Como ya hemos visto, los mandatos de género asignan formas “correctas”, “esperables”, e “incorrectas” de ser, actuar, sentir, diferenciales para feminidades y para masculinidades. Ahora bien, cuando hablamos de masculinidades, y a propósito de continuar profundizando el marco general propuesto para esta fecha en las escuelas, sabemos que es parte de la ESI poder trabajar con las y los estudiantes acerca de la problematización de diferentes formas de ser varón. ¿Hay una única forma de serlo? ¿Qué modelos hay? ¿Cómo se construyen? ¿Todos están igual de reconocidos y legitimados? ¿Por qué? 

La masculinidad hegemónica, entonces, se corresponde con el estereotipo dominante de lo masculino en cada tiempo y contexto, pero coexiste con otros modelos de masculinidad. Pablo Scharagrodsky¹ (2005), tomando a Connell² (1995) describe a las masculinidades cómplices, que serían aquellos varones que aceptan y se benefician de los privilegios que derivan de una preeminencia social concedida al género masculino, aprovechándose del dominio obtenido por los detentores de la masculinidad hegemónica. Por otro lado, las masculinidades marginales, se producen entre individuos de grupos sociales o clases en situación de marginación social. Por último, las masculinidades subordinadas se sitúan en el extremo opuesto a la hegemónica, debido a que están más cercanas a los comportamientos atribuidos a las mujeres como, por ejemplo, los homosexuales, personas no binarias, lesbianas o mujeres que se identifican y expresan desde una apropiación singular de la masculinidad.

A partir de estas orientaciones, se pueden trabajar estos modelos con las y los estudiantes, promoviendo la reflexión y problematización de mandatos y posiciones. 

• ¿Qué costos tiene para varones y para mujeres e identidades disidentes la masculinidad hegemónica? 
• ¿Y asumir otro tipo de masculinidad? 
• ¿Qué otras prácticas podemos construir? 

Promoviendo una perspectiva colectiva, y en pos del derecho a una vida sexual elegida libremente sin violencia y discriminación, podemos pensar...

•  ¿Qué acciones, consejos, iniciativas es posible tener con el grupo de pares? 
• ¿Cómo cortar el círculo de la complicidad para no continuar reproduciendo estereotipos y situaciones de violencia? 
• ¿Cómo construir relaciones más igualitarias y libres de violencias? 

Se puede trabajar con estos disparadores, en la búsqueda de historias y memorias personales o colectivas para poner el foco allí, en donde es poible encontrar indicios de diferentes maneras de vivir y construir la masculinidad, así como en los roles y estereotipos que la acompañan, en los “costos” o perjuicios y “beneficios”, nivel que tienen estos modelos para cada quien, y abrir el diálogo a los sentires que eso genera. También, se propone trabajar de manera colectiva en la identificación de pautas concretas para la transformación de relaciones y prácticas hacia otras más justas e igualitarias. 

 

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¹Scharagrodsky, P. y Narodowski, M. (2005). Investigación educativa y masculinidades: más allá del feminismo, más acá de la testosterona. Revista Colombiana de Educación, (49), 61-80. [Fecha de Consulta 12 de Agosto de 2021]. ISSN: 0120-3916. 

²Connell, R. (1995). Masculinities. Berkley, University of California Press.