“Desafío mortal”. Orientaciones docentes

Propuesta de trabajo vinculada al cuento popular de Gustavo Roldