Una leyenda mapuche

Cuentan los ancianos mapuches que la LAKEN KUZE, la araña madre, era la gran tejedora de la naturaleza.

Araña tejedora
Imagen tomada de Pixabay.

La vieja araña tejedora era la dueña del hilado y del tejido. Tenía sus manos arrugadas de estirar día y noche el vellón de las ovejas y obtener hebras de lana negra y de lana blanca que luego teñía con los colores que ella misma había descubierto en las plantas, la tierra y el mar… Y así entrelazaba y anudaba una hebra con otra, una hebra con otra, una hebra de maqui y una de quillay.

Una hebra teñida de color bermellóncon la pequeña fruta del maqui.

Imagen de Wikimedia Commons

Una hebra teñida de color amarilloclaro con la flor del quillay.

Imagen de Wikimedia Commons

La LALEN KUZE, dicen los ancianos, se aparecía en los sueños de las jóvenes mapuches para enseñarles los secretos del hilado y del tejido. Les enseñaba a tender las fibras, a entrelazarlas y anudarlas y también les revelaba cómo obtener los materiales para dar distintos colores a las fibras.

Por primera vez, la misma LALEN KUZE le había trasmitido su sabiduría a la Madre del pueblo mapuche, diciéndole:

“MUJER, MADRE ARAÑA QUE ENTRELAZAS Y ANUDAS

UNA HEBRA DE MAQUI CON OTRA DE QUILLAY

PARA ABRIGAR A TUS HIJOS

QUE MIRÁNDOTE ESTÁN”

Pero la LALEN KUZE trasmitía su sabiduría de gran tejedora con una condición. La joven que aprendía sus enseñanzas debía hacérselas saber a sus hijas para que el conocimiento del tejido pasara de madres a hijas, de generación en generación.

“ESOS MISMOS SECRETOS

DEBERÁS ENSEÑAR

A UNA ARAÑA MÁS JOVEN

QUE MIRÁNDOTE ESTÁ.”*  

(Fragmentos del poema mapuche “Lalen kuzé, araña vieja” de Clorinda Curninao R.)

La vestimenta

Cuando dialogamos entre amigas y amigos o con personas de la familia, generalmente nos referimos a la ropa. Por ejemplo, una niña o un niño puede decir: “Esta ropa ya me queda chica”, porque las niñas y los niños crecen mucho durante su infancia. Cualquier persona, en cambio, podría exclamar: “¡No me gusta la ropa que se puso de moda este verano!” o “Me gustaría poder comprarme ropa nueva para fin de año”.

Llamamos vestimenta a las ropas que cubren nuestro cuerpo, incluido el calzado, pero también a los accesorios. Los accesorios son aquellos elementos que no resultan indispensables para la vestimenta pero que mujeres y hombres suelen usar como adorno o complemento. Los cinturones, los bolsos o las carteras, los collares o pulseras, los sombreros, las corbatas y otros elementos son accesorios.

Las vestimentas, por otra parte, no solo se usan por su utilidad para cubrirse y protegerse; desde épocas muy antiguas las vestimentas fueron un modo de poner en evidencia las diferencias entre las personas.

En la época colonial o en nuestra época la vestimenta marca diferencias entre la gente rica y pobre, entre las niñas y los niños o las ancianas y los ancianos, entre una persona que va a su trabajo o alguien que sale a practicar un deporte. Hasta hace algunos años, era muy diferente la vestimenta para los varones y para las mujeres pero el reconocimiento de los derechos de la mujer influyó también en las ropas y actualmente las diferencias dejaron de ser tan grandes.

La ropa de trabajo, por otra parte, muchas veces se diferencia de las demás vestimentas. Generalmente se trata de ropa más cómoda para realizar ciertas tareas y más resistente a las manchas y al desgaste. En algunos oficios o profesiones se utilizan uniformes que dejan ver a simple vista de qué se ocupa la persona que los usa.

