetivos diferentes. Los españoles querían mucho más que los incas: pretendían apropiarse de los metales – oro, plata– y piedras preciosas de los pueblos que invadían, recibir tributos mucho mayores y usar a la población como mano de obra en trabajos muy pesados. Muchas veces trasladaban a grupos de trabajadores o poblaciones enteras a lugares muy alejados de su residencia y desarticulaban familias y comunidades. Además, querían imponerles sus leyes, su religión y su cultura y obligarlos a abandonar las propias. Finalmente, los conquistadores pretendían apropiarse de las tierras para incluirlas en el imperio español y convertir a los pueblos vencidos en súbditos del rey de España.

Para lograr sus objetivos, los españoles se lanzaron a la conquista de los pueblos originarios. Dominaron muy rápidamente a los dos grandes imperios que existían en América cuando la invadieron. Entre 1519 y 1522, los hombres liderados por Hernán Cortés conquistaron el imperio azteca. Poco tiempo después, entre 1531 y 1533, Francisco Pizarro, seguido por un reducido ejército de españoles, hizo sucumbir a otro gran imperio, el de los incas, que extendía su dominio por la franja andina, desde el Ecuador hasta Chile. Después de dominar al imperio incaico, los españoles siguieron camino hacia el sur.

Para controlar los territorios sobre los que avanzaban, iban fundando ciudades. Desde allí organizaban a las poblaciones indígenas que habían dominado y los obligaban a trabajar para ellos. Las ciudades que fundaban los españoles eran en realidad pequeñas aldeas que tenían pocos pobladores con sus casas de adobe y paja y algunas calles de tierra, con una plaza en el centro. Allí vivían los españoles siempre en estado de alerta. “Se cuenta que dormían con las armas junto a la cama y el caballo ensillado en el patio, dispuestos a saltar al primer toque de campana que anunciara peligro” (Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Ciencias Sociales 4, Serie Cuadernos para el Aula, NAP, 2007).

En su avance hacia el sur, los españoles llegaron a los Valles Calchaquíes. Los diaguitas –que habían evitado la dominación incaica durante mucho tiempo y habían aprendido que resistir valía la pena– se prepararon para luchar contra el nuevo invasor…

• ¿Qué buscaban los españoles en América?

• ¿Qué hicieron los españoles para lograr sus objetivos?

• El texto dice que los españoles vivían siempre en estado de alerta, con las armas cerca y el caballo preparado. ¿Por qué se sentirían amenazados? 

| ¿Qué hicieron los diaguitas para resistir a los españoles?

En una primera etapa, los españoles intentaron establecerse en los Valles Calchaquíes fundando ciudades. Como en otras regiones de América, buscaban minas de oro o plata. Pero además tenían otro interés: en sus primeras expediciones habían visto que los valles estaban habitados por miles de personas y querían someterlos a su servicio y utilizarlos como mano de obra.

Cuando los españoles fundaban una ciudad en los valles, los pueblos diaguitas que estaban cerca la hostigaban: cortaban el agua de los arroyos que la abastecían, atacaban con flechas o piedras, incendiaban sus casas… En definitiva, obligaban a los españoles a abandonar la ciudad. Así sucedió con la ciudad de Barco, la primera ciudad española fundada en 1549. Tres intentos hicieron los españoles en diferentes lugares de los valles y tres veces los guerreros diaguitas los obligaron a abandonar la ciudad. Barco I, Barco II y Barco III fueron destruidas. La cuarta vez que la fundaron, la ciudad logró persistir, pero fuera de los valles. Más tarde la llamaron Santiago del Estero.

Años después, los españoles intentaron nuevamente instalarse en los valles y fundaron otras tres ciudades. Fue entonces cuando Juan Calchaquí, cacique del pueblo tolombón, convocó a los jefes de otros pueblos diaguitas a unirse para enfrentar al invasor.

Pasarse la flecha...

Cuando un jefe diaguita buscaba aliados para la guerra enviaba a los jefes de otros pueblos un mensajero con una flecha. Al entrar a cada pueblo, el mensajero se presentaba al curaca y se la ofrecía. Este tenía que pensar bien lo que hacía, porque si agarraba la flecha significaba que estaba de acuerdo en unirse a los otros para hacer la guerra, y si la rechazaba quería decir que se mantenía al margen (...) Nadie podía obligarlo; cada pueblo era independiente y con derecho a tomar sus propias decisiones. 

