Reflexiones ambientales urbanas III

Materiales con información sobre el mosquito Aedes aegypti, transmisor de las enfermedades dengue, chikungunya y zika. Propuestas de actividades para el Nivel Secundario.

Creado: 23 febrero, 2021 | Actualizado: 9 de abril, 2024

Aedes aegypti, algunas preguntas y el derecho al agua

Esta historia retrata la experiencia de algunos investigadores que comenzamos a trabajar en una ciudad del norte de Argentina con el objetivo de buscar maneras de prevenir el dengue. Al comenzar nuestra indagación, lo primero que nos preguntamos fue: ¿dónde se encontrará el mosquito en esta localidad? ¿Dónde se criarán principalmente sus larvas y pupas? Si nos guiamos por la mayoría de las informaciones que recibimos de los medios de comunicación, la respuesta quizás parezca obvia y nos surja casi automáticamente: los cacharros. Sin embargo, eso no fue lo que encontramos.

De acuerdo a nuestros estudios, en esa ciudad la gran mayoría de los mosquitos se criaban en tanques grandes, recipientes de alrededor de 500 litros, donde la gente juntaba agua. La segunda pregunta que nos hicimos entonces fue: ¿por qué ocurre esto? Más allá de explicaciones biológicas que atañen a la respuesta, que indican que esos tanques pueden ser un excelente ambiente para la reproducción del mosquito, consideramos que la razón principal se relacionaba con un problema social, político y estructural: las dificultades para el acceso al agua. En esa localidad el servicio de agua de red estaba colapsado, con frecuentes cortes y muy baja presión en muchos momentos, por lo que las personas adoptaron la costumbre de juntar agua en sus tanques para luego consumirla. Cabe remarcar que este tipo de situaciones son muy frecuentes en zonas urbanizadas del continente y en estudios realizados en otras ciudades, se han encontrado resultados similares.

Creemos entonces que, además de las preguntas anteriores debemos formularnos las siguientes: ¿qué podemos hacer para transformar esta situación? ¿Qué habría que hacer para que esos recipientes ya no sirvan de criaderos para el mosquito?

En una reflexión anterior se dijo que la mejor medida de prevención existente es eliminar el agua acumulada en los domicilios. Estamos de acuerdo con esta idea pero, ¿cómo podría hacerse eso en esta situación? En principio, no sería una posibilidad eliminar esos recipientes, dado que la gente los usa para vivir. El asunto en este caso nos parece que va mucho más allá del dengue: el acceso al agua es un derecho, el agua es un bien necesario para la vida de todos/as. Por lo tanto, la mejor solución en este caso sería buscar la manera de garantizar el cumplimiento de ese derecho. Esta solución no debería ni podría llegar a partir del trabajo de algunos investigadores foráneos (como lo éramos nosotros) a la zona. Si el gobierno del lugar no da respuestas, consideramos que la solución sería que los habitantes del lugar se organizaran y reclamaran. A su vez, desde nuestro punto de vista, una comunidad organizada podría participar de forma mucho más activa y potente en soluciones a problemáticas como esta, por ejemplo pensando y llevando a la práctica otras acciones para la detección y eliminación de criaderos en cada barrio. Pero eso ya podría ser parte de otra reflexión…

La salud, la política (en sus diferentes acepciones), la cultura, la economía, los derechos, las responsabilidades de cada uno/a y de cada grupo social se entrecruzan en forma compleja y se afectan mutuamente. Problemáticas como el dengue muchas veces van mucho más allá de lo que inicialmente uno puede imaginar y pueden encontrar relación con procesos profundos del sistema mundo en el que vivimos.

Fernando Garelli

Grupo de Didáctica de las Ciencias, IFLYSIB / CONICET La Plata

“Tecnología de punta” en un sensor de presencia de Aedes aegypti

Tecnología es una palabra que deriva del griego, compuesto por los vocablos tekne (“arte”, “técnica”, "saber hacer") y logos (“conjunto de saberes”). La noción supone la puesta en práctica del conocimiento, no necesariamente científico, para satisfacer las necesidades humanas. La tecnología de punta hace referencia a toda tecnología con desarrollo de avanzada suponiendo un adelanto innovador respecto a los productos ya existentes. En la historia conocida se han desarrollado varios dispositivos para detectar la presencia de Aedes aegypti. Durante unos años se emplearon “larvitrampas”, cubiertas cortadas como medialuna, con agua para favorecer la presencia de larvas de mosquitos que se revisaban una vez por semana. Con el tiempo se demostró que eran peligrosas si no eran revisadas correctamente a tiempo. Surgió una alternativa biológicamente distinta, algo más segura y muy sensible para detectar la actividad del mosquito (complementario con las encuestas larvarias), pero que tiene la ventaja de ser rápida y económica. El mecanismo no presenta sofisticación porque técnicamente no es complejo. La ciencia no se vale de lo sofisticado, puesto que en general lo sofisticado se entiende por algo falto de naturalidad, afectadamente refinado. Quienes lo inventaron la llamaron “ovitrampa” (Fay y Eliason, 1966) y están mucho más ligadas al “saber” que las más sofisticadas tecnologías. El nombre es discutible en el sentido que puede ser interpretada como una herramienta para cazar mosquitos. En realidad, funciona como sensor de actividad de ovipostura de las hembras (análogo de un sensor de pérdida de gas). La sensibilidad de detección es increíble y constituye una herramienta ideal para generar una verdadera “alerta temprana”. Como se sabe que esta especie de mosquito no se dispersa por distancias de más allá de una manzana, nos avisa cuando hay un criadero cercano al lugar. Si no respondemos adecuadamente, habrá mayor riesgo de transmisión (parecido a un incendio generado por escape de gas). Así de simple. Hoy, en medio de la epidemia de 2016, si pusiésemos a este “sensor de actividad” en cada manzana, en la mayoría se detectaría presencia del mosquito (como si todos los caños de las manzanas de la ciudad estuvieran perdiendo gas). Creemos que la conclusión es sencilla y no es necesario explicarla. Veamos en qué consiste este dispositivo que tiene tecnología de punta. No necesita de chips electrónicos, no requiere de genes modificados, no usa nanotecnología ni sistemas sofisticados. Se basa en la inteligencia humana que aprovecha los conocimientos existentes sobre el comportamiento del ser vivo que quiere evaluar. Como el Aedes aegypti utiliza recipientes, el sensor es un recipiente (originalmente un frasco de mermelada vacío y bien limpio). Como las hembras de Aedes aegypti buscan recipientes en lugares oscuros y les gustan los contrastes pintamos al frasco con pintura negra para pizarrones por afuera y le pegamos una etiqueta de papel blanco. Además, colocamos el frasco entre la vegetación de un cantero (a la sombra). Como al Aedes aegypti le gusta el olor a agua con microorganismos, agregamos agua entre un cuarto a un tercio del volumen del interior del frasco. Como el Aedes aegypti suele posarse en las paredes de los recipientes y pone los huevos pocos milímetros por encima del borde del agua, y además como nuestro sensor es de vidrio bien limpio, le ofrecemos una superficie más cómoda para posarse, más rugosa que el vidrio, para que ponga sus huevos ahí. Para esto, nosotros usamos un bajalengua agarrado al borde del frasco con un clip grande, pero puede ser cualquier otro material más rugoso que el vidrio y que no se deshaga con el agua, como un palito de helado, un trozo de tela de algodón. Para que este sistema funcione bien, el vidrio debe estar bien limpio por dentro. Todas las semanas sacamos el bajalengua, cambiamos el agua, limpiando previamente y con mucho esmero el frasco de vidrio usando un cepillo para mamaderas. Los bajalenguas los llevamos al laboratorio en algo que mantenga humedad (como pueden ser bolsitas de celofán y los observamos con una lupa. Los huevos de Aedes aegypti son característicos y muy fáciles de distinguir. Quienes tienen buena visión pueden verlos a simple vista, al sol son bien negros y con aspecto de diminutos granos de arroz de medio a un milímetro de largo. Este dispositivo se puede poner en los centros, o en extremos de un predio (manzana, escuela, hospital, edificios públicos, etc.) y de esa forma detectar si el mosquito está presente (solo en temporada cálida). En caso de detectarlo, habría que diseñar alguna estrategia solidaria con los vecinos para lograr manzanas ambientalmente seguras y saludables. Nos ponemos a disposición de quien lo necesite (educadores o personas que quieran replicarlo) para asesorarlos a distancia para que puedan llevar al aula esta u otras experiencias educativas. Más información en: Información sana sobre el dengue.

Nicolás Schweigmann

Grupo de Estudio de Mosquitos

EGE-IEGEBA, FCEyN -UBA CONICET

Hernán G. Solari

Dinámica de sistemas complejos 

Física-FCEN-UBA e IFIBA-CONICET

Gustavo C. Rossi

Centro de Estudios de Parásitos y Vectores

CREAN-IMBIV CCT La Plata-CONICET-UNLP

Raquel M. Gleiser

Ecología de Artrópodos

CONICET-UNC – Córdoba

Dengue: debemos prevenirnos de los mensajes equivocados

En la nota publicada por Infobae donde se refieren al Grupo de Estudio de Mosquitos hace referencia a las líneas de investigación del grupo: Infobae: En qué barrios de la ciudad circula el mosquito del dengue.

Si bien los lineamientos de la nota tratan de ser objetivos, debemos señalar errores conceptuales que deberían ser corregidos y tenidos en cuenta por el periodismo en general.

a) El título pretende captar la atención del público. Sin embargo, es impreciso cuando se refiere a los barrios donde circula el mosquito: El mosquito no circula, están en las manzanas viviendo tranquilos hasta que decidamos actuar responsablemente. El término “circula” se usa para el virus, por lo cual puede generar confusión entre la enfermedad y el mosquito. La presencia del mosquito implica riesgo, pero no necesariamente tiene que estar infectado.

b) Primera foto donde se muestra a un operario fumigando. El epígrafe dice: ”Operativo de fumigación para prevenir la propagación del mosquito Aedes Aegypti”. Este es el típico concepto equivocado que confunde a la sociedad. La prevención correcta es la eliminación de los criaderos. La fumigación debe aplicarse solamente en los casos cuando hay indicios ciertos de existencia de transmisión (casos)

c) Segunda foto donde se muestran mapas. El epígrafe dice: ”Distribución de la población de dengue en la ciudad de Buenos Aires”. Dicho mensaje puede producir innecesariamente conmoción en la sociedad. No se trata de la distribución del virus dengue en Buenos Aires sino de la presencia del mosquito, que hace 18 años se encuentra presente y constituye un riesgo, pero no necesariamente transmisión. Por ello es que se viene explicando que el virus llega a partir de una persona infectada (por ejemplo vuelve de vacaciones) e infecta a los mosquitos de la manzana donde vive. Los mapas muestran distribución de presencia, no del virus. La nota fue repetida en http://www.girabsas.com/nota/19257/

Los periodistas resumieron mal los contenidos de la página web del GEM y entrevistaron a una especialista. Por desconocimiento en el tema, al intentar sintetizar, incurrieron en errores conceptuales graves. Consideramos que el periodismo, en general, debe investigar con rigurosidad profesional este tipo de temas. No puede tomarse a la ligera, porque está en juego la salud de las personas. Alarmar a la población sin sentido no se traduce en respuestas saludables. Los medios deben dar mensajes con propuestas ambientalmente saludables en vez de proponer mensajes apocalípticos.

Nora Burroni

Grupo de Estudio de Mosquitos

FCEyN- UBA – EGE /IEGEBA-CONICET

Nicolás Schweigmann

Grupo de Estudio de Mosquitos 

FCEyN- UBA – EGE /IEGEBA-CONICET

Aedes aegypti y la tercera edad

En muchas grandes ciudades de la Argentina, y en particular en la Ciudad de Buenos Aires, se verifica que año tras año la población de más de 65 años de edad aumenta. Este dato se comprueba en la CABA desde el censo de 1960 en adelante, cuando esta población casi se duplicó, pasando de representar un 9,3 % del total a un 17,2 % actual. Además, el envejecimiento poblacional se ha visto complementado en los últimos censos con un marcado incremento de los mayores de 80 años que, de menos del 1,5 % en 1960, actualmente representan el 5 % de la población de la CABA.

Muchas de las personas muy mayores viven en soledad, en viviendas que ya no pueden mantener ordenadas con sus propias fuerzas. Este grupo constituye un sector vulnerable de la sociedad. Las estructuras edilicias que se dañan ya no las pueden arreglar. Desde la casita más humilde, donde acumulan agua en barriles o tambores de 200 litros como única fuente de agua y que no pueden volcarlos para limpiarlos, hasta las viviendas residenciales con parque o jardín cuyo mantenimiento les resulta imposible hacerlo en forma personal, y dependen de poder contratar personal auxiliar o de la ayuda de sus familiares para concretarlo. 

En algunos casos, y por hábitos y costumbres, suelen acumular agua de lluvia que cae desde el tejado en baldes que ya no pueden levantar. En otros casos, quizás tienen una cisterna pluvial ubicada bajo nivel que ya no revisan. Pueden tener alguna canaleta del techo tapada de hojas, a la que ya no pueden acceder para mantenerla limpia. Suelen tener infinidad de plantas enraizando, puestas en recipientes con agua, que no suelen renovar con la frecuencia indispensable. 

Todos estos ejemplos ofrecen condiciones para la acumulación de agua y pueden transformarse en criaderos de mosquitos, especialmente Aedes aegypti, el vector de la fiebre amarilla urbana, el dengue, el chikungunya y el zika; transformándose en potenciales riesgos sanitarios propios y para el resto de la comunidad. Algunos barrios dan testimonio de esto, mostrando índices altos de infestación de vivienda y de presencia de criaderos, en zonas urbanas con casas medianas a grandes habitadas por personas mayores. 

Existen familiares que suelen visitar habitualmente a sus mayores y podrían ayudar a detectar estos potenciales sitios de cría y multiplicación de mosquitos, y proceder a su eliminación. En otros casos, cuando los adultos mayores no tienen familiares, existen grupos solidarios de vecinos, de ONG´s, de centros de jubilados o de distintas religiones, que suelen visitarlos para entregarles un tiempo de cariño y compañía. En estos casos, también sería recomendable que tomen en cuenta este tipo de problemas que suele darse en las temporadas cálidas del año.

También debemos considerar que las personas de la tercera edad tienen lo suyo para aportar a la solución del problema: suelen tener más tiempo libre, ganas de colaborar y mucha experiencia. Por lo tanto tenerlos en cuenta a la hora, por ejemplo, de cuidar a la familia con sus consejos, o ser difusores de la temática (muchos de ellos utilizan tanto las computadoras como los celulares para estar en contacto con sus allegados). Es indispensable sumarlos, hacerlos activos partícipes de su bienestar y de la comunidad, en este como en todos los temas, ellos tienen mucho que aportar. Seguramente nos sorprenderán desde sus conocimientos y experiencia. Démosles el protagonismo que merecen. 

Ellos forjaron nuestro futuro. A nosotros nos toca forjar el de los que nos suceden. Nuestros mayores merecen todo el respeto y la solidaridad para vivir dignamente y estar protegidos ambientalmente ante la posibilidad de enfermar por alguno de estos virus.

Edgardo R. Marcos

Veterinaria en Salud Pública

Facultad de Ciencias Veterinarias, UBA

Nicolás Schweigmann

Grupo de Estudio de Mosquitos

EGE-IEGEBA, FCEyN -UBA CONICET 

Leonardo Horacio

Proyecto "Vigilancia Epidemiológica. Seguimiento de Criaderos de Mosquitos de Interés Sanitario

Centro de Investigaciones Entomológicas

Parque Tecnológico Misiones

Walantus Raquel M. Gleiser

Ecología de Artrópodos CREAN-IMBIV 

CONICET-UNC – Córdoba

¿Yo, Señor? ¡No, Señor!… Pues entonces, ¿a quién le corresponde?

Quienes trabajamos investigando a los mosquitos domiciliarios (es decir, aquellos que puedan cumplir todo su ciclo de vida en ellas), especialmente aquellos que transmiten enfermedades como el dengue, entramos innumerables veces a las viviendas en busca de criaderos de estos insectos, a buscarlos en sitios de reposo y/o colocar trampas, o realizar encuestas con diferentes objetivos. En esos momentos frecuentemente se generan charlas amenas con la gente, uno puede recoger ideas, sensaciones, a veces quejas, a veces preguntas; aunque uno finalmente atesora las palabras de apoyo, de aliento, de agradecimiento, de felicitaciones que reconfortan. Pero claro, nos suelen preocupar más las dificultades, aquello que necesita mayor dedicación y empeño. Ejemplos de esto resultan los comentarios de los moradores de viviendas de los barrios de medianos y de altos recursos: “Nosotros no tenemos nada de criaderos”, “¿Por qué buscas acá? Debés ir a barrios pobres, a las villas, a los asentamientos”. En estos casos se le adjudica la responsabilidad del problema a un determinado grupo social, estigmatizándolo, y libera a otros. Otros comentarios –no menos preocupantes- responsabilizaban a las autoridades estatales sobre los criaderos de Aedes aegypti, señalando lugares externos a sus hogares, de uso comunitario: “Acá en mi casa, no; vayan a la fuente de la plaza”, “Ustedes deben revisar en el basural”, “No es en nuestras casas que deben buscar para eliminar, sino en los baldíos”, “[el problema] son todos esos charcos”, “Son los bañados de allá, que están llenos de basura”, etc. En estos ejemplos, la responsabilidad se ubica totalmente hacia entes gubernamentales, y no se advierte que en sus propias viviendas pueden estar los criaderos, más cerca de lo que ellos creen. Y otros comentarios, involucran la idea de limpieza, por ejemplo, “en nuestra casa no vas a encontrar nada, tenemos todo muy limpio”. A veces las personas endilgan los criaderos a quienes tienen más cerca, como a los vecinos de al lado o de otra parte de la manzana. Incluso al encontrar varios criaderos en sus casas insisten en que eso viene de la casa de al lado. Todas estas actitudes tienen en común que reflejan posicionamientos que evaden la propia responsabilidad y la transfieren a los otros, ubicando a los generadores del problema del Dengue fuera de sus hogares. Todo esto, además de no contribuir de ningún modo a mejorar la situación, resulta altamente riesgoso, dado que se puede ignorar el criadero más cercano al entrevistado. Así pues, estos comentarios reflejan pensamientos y concepciones que forman parte de representaciones mentales las que constituyen barreras a la lucha contra la transmisión de enfermedades como ésta. Los ciudadanos y las ciudadanas deben comprender que es imprescindible la participación de toda la población a través –entre otras medidas- del cuidado del hogar, dado que en cualquier domicilio pueden existir recipientes que al acumular agua se convierten en potenciales criaderos de estos mosquitos. Y esta situación es independiente del poder adquisitivo de sus moradores. Hermosas y costosas casas, muy limpias, ordenadas, espaciosas y con ambientes parquizados pueden tener criaderos de este mosquito, al igual que otras de medianos o bajos recursos, con distinto grado de orden ambiental. Con frecuencia suele encontrárselos también tanto en las viviendas más humildes y pequeñas (generalmente insertas en grandes ciudades) como en otras con más espacio donde se acumulan objetos (por su valor comercializable), o viviendas con jardines a fondo, donde ocurren descuidos de algunos recipientes, aunque el resto esté muy prolijo y limpio. Así, la experiencia nos demuestra que podemos encontrarlo en casas de todos los tamaños y densidades de vegetación. Puede haber algunas preferencias de este mosquito por algunas características, pero su presencia se registra en los diversos tipos de edificación y de barrio. La epidemia suele iniciarse en zonas urbanas; luego, su propagación depende –entre otros factores- de la abundancia del mosquito y de la densidad de personas, situación que no excluye ninguna clase social, grupo de viviendas, ni atributo personal. Uno no contribuye efectivamente a mejorar este panorama mediante la realización de actividades de control de criaderos –potenciales o reales- si no se considera responsable de su entorno inmediato. Tampoco lo remedia depositar la plena responsabilidad en entes gubernamentales, aunque es innegable que tienen responsabilidad para este control. El mosquito Aedes aegypti se cría en recipientes u objetos que funcionan como tales tanto en nuestros hogares como también en otros sitios públicos de competencia del Estado (como las acumulaciones de autos para desarme, los cementerios, o algún sitio donde se acumulen algún tipo de recipiente a la intemperie). Diversas disciplinas pueden aportar importantes conocimientos para contribuir con este objetivo, así como también puede hacerlo la gente a partir de sus experiencias cotidianas. Saber que es responsabilidad de todos es el primer paso. Asumirla es el segundo. La educación formal resulta clave. Muchos docentes enseñan acerca de cómo evitar los criaderos de mosquitos en las casas, y otros aspectos de los mosquitos, como el ciclo de vida, su papel en los ecosistemas, etc., pero otros docentes no priorizan trabajar sobre este tema por diversos motivos (que también sería una barrera). La educación no formal es también un pilar importante, es decir aquella que ocurre fuera de las escuelas, y su aporte puede ser realmente significativo. Tomar en serio esta causa y transmitir lo que sabemos a quienes nos rodean resulta asimismo una contribución fundamental para propagar la información necesaria y crear consciencia de la responsabilidad compartida. Creemos que –a pesar de los obstáculos- estamos bien encaminados y contamos con nuevas visiones, más globales y abarcativas, que nos permiten pensar en un futuro más promisorio en este campo. Sin embargo, resulta claro que queda aún mucho por hacer y que se requiere el compromiso de todos. Aún estamos lejos de mejorar el actual panorama, pero debemos continuar procurando su superación.

Nora E. Burroni

Grupo de Estudio de Mosquitos

EGE-IEGEBA, FCEyN-UBA –CONICET

Lic. Marcela Laura Peresan 

Grupo de Epistemología, Historia y Didáctica de las Ciencias Naturales,

CeFIEC- FCEyN, UBA

Los murciélagos no previenen el dengue

Según la nota emitida por Ambito.com titulada “Murciélagos, ¿la solución para combatir el mosquito del dengue?” (sábado 5 de marzo de 2016) Menciona un reportaje realizado al presidente del Programa de Conservación de Murciélagos del Uruguay.

Los murciélagos insectívoros son parte del ecosistema donde vivimos y su presencia es saludable para el ambiente en el marco del entorno urbano. Porque estos “mamíferos suelen tener actividad nocturna”, en pleno vuelo e ingirieren todo tipo de insectos voladores. Entre su dieta se encuentran los “mosquitos de actividad nocturna”. Por otra parte, el Aedes aegypti tiene principalmente actividad diurna y sólo por una cuestión de lógica básica podemos darnos cuenta que hay una barrera horaria de actividades entre ambas especies. Por esta razón, los murciélagos no pueden controlar al mosquito Aedes aegypti.

El mosquito Aedes aegypti se encuentra con más frecuencia en los domicilios. Los murciélagos a veces suelen encontrarse en los domicilios, por ejemplo descansando durante el día, en el interior de los taparrollos de las persianas de muchos edificios urbanos. Esto ocurre porque las persianas que no son selladas correctamente dejan una abertura exterior que permite la entrada de estos pequeños mamíferos. A veces, los murciélagos ingresan a la habitación y provocan angustia de los moradores y sensación de inseguridad. Representan peligro si llegan a morder al capturarlos o cuando una mascota los molesta. Esta es una de las razones por las que los animales deben ser vacunados contra el virus de la rabia. Además la convivencia estrecha con los murciélagos puede generar acumulación indeseada de sus excretas en el domicilio o trabajo, favoreciendo a la proliferación de un hongo que puede producir Histoplasmosis y afectar las vías respiratorias del hombre. Por lo anteriormente expuesto, y también por lógica básica, no es conveniente permitir la proliferación de murciélagos en el domicilio.

No es necesario combatir, en los combates perdemos todos. En todo caso nuestro desconocimiento (ignorancia) es lo que favorece los desequilibrios ambientales que dan oportunidades a la entrada de patógenos en el ambiente urbano.

Si “combatimos” a los murciélagos tendremos más insectos molestando durante las noches. Si “combatimos” al mosquito Aedes aegypti en los lugares donde está ausente (fumigando a mansalva los parques), provocaremos daños sobre los depredadores naturales que controlan a muchas especies de mosquitos. Por lo tanto a mediano y largo plazo habremos facilitado la llegada de nuevos problemas (otras plagas). No es saludable “combatir”. Es el conocimiento y el respeto por el ambiente que nos rodea lo que nos va a permitir hallar las soluciones sustentables que nos merecemos.

Olga Suarez

Grupo de Ecología de Roedores Urbanos

EGE - IEGEBA, FCEyN-UBA  CONICET 

Nicolás Schweigmann 

Grupo de Estudio de Mosquitos

EGE - IEGEBA, FCEyN-UBA  CONICET 

Gustavo C. Rossi 

Centro de Estudios de Parásitos y Vectores 

CCT La Plata-CONICET-UNLP 

Raquel M. Gleiser

Ecología de Artrópodos CREAN-IMBIV 

CONICET-UNC – Córdoba 

Los mosquitos en el aprendizaje: un video muy completo sobre Aedes aegypti y Aedes albopictus para usar en el aula. Parte 1

Este video es de excelente calidad académica, está pensado para zonas tropicales y subtropicales. Creemos que lo que se muestra es de gran utilidad también para los que vivimos en las zonas templadas del cono Sur de América. Es por ello que nos permitimos aportar algunas aclaraciones para el docente que quiera mostrarlo en clase o que lo sugiera como tarea para el hogar y después genere un ámbito de discusión en clase.

Aedes aegypti y Aedes albopictus - Una amenaza en el trópicos - PARTE 1 (Este sitio puede consumir datos móviles).

El paisaje inicial nos muestra ambientes arbolados donde hay variedad de frutos y flores (0:24) que son el alimento para todas las especies de mosquitos, incluidas las dos que se muestran aquí. (0:30) presentan a las dos especies Aedes aegypti ya conocida por nosotros y a la otra Aedes albopictus que también fue hallada en la provincia de Misiones, Argentina. Las dos son muy parecidas, pero se distinguen fácilmente por las escamas blancas con forma de la lira o por la línea longitudinal. Ambas especies suelen transmitir diversos virus, como se describe en el video. (0:55) se habla del probable origen y cómo fueron dispersados pasivamente por el mundo.

Un criterio muy importante para comprender porque aparecen estas enfermedades en distintos lugares: “el concepto de globalización reciente”. Si bien afecta a las zonas tropicales y subtropicales, en la actualidad el problema llega también a las zonas templadas. En el mapa se puede ver como la distribución del mosquito llega más al sur del trópico de capricornio (aunque hay que aclarar que para la Argentina la distribución es mayor, ese mapa no es muy preciso. Por ejemplo en 2009 hubo epidemia en la provincia de Catamarca. (1:25) origen de Aedes aegypti, excelente como lo muestran. (1:55) remarcar que el problema es en áreas de ocupación urbana desordenada. (2:05) Aedes albopictus tiene un origen muy distinto y ocupa además de las zonas urbanizadas, los ambientes rurales y semisilvestres. (2:37) Aedes albopictus fue detectado en la década de los ´80 en mercadería (cubiertas usadas) provenientes de Asia tanto en EEUU y en Rio de Janeiro y Minas Gerais (Brasil). En 1998 dos grupos de investigación hallan a esta especie en la provincia de Misiones (Argentina). En 2014 se realizó una recorrida por las gomerías de las provincias de Corrientes y Misiones. Solo se halló en el norte de la provincia de Misiones, tanto del lado del rio Paraná como del lado del río Uruguay. (3:23) es importante remarcar que si bien el Aedes albopictus es transmisor de dengue en Asia y Oceanía, hasta el presente no hay evidencias de que transmita este virus en América, pero los grupos que investigan están alertas sobre la posibilidad de transmitir este u otros virus. (4:02) consideramos que la prevención o el ordenamiento ambiental son conceptos más apropiados que el que se usa en el video (combatir) y para ello es importante conocerlos (4:06): como son la morfología, los hábitos (comportamiento), como se reproducen (para que podamos hacer control de natalidad) y el ambiente donde viven. (4:22) las explicaciones de los detalles morfológicos son excelentes. (6:50) los laboratorios de investigación que tienen insectarios suelen darles frutas para alimentarlos. Como es imposible eliminar el alimento de las zonas urbanas (plantas con flores y frutos), la mejor opción es impedir la presencia de criaderos. (7:54) el mismo razonamiento deberíamos usar para las fuentes de sangre, es imposible eliminar a los humanos y a las mascotas de las zonas urbanas. (8:23) el almacenamiento de espermatozoides en las espermatecas es la que permite que la hembra copule una sola vez en la vida y ponga huevos varias veces. (9:30) se observa la emisión de saliva (esas sustancias a veces nos anestesian y/o nos producen picazón). (10:14) la cantidad de sangre que deben ingerir debe ser completa (decimos “a repleción”) para que se estimulen los mecanismos de puesta de huevos. (10:25) con tanto líquido en el cuerpo las hembras quedan dificultadas para volar, por lo que la digestión implica eliminación de agua.

Gustavo C. Rossi 

CEPAVE. Centro de Estudios de

Parásitos y Vectores

CCT La Plata-CONICET- UNLP

Nicolás Schweigmann 

Grupo de Estudio de Mosquitos

EGE - IEGEBA, FCEyN-UBA  CONICET 

María Victoria Micieli

CEPAVE. Centro de Estudios de Parásitos y de Vectores

CCT La Plata-CONICET- UNLP

Los mosquitos en el aprendizaje: un video muy completo sobre Aedes aegypti y Aedes albopictus para usar en el aula. Parte 2

Segunda parte del video de excelente calidad académica (ver Parte 1). Está pensado para zonas tropicales y subtropicales. Consideramos también que el contenido es de gran utilidad para los que vivimos en las zonas templadas del cono Sur de América. Es por ello que nos permitimos aportar algunas aclaraciones para el docente que quiera mostrarlo en clase o que lo sugiera como tarea para el hogar y después genere un ámbito de discusión en clase.

Aedes aegypti y Aedes albopictus - Una amenaza en el trópicos - PARTE 2 (Este sitio puede consumir datos móviles).

El inicio de esta segunda parte comienza con el final de la primera y luego muestra ejemplos de posibles criaderos, incluyendo los artificiales y los naturales. (1:22) excelente y minuciosa explicación acerca de la puesta de huevos (ovipostura) sobre las paredes de un recipiente (natural) a milímetros por arriba del agua. Esto es controlado por sensores de humedad en el extremo posterior del abdomen. (2:15) el ovocito pasa a la bolsa copulatoria mientras los espermatozoides permanecen guardados en la espermateca (mostrada en la parte 1). La fecundación ocurre cuando el espermatozoide sale de la espermateca, penetra por un poro (micropila) para fecundar el ovocito. (2:50) la puesta de pocos huevos en cada recipiente es una clave o cuestión adaptativa que complica la prevención. Si eliminamos “casi” todos los recipientes es muy probable que se forme un criadero en el que no tuvimos en cuenta. (3:23) algunos huevos se encuentran ya eclosionados. (4:44) las larvas comienzan a “eclodir o ecludir” (traducir a eclosionar). (4:55) observar que cuando eclosionan, las larvas rompen con su cabeza (tiene una estructura con forma de cono para ello) el extremo del huevo a modo de capuchón (opérculo). (5:27) cuando dicen piel se refieren al exoesqueleto típico de todos los insectos. (5:33) lo que llaman fases nosotros lo llamamos estadios larvales 1, 2 ,3, o 4. (6:02) observen que la parte oscurecida del sifón es más completa (llega más abajo) en la larva de la derecha que en la izquierda. Esto sirve para diferenciar los estadios larvales (1 a 4). (6:22) si nos acercamos con una linterna a un criadero de Aedes aegypti en condiciones naturales y de noche, las larvas se mueven de la misma forma que en el video para esconderse en el sedimento del fondo. Lo mismo sucede cuando perciben vibraciones (pasos o pequeños golpes en la pared del recipiente). (7:51) la humedad del ambiente influye sobre la longevidad o período de vida. (8:06) como muestran, los tanques de agua que se usan como reserva hay que taparlos, pero también tapar cualquier orificio más grande que un mosquito (a veces se deja la perforación diseñada para la entrada de agua sin ocluir). (8:36) observar las cubiertas sobre el techo: si están a la sombra son excelentes criaderos, si permanecen al sol no dejan de ser criaderos, todo dependerá del clima, a mayor cantidad de lluvias mayor probabilidad de sobrevida de las larvas.

María Victoria Micieli 

CEPAVE. Centro de Estudios de Parásitos y de Vectores

CCT La Plata-CONICET- UNLP

Gustavo C. Rossi 

CEPAVE. Centro de Estudios deParásitos y Vectores

CCT La Plata-CONICET- UNLP

Nicolás Schweigmann 

Grupo de Estudio de Mosquitos

EGE - IEGEBA, FCEyN-UBA CONICET 

Del patio limpio a la Manzana Saludable - Un Cambio necesario

El mensaje del “Patio Limpio” considera crucial el involucrar a cada individuo y a cada familia en la prevención del dengue. Esto se basa y surge como posible solución al impedimento del municipio para ingresar libremente a las propiedades privadas. Si bien es cierto, la realidad nos muestra con mucha claridad una dificultad que va más allá del compromiso individual. Un conjunto de familias puede tener sus propiedades libres de criaderos de mosquitos. Pero un solo predio localizado en la misma manzana puede contener una cantidad de criaderos como para producir suficientes mosquitos para poner en riesgo a todos los moradores y provocar un foco de transmisión local. Ejemplos de barrios de Buenos Aires que han experimentado focos de transmisión de dengue y demuestran con claridad el problema: en una manzana en Vicente López; en una manzana en Monte Castro; en una manzana en Villa Devoto y en una manzana en Floresta.

Los sistemas de salud y ambiente suelen responder con el control vectorial recién una vez producidos los hechos (solemos calificarlo como “tarde”). Las fumigaciones en parques o plazas no sirven como medidas preventivas para una transmisión que se produce principalmente en los predios privados. Si bien hoy nos enfocamos en el problema de transmisión de dengue, las manzanas comparten otros problemas ambientales que pueden afectar la salud de los ciudadanos, y por esto podrían ser tomadas como unidad. Ejemplos de ello son los focos de proliferación de roedores, de murciélagos, de enjambres de abejas, de emisiones tóxicas, de ruido, etc. Los vecinos que compartimos las manzanas no tenemos un mecanismo formal para abordar epidemiológicamente estos problemas (y ganar conciencia de que formamos parte del mismo ambiente). Las manzanas deberían constituir una especie de consorcio ambiental (similar al de los consorcios de propietarios de un edificio), donde los vecinos puedan intercambiar sus preocupaciones y acordar soluciones a las problemáticas comunes de sus manzana y en caso de conflicto, si fuera necesario, debería ser frente a un organismo gubernamental que cumpla el rol de mediador.

Es recomendable la participación de personal formado desde las ciencias sociales para abordar el tejido social y personal formado desde las ciencias biológicas para evaluar los aspectos de la adaptación a los domicilios por parte de las plagas urbanas (proceso de domiciliación). Los municipios cuentan con delegaciones municipales, o centros comunitarios, que podrían llevar a cabo el rol de mediador y además contar de antemano con la información ambiental de riesgo epidemiológico (agrupado por manzana) como para gestionar las medidas preventivas necesarias para cada caso en particular. La ciudad de Buenos Aires está organizada en Centros de Gestión y Participación o Comunas. Mientras esto no suceda, los ciudadanos tendremos que pensar con buena voluntad en cómo acercarnos solidariamente entre vecinos para resolver los problemas ambientales comunes y asegurar “Manzanas saludables”. En conclusión, para lograr el éxito con las medidas de prevención es necesario constituir o reconstituir el tejido social.

Nicolás Schweigmann 

Grupo de Estudio de Mosquitos 

EGE-IEGEBA,FCEyN-UBA CONICET 

Marina Stein

Área de Entomología

Instituto de Medicina Regional-UNNE - Resistencia-Chaco

Leonardo Horacio Walantus 

Proyecto "Vigilancia Epidemiológica. Seguimiento deCriaderos de Mosquitos de Interés Sanitario” 

Centro de Investigaciones Entomológicas

Parque Tecnológico Misiones 

Gustavo C. Rossi 

Centro de Estudios de Parásitos y Vectores 

CCT La Plata-CONICET-UNLP 

Hernan Solari 

Depto. Física, FCEN-UBA

IFIBA-CONICET

Raquel M. Gleiser 

Ecología de Artrópodos CREAN-IMBIV 

CONICET-UNC – Córdoba 

Iris Alem 

Grupo de Estudio de Mosquitos 

EGE-IEGEBA,FCEyN-UBA CONICET 

Corina Berón 

Inst. de Inv. en Biodiversidad y Biotecnología

INBIOTEC - CONICET - Mar del Plata 

Nora Burroni 

Lab. De Estudio de la Biología de Insectos, 

CICyTTP-CONICET-Diamante Entre Ríos 

Vectores de Enfermedades: Un problema y una oportunidad educativa

No es una novedad que la escuela como ámbito de la educación formal tenga la capacidad de llegar a grandes porciones de la sociedad, desde la acción multiplicadora de las y los estudiantes. Cuando se plantean propósitos, objetivos y conceptos que se deben construir para la prevención de enfermedades transmitidas por vectores, nos damos cuenta que pueden adecuarse a los contenidos de los diseños curriculares del Ciclo Básico y Orientado del nivel medio de la Jurisdicción Misiones, en el área de Ciencias Naturales, con capacidad de desarrollarse durante todo el año, propiciando la oportunidad de abordar contenidos conceptuales y procedimentales.

Algunos ejemplos de contenidos conceptuales incluye: biología de invertebrados, ecología, epidemiología, Promoción de la Salud y la Educación Ambiental. Entre los contenidos procedimentales se pueden destacar diseño y elaboración de investigaciones de aspectos sociales y biológicos, trabajos entomológicos demostrativos, planteo de hipótesis, sistematización y análisis de datos; como así también el desarrollo de habilidades y actitudes que permitan a las y los estudiantes aprender a comunicar los conocimientos científicos, adquirir lenguaje técnico-científico, comprometerse con la detección de problemas locales y proyectar posibles soluciones, mediante estrategias innovadoras interdisciplinarias capaz de ser integradas con las áreas de Ciencias Sociales, Matemáticas, Estadísticas, Educación para la Salud y talleres artísticos, que involucre el reconocimiento del entorno del sujeto potenciando el aprendizaje significativo.

Como parte de nuestra experiencia, desde el equipo de educación del Instituto de Vigilancia y Control de Vectores de la ciudad de Posadas fuimos acercándonos a las instituciones educativas, con la propuesta de llevar al aula el tema de las enfermedades vectoriales, principalmente dengue y leishmaniasis visceral que son las más importantes en nuestra ciudad, trabajados en la modalidad de charlas expositivas dialogadas y talleres con observaciones de materiales biológicos.

A partir de estas y otras actividades, hemos percibido que el contacto con elementos ópticos y con materiales biológicos y audiovisuales interactivos, generaba un mayor interés por la temática por parte de las y los estudiantes, docentes y equipo directivo, haciendo las charlas más dinámicas y participativas y generando un momento para relacionar lo observado con su entorno, en sus hogares y barrios. En estos momentos era muy común que las alumnas y los alumnos, especialmente en la secundaria, nos refirieran a charlas en las que habían participado anteriormente, que estaban centradas en la cuestión médica de la enfermedad, y que les resultaban muy tediosas.

Desde estas experiencias iniciales y al observar las buenas repercusiones, nos propusimos trabajar la problemática en el aula con un abordaje más amplio e incentivando la participación comunitaria en la promoción de la salud. Se buscó no sólo trabajar los aspectos biológicos, sino también los aspectos ambientales, sociales y culturales, con la estrategia de formar grupos de estudiantes que puedan desarrollar intervenciones en su comunidad. Sin embargo, para lograr concretar esta tarea, era necesaria una participación protagónica de las educadoras y los educadores. Si bien las y los docentes mostraron buena predisposición, a la vez manifestaron la sobrecarga de actividades extracurriculares en la institución, falta de capacitación, sueldos bajos y la situación de trabajar en varias escuelas, además de los reiterados paros que deben realizar para reclamar sus derechos laborales. Entonces nos encontramos con una situación contradictoria entre la buena voluntad de muchas y muchos docentes y la falta de recursos: tiempo y capacitación.

Entonces necesitábamos estimular positivamente a las y los docentes y que su esfuerzo tenga algún tipo de compensación. Es así que apelamos a nuestra capacidad de gestión interinstitucional, generando un convenio tripartito entre el Municipio, el Ministerio de Educación y el Consejo General de Educación; luego diseñamos proyectos de capacitación docente con puntaje para su evaluación. Después de varios meses y a raíz de la constante insistencia, los proyectos fueron avalados por el organismo. Sin embargo, para contar con la presencia de las y los docentes en los talleres era necesario lograr una resolución del Consejo para el no cómputo de las inasistencias de las educadoras y los educadores, lo que implicaba otro trámite extendido y permanente seguimiento. Cabe destacar que lo de la insistencia no es una cuestión menor en las instituciones del estado.

La convocatoria se realizó abiertamente por los medios de comunicación y a través de la red interorganizacional que se conformó entre el municipio y las instituciones educativas. También se realizaron reuniones en los establecimientos y se enviaron invitaciones formales.

El equipo municipal capacitador estaba conformado por docentes y profesionales de medicina, biología, veterinaria y antropología. En el diagnóstico se indagó sobre las estrategias de enseñanza que implementaban con respecto al dengue y la leishmaniasis, lo que resultó preponderante es que las y los docentes que abordaban el tema alguna vez lo hacían desde el análisis de folletería, o indagación en internet, sin tener herramientas para filtrar la información.

En los encuentros se trabajaron las diferentes aristas de las problemáticas de las enfermedades vectoriales, con objetivos de ampliar la visión de las educadoras y los educadores, incluyendo conceptos de ambiente, salud, tenencia responsable de mascotas y sus determinantes sociales.

Los cursos eran gratuitos y de modalidad semi-presencial, se realizaban talleres cada15 días, en el periodo de abril a noviembre, y cada uno incluía trabajos domiciliarios que contaban con el apoyo bibliográfico en la página web del instituto.

Los equipos docentes disponían de un tutor, y para la acreditación debían diseñar y ejecutar un proyecto educativo junto a sus alumnos para abordar algunas de las problemáticas en su comunidad; se ha logrado concretar decenas de producciones como obras de teatro, títeres, folletos, murales, salidas de campo, trabajos con ovitrampas, grupos de trabajo para realizar capacitaciones a otras aulas, entre otras. Estas experiencias fueron presentadas en las jornadas institucionales y de ferias de ciencias, algunos han competido y recibido reconocimientos locales, provinciales, nacionales e internacionales, promoviendo la continuidad de los proyectos desde cada institución, en algunos casos incorporados en el PEI.

El municipio cumplió el rol de capacitador, asesor técnico y de proveedor de los recursos necesarios para el dictado de los cursos y el desarrollo de todos los proyectos escolares. Para detallar algunos ejemplos, pintura y pinceles para murales, elementos para hacer ovitrampas, teatrillo y telas para títeres, elementos de monitoreo de insectos, etc.

Una anécdota: En uno de los trabajos de la escuela N° 269, del barrio Miguel Lanús, los docentes propusieron que cada alumno debía recorrer su patio y el de algún vecino de confianza acompañado por un adulto para tomar muestras de larvas de mosquitos y debían anotar en una planilla los criaderos efectivos y potenciales que encontraban, lo podían hacer solos o en grupos.

El lunes siguiente del fin de semana propuesto para la actividad, llegaron las quejas de algunos vecinos por que los chicos saltaron los muros de muchas viviendas para inspeccionar los patios y cuando estos preguntaban a los estudiantes, respondían que era un trabajo para la escuela... al respecto los docentes nos decían que fue una “exageración de entusiasmo” que se provocó en los alumnos, ya que no veían con frecuencia tal interés de los chicos por su tarea. Diciembre 2015

Biólogo Tejerina Fabricio

DIRECTOR DE EPIDEMIOLOGÍA Y VIGILANCIA DE LA SALUD (2009-2015)

SECRETARÍA DE CALIDAD DE VIDA

MUNICIPALIDAD DE POSADAS

Estudiante Prof. en Biología, Emilio De Lima

RESPONSABLE DE EDUCACIÓN Y PROMOCIÓN

INSTITUTO MUNICIPAL DE VIGILANCIA Y CONTROL DE VECTORES

Después de la venta de sapos, casas para murciélagos, ahora plantines de Crottalaria. ¿Todo sirve contra el Aedes aegypti?

En los últimos días hemos estado repitiendo viejos errores ya cometidos en otras oportunidades, donde se inunda el mercado de información sin consistencia académica y rápidamente se inician canales de circulación de estrategias para atacar el dengue que no aportan más que pérdida de tiempo y recursos, con el riesgo de generar problemas ecológicos no deseados. En este caso se trata de la propuesta de ofrecer plantines y semillas de Crottalaria para atraer libélulas, que se alimentarían de huevos y larvas de Aedes aegypti. Obviamente la falta de conocimiento y asesoramiento entomológico es la causa (suponiendo que no hay otros intereses ocultos).

El argumento en contra de esta opción puede resumirse contundentemente así:

  • Estos organismos (Aedes aegypti y las libélulas) en sus estados larvarios, no crían en el mismo sitio y como adultos voladores rara vez comparten los mismos espacios.
  • Las libélulas o alguaciles son insectos que pertenecen a un orden muy antiguo (Odonata) y poseen un ciclo vital complejo, con estados larvarios de vida relativamente larga (de unos meses a 4 o 5 años), y estados adultos voladores. Se han adaptado a diversos ambientes, en estadios larvarios se las puede encontrar en charcas, lagunas, arroyos, ríos y en algunas especies en agua acumulada en plantas (notablemente las bromeliáceas) o en huecos en los árboles.
  • Larvas y adultos de libélulas son depredadores. Las larvas se alimentan de otros invertebrados acuáticos con los que comparten criadero. No es esperable y mucho menos frecuente encontrar larvas de libélulas en espacios con cantidades mínimas de agua en ambientes urbanos donde crían larvas de Aedes aegypti. Mientras que los adultos depredan insectos de cuerpo blando como ser moscas, mosquitos, mariposas, otras libélulas. Si bien es posible observar adultos volando dentro de la ciudad, no están en la cantidad suficiente ni en los mismos ambientes como para controlar de manera efectiva a las poblaciones del mosquito transmisor del dengue.

Asociar a las libélulas a la Crottalaria no tiene ningún tipo de fundamento científico. No existe en la bibliografía antecedentes que permita afirmar con certeza que una planta modificaría los hábitos y adaptaciones del insecto, induciéndolo a poner huevos y compartir criaderos con el mosquito domiciliario Aedes aegypti. Si bien estos insectos son muy voraces y claves en ecosistemas acuáticos por su papel de agentes naturales de control de diversas poblaciones de mosquitos de importancia sanitaria, no es justificado invertir en estrategias de “atracción” para utilizarlos como solución para el problema del mosquito transmisor del dengue.

Un grupo de investigadores del instituto agronómico de Campinas, Brasil publicaron en 2015 un trabajo científico sobre la relación entre Crottalaria y el mosquito que se puede consultar on-line para mayor información sobre el tema (“Aedes aegypti: controle pela crotalaria nao tem comprovação científica” por Wutke, E B.; Ambrosano, EJ.; Calegari, A.; WildnerAdP.; Miranda M A C. Documentos IAC, Campinas, Nº 114, 2015).

La introducción de especies exóticas, ajenas al ecosistema (como plantas, insectos, murciélagos, etc.) conlleva a daños colaterales al equilibrio del ecosistema imposible de medir con exactitud de antemano. Eliminar criaderos de Aedes aegypti es la estrategia más efectiva. No son necesarias soluciones mágicas, la unión de la conciencia colectiva, la acción y las políticas preventivas son la respuesta al problema actual del aumento desmedido de casos de dengue en la población.

Lic. en Genética Camila Rippel. Becaria doctoral de CONICET.

Tema: Control biológico de mosquitos: análisis de la capacidad predatoria de estadios inmaduros de insectos del orden

Odonata (libélulas)

Leonardo Horacio Walantus

Centro de Investigaciones Entomológicas

Proyecto "Vigilancia Epidemiológica. Seguimiento de Criaderos de Mosquitos de Interés Sanitario”

Convenio EBY-UnaM

Gustavo C. Rossi

Centro de Estudios de Parásitos y Vectores. CCT La Plata-CONICET-UNLP

Corina Berón

Inst. de Inv. en Biodiversidad y Biotecnología. INBIOTEC - CONICET - Mar del Plata

Nicolás Schweigmann

Grupo de Estudio de Mosquitos. EGE-IEGEBA,FCEyN-UBA CONICET

Dengue: una oportunidad para pensar en la salud de manera integral

Una vez más la epidemia de dengue nos pone en alerta, nos sacude de nuestra calma en la que la salud no forma parte de nuestra agenda cotidiana. Y nos preguntamos quién tiene la responsabilidad, y quién debería hacerse cargo ante esta epidemia. En lo personal, creo que para respondernos esas preguntas debemos hacer un trabajo un poco más profundo. Toda crisis representa una oportunidad, dice la sabiduría oriental (que ya bien podríamos ir adoptando en occidente). En lo inmediato, qué mejor oportunidad que aprovechar la epidemia para indagar, analizar y reflexionar sobre nuestra relación con el ambiente. Considero que es una excelente oportunidad para que desde las escuelas, los hospitales, las universidades, los clubes, repensemos nuestro vínculo con el ambiente cercano y no tan cercano. Que nos veamos interpelados a analizar las consecuencias directas e indirectas del ambiente sobre nuestra salud. Por qué no aprovechar esta crisis, para empezar a reconocer que es nuestra relación con el ambiente la que nos propicia la salud, o bien la que nos enferma.

Los nuevos escenarios epidemiológicos originados por las migraciones, la globalización económica, entre otros, desafían las prácticas tradicionales del modelo médico hegemónico y han dado lugar a enfoques alternativos que abordan las problemáticas de salud de manera integral. Como bióloga, egresada de una Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, me mantuve reacia a incorporar las dimensiones políticas y sociales a los procesos de transmisión de enfermedades. No obstante, con el tiempo empiezo a notar que no hay salud posible si no se contempla al humano en su complejidad (hábitos, costumbres, cosmovisión, etc.). En el caso del dengue, los abordajes integrales lograron controlar la transmisión de la enfermedad en áreas donde el virus circula de manera endémica. Este año, un estudio de Méxicoi revela que la limpieza de las escuelas fue capaz de reducir la cantidad de nuevos casos de dengue, sugiriendo que los sitios con alta concentración de personas por un tiempo relativamente prolongado (como las escuelas) deberían ser uno de los principales sitios a mantener libres de mosquitos para controlar la propagación del virus. Por lo tanto, las evidencias sugieren que podemos volvernos protagonistas de la solución mediante nuestro compromiso como ciudadanos activos, lo que representa una solución sostenible a largo plazo.

Invito a la tarea de abordar las problemáticas de salud desde un enfoque integral, en el que se contemplen los aspectos biológicos y médicos con la misma relevancia que los aspectos socioculturales y político-económicos, y donde los saberes académicos dialoguen con los tradicionales. Claro que es una tarea incómoda, que va en contra del modelo médico hegemónico vigente, y se contrapone con intereses económicos y políticos. No es una tarea sencilla porque el diálogo entre disciplinas y saberes nos lleva a reflexionar acerca de nuestras prácticas cotidianas, nos cuestiona, nos hace repensar las prácticas de investigación y las maneras de abordar una problemática, todas acciones que no son bien vistas en la sociedad de la modernidad y la inmediatez. Asimismo, convoco a observar cuál es el valor agregado de los enfoques integrales de la salud que fomentan la participación comunitaria respecto a las prácticas del modelo médico hegemónico. En lo personal, considero que uno de los principales valores de la participación comunitaria es desafiarnos como ciudadanos a tomar un rol activo en la construcción de nuestra salud y bienestar. La participación comunitaria nos posiciona en un lugar de responsabilidad respecto de nuestros actos y, principalmente, nos hace tomar conciencia de nuestra relación con el medio ambiente y cómo esta repercute sobre nuestra salud, la de nuestra familia, hasta sobre nuestros ingresos económicos y nuestra calidad de vida en general. 

Considero que, solo en la medida en que desarrollemos una plena conciencia acerca de la relación entre el ambiente y nuestra salud, vamos a poder construir una ciudadanía que entienda qué exigencias le caben al Estado, y qué responsabilidades nos caben a nosotros en nuestra vida cotidiana para mejorar nuestras condiciones de vida. Apuesto a que solo tras muchas pruebas y errores, vamos a reconocernos como los hacedores de nuestro bienestar, de nuestra salud, y eso nos va a hacer conocedores de nuestros derechos y también nuestros deberes. Y seguramente, en el mediano y largo plazo, nos dará la posibilidad de ejercer una ciudadanía responsable en torno a la salud y al ambiente, los cuales están inevitablemente unidos (aunque por momentos la vida urbana y la modernidad nos lo hagan perder de vista), para poder empezar a decidir qué modelo de salud y de medicina queremos. 

Paula Medone, Lic. Ecología, Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CONICET- UNLP)

Aedes aegypti, el dengue, los mensajes desacertados y las falsas alarmas

Aedes aegypti volvió a ingresar a la Argentina a mediados de la década del 80 y en menos de una década ya se encontraba en la mayoría de los barrios del oeste y sur de Buenos Aires. En el verano de 1997 se produjo un pequeño brote en Orán, Salta. Al año siguiente, se inició otro brote mucho más significativo. Ocurrió a lo largo de la ruta 34, con epicentro en Tartagal (Salta), desde Salvador Mazza (Salta) hasta Tucumán. Fue tan importante que el Ministerio de Salud de la Nación emitió el primer comunicado de prensa sobre dengue en la historia Argentina y en octubre de 1998 se lanzó el primer spot televisivo con intenciones de transmitir las medidas de prevención. El texto fue supervisado por biólogos de las universidades de Córdoba y Buenos Aires, estaba perfecto. Pero un diseñador gráfico, quizás con buenas intenciones, modificó el inicio del spot donde puso cinco palabras “dengue” que se movían como alas de un insecto. Luego de ello una enumeración de los síntomas de la enfermedad y las medidas más adecuadas de prevención. Quienes salimos al campo para relevar el estado de situación en las viviendas percibimos que la población estaba muy asustada: había interpretado que en ese entonces la palabra rara (dengue) era un mosquito que podía matar con sus picaduras. Al año siguiente, como no había muerto nadie, se pudo percibir una interpretación social de que se había tratado de una “falsa alarma generada por la política del gobierno de ese entonces”, “el mosquito dengue no mata”. Incluso se nos dificultó lograr explicar a los profesionales de la comunicación que había que separar los conceptos relacionados con el mosquito de la enfermedad (el dengue no es un mosquito). Los problemas conceptuales continuaron ocurrieron incluyendo a las máximas autoridades de salud de gobiernos siguientes. Continuó con una epidemia más generalizada iniciada tardíamente en 2009, eran tiempos de sequía, con epicentros en Charata (Chaco), la ciudad de Catamarca (rodeada por un desierto) y Buenos Aires en medio del humo producido por la quema de pastizales (para esa época) en las islas del sur Entrerriano. Para ese entonces, el efecto mediático de la epidemia ayudó a diferenciar al mosquito de la enfermedad. Pero todavía seguían los falsos conceptos sobre los lugares de cría (charcos, zanjas, lagunas, etc.) y el falso concepto sobre las fumigaciones como medidas preventivas. El tercer aviso, se dio a fines del 2015 con el inicio de una nueva epidemia, cargada ahora en marzo del 2016 con un coctel de tres virus distintos. El mensaje es algo más claro, ya se puede hablar de Aedes aegypti, aunque los medios de comunicación siguen confundiendo a la sociedad con las fumigaciones. Entonces la población lo exige y los funcionarios pretenden calmar los reclamos y conceden sus pedidos. Sin embargo deberían darse cuenta que frente un agravamiento de la situación epidemiológica los mensajes confusos pueden jugar en contra de su imagen. El esfuerzo debería apuntar a generar condiciones de hospitales seguros, escuelas seguras (con entornos libres de criaderos), resolver los basurales a cielo abierto o cementerios de chatarra en proximidades de población. Sumado al nerviosismo, se inventan audios con mensajes caóticos transmitidos por celulares donde mienten una situación de desborde en un hospital, generan alarma extrema del que solo beneficia al comercio de productos repelentes. Habrá que evaluar si el efecto de las falsas alarmas en realidad provocan efectos inesperados que desvían la atención contra las verdaderas medidas de prevención: eliminar y evitar la formación de criaderos en las viviendas de las manzanas de las zonas urbanas. ¿Tendremos que esperar nuevas epidemias de mayor impacto para darnos cuenta que los problemas ambientales que afectan a nuestra salud solo se resuelven con un verdadero ordenamiento ambiental?

Nora Burroni, Nicolás Schweigmann, Elena Beatriz Oscherov, Leonardo Horacio Walantus, Gustavo C. Rossi, Edgardo R. Marcos, Raquel M. Gleiser.

Aedes aegypti, la estrategia de repartir los huevos entre distintas canastas

Las hembras del mosquito común (Culex pipiens) suele posarse sobre la superficie del agua y poner la totalidad de sus huevos (100 – 150) pegados entre sí, formando una estructura que flota sobre el agua (balsa). Una hembra de Aedes aegypti suele poner un número muy variable de huevos (dependiendo de los trabajos, entre una decena y algo más de una centena), colocados de forma individual sobre las paredes de los recipientes y por encima del nivel de agua. El gráfico refleja el comportamiento de puesta de huevos de Aedes aegypti en 23 sensores (de un total de 30 ovitrampas) que resultaron positivos en una semana de estudio. (Ver Reflexión 28 La Experiencia de Oro Verde - Entre Ríos). Como se trata de una experiencia en campo es imposible saber cuántas hembras aportaron huevos en cada ovitrampa. El patrón es similar al que se ve en muchos trabajos. Más de la mitad de los sensores (12) resultaron con muy pocos huevos respecto a muy pocas ovitrampas que presentaron muchos huevos. Esta observación es compatible con un mecanismo adaptativo (una estrategia reproductiva) donde la hembra reparte su descendencia en distintos recipientes que podrían no ser muy “seguros” para la especie. Desde el punto de vista de un mosquito que vive en ambientes urbanos, su adaptación a usar recipientes domésticos y repartir los huevos implica un riesgo a sufrir procesos catastróficos (de origen natural o artificial). Por ejemplo, si algunos recipientes quedarán al sol, el efecto de la temperatura provocará huevos cocidos o duros. Si el recipiente es dado vuelta y los huevos quedaran pegados en las paredes, por falta de agua esa cohorte no podrá eclosionar hasta una mejor oportunidad. Si los huevos llegaran a eclosionar y todo el contenido es arrojado al suelo seco, las larvas perecerán. Si pasan desapercibidos para los humanos su éxito sería rotundo. Si los habitantes de las viviendas realizaran mínimas medidas de prevención puede ocurrir que una pequeña proporción de la descendencia sobreviva en otro recipiente que no se tuvo en cuenta. Este razonamiento vale también para los lugares donde no tienen efecto los métodos químicos de control. Los criaderos que llegan a ser exitosos para la especie (ya usados) quedarán marcados con olor a larva (hormonas o señales químicas) y atraerán a otras hembras para que aprovechen esos lugares “más seguros”. De esa forma se puede explicar las dificultades mencionadas en otras reflexiones para hallar todos los criaderos presentes en una vivienda (Un hogar para mis mosquitos o de cómo criaba mosquitos en casa sin saberlo, Lugares de cría poco comunes de Aedes aegypti). Las ovitrampas son muy sensibles para detectar la presencia de Aedes aegypti en la manzana y es por ello que la eliminación total de los criaderos se puede “validar con la experiencia de lo comprobado y ya no sobre la abstracción”. http://www.eldiario.com.ar/diario/interes-general/153428-la-uner-investiga-el-aedesaegypti-para-prevenir-sobre-datos-constatados.htm.

Las acciones de eliminación de criaderos constituyen un excelente control de natalidad sobre las poblaciones de Aedes aegypti, sin embargo la detección temprana de la presencia de actividad (mediante estos sensores) puede favorecer la acción preventiva y solidaria entre vecinos para buscar los criaderos más difíciles y de esa manera llegar a convivir en Manzanas Saludables. El uso de los sensores implica haber adquirido conocimientos básicos sobre el vector y además asumir una responsabilidad ambiental de forma tal que la herramienta no se transforme en otro criadero más.

Trabajo responsable: Esta herramienta de monitoreo no debe quedar expuesta más de una semana cada vez, para evitar que se convierta en otro criadero. Cuando no se utilice más, debe ser lavada con cepillo y agua hirviendo, guardada bajo techo y boca abajo para que no pueda acumular agua, o bien descartada.

Nicolás Schweigmann, Elena Beatriz Oscherov, Raquel M. Gleiser, Nora Burroni, Hernán G Solari, Edgardo R. Marcos.

Vigilancia Epidemiológica. Seguimiento de criaderos de mosquitos de interés sanitario, en la zona de afectación de la represa de Yacyretá

Desde el año 1993 hemos estado trabajando en la investigación sobre mosquitos en la zona de afectación de Yacyretá. Los equipos de investigadores corresponden a la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones, el Centro de Investigaciones Entomológicas radicado en el Parque Tecnológico Misiones, y colaboran como laboratorio de referencia, participando como auditores técnicos, integrantes del CEPAVE, CCT La Plata, Conicet y de la División Entomología del Museo de La Plata, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata. De la misma manera, en Paraguay el SENEPA (Servicio Nacional de Erradicación del Paludismo), ejecuta las mismas tareas.

Desde un inicio tuvimos como objetivos: conocer la fauna de mosquitos del área, ubicar los criaderos de los mismos para posteriormente caracterizarlos en las zonas de la costa del Río Paraná y los arroyos urbanos, en ambas márgenes del río. Además, determinar qué factores son limitantes para el crecimiento de larvas de mosquitos (por ejemplo especies de peces predadores, insectos y calidad ambiental medidos por pH, conductividad, oxígeno disuelto, entre otros, para cada tipo de criadero).

Como estrategia metodológica se colectan larvas y se procede a la captura de adultos empleando trampas. En el laboratorio los mosquitos son identificados y pasan a formar parte de la colección científica del CIE.

A lo largo de estos años las condiciones climáticas fueron extremadamente variables, lo que permitió la observación de las dinámicas poblacionales en una importante variedad de situaciones ambientales. Con todo ello nos hemos dedicado a la caracterización de los escenarios posibles de ser encontrados como criaderos de mosquitos, con énfasis en las especies de importancia sanitaria. Se pudo observar y registrar la dinámica de los criaderos de mosquitos, desde el momento de su aparición como criaderos hasta un grado de sucesión muy avanzado.

Los cambios significativos en las costas del Río Paraná y las desembocaduras de los arroyos urbanos producto de las obras del plan de tratamiento costero han modificado los escenarios, pasando de una situación con importantes criaderos a prácticamente la desaparición de los mismos. Una de las principales variables que favorece esta situación es la pronunciada pendiente en la zona litoral, que sumado a la correntada del Río Paraná impide el desarrollo de vegetación de costa en esta zona (las larvas se encuentran en los puntos con vegetación, siempre que la densidad de la misma no impida que la luz llegue al cuerpo de agua) sin dejar de mencionar la importante presencia de mojarras en toda la zona de costa, lo que constituyen sin duda alguna un aporte importante al control biológico natural de las larvas de mosquitos junto a otros insectos que viven entre la vegetación.

Se han realizado muestreos en estas zonas a fin de validar la hipótesis de la ausencia de criaderos en zonas sin vegetación asociada, confirmando la misma. Actualmente las zonas de conflicto evidenciadas en los primeros años de trabajo han desaparecido. En las desembocaduras de los arroyos urbanos y hacia las nacientes de los mismos, la vegetación flotante y arraigada se ha desarrollado en algunos casos de manera significativa, generalmente debido a los vertidos orgánicos de origen antrópico. Allí es importante el número de organismos controladores que se observan durante los muestreos, en especial una gran entomofauna asociada, donde predominan tricópteros (frigáneas/caddis), ditíscidos (coleópteros/cascarudos acuáticos), fásmidos (bichos palo), belostomátidos (chinches de agua), dípteros (moscas) y odonatos (libélulas), además de un número importante de aves acuáticas, peces y anfibios.

Entre las conclusiones que podemos extraer del trabajo realizado en el proyecto, pueden citarse:

  • Se ha proporcionado información útil para la toma de decisiones respecto a la vigilancia ecoepidemiológica de la región.
  • Se ha trabajado específicamente en la construcción de modelos de predicción de la aparición de criaderos de mosquitos de importancia sanitaria, y este conocimiento se ha volcado al diseño de la planificación de obras de tratamiento costero, en la zona de afectación de la represa.
  • Las zonas con tratamiento costero han demostrado ser eficientes a la hora de evitar el arraigo de la vegetación acuática, tanto flotante como arraigada y semiarraigada, evitando de esta manera la formación de potenciales criaderos de larvas de culícidos.
  • Se ha podido construir un modelo basado en una serie de 5 grados sucesionales. Estos reflejan las posibles situaciones que se esperan encontrar en ambientes lóticos y lénticos de la región. Este modelo permite caracterizar el ambiente, determinar su potencial como criadero y predecir la posibilidad de encontrar mosquitos de importancia sanitaria en estos espacios.
  • Los cuerpos de agua que denominamos “charcas” presentan un lento proceso de “maduración”, consistente en el poblamiento por diversas especies de plantas, microorganismos, insectos, peces, anfibios, moluscos y otros.
  • En la caracterización de los criaderos es determinante precisar el grado de sucesión del cuerpo de agua, el que está correlacionado positivamente con la mayor presencia de especies de mosquitos y el aumento de las densidades poblacionales de estas especies.
  • La riqueza a nivel de la biodiversidad establecida es un buen indicador del grado de sucesión alcanzado. Las asociaciones entre las especies de mosquitos y los demás organismos presentes en las comunidades estudiadas constituyen un adecuado marco referencial para la comprensión de la dinámica de los ecosistemas observados.
  • Estos escenarios que se plantean pueden aplicarse al reconocimiento de áreas de conflicto sobre otros arroyos o ríos de la provincia, facilitando la detección de criaderos y por ende contribuyendo a la vigilancia epidemiológica de la región.
  • Es importante avanzar en el estudio de los controladores naturales de las larvas de culícidos, en particular odonatos, coleópteros, belostomátidos, peces y hongos entomopatógenos, ya que por su presencia y abundancia se perfilan como agentes principales a la hora de realizar el control de las poblaciones de larvas de insectos de importancia sanitaria, en los cuerpos de agua estudiados.
  • Hemos iniciado durante los últimos años de trabajo, investigaciones que buscarán determinar las especies de hongos patógenos presentes, así como el potencial de los mismos para el control de los mosquitos.
  • Actualmente no se presentan puntos que se pudieran considerar buenos criaderos, fundamentalmente por la ausencia de vegetación o bien por la ausencia de espacios libres entre la vegetación flotante y arraigada, así como por la gran cantidad de controladores naturales, sumada a la escasa presencia de mosquitos adultos.
  • En el curso de los arroyos urbanos, las zonas que atraviesan el casco urbano y que no se han entubado, presentan como mayor inconveniente la falta de conciencia de parte de la población respecto al cuidado de estos cursos de agua. Esto se evidencia principalmente al recorrer los cauces y observar los desperdicios que se arrojan en ellos. La toma de conciencia de parte de la población es un reto para el futuro; para ello se deberá continuar trabajando principalmente en acciones de educación ambiental que fortalezcan acuerdos de cuidado y protección de las cuencas hídricas urbanas.
  • La calidad del agua de los arroyos se ve muy afectada por aguas residuales urbanas. De hecho la concentración de los contaminantes de origen antrópico y fecal son tan altos que hacen prioritario, desde el punto de vista higiénico-sanitario, el saneamiento de sus cuencas alimentadoras, como así también la depuración de los afluentes de tipo urbanos e industriales.
  • Las descargas cloacales provenientes de los barrios llevan estos líquidos al curso de los arroyos y aportan una carga considerable de nutrientes que contribuye con el desarrollo de la vegetación que se observa en el lugar. De esta manera, se da lugar a un proceso de eutrofización de un amplio sector del cuerpo de agua y la proliferación de distintos géneros de mosquitos de importancia sanitaria, principalmente de los géneros Anopheles, Mansonia, Psorophora y Culex (obviamente esto no es un problema de la represa, sino de planificación urbana).
  • Durante los años de muestreo nunca se han encontrado larvas de Aedes aegypti en las zonas muestreadas. Esto era de esperar, ya que se trata de una especie cuyos criaderos se localizan preferentemente en los patios de las casas.
  • El cauce de los arroyos urbanos donde se ha tomado la decisión de conservar y proteger el ambiente natural, debe ser monitoreado de manera constante a fin de evaluar las poblaciones presentes de importancia sanitaria, sus densidades y dinámicas poblacionales. En estos ecosistemas son de suma importancia las interacciones ecológicas que se visualizan a la hora de, por ejemplo, mantener la calidad del agua del cuerpo en cuestión, la estructura de las comunidades y la densidad de las especies presentes, especialmente de las de importancia sanitaria. Por ello deberían apoyarse todas aquellas acciones tendientes a alcanzar cierto grado de equilibrio dinámico en las poblaciones presentes y no fomentar el uso de químicos que puedan alterar este principio de autorregulación del sistema.
  • En las zonas con tratamiento costero (márgenes del río Paraná sobre la ciudad de Posadas, costanera y accesos a la ciudad), no se presentan criaderos de mosquitos, ni las condiciones para que los mismos se desarrollen a futuro. Ello representa un logro del plan de manejo, producto del trabajo multidisciplinario de los distintos actores.

Proyecto "Vigilancia Epidemiológica. Seguimiento de Criaderos de Mosquitos de Interés Sanitario”: 

Leonardo Horacio Walantus, Gustavo R. Spinelli, Gustavo C. Rossi

La forma más común del dengue

¿Por qué continúan las epidemias de dengue a pesar de las acciones de bloqueo? ¿Cuáles son los síntomas más probables de un enfermo de dengue? De la misma manera que la introducción de una persona virémica en un ámbito urbano donde se reproduce el mosquito Aedes aegypti no garantiza que ha de producirse un brote en el lugar, no todo brote o foco epidémico ha de transformarse en epidemia. La dinámica propia de las epidemias es estocástica o azarosa. Esa estocasticidad está dada por imponderables como también por lo que se denomina estocasticidad intrínseca, es decir irreducible e inevitable, propia del fenómeno. Nuestra cultura (incluida la ciencia) está muy poco preparada para pensar en ella. Tendemos entonces a pedir y preguntar por imposibles. Por ejemplo ¿cuáles son los síntomas del dengue? MedlinePlus, dependiente de la Biblioteca Nacional de Medicina USA, nos ofrece la respuesta que buscamos.

La fiebre del dengue se inicia con una fiebre alta y repentina, a menudo de 40 a 40.5° C (104 a 105° Fahrenheit), de 4 a 7 días después de la infección. De 2 a 5 días después de que la fiebre comienza, puede aparecer una erupción plana y roja sobre casi todo el cuerpo. Posteriormente en la enfermedad, se presenta una segunda erupción parecida al sarampión. Las personas infectadas pueden experimentar una mayor sensibilidad en la piel y sentir mucha molestia. Otros síntomas abarcan:

  • Fatiga
  • Dolor de cabeza (especialmente detrás de los ojos)
  • Dolores articulares
  • Dolores musculares
  • Náuseas
  • Inflamación de los ganglios linfáticos
  • Vómitos
  • Tos
  • Dolor de garganta
  • Congestión nasal

Pero si esta lista satisface a nuestras necesidades de información y a nuestras expectativas (juicios previos o prejuicios) tiene el problema de ser en buena medida incorrecta (lo “tachado” no es parte del cuadro clínico del dengue). La Organización Panamericana de la Salud se acerca un poco más a la verdad al distinguir entre dengue sin alarma (síndrome febril inespecífico), dengue con signos de alarma (el paciente puede presentar: dolor abdominal intenso y continuo, vómito persistente, acumulación de líquidos, sangrado de mucosas, alteración del estado de conciencia, hepatomegalia y aumento progresivo del hematocrito) y finalmente el dengue grave. Desde el punto de vista de la práctica médica esta clasificación parece tener más sentido, pero desde el punto de vista epidemiológico falta en ella la categoría más probable: dengue asintomático. Un artículo reciente (2015) nos explica la relevancia del dengue asintomático: tres de cada cuatro casos de dengue son de este tipo, se trata de personas que presentan un malestar menor que el producido por el "dengue sin signos de alarma" (o bien ningún malestar) pero que de igual manera reproducen el virus en sus cuerpos y lo transmiten a los mosquitos. Desde una mirada individualista estas personas no están enfermas, desde el punto de vista de la salud pública estas personas son parte de un proceso epidémico. Estos casos no llegan a las estadísticas, como no llegan tampoco muchos casos de dengue sin signos de alarma, que por asemejarse a otras enfermedades (es tan común escuchar "me siento como si me fuera a engripar") no llegan a la consulta médica y sumado a estos, todas las dificultades e ineficiencias del sistema de notificación. Algunas estimaciones hablan de un caso notificado por cada 10 casos de dengue. Los procedimientos de bloqueo suelen llegar con marcada demora (semanas) reduciendo así la eficiencia de las ya ineficientes fumigaciones, y las tardías descacharrizaciones que ayudan a dispersar a los vectores portadores del dengue contribuyen también con su parte.

Las acciones de bloqueo se deben realizar, pero debemos ser conscientes de que solo una grandísima dosis de suerte nos permitiría contener la epidemia con ellas. Solemos detectar la marcha silenciosa de la epidemia cuando una manzana infestada de mosquitos "se prende fuego" tal como lo describen las notas periodísticas ya citadas en Del patio limpio a la manzana saludable pero el dengue llegó a estas manzanas circulando silenciosamente por muchas otras previamente. Es por eso que: ¡¡¡no hay alternativa a la prevención!!!

Cuando en un problema dominado por la incerteza actuamos como si tuviéramos certeza, el fracaso parece poco menos que inevitable.

Hernán G Solari, Tomás Orduna, Nicolás Schweigmann 

¡A desarmar la Pelopincho®!!

Estamos en semana Santa del 2016. Muchas piletas de lona todavía están armadas pero ya no se usan. Comenzaron las clases y ya no hay tiempo para aprovecharlas. Algunas están casi vacías, otras todavía llenas. Si los humanos no las usamos serán aprovechadas por varias especies de mosquitos. Si no se desarman, serán criaderos de mosquitos durante la mayor parte del año, y nos llamará la atención que hasta en invierno sentiremos la molestia de mosquitos en nuestras viviendas. Ya se ha comprobado que estas piletas y las de material sirven como criaderos de mosquitos durante todo el año.

Si las dejamos con poca agua, estaremos favoreciendo la colonización del Aedes aegypti. Si se vacían sin guardarlas, acumularán agua de lluvia en pliegues, rincones, o en la base. Esa escasa cantidad de agua es atractiva para que las hembras depositen allí sus huevos. Si se vacían, y se desarman, y quedan semi-plegadas a la intemperie, pueden juntar suficiente agua de lluvia como para formar un excelente criadero de Aedes aegypti u de otras especies de mosquitos. Como Aedes aegypti deposita sus huevos sobre paredes, se corre el riesgo que queden pegados en la parte de la lona cercana donde hay agua. Los huevos pueden resistir toda la temporada invernal y eclosionar en el primer llenado durante la primavera o verano siguiente. Antes de guardar se debe cepillar, enjuagar bien y secar con un material absorbente (papel o trapo seco). Lo recomendable es que se guarde en un lugar seguro, seco y que no pueda acumular agua hasta el periodo estival siguiente.

Nicolás Schweigmann, Gustavo C. Rossi, Med. Mirta Mierez, Nora Burroni, Corina Beron.

La paradoja de los repelentes

Nuestros cuerpos emiten señales atractivas que orientan a los mosquitos hacia la fuente de sangre necesaria para la producción de huevos. El calor corporal, el dióxido de carbono (CO2) de la respiración, el ácido láctico de la transpiración constituyen los principales atrayentes. Un buen repelente tópico para mosquitos tiene componentes activos que hacen que el insecto se desoriente o inhiba su ingesta sanguínea. La eficacia de los repelentes dependerá de la especie de mosquito, de la fisiología particular del humano o mascota y de la aplicación adecuada del producto en el lugar y momento apropiado. Si logramos que no nos piquen, las hembras buscarán otras fuentes de sangre cercanas, porque de todas maneras necesitarán de sangre para la producción de sus huevos. Como los repelentes no bloquean el ciclo de ovulación (ciclo gonadotrófico), las hembras buscarán a otras presas más atractivas (sin el repelente). Si nos encontramos en un ambiente silvestre (caminando entre pastizales, pescando, etc.) el repelente podrá ser eficaz ya que las hembras desviarán su atención hacia otros animales o personas desprotegidas para extraerles la sangre necesaria. En este caso nuestra presencia en el lugar es temporaria y el efecto del repelente podría ser efectivo para protegernos. La paradoja (en el sentido de contraria a la opinión común) se produce si todos los habitantes de una manzana se aplicaran repelentes en el lugar donde viven, trabajan o pasan por tiempos prologados en un entorno productor de muchos mosquitos (gran cantidad de criaderos). Las hembras de los mosquitos que necesitan sangre, tendrán que buscarla de todas maneras, o aumentara la exposición de las personas que no se apliquen el producto. En un trabajo científico publicado en 2013 se demuestra que el principio activo de los repelentes más comunes (DEET) es altamente protector cuando las hembras son expuestas en una primera instancia. Pero las hembras suelen acostumbrarse luego de la segunda exposición y el repelente ya no tendría el efecto protector deseado (Reflexiones Ambientales Urbanas: La paradoja de los repelentes).

Que las hembras pierdan sensibilidad (o aumenten su tolerancia) al DEET sugiere un llamado de atención para no considerar que simplemente usando repelente estamos protegidos. El uso de los repelentes no puede ser continuo, debemos usar el sentido común a fin de evitar problemas derivados del exceso de esta práctica (alergias, irritaciones, resistencia, acostumbramiento). Es importante tener en cuenta que es mejor usarlo solo cuando es necesario. Por ejemplo, reflexionar sobre el área donde nos encontramos y la presencia de mosquitos en ese lugar, el estar a la intemperie, la presencia de vegetación y humedad, el hacer actividad física o estar en reposo. Por otro lado es habitual que aparezcan muchas formulaciones de repelentes caseros, hay que extremar los cuidados con los mismos, en especial cuando los aplicamos sobre el cuerpo, más aún en niños, sin conocer la concentración de los principios activos presentes. Aplicaciones que pueden parecer inocuas podrían acarrear grandes complicaciones a la salud. De tener la posibilidad de hacer extractos que tienen potencial como repelente, conviene pulverizarlos sobre pisos, ventanas antes que ponerlos en la piel.

La conclusión de esta reflexión es que los repelentes pueden ser una gran ayuda para situaciones de exposición acotada a la presencia de mosquitos pero no puede ser tomado como una forma de protección prolongada. El mecanismo de protección más efectivo a mediano y largo plazo es el control de las poblaciones de mosquitos, que se consigue a partir de lograr un control efectivo de todos los criaderos presentes en las manzanas.

Nicolás Schweigmann, Raquel M. Gleiser, Hernán G Solari, Leonardo Horacio Walantus, Elena Beatriz Oscherov, Dra. Corina Berón, Gustavo C. Rossi.

Intervenciones ambientales

Cuando nuestros hijos desatienden el estudio decidimos intervenir para remediar la situación. Solemos insistir (hasta el cansancio si fuera necesario) para que realice su tarea escolar y estudie. Para deshacerse del fastidio de nuestra insistencia, el niño se pondrá a estudiar en una modificación de conducta por condicionamiento negativo, es decir, donde el cambio de conducta busca remover o restar un estímulo adverso. Sin embargo es posible que no ocurra tal cual lo planeamos. Nosotros solo modificamos el ambiente introduciendo la molestia, es la parte que garantizamos, pero la respuesta debe surgir del niño.

Las intervenciones en el ambiente natural suelen seguir los mismos patrones culturales y de esa manera se obtienen resultados equivalentes a las intervenciones en el ambiente familiar. Pensamos por ejemplo que si alteramos el ambiente utilizando productos químicos, el mosquito no tendrá otra forma de evitar nuestra acción que desaparecer del lugar. Pero tal acción iría contra su propio designio de reproducirse y dar continuidad a su carga genética, su mandato natural. Al modificar el ambiente lograremos avanzar con nuestro designio en el corto plazo, pero a más largo plazo, lo más probable es que el mosquito descifre la formas de evadir nuestra acción y continúe con su designio permanente de vivir y reproducirse en uno tan favorable para él, como lo es el ambiente próximo al ser humano. Tal como los padres suelen creer que están haciendo estudiar a los hijos, nos permitimos creer que estamos alejando a los mosquitos. La realidad es otra, solo estamos posibilitando nuevas conductas que finalmente, y con alta probabilidad, se sumarán al deterioro familiar o del ambiente urbano.

Pareciera que todas las intervenciones ambientales se guían por el mismo pensamiento mágico: que el sujeto de nuestra intervención ha de actuar como nosotros lo planeamos.

¿Pero acaso las intervenciones ambientales no se planean en el laboratorio? Efectivamente se planean en el laboratorio, es decir en un ambiente distinto al de aplicación. Si volvemos al ejemplo de la familia, es como si la intervención se planeara en un instituto en el cual el tutor o encargado está permanentemente dedicado a monitorear al niño y a establecer las correcciones del caso (comer a tal hora, acostarse y levantarse a determinada hora, etc). Esa situación no ocurre en ningún hogar, los padres trabajan dentro o fuera de la casa, tienen otros hijos y otras tareas que realizar. El ambiente de la casa difiere sustancialmente del ambiente del instituto de investigación en conductas del niño. En el laboratorio se suele trabajar sobre el corto plazo, con todas las variables de relevancia controladas y con poblaciones de laboratorio que están adaptadas a tales condiciones de desarrollo y conservación. Normalmente estas poblaciones de mosquitos de laboratorio no tienen la misma respuesta a los estímulos que las poblaciones nativas ni se les permite evolucionar de acuerdo a las nuevas condiciones ambientales, por lo tanto no siempre la extrapolación de resultados resulta válida. En concreto, se atribuyen a la especie comportamientos que son propios de la misma en el ambiente laboratorio, o lo que es lo mismo, se desprecia la componente ambiental-adaptativa de la especie.

¿Son entonces todas las intervenciones igualmente riesgosas? Ciertamente no es así, los riesgos están en función de las posibilidades de retrotraer la intervención a las condiciones previas y las características de la especulación teórica que media entre lo realizado en el laboratorio y la situación ambiental.

Hernán G Solari, Leonardo Horacio Walantus, Elena Beatriz Oscherov, Gustavo C. Rossi, Dra. Corina Berón, Nicolás Schweigmann.

Los recursos necesarios para la supervivencia del mosquito Aedes aegypti que explican la verdadera forma de prevención

Todas las funciones biológicas del mosquito Aedes aegypti son llevadas a cabo con éxito en el entorno humano. Incluso pueden vivir en un ambiente urbano árido (como la ciudad de Catamarca) porque el ser humano aporta artificialmente la humedad del ambiente que los insectos necesitan para sobrevivir. La evapotranspiración de las plantas presentes en los patios, jardines, huertas, etc. aportan humedad al aire. A su vez la propia vegetación, las rejillas con agua, los sitios oscuros y húmedos dentro de las viviendas (baños, bajo la cama, detrás de los muebles, etc.) sirven de refugio para los adultos cuando están en reposo.

El mosquito Aedes aegypti necesita por lo menos de tres recursos para que su ciclo de vida pueda completarse:

  1. disponer de alimento suficiente en forma azúcares vegetales, que consigue entre las flores o frutas presentes en los predios que se encuentran en un poblado.
  2. las hembras necesitan disponer de suficiente sangre (preferentemente humana) como fuente de proteínas para multiplicarse (para la producción de huevos).
  3. disponer de agua acumulada en recipientes de paredes sólidas para depositar sus huevos, y que el agua permanezca el tiempo suficiente para, por un lado, producir alimento para la larvas, como microorganismos a partir de pequeños restos orgánicos vegetales (hojas, restos de flores, etc.) o animales (artrópodos muertos) en descomposición, y por otro para que las larvas y pupas puedan completar su desarrollo. Las hembras colocan sus huevos pocos milímetros por sobre la superficie de agua. Los huevos resisten períodos de sequía y eclosionan cuando entran en contacto con el agua. Están adaptados a una dinámica de llenado con agua y de vaciado (o evaporación) y un posterior llenado para que los huevos eclosionen al entrar en algún momento en contacto con el agua.

El sentido común nos dice que no tendría sentido eliminar toda la vegetación de una zona urbana ya que forman parte de la calidad de vida de los seres humanos que habitan un barrio. Por otra parte sería ridículo eliminar a todos los seres humanos y sus mascotas. En cambio, sólo tiene sentido eliminar el tercer recurso fundamental para que Aedes aegypti pueda proliferar: el agua acumulada en los recipientes del entorno domiciliario. Es por ello que las medidas de prevención más efectivas apuntan a la eliminación de recipientes que puedan acumular agua.

Y pasando a otro plano, hay un recurso extra con el que cuenta este mosquito para ser tan exitoso: la falta de compromiso de gran parte de la población para trabajar en la prevención. Esto puede estar motivado en varias razones: el creer que es un tema que deben resolver las autoridades (delegar responsabilidades), el imaginario de que el aporte individual no suma (cuando realmente es lo que más aporta) y fundamentalmente la falta de información válida para enfrentar el problema.

Si no construimos entre todos una conciencia colectiva de que somos parte del problema y de la solución, estamos condenados a repetir nuevas e innecesarias epidemias.

Nicolás Schweigmann, Raquel M. Gleiser, Leonardo Horacio Walantus, Gustavo C. Rossi, Dra. Corina Berón, Elena Beatriz Oscherov.

El jardín del fondo… el rincón del olvido

Aunque no todos tienen la fortuna de vivir en casas con espacios abiertos, quien la tiene sabe de qué se trata, y quien no, sospecha sus bondades con la esperanza de vivenciarlas algún día. Un espacio verde propio equivale a una vida más saludable, da lugar a momentos de recreación y de distensión. Nos permite quedarnos en casa sin sensación de encierro. Nos permite compartir. Plantas y animales, a los que vemos crecer cada día, conforman nuestro entorno cotidiano e íntimo. Es verdad, nos reconforta, tal vez no podemos definir cómo, pero nos hace bien.

Uno de estos espacios es comúnmente un jardín en el frente, usualmente pequeño, cuyo cuidado y dedicación no nos demanda más tiempo que el conjunto del resto de la casa. Para él buscamos prolijidad y estética; es la bienvenida a nuestras casas, nos representa. Queremos que se vea bien, bello, colorido, acogedor. Su contraparte trasera, de existir, no corre la misma suerte. Los jardines del fondo frecuentemente se convierten en el desván de la casa. Allí reposan objetos olvidados o temporalmente en desuso, o pueden ser la morada final de aquello de lo que no sabemos cómo deshacernos. Algunas de esas cosas son relativamente pequeñas y movibles, como tachitos, latas, botellas, baldes, macetas, o partes de otras estructuras mayores (por ejemplo, partes de juguetes, de autos, etc.) a los que rotulamos como “objetos que ya no sirven”. Estos últimos deberían ser los más fáciles de descartar cuando nos piden eliminar potenciales criaderos de mosquitos en domicilios, tal como lo solicitan las campañas y/o programas de prevención del dengue para el control de su vector: el mosquito Aedes aegypti. Ellos constituyen los peligrosos “cacharros” a los que refieren en los medios. ¿Por qué es importante eliminar recipientes que no sirvan o evitar que aquellos en desuso queden expuestos a la acumulación accidental de agua? Porque en pocos días todos ellos pueden convertirse en hábitats para el desarrollo de esta especie: las hembras oviponen sobre las paredes internas de los recipientes disponibles. Al acumularse agua, esos huevos eclosionan y nacen las larvas, que luego de un lapso corto se transforman en pupas, de las que en breve emergen los adultos.

A los jardines los asociamos con verde, con jardinería, con naturaleza, y no tenemos en cuenta otros objetos que no les son propios y que accidental o voluntariamente puedan albergar. Los jardines necesitan ser cuidados regularmente, y eso incluye el control de todo aquello que encontramos allí, incluso instrumentos que empleamos para su mantenimiento. En verano debemos dedicarles más tiempo y con mayor frecuencia (dado que el ciclo de vida de los mosquitos se acorta mucho, y en alrededor de una semana pueden emerger mosquitos adultos). Muchos dispositivos móviles son muy bien reconocidos por nosotros: los portamacetas y sus platitos o bases, los recipientes a modo de regadera, los baldes; pero también deberían ser considerados de especial cuidado los que albergan plantas enraizando en líquido, los floreros, los depósitos de agua de lluvia, entre otros. Por diversos motivos –porque estuvimos muy ocupados, porque el tiempo climático lo impidió, etc.- estos elementos cotidianamente en uso pueden ser abandonados temporalmente, y así convertirse en criaderos de Aedes aegypti y de otros mosquitos.

En los fondos de los terrenos también es usual encontrar piletas de distintas dimensiones, que suelen quedar desatendidas con la llegada de los días fríos. El mismo destino tienen, a veces, fuentes ornamentales y bebederos de animales domésticos o de pájaros silvestres. La inspección de todos los sitios mencionados debería estar incorporada a nuestra recorrida frecuente por estos sectores.

A todas las situaciones descriptas aquí se suma que tanto la vegetación muy exuberante como un césped muy crecido pueden servir de refugio a los mosquitos adultos, por lo que forman parte del cuidado responsable esperado para nuestro jardín. Ninguna de las situaciones planteadas debería privarnos de gozar de un jardín en casa. Pero necesitamos reconsiderar estos espacios, recuperar su sentido placentero y seguro en cuanto a que se mantenga en condiciones saludables para todos, además de su belleza y confortabilidad. El tiempo que le dediquemos al cuidado de nuestros jardines es la mejor inversión para la salud, hoy y siempre.

Nora E. Burroni, Laura Peresan, Raquel M. Gleiser.

Imagen de portada: Pxhere.

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