Como viste, entonces, las mujeres y los hombres primitivos se vestían con pieles y con cueros de los animales que cazaban; a veces también utilizaban hojas de árboles. Con el paso del tiempo, se empezaron a tejer ropas con fibras vegetales o lana de ovejas, vicuñas y llamas. Desde entonces, pasaron miles de años y actualmente las vestimentas se elaboran con elementos muy diversos: la seda, el algodón y el lino, por ejemplo, se producen con materias primas naturales; el poliéster, en cambio, se fabrica artificialmente, es más barato que las telas naturales, se seca rápido al lavarlo y no se arruga.

Bocetos tomados de Aricó, Héctor (2009). Danzas tradicionales argentinas para actos escolares. Buenos Aires, Rayen Ediciones.

Estas imágenes son dibujos que muestran la vestimenta de personas pobres que vivían en los alrededores de Buenos Aires en la época de la colonia y un tiempo después. Tal vez, la joven lavaba ropas en las aguas del río o ayudaba a criar animales en los campos que rodeaban la ciudad. Como sus compañeros, está descalza. Los hombres de las zonas populares o de los pueblos rurales usaban poncho, chiripá y sombreros bajos, diferentes de las galeras de los caballeros que tenían dinero.

Bocetos tomados de Aricó, Héctor (2009). Danzas tradicionales argentinas para actos escolares. Buenos Aires, Rayen Ediciones.

Muchas veces, en los libros o los manuales, vemos señoras adornadas con grandes peinetones, mantillas y guantes. Eran los accesorios de las señoras ricas que vivían en la ciudad colonial. El caballero viste una chaqueta corta adelante y con dos faldones atrás. En este dibujo la señora no lleva peinetón ni abanico y su acompañante no tiene galera.

El chiripá es un poncho colocado en forma de pañal, sostenido en la cintura por una faja. Lo usaban los varones pobres que vivían en el campo.

La población acomodada, los pobres y los esclavos en la época colonial

La sociedad colonial conformada a partir de la conquista española estaba compuesta por dos grupos muy diferentes entre sí: un grupo privilegiado integrado por españoles y sus descendientes y los sectores populares, subordinados a los primeros, o sea los indígenas y, luego, los esclavos africanos y sus descendientes. El grupo privilegiado se llamó a sí mismo “gente decente” y denominó “bajo pueblo” o “plebe” a los sectores populares.

La sociedad colonial duró 300 años. Con el correr del tiempo, las cosas en la colonia fueron cambiando pero siempre los españoles y sus familias conservaron sus privilegios y los indios, los esclavos y los “mezclados” (todos los nacidos de la unión de indígenas, esclavos y blancos) hicieron los trabajos más pesados.

Ropa de bebé

La ropa de bebé, si es posible, debe confeccionarse con telas suaves porque la piel de las recién nacidas y los recién nacidos es muy delicada y se pone colorada si la roza una prenda áspera. Si la ropita es de lana, la lana no debe producir pelusas; la pelusa se enreda en las manitos de la niña o del niño y se las lleva a la boca.

Desde hace unos años, la vestimenta para las más chiquitas y los más chiquitos suele tener botones a lo largo de las piernas para que resulte fácil cambiarles los pañales sin quitarles toda la ropa.

Hace muchos años, para las recién nacidas y los recién nacidos, las abuelas tejían mantas o mantillas que les cubrían casi todo el cuerpo cuando su mamá u otra persona adulta los llevaba a upa. Casi siempre, la ropa era de colores claros –blanco, rosa, celeste– pero en los últimos años los enteritos de las y los bebés se confeccionan de colores muy diversos.

Dicen algunas y algunos pediatras –médicas y médicos que atienden a las niñas y a los niños– que no es conveniente que las niñas y los niños usen zapatos o zapatillitas mientras no caminan. Seguramente por esa razón, también se tejen escarpines para las y los bebés.

