Reflexiones ambientales urbanas

Materiales con información sobre el mosquito Aedes aegypti, transmisor de las enfermedades: dengue, chikungunya y zika. Propuestas de actividades para el Nivel Primario.

Creado: 11 diciembre, 2020 | Actualizado: 9 de abril, 2024

Aedes aegypti entre historias de piratas y el carnaval

Hace 145 años Buenos Aires estaba por festejar uno de los carnavales más importantes de su historia. Eran tiempos de inmigración, los conventillos de la zona céntrica se encontraban atestados de inquilinos europeos. Pero la historia arranca en 1555 cuando los piratas John Hawkins y Francis Drake formaron la primera empresa comercial de esclavos con entrega puerto a puerto. Los barcos llevaban provisiones y agua. Dentro de los barriles viajaron también pequeños insectos polizones africanos, como huevos (pegados en las paredes) y como larvas o pupas nadando en el agua. A medida que los barcos atracaban en los distintos puertos, los insectos bajaron con los recipientes o por su propia cuenta mientras que los esclavos eran vendidos en subastas públicas. Los mercaderes se encargaron de evitar rebeliones, al entregar en cada localidad a personas de orígenes y lenguajes diferentes. Con el tiempo los esclavos de la región del Plata se “acriollaron” y encontraron vías de comunicación alternativa. Dicen que así nació el Candombe. A partir de golpeteos de manos y objetos, pudieron compartir sentimientos y un poco de alegría. Lograron contagiar y sus bailes se incorporaron a los festejos tradicionales. Por otro lado los pequeños polizones, hoy conocidos como Aedes aegypti, pasaron desapercibidos para el conocimiento, exploraron y ocuparon el único ambiente que les permitió la naturaleza urbana: los recipientes que acumulan agua en las viviendas. En esos tiempos no existía el agua corriente para las 170 mil personas que vivían en la ciudad de Buenos Aires. Para el 27 de enero de 1871 se conocieron oficialmente dos casos de “vómito negro” en el barrio de San Telmo. La comisión municipal desoyó las advertencias de los doctores y continuó con la organización del carnaval. Los enfermos aumentaron exponencialmente. Los festejos entretuvieron a los porteños con bailes, desfiles de comparsas. Ya terminado el carnaval, en marzo, se registraron 40 a 100 muertes diarias, totalizando unas 13 mil setecientas personas. Los coches fúnebres no alcanzaron para tanta demanda, el cementerio del sur colapsó y se cerró. El primer ferrocarril llevado por “La Porteña” tuvo que desviar su recorrido hacia los bajos de la Chacarita para descargar los cadáveres en fosas comunes. Su motorman enfermó de lo mismo y se convirtió en el primer mártir ferroviario. Miles de personas escaparon de la ciudad. Los vecinos responsabilizaron a las autoridades por permitir la instalación de un saladero y una curtiembre a las orillas del riachuelo. En ese entonces, el conocimiento científico planteaba que los aires pútridos, los malos aires, o los miasmas serían los responsables de la fiebre amarilla. En esos tiempos no se sabía que Aedes aegypti era el único transmisor de la fiebre amarilla urbana.

Nicolás Schweigmann

Grupo de Estudio de Mosquitos EGE-IEGEBA, FCEyN -UBA CONICET

Dr. Hernán Gustavo Solar

Departamento.Física-FCEyN-UBA - CONICET 

Una de perros, mosquitos y seres humanos

La asociación entre perros y personas es de hace por lo menos 12 mil años. La asociación entre Aedes aegypti y los humanos (fuera de África) es de menos de 500 años. Algo similar ocurrió con el mosquito que nos pica de noche.

La asociación con los perros se produjo a instancias de beneficios mutuos y se lo define como un proceso de domesticación. Son confiables para cuidar nuestras casas, sirven de compañía, son utilizados como herramientas de trabajo, etc. Todos estos beneficios se lograron a cambio de proporcionarles alimento, refugio y algunos cuidados. Una ventaja adaptativa de esta asociación es que los perros lograron ocupar exitosamente todos los ecosistemas de la tierra.

La asociación con los mosquitos domésticos produce solo beneficios a favor de los insectos y se conoce como proceso de domiciliación. El hombre provee los microambientes que sirven de refugio, recipientes con agua para la cría. También néctar entre los vegetales como fuente de alimento para los adultos y sangre humana y de las mascotas como fuente de proteínas para la producción de sus huevos. Un ambiente de temperaturas más favorables para su multiplicación y desarrollo. La ventaja adaptativa de esta asociación es, que siguiendo al humano, que el mosquito colonizó casi todas las zonas urbanizadas de la región tropical y templada del planeta.

