Cuentos prohibidos: “La planta de Bartolo”
Propuesta para trabajar el 24 de marzo, Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Recordamos los años en que se perseguía a las personas y se prohibía la lectura.
Creado: 16 marzo, 2022 | Actualizado: 26 de junio, 2023
A continuación compartimos la propuesta para el segundo ciclo del nivel, con motivo de la conmemoración del 24 de marzo, Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.
Aquí van a encontrar un cuento: “La planta de Bartolo”. Su autora es Laura Devetach y el cuento forma parte de un libro llamado La torre de cubos.
Pueden escuchar el cuento “La Planta de Bartolo”, de Laura Devetach, disponible en el Portal EducAr:
Y también leer una versión con ilustraciones de Mónica Pironio, publicada en 2013 en el Plan Nacional de Lectura, Colección “Las abuelas nos cuentan”, Ministerio de Educación de la Nación. Disponible en el Portal EducAr, consultado en marzo de 2022.
La historia de Bartolo les va a gustar; habla de un niño valiente y generoso que decide ayudar a todas las compañeras y a todos los compañeros de su pueblo, pero algo se interpone entre la alegría de Bartolo y la de sus amigas y amigos.
En este caso, presentamos el cuento para que lo conozcan y lo disfruten pero también para que puedan pensar y conversar acerca de cosas que ocurrieron en nuestra sociedad, en la vida de las personas como cualquiera de nosotras y nosotros, durante la última dictadura militar.
Las chicas y los chicos comentarán la historia de Bartolo con las compañeras y los compañeros en el aula. Luego, podrán conversar sobre la época en que, en la Argentina, estaba PROHIBIDO LEER historias como “La planta de Bartolo” y preguntarse por qué habrá sido.
🎥 Las y los invitamos a escuchar las reflexiones de Zamba y de otras chicas y otros chicos acerca de esta fecha.
Videos tomados del canal de Youtube de Paka Paka en marzo de 2022.
En el año 2002, las y los representantes del pueblo argentino –la Cámara de Senadores y la Cámara de Diputados de la Nación– sancionaron la Ley N° 25.633 que establece el 24 de marzo como “Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia”.
A partir del 24 de marzo de 1976 hubo muchas prohibiciones en la Argentina. Aunque no puedan creerlo, se prohibieron también algunos cuentos para niñas y niños. No se podían editar, ni vender, ESTABA PROHIBIDO leerlos en las casas y en las escuelas.
Uno de los libros prohibidos fue La torre de cubos de Laura Devetach.
La torre de cubos es un libro con varios cuentos.
- Lean el ÍNDICE con los títulos de todos los cuentos.
LA TORRE DE CUBOS
La planta de Bartolo
El deshollinador que no tenía trabajo
Nochero
Mauricio y su silbido
Monigote de carbón
El pueblo dibujado
Bumble y los marineros de papel
Todos los cuentos del libro fueron prohibidos por un decreto del gobierno militar.
- Observen la tapa de La torre de cubos.
La torre de cubos, de Laura Devetach. Córdoba, Editorial Universitaria de Córdoba (Educor), 1966.
Víctor Viano fue el autor de esta ilustración de tapa para la primera edición del libro.
- Conozcan a Laura Devetach, la autora del libro, en una foto tomada en 2017.
Fotografía de Ariel Marcel (Tinkuy), tomada de Couto, Barbi y Micheloud, Mauricio (2017, 22 de noviembre) Lo importante es no olvidar. La nueva mañana. Recuperada en marzo de 2022.
- Lean algunos datos sobre la vida de Laura Devetach:
Laura nació en la provincia de Santa Fe, es docente y escritora. Actualmente vive en la Ciudad de Buenos Aires.
En muchas entrevistas, Laura Devetach contó lo difícil que fue su vida a partir de la prohibición de La torre de cubos. No sólo porque su libro ya no podía ser leído o no podía venderse en las librerías, sino también porque Laura fue perseguida por los dictadores, quienes vigilaban su casa. Su vida y la de su familia corrieron peligro.
El temor llevó a la familia a mudarse a Buenos Aires. Buscaban pasar inadvertidos en una ciudad más grande y poder trabajar con más tranquilidad. Laura Devetach siguió escribiendo, pero solo pudo publicar sus obras cuando en la Argentina volvió a haber democracia.
La lectura de este cuento para niñas pequeñas y niños pequeños estuvo PROHIBIDA durante la última dictadura militar (desde 1976 hasta 1983).
Es decir, este cuento infantil fue censurado; la prohibición nos permite analizar cómo fue la sociedad argentina y cómo transcurrió la vida de las personas en esa época.