Boixados, Roxana y Palermo, Miguel Ángel. Los diaguitas, Los libros del Quirquincho, Colección La otra historia, Buenos Aires, Coquena Grupo Editor, 1992, pág. 33, en Cuadernos para el aula. Ciencias Sociales 4 (2007), página 72. Buenos Aires, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación.

Muchos jefes de los pueblos diaguitas aceptaron la flecha de Juan Calchaquí: era un gran líder cuyo valor reconocían en todo el valle. Así formó una gran confederación que reunió a varios miles de guerreros. Al mando de Calchaquí, estos hombres asediaron a las ciudades españolas hasta que fueron abandonadas.

Los funcionarios españoles enviaban cartas al rey de España para informar lo que pasaba. En una de ellas, en 1563, los oidores de la Real Audiencia de Charcas –en la actual Bolivia– relatan lo sucedido en la ciudad de Córdoba de Calchaquí. Cuentan que los guerreros cortaron el agua y, pasados tres días, los pobladores decidieron huir en medio de la noche para no morir de sed. En su huida fueron perseguidos y atacados con flechas. Los que lograron sobrevivir llegaron a la ciudad de Nieva –al norte de los valles–, pero allí también la población estaba huyendo. Lo mismo les pasó en la quebrada de Humahuaca. Las autoridades de Charcas estaban preocupadas: temían que la rebelión se siguiera expandiendo y llegara a su ciudad, entonces construyeron defensas. La carta se refería también a la enorme influencia que ejercía Juan Calchaquí y a su gran capacidad de negociación.

Las investigadoras y los investigadores llaman “Primera gran rebelión” (1560-1563) a las acciones comandas por Juan Calchaquí que no dejaron ninguna ciudad española en pie en territorio diaguita. Los Valles Calchaquíes se llaman así en honor de este líder que sigue siendo reconocido en nuestros días.

Imagen de Andrés Castellaro, tomada de Mapio.net.

Imagen 10. Este monumento representa a Juan Calchaquí. Fue realizado por el artista salteño Luis Soler y colocado en el año 2003 en el acceso a la ciudad de Cachi, en los Valles Calchaquíes. La leyenda dice: “JUAN CALCHAQUÍ. Al cacique que defendió la cultura de nuestros ancestros. Pueblo de Cachi, 11 de octubre de 2003”.

Como los españoles invadieron América un 12 de octubre de 1492, muchos pueblos conmemoran el 11 de octubre como el último día de la libertad de los pueblos originarios.  

✍️• El artista Luis Soler representó a Juan Calchaquí con una flecha en la mano. ¿Por qué te parece que lo representó de esa manera?

• En el monumento dice: “Al cacique que defendió la cultura de nuestros ancestros”. Explicá esta dedicatoria a partir de lo que aprendiste.

| La resistencia continúa. Los españoles cambian de estrategia

Pasados más de 60 años desde sus primeras “entradas”, los españoles no habían logrado instalarse en los valles y decidieron un cambio de estrategia. Optaron por fundar ciudades como las de Jujuy, Salta y La Rioja que formaban un cordón fuera de los valles. Desde allí organizaron “entradas” en los territorios rebeldes de los diaguitas para capturar indígenas que luego se repartían entre los españoles para hacerlos trabajar.

Los diaguitas respondían a estas incursiones de muchas maneras: se refugiaban en lo alto de los cerros, atacaban a los españoles cuando hacían sus entradas o los emboscaban cuando se acercaban a sus aldeas protegidas. Por su parte, los indígenas que habían sido capturados se escapaban y volvían a los valles o atacaban las haciendas de los españoles y les robaban ganado.

Hacia el año 1630, los españoles se quejaban de que no lograban someter a los diaguitas. Los abusos y castigos aumentaron. Al año siguiente los caciques Chalemín (jefe de los malfines) y Utimpa (jefe de los yocaviles) lograron unir a sus pueblos y enviaron la flecha a los demás. Muchos jefes se aliaron, formaron una gran confederación y comenzó una rebelión general que los investigadores llamaron “Gran alzamiento diaguita” (1631-1643).

Durante trece años hubo enfrentamientos, pero con el correr del tiempo los indígenas fueron perdiendo fuerzas. Los españoles capturaron y ejecutaron a muchos de sus jefes pero la resistencia continuó hasta que, finalmente, los invasores consiguieron sofocar el “gran alzamiento”. ¿Cómo hicieron? Lograron que algunos grupos, como los pulares o los abaucanes, cambiaran de bando y se aliaran con ellos. Fue así como los rebeldes fueron derrotados.