En algunas familias deciden dejar a sus hijas e hijos muy pequeños con sus piecitos al aire hasta que necesiten de algún calzado al empezar a caminar.

El talle y la medida

Hace miles de años, las personas cazaban para alimentarse y para disponer de lana y cueros para protegerse en los días fríos. Tejían las telas para confeccionar sus propias ropas y las de sus hijas pequeñas o hijos pequeños para abrigo o adornos.

Mucho tiempo después, cuando tus abuelas y abuelos eran chicos, probablemente alguna mujer de la familia cosía las ropas de las adultas y los adultos y de las niñas y los niños o tejía a dos agujas pulóveres y bufandas para el invierno.

Varias mujeres de cada familia se ocupaban de comprar ovillos de lana y de tejer pulóveres y bufandas.

También se compraba la tela por metros, se tomaban las medidas de la persona que iba a usar la prenda, se cortaba la tela y se cosía a máquina la camisa o el vestido.

Más o menos en 1960, empezaron a confeccionarse polleras, pantalones, trajes, pulóveres y otras prendas pero ya no en las casas de cada familia sino en fábricas que producían prendas de vestir en gran cantidad para venderlas en las tiendas o casas de moda de las ciudades.

En las fábricas no podían tomar las medidas de cada persona que iba a usar las prendas. Por esa razón, se empezaron a utilizar los talles para diferenciar el tamaño de las vestimentas.

¿Qué talle de pantalón usás? Los talles de las niñas y los niños se indican según las edades porque crecen a medida que cumplen años: talle 8 para niñas o niños de 8 años, talle 12 para chicas o chicos de 12 años… Si una chica o un chico es de mayor estatura o de contextura más delgada tendrá que comprar un talle más grande o uno más pequeño.

Los talles de las adultas y de los adultos dependen de su altura y de su peso porque dejan de crecer aunque pueden subir o bajar de peso. Las leyes exigen que las tiendas tengan talles que se adapten a las personas más altas o más bajas, más delgadas o más gordas porque todas y todos tienen derecho a encontrar su talle entre las prendas que les gustan o que están de moda.

DIARIO LA MAÑANA

Martes 6 de octubre 2020

En los locales comerciales solo están disponibles las prendas en los talles comunes o “normales”. Muchas personas se sienten discriminadas.

Imagen tomada de Pixabay.

Vestimenta de mujer y de varón

Hasta hace muy poco tiempo la vestimenta femenina se diferenciaba mucho de las ropas masculinas.

En las ciudades los hombres vestían a menudo traje, un conjunto compuesto de pantalón y saco del mismo color, con camisa y casi siempre con corbata. Las mujeres vestían únicamente polleras con blusas o remeras y vestidos; en invierno se abrigaban con tapados o sacones –unos tapados más cortos, que llegaban hasta más arriba de la rodilla–.

Desde hace varios años, las niñas y las mujeres en general usan algunas veces vestidos o polleras y muchas otras visten pantalones. El pantalón dejó de ser una prenda exclusivamente masculina. Los jeans, también llamados vaqueros, existen desde 1870; pasaron desde entonces más o menos ciento cincuenta años. En la actualidad, las mujeres, los hombres, las niñas y los niños adoptaron por igual su uso.

El jean apareció como una prenda fuerte apropiada para los trabajadores, especialmente para los mineros, pero terminó usándolo casi todo el mundo.

La tela del jean es muy resistente y hay modelos para todos los gustos: gastados y algo descoloridos, rotos, altos de cintura o de cintura muy baja, para personas gordas y flacas… Para asegurar sus costuras, los costados del jean y sus bolsillos están reforzados con remaches de metal.

Durante años solo las y los jóvenes usaban jean. Con el paso del tiempo, las niñas, los niños y las personas mayores también lo adoptaron.

Actualmente se usa el jean para realizar distintos tipos de trabajo que requieren ropas resistentes, tanto en el campo como en la ciudad, pero también se los viste diariamente para ir al colegio, hacer compras, pasear o ir a un cumpleaños.