¿Qué ideas, qué relatos, qué pensamientos fueron censurados y perseguidos durante la dictadura militar?
- En el aula, pueden compartir la lectura de este recuadro:
La censura en la dictadura militar
El 24 de marzo se cumple un nuevo aniversario del golpe de Estado de 1976. Pasaron 46 años desde el día en que los militares destituyeron a los gobernantes elegidos democráticamente y tomaron el poder por la fuerza. Durante los casi 8 años en que los militares gobernaron la Argentina la sociedad estuvo privada de muchos de sus derechos. Estaba prohibido reunirse, organizar manifestaciones, huelgas y no había libertad de expresión. Antes de publicar un libro, una noticia, estrenar una película, una obra de teatro, etc. el gobierno aplicaba la censura previa. Esto significa que si a las autoridades les parecía que no se debían publicar, los prohibían.
Elaborado por el equipo de la Dirección Provincial de Educación Primaria.
- Les proponemos volver a leer “La planta de Bartolo”. En este caso, pueden hacerlo conversando y pensando cuáles pueden haber sido las razones por las que la dictadura militar censuró un cuento infantil.
La planta de Bartolo
El buen Bartolo sembró un día un cuaderno en un macetón. Lo regó, lo puso al calor del sol, y cuando menos lo esperaba, ¡trácate!, brotó una planta tiernita con hojas de todos colores.
Pronto la plantita comenzó a dar cuadernos. Eran cuadernos hermosísimos, como esos que gustan a los chicos. De tapas duras con muchas hojas muy blancas que invitaban a hacer sumas y restas y dibujitos.
Bartolo palmoteó siete veces de contento y dijo:
—Ahora, ¡todos los chicos tendrán cuadernos!
¡Pobrecitos los chicos del pueblo! Estaban tan caros los cuadernos que las mamás, en lugar de alegrarse porque escribían mucho y los iban terminando, se enojaban y les decían.
—¡Ya terminaste otro cuaderno! ¡Con lo que valen! Y los pobres chicos no sabían qué hacer.
Bartolo salió a la calle y haciendo bocina con sus enormes manos de tierra gritó:
—¡Chicos!, ¡tengo cuadernos, cuadernos lindos para todos! ¡El que quiera cuadernos nuevos que venga a ver mi planta de cuadernos!
Una bandada de parloteos y murmullos llenó inmediatamente la casita del buen Bartolo y todos los chicos salieron brincando con un cuaderno nuevo debajo del brazo.
Y así pasó que cada vez que acababan uno, Bartolo les daba otro y ellos escribían y aprendían con muchísimo gusto.
Pero, una piedra muy dura vino a caer en medio de la felicidad de Bartolo y los chicos. El Vendedor de Cuadernos se enojó como no sé qué.
Un día, fumando su largo cigarro, fue caminando pesadamente hasta la casa de Bartolo. Golpeó la puerta con sus manos llenas de anillos de oro: ¡Toco toc! ¡Toco toc!
—Bartolo —le dijo con falsa sonrisa atabacada—, vengo a comprarte tu planta de hacer cuadernos. Te daré por ella un tren lleno de chocolate y un millón de pelotitas de colores.
—No —dijo Bartolo mientras comía un rico pedacito de pan.
—¿No? Te daré entonces una bicicleta de oro y doscientos arbolitos de navidad.
—No.
—Un circo con seis payasos, una plaza llena de hamacas y toboganes.
—No.
—Una ciudad llena de caramelos con la luna de naranja.
—No.
—¿Qué querés entonces por tu planta de cuadernos?
—Nada. No la vendo.
—¿Por qué sos así conmigo?
—Porque los cuadernos no son para vender sino para que los chicos trabajen tranquilos.
—Te nombraré Gran Vendedor de Lápices y serás tan rico como yo.
—No.
—Pues entonces —rugió con su gran boca negra de horno—, ¡te quitaré la planta de cuadernos! —y se fue echando humo como la locomotora.
Al rato volvió con los soldaditos azules de la policía.
— ¡Sáquenle la planta de cuadernos! —ordenó.
Los soldaditos azules iban a obedecerle cuando llegaron todos los chicos silbando y gritando, y también llegaron los pajaritos y los conejitos.
Todos rodearon con grandes risas al vendedor de cuadernos y cantaron “arroz con leche”, mientras los pajaritos y los conejitos le desprendían los tiradores y le sacaban los pantalones.
Tanto y tanto se rieron los chicos al ver al Vendedor con sus calzoncillos colorados, gritando como un loco, que tuvieron que sentarse a descansar.