Los españoles aplicaron duros castigos a los vencidos. Muchos fueron ejecutados y, para asegurarse de que no hubiera nuevas rebeliones, desterraron a pueblos enteros fuera de los valles. A los quilmes, por ejemplo, los enviaron a trabajar para los españoles en las cercanías de la ciudad de Buenos Aires. Después de recorrer a pie miles de kilómetros y perder a muchos de sus miembros en el camino, los quilmes fueron instalados en las tierras de la localidad que hoy lleva su nombre.

La guerra también les costó cara a los vencedores: murieron muchos españoles. Los pueblos diaguitas habían logrado resistir y conservar su libertad durante 130 años. Varias generaciones pudieron conservar sus territorios y recursos, sus costumbres y su cultura sin tener que trabajar para los conquistadores ni obedecer a los funcionarios del rey ni respetar las leyes del imperio español.

✍️• El texto dice que los españoles cambiaron de estrategia. ¿En qué consistió ese cambio?

• ¿Cómo respondieron los diaguitas?

• Al enfrentar a los incas “los diaguitas habían aprendido que resistir valía la pena”. Explicá por qué para los diaguitas valió la pena resistir a la conquista española.

Al referirse a la Conquista, en el libro Las rebeliones indígenas, la etnohistoriadora Ana María Lorandi (2000) dice:

“La penetración española se fue haciendo cargada de dificultades y miserias materiales y humanas. Cuando se lograba colonizar ciertos sectores, otros ofrecían una feroz resistencia, como por ejemplo los Valles Calchaquíes en el corazón del Noroeste. El Chaco y la Patagonia no fueron ocupados hasta el siglo XIX. La colonización costó ríos de sangre, agotó los recursos e inundó los corazones de amarguras, desazones y rencores, tanto de los indígenas como de los españoles. Muy pocas cosas se consiguieron negociando; la mayoría se obtuvo a golpe de armas, una y otra vez”.

Lorandi, Ana María (2000) “Las rebeliones indígenas” en Tandeter, Enrique, La sociedad colonial. Nueva Historia Argentina. Buenos Aires, Sudamericana, página 287.

✍️ • A partir de lo que aprendiste, ¿qué pensás de las palabras de Ana María Lorandi?

Resistencias aborígenes hoy

| La Comunidad Aborigen de San Miguel de Colorados: derechos y reclamos

Texto elaborado por el equipo de Ciencias Sociales, Dirección Provincial de Educación Primaria, DGCyE, 2020, en base a Miranda Pérez, J. y Pizzarelli, F. (2019, 22 de febrero). Sal y Litio: defensa ante el negocio del extractivismo en Salinas Grandes Museo de Antropología de la UNC.

La comunidad aborigen San Miguel de Colorados está formada por unas 80 familias que, entre los meses de abril y noviembre, comparten la cosecha de la sal de las Salinas Grandes con otras comunidades de la misma zona. Usan esa sal para su alimentación, para mejorar la alimentación del ganado y también la venden. Las Salinas Grandes están mencionadas en el mapa de la imagen 2. Son una de las manchas blancas dibujadas en la Puna, la que está entre Salta y Jujuy. San Miguel de Colorados queda a unos 60 km al este de las Salinas, en Jujuy.

Algunas familias pueden irse por un tiempo de San Miguel de Colorados pero siempre mantienen sus casas, los corrales y a los animales con el forraje suficiente para que se alimenten. Periódicamente regresan para ocuparse de los animales y, si hay que tomar decisiones entre todas y todos, participan en las reuniones de la Asamblea de la comunidad. También comparten allí las fiestas religiosas.

Las coloradeñas y los coloradeños realizan diferentes actividades fuera de la comunidad: algunas personas tienen un trabajo por el cual reciben un salario (por ejemplo en la Municipalidad) y otras guían a las y los turistas que quieren conocer las Salinas. Pero nunca descuidan a sus animales ni dejan de cultivar el forraje para ellos ni las papas y las habas que son básicas para la alimentación familiar. Como muchas comunidades indígenas, articulan el trabajo “moderno” y las ocupaciones “tradicionales”.

Imagen tomada de Amnistía Internacional.

Imagen 11. De las Salinas Grandes, los coloradeños extraen panes de sal en forma artesanal, con hachas, picos y palas, empleando las mismas técnicas que sus antepasados. Los salineros, como se los denomina en la Comunidad, trabajan largas jornadas con temperaturas altas exponiéndose permanentemente al reflejo del sol sobre el deslumbrante piso de sal. Aún en esa tarea tan dura, la relación entre los trabajadores es alegre, respetuosa, se escuchan bromas y hay muy buen trato entre ellos.