Las mujeres eligen usar pantalones

Hoy en día, una mujer decide si ponerse un pantalón o una pollera. Pero no siempre fue así. Durante años el pantalón fue una prenda exclusivamente masculina.

Cuando las mujeres empezaron a incorporarse como trabajadoras en fábricas y otros empleos, algunas de ellas, por comodidad, decidieron usar pantalones a la hora de asistir a sus tareas.

Desde esos años, muchas mujeres comenzaron también a sostener fuertes luchas por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Exigieron recibir el mismo sueldo por realizar los mismos trabajos, reclamaron el derecho de votar para elegir autoridades políticas y el de ser candidatas para ocupar cargos públicos.

En 1960, la decisión de las mujeres de usar pantalones ya se había difundido por casi todo el mundo.

LAS BARRENDERAS Y LOS BARRENDEROS, LOS RECOLECTORES DE RESIDUOS, LOS OBREROS QUE CUBREN POZOS EN EL ASFALTO Y MUCHAS OTRAS PERSONAS USAN, PREFERENTEMENTE, ROPAS DE COLORES BRILLANTES COMO EL NARANJA O EL VERDE CLARO PARA QUE QUIENES CONDUCEN LOS VEHÍCULOS LAS Y LOS VEAN DESDE CIERTA DISTANCIA Y EVITEN ACCIDENTES.

LOS ALBAÑILES Y OTROS TRABAJADORES DE LA CONSTRUCCIÓN USAN CASCO PARA PROTEGER SU CABEZA DE POSIBLES GOLPES Y GUANTES DE LÁTEX PARA NO SUFRIR QUEMADURAS, CORTES O RASGADURAS.

La vestimenta marca diferencias

La función de la ropa, como ya dijimos, es la de protegernos del frío o de otros fenómenos meteorológicos como la lluvia y la nieve.

TUAREG DEL DESIERTO SE CUBREN EL CUERPO Y LA CABEZA CON ROPAS OSCURAS PARA REPELER LOS RAYOS DEL SOL.	ESQUIMALES SE VISTEN CON PIELES DE FOCA Y DE OSO PARA PROTEGERSE DEL TERRIBLE FRÍO DEL POLO DONDE VIVEN.
Imagen de Alfred Weidinger tomada de Wikimedia Commons.	Imagen de Edward S. Curtis tomada de Wikimedia Commons.

También hay personas que buscan diferenciarse a través de sus ropas. Algunas y algunos jóvenes, por ejemplo, se visten íntegramente de negro, otras y otros usan ropas anchas, un modelo especial de zapatillas y gorra. Cuando las y los observamos nos podemos dar cuenta de que pertenecen a ciertos grupos juveniles como los góticos, los raperos u otros.

Sin embargo, muchas veces las personas no pueden elegir las vestimentas que necesitan o que les gustaría usar. Las hermanas y los hermanos menores de una familia con varias hijas o varios hijos, muchas veces tienen que ponerse las prendas que ya les quedan chicas a sus hermanas o hermanos mayores porque todavía están en buenas condiciones.

Muchas personas no tienen los abrigos que podrían protegerlas en días muy fríos o deben usar zapatillas del modelo que pueden comprarse aunque les gustaría usar unas más modernas.

Ya leíste que las vestimentas marcan diferencias entre las personas. Pero lo más importante es que cada familia pueda asegurar a sus hijas e hijos la ropa apropiada para estar abrigadas y abrigados en los días de frío y que las trabajadoras y los trabajadores dispongan de las vestimentas que las y los protegen de los riesgos de ciertas tareas.

En cambio, los modelos de zapatillas o de pantalón un día están de moda y otro día ya dejaron de usarse.

¿Leíste el cuento de Cenicienta? Alguien dijo una vez que el lujoso zapatito de cristal de la Cenicienta del cuento le resultó muy incómodo para bailar en el palacio hasta que el reloj tocó las doce campanadas.