— ¡Buen negocio en otra parte! —gritó Bartolo secándose los ojos, mientras el Vendedor, tan colorado como sus calzoncillos, se iba a la carrera hacia el lugar solitario donde los vientos van a dormir cuando no trabajan.
Devetach, Laura (2011) “La planta de Bartolo” en La torre de cubos. Buenos Aires, Alfaguara. Publicado en el Plan Nacional de Lectura, Colección “Las abuelas nos cuentan”, Ministerio de Educación de la Nación, 2013. Ilustraciones de Mónica Pironio. Tomado del Portal EducAr en marzo de 2022. Tomado de la Biblioteca Nacional del Maestro en marzo de 2022.
Para analizar después de la lectura
1. Piensen y comenten entre ustedes y con la maestra o el maestro.
Las preguntas son orientadoras, no es necesario responderlas por escrito.
- ¿Qué cuenta “La planta de Bartolo”? ¿Cómo es Bartolo? ¿Qué piensan acerca de lo que hace con su planta?
- ¿A quién o quiénes podría molestarle esta historia? ¿Por qué?
- ¿Qué ideas pueden haber querido censurar los dictadores?
- ¿Qué piensan acerca de que un gobierno pueda prohibir libros?
- ¿Qué piensan sobre el final del cuento? ¿Se les ocurre otra manera de finalizarlo?
Las siguientes ideas pueden ser una pista para lo que vayan comentando con las compañeras y los compañeros:
- Probablemente el gobierno militar censuró este cuento porque Bartolo no obedece al poderoso Vendedor de Cuadernos y no cede ante sus promesas. Es un niño que desobedece.
- La idea de una planta que produce cuadernos para todas las chicas y todos los chicos, sin importar si tienen dinero para comprarlos o no, es tal vez otra de las ideas que los militares quisieron silenciar.
- El mundo de Bartolo es un mundo con derechos para todas y todos y la sociedad que los militares quisieron imponer favorecía los privilegios de una minoría sin atender a los derechos de todas y todos.
2. Escriban lo que piensan sobre las ideas censuradas.
Sobre la resistencia a la censura
La torre de cubos fue prohibido por un decreto del gobierno militar del año 1979.
1. ¿Qué pasó con la autora?
En muchas entrevistas, Laura Devetach contó lo difícil que fue su vida a partir de la prohibición de La torre de cubos.
Lean su testimonio:
La torre de cubos se prohibió primero en la provincia de Santa Fe, después siguió la provincia de Buenos Aires, Mendoza y la zona del Sur, hasta que se hizo decreto nacional.
A partir de ahí la pasé bastante mal. Porque no se trataba de una cuestión de prestigio académico o de que el libro estuviera o no en las librerías. Uno tenía un Falcon verde* en la puerta. Yo vivía en Córdoba y más de una vez tuve que dormir afuera [de mi casa].
Finalmente nos vinimos con mi marido a Buenos Aires en busca de trabajo y anonimato. Durante todo ese período quise publicar y no pude.
Laura Devetach. El testimonio fue extractado de la revista La Educación en nuestras manos N° 75 (Buenos Aires, SUTEBA, marzo de 2006).
*
Falcon es un modelo de auto de la fábrica Ford. Los Falcon de color verde fueron utilizados por los grupos de tareas encargados de la represión sobre la población. Con los mismos patrullaban las calles, los usaban para los seguimientos, operativos, secuestros y traslados de prisioneros. Los Falcon verdes llegaron a convertirse en un símbolo de la feroz represión ilegal de la dictadura cívico militar en la Argentina (1976-1983). Como los operativos no eran legales, muchas veces estos autos no tenían chapa patente, de modo que no se los podía identificar.
2. ¿Qué pasó con el libro?
La torre de cubos se siguió leyendo a pesar de su prohibición. Muchas maestras y muchos maestros decidieron seguir leyendo a sus alumnas y alumnos los cuentos que les gustaban y consideraban valiosos. Uno de esos maestros es Paulino Guarido.
Las y los invitamos a leer su testimonio:
Testimonio de Paulino Guarido, un maestro
Siempre me gustó ser maestro de Primer Grado, bueno, en general trabajar con los más chicos. Así como también me gusta narrarles o leerles buena literatura.
Cuando comencé a trabajar como maestro ya se había producido el golpe militar¹ y no era sencillo transitar por la vida cuando se tenían ideas muy pero muy diferentes a las de ese gobierno que, dicho sea de paso, nadie había elegido. La escuela, por supuesto, no escapaba de esta situación.