¿Cómo se forma la sal?

En las zonas muy secas (como la Puna) las pocas veces que llueve, el agua va escurriendo hacia lugares bajos y allí forma un charco o una laguna. Con el calor del sol y el viento, el agua se evapora. En lo que fue charco o laguna quedan solo las sales diluidas que el agua había transportado en su recorrido. Así, sin intervención de personas, todos los años se forma nueva sal. Para las comunidades, las Salinas Grandes no pertenecen a nadie. Son de la tierra, de la Pachamama que nos alberga a todas y todos.

Según las creencias de las coloradeñas y los coloradeños, toda la vida de un lugar está pendiente de las voluntades de la Pachamama y de los ojitos de agua que pueblan los cerros. Por eso, igual que sus antepasados, todos los días realizan rituales para agradecer a la Pachamama de modo que no se ofenda por la sal que le extraen. Y hacen lo mismo con los ojitos de agua, cuando sacan agua potable para la comunidad. Los salineros explican que “si le hablás bonito a la tierra ella se queda tranquila y deja que trabajes lindo”.

✍️ Comentá algunos aspectos de la vida y las creencias de las coloradeñas y los coloradeños que te llamen la atención.

• ¿Pensás que algunos aspectos de la vida actual de esta comunidad se parecen a las formas de vida de los pueblos diaguitas del pasado? ¿Qué parecidos encontrás?

| La Pachamama defiende los recursos naturales

Las concepciones de vida de las coloradeñas y los coloradeños no resultan fáciles de entender en la actualidad para otras personas.

En las Salinas, debajo de la sal, existen grandes cantidades de litio. El litio es un mineral que se vende a buen precio porque es escaso en el mundo pero a la vez muy necesario: entre otros usos, es esencial para transmitir la energía en las baterías de los teléfonos celulares y en los autos modernos que funcionan con energía eléctrica.

Diversas empresas quieren instalarse en el lugar para extraer el litio Por esa razón, en estos años, las comunidades salineras se enfrentan con nuevas dificultades. Las actividades que se realizan para extraer minerales generalmente contaminan y sobre todo pueden destruir los ambientes porque consumen y ensucian gran cantidad de agua para extraer el mineral.

Recordemos que para las y los coloradeños, el territorio no es solo la sal, el paisaje, los corrales, las casas, las personas, sino también la Pachamama y otros seres no-humanos que habitan allí.

Y de esos seres en los que creen, afirman los salineros, depende lo que se puede hacer en el lugar. Por eso, como vimos, antes de cada actividad, realizan rituales para pedirle a la Pachamama lo que desean extraer y para agradecérselo respetuosamente.

Será necesario que los intereses y las creencias de los salineros, descendientes de las comunidades diaguitas, puedan llegar a un acuerdo con las personas, los gobiernos y las empresas que están interesadas en adquirir el litio.

| Las comunidades aborígenes en las leyes argentinas

En este apartado vamos a revisar las normas que establecen los derechos de las comunidades indígenas en la Argentina, para conocer si existen argumentos que puedan ayudar a los salineros a llegar a un acuerdo en relación con la extracción del litio.

La Constitución Nacional

La Constitución de 1853 fue reformada en 1994. En su Artículo N° 75, inciso 17 dice que:

Artículo N° 75, inciso 17:

“Corresponde al Congreso Nacional: (…)

Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos.

Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones.”

Posteriormente, el Congreso Nacional dictó la Ley de Relevamiento Territorial de Comunidades Indígenas N° 26.160, del año 2006, para cumplir con lo establecido por la Constitución pues las comunidades originarias corren riesgo de perder las tierras que ocupan porque hay otras personas interesadas en utilizar sus recursos.

Actualmente, los equipos técnicos del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), junto con los gobiernos provinciales y representantes de pueblos indígenas, están realizando un censo de cada comunidad y las tierras que ocupa. En el futuro seguramente se dictará una ley que regule la propiedad comunitaria.

Agradecimientos

Gracias a quienes colaboraron con esta tarea y compartieron sus obras desde la más absoluta generosidad y el compromiso con la educación:

Charly García, Universal Music, Verónica Lorenzo, Roxana Boixados, Miguel Ángel Palermo, Héctor Aricó, Irene Corchado, Editorial Santillana y ©AIP Art Investment Partners SL. 

Disclaimer

Este cuaderno fue elaborado por la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires con fines educativos. Se entrega en forma gratuita. Prohibida su comercialización.

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