Tanto perros como mosquitos pueden ser muy peligrosos. Cuando los primeros son abandonados en la vía pública o en las playas, suelen agruparse en jaurías muy peligrosas para los humanos. Por el otro lado, si se dejan muchos recipientes con agua en una vivienda, al tiempo se transformarán en criaderos de mosquitos. Los humanos de ese predio (y sus vecinos “agradecidos”) se sentirán forzados a actuar como dadores de sangre involuntarios. Algunos notarán molestias o ronchas en su piel y otros reaccionarán con alérgias. Pero también ambas especies son buenas repartidoras de enfermedades. Los perros pueden transmitir decenas de parásitos muy peligrosos para el hombre, conocidas como zoonosis, entre las cuales algunas están resueltas si se actúa con “tenencia responsable de mascotas” (ej. vacunación contra la rabia, desparasitación a los pocos días de vida, castración, etc.). Los mosquitos como el Aedes aegypti puede transmitir gusanos como la Dirofilaria que afecta gravemente a los perros o decenas de virus distintos a los humanos. Solo para la fiebre amarilla urbana existe vacuna. El resto no se encuentra resuelto y por eso la solución es aplicar un control de natalidad ambiental sobre los mosquitos, o sea impedir que las hembras pongan huevos en los recipientes. Eliminar aquellos que no se usan. Poner boca abajo los útiles, tapar las reservas de agua adecuadamente y echar agua hirviendo en las rejillas del patio donde suele quedar agua acumulada. Indefectiblemente esto representa un cambio de comportamiento ambiental domiciliario que nos deberá asegurar (entre otras cosas) el entorno saludable que nos merecemos.

Nicolás Schweigmann

Grupo de Estudio de Mosquitos

EGE-IEGEBA, FCEyN -UBA CONICET 

Edgardo R. Marcos

Veterinaria en Salud Pública

Facultad de Ciencias Veterinarias, UBA.

Aedes aegypti viaja en los cacharros y también entre el “descacharrado”.

Aedes aegypti se encontró instalado en las viviendas de nuestras ciudades probablemente desde la época de la colonia. Lo demuestran los sucesivos brotes de fiebre amarilla a fines del ´800 y principios del ´900. En 1916 se produjo una importante epidemia de dengue en la ciudad de Concordia (Entre Ríos) que afectó a casi la totalidad de su población. Se salvaron los soldados de un regimiento en las afueras de la ciudad. El brote terminó en la ciudad de Paraná al inicio del invierno. Concordia fue el puerto obligado de los viajeros para hacer escala y tomar otro barco unos kilómetros más arriba. Un accidente geográfico presente sobre el río Uruguay le dio nombre a una ciudad del país vecino y hoy es la represa de “Salto Grande”. La gran actividad económica seguramente facilitó la presencia de importantes cantidades de recipientes con agua, y por lo tanto los criaderos del mosquito Aedes aegypti. El dengue era una enfermedad menor y no existía todavía en el planeta su versión “grave”. Para esos tiempos ya existían médicos entomólogos enfocados al problema mayor: “la fiebre amarilla urbana”. En la década del ´20 se halló al mosquito en cinco barrios porteños. Entre 1954 y 1965, por un acuerdo continental se logra “erradicarlo”. Fue una década muy fría y en Buenos Aires se inspeccionaron 200 mil predios y solo pudo registrarse en seis viviendas de solo un barrio. En esos tiempos existía una ley que permitía a agentes especializados para entrar a las viviendas. Si hallaban un criadero lo rompían con un martillo puntiagudo conocido como piqueta. Los recipientes solían ser de materiales frágiles (vidrio, cerámica, cemento, etc.) y se los denominaba cacharros. La acción de romperlos se denominó “descacharrizar”. Treinta años más tarde el mosquito vuelve a aparecer en el norte de la Argentina y para mediados de los ´90 en la ciudad de Buenos Aires. El Ministerio de Salud aprovechó el mismo término para las acciones de eliminar los recipientes de las viviendas. Hoy se habla de descacharrado para las acciones particulares y municipales de eliminación urbana de basura sólida capaz de acumular agua. Los noticieros nos muestran esas acciones. A los que estamos en el tema nos surge la pregunta respecto a cuál es el destino final de esos cacharros. La mayoría de esos recipientes tienen pegados en sus paredes huevos de Aedes aegypti y estos tienen la particularidad de poder resistir hasta un año sin agua. La basura sólida ubicada en predios a cielo abierto, o la acumulación de estos residuos en sitios no autorizados, sirve para que los huevos del mosquito viajen pasivamente de localidad en localidad. Esto es porque muchos recipientes tienen valor económico para la reventa por parte de los recicladores de muy bajos recursos. Por otra parte, con solo la presencia de una vivienda o un puesto cercano a los basurales a cielo abierto alcanzaría para que el mosquito mantenga sus poblaciones en buen estado. El agua de la lluvia formará criaderos, la vegetación alimentará a los mosquitos adultos y la sangre humana contribuirá a la puesta de huevos. En base a lo expuesto, los municipios no deben propiciar este tipo de basurales porque son nocivos para la población. La disposición final puede ser la compactación y enterramiento u otra medida ambiental saludable que implique la eliminación definitiva de las formas inmaduras de los mosquitos.

Nicolás Schweigmann

Grupo de Estudio de Mosquitos

EGE-IEGEBA, FCEyN -UBA CONICET 

Marta G. Grech

U.N.Patagonia San Juan Bosco

CIEMEP, CONICET

Leonardo Horacio Walantus

Proyecto "Vigilancia Epidemiológica. Seguimiento de Criaderos de Mosquitos de Interés Sanitario”

Centro de Investigaciones Entomológicas Parque Tecnológico Misiones

Participación social en la prevención del dengue

Charla abierta: “Mitos y verdades sobre prevención de Aedes aegypti”

 

 

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