Me acuerdo que entre los maestros –en los recreos o arriba del colectivo– intercambiábamos ideas, textos para leer nosotros como adultos y para leerles a los chicos. Lógicamente no con todos los maestros; pero no por egoístas, sino porque había maestros –como otras tantas personas– que pensaban que lo que estaba pasando estaba bien, que era necesario.
Bueno, lo cierto es que yo me había enamorado de dos cuentos: “La planta de Bartolo” de Laura Devetach y “Un elefante ocupa mucho espacio” de Elsa Bornemann. Un día comenzó a correr de boca en boca, en las escuelas, en el sindicato y en algunas librerías, que había una lista de libros prohibidos. Después, con el tiempo, nos enteramos que la lista estaba escrita, que amenazaban a los autores, que se quemaban los libros. Sin embargo, mientras tanto, yo quería que mis pibes disfrutaran de esta literatura; que conocieran a Bartolo, ese pibe tan pero tan solidario.
¿Entonces, para no meterme en problemas, lo que hacía era escribir en un cuaderno –en el cual los maestros teníamos que escribir lo que íbamos a enseñar día por día– nombres de otros cuentos, o cambiarle el autor o modificar el título. Había que tratar, además, que no quedara nada escrito, ni siquiera dibujos. Los que hacíamos –porque con el
tiempo también nos enteramos que muchos compañeros hacían cosas parecidas– era intentar que eso quedara en la memoria y en el corazón de nuestros pibes. Fue la forma que muchos encontramos para no traicionar nuestros ideales y, a la vez, cuidarnos entre todos.
¡Cómo me gustaría que alguno de esos pibes que ahora son padres leyeran esto! Solamente para que sepan que a pesar del miedo nosotros manteníamos nuestros ideales. Y que gracias a poder vencer algunos miedos hoy Bartolo se encuentra vivito y coleando.
¹ Paulino Guarido se refiere al golpe del 24 de marzo de 1976 que llevó al poder a la Junta integrada por Jorge R. Videla, Emilio E. Massera y Orlando R. Agosti.
Paulino Guarido. Testimonio tomado de la revista La Educación en nuestras manos, edición N° 75 (Buenos Aires, SUTEBA, marzo de 2006).
Algunas preguntas para reflexionar sobre el testimonio:
- ¿Por qué Paulino siguió leyendo a sus estudiantes los cuentos prohibidos?
- ¿Cómo hacía para evitar los peligros de leer estos cuentos en la dictadura?
- ¿Por qué dice que “gracias a poder vencer algunos miedos hoy Bartolo se encuentra vivito y coleando”?
Las y los invitamos a escribir una reflexión sobre lo que hacían Paulino Guarido y otras y otros docentes.
Después de la dictadura
Ya en democracia, Laura Devetach supo que muchas maestras y muchos maestros habían seguido leyendo su libro en las escuelas durante los años de dictadura, resistiendo a la censura a pesar del peligro. Dice la autora:
Maravillosamente el libro siguió circulando pero sin mi nombre: era incluido en antologías, los maestros hacían copias a mimeógrafo y se los daban para leer a los alumnos. Muchos lectores se me acercaron después y me dijeron que habían leído mis cuentos en papeles sueltos, sin saber de quién eran. Recuerdo varias Ferias del Libro en las que las maestras me acercaban esas hojas mimeografiadas para que se las firmara.
Laura Devetach. El testimonio fue tomado de la revista La Educación en nuestras manos, edición N° 75 (Buenos Aires, SUTEBA, marzo de 2006).
- Lean la dedicatoria que escribió Laura Devetach cuando su libro fue editado nuevamente después de la dictadura:
A todas las maestras y todos todos los maestros que hicieron rodar estos cuentos cuando no se podía, ¡muchas gracias!
Dedicatoria tomada de Devetach, Laura (1985) La torre de cubos. Buenos Aires, Editorial Colihue, colección Libros del malabarista.
El video “Prohibido no leer”, producido en 2006 a través de un concurso público convocado por Radio y Televisión Argentina y la Secretaría de Cultura de la Nación, forma parte del ciclo “30 años de democracia” y documentó un encuentro entre Laura Devetach y Paulino Guarido. En la conversación, la escritora habla del agradecimiento que siente hacia los maestros a quienes dedicó su libro.
Encuentro entre Laura Devetach y Paulino Guarino
Paulino: En uno de los últimos encuentros con los compañeros, nosotros evaluábamos por qué nosotros no podíamos contarles a los chicos estos cuentos. ¿Era sólo por este llamado a la solidaridad de Bartolo, por el llamado a la huelga del elefante*, o es que no se podían permitir que nuestros pibes más pobres tuvieran acceso a la belleza, el arte…? Entonces nosotros, enterados de la prohibición, los hacíamos circular de mano en mano, como podíamos, y aparecían tus cuentos con otros nombres…
Laura: Para mí es una experiencia… no tengo palabras, la palabra agradecimiento es muy chiquitita. Nunca me imaginé que iba a existir este momento, realmente. Es muy emocionante, es maravilloso.
Paulino: Y yo no sé cuántas veces habré contado estos cuentos y de qué manera. Hay una alumna que dice que guardó todos los cuadernos, entonces hay una posibilidad de rastrear en ese cuaderno, buscar hoja por hoja a ver si por los dibujos, por alguna señal podemos inferir que ahí está algo de estos libros prohibidos porque no podíamos poner el título ni el nombre de la autora. Vos no estás… Laura no aparece.
Laura: Sí. Y bueno, [si en esos años] yo trabajaba como coordinadora del departamento de Letras de un profesorado y no figuraba en la planta [docente], era un fantasma.
Laura: No sé qué es lo que uno haría ahora en este momento, ¿no? Esperemos que no tengamos la oportunidad de hacerlo… Sin embargo, hay que resistir lo mismo. Hay que seguir resistiendo porque a la democracia hay que cuidarla.
* Se refiere a Un elefante ocupa mucho espacio de Elsa Bornemann, otro de los libros prohibidos por la dictadura.
Diálogo tomado de: “Prohibido no leer”, producido por la TV Pública y la Secretaría de Cultura de la Nación para el ciclo “30 años de democracia”
Paulino Guarido y Laura Devetach se encontraron en varias ocasiones. Una de ellas fue en la Biblioteca Popular Virrey del Pino durante la presentación de la primera edición del cuento “La planta de Bartolo” que se realizó por fuera de la antología que lo contenía.
De la presentación de esta nueva edición del cuento participaron Paulino Guarido, Laura Devetach (autora del libro) y Alejandro O Kif (ilustrador del libro). Foto gentileza de la Biblioteca Popular Virrey del Pino.
Paulino Guarido y una planta de libros como la que cuidaba Bartolo. Foto gentileza de la Biblioteca Popular Virrey del Pino.
Paulino Guarido junto a un grupo de alumnas y alumnos a los que les leía “La planta de Bartolo” en las épocas oscuras. Foto gentileza de la Biblioteca Popular Virrey del Pino.
Para seguir pensando
Durante la última dictadura cívico-militar los derechos más elementales de la ciudadanía fueron violentados. Los militares reprimieron de muchas maneras a la población y llegaron a cometer numerosos crímenes de lesa humanidad como el secuestro y la desaparición de personas y el robo de bebés. Muchos de los responsables de la represión ilegal fueron juzgados y actualmente cumplen condena. En la actualidad se continúan desarrollando juicios por los delitos cometidos durante la dictadura.
Pero así como hubo muchísimas formas de reprimir y controlar a la población mediante la suspensión del derecho de reunión, de la actividad de los partidos políticos, de los sindicatos, la censura a la prensa y de todas las expresiones artísticas, los despidos, las amenazas, los secuestros, las detenciones sin causas; también hubo múltiples formas de resistencia.
Tal vez la más conocida sea la de los organismos de Derechos Humanos y, entre ellos, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Pero también funcionaron en forma clandestina agrupaciones políticas, organizaciones de trabajadores, de estudiantes, publicaciones que denunciaban lo que estaba pasando en el país, etc. Muchas personas como Guarido y otras maestras y otros maestros, desafiaron las reglas impuestas por el gobierno de facto poniendo en riesgo su seguridad para expresar sus ideas y organizar distintas acciones de resistencia tanto individual como colectivamente.
- Las y los invitamos a escribir una reflexión sobre la vulneración de derechos y las formas de resistencia.
Bibliografía
Ministerio de Educación de la Nación (2010). Pensar la dictadura: terrorismo de Estado en Argentina. Preguntas, respuestas y propuestas para su enseñanza. Buenos Aires, Ministerio de Educación de la Nación.
Obra literaria
Devetach, Laura (1966) “La planta de Bartolo” en La torre de cubos. Córdoba, UNCOR.
Videos
En 2021, produjimos tres breves videos para reflexionar con maestras y maestros sobre la celebración del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Son muy interesantes aunque en los mismos encuentren alusiones a la situación de escolaridad alternada que vivíamos en ese momento.
Prohibido no leer, ciclo “30 años de democracia”. Producido por Radio y Televisión Argentina y la Secretaría de Cultura de la Nación, 2006.
Laura Devetach, Fragmento de la entrevista realizada para el archivo de la Audiovideoteca de Escritores, 2007.
Imagen de portada: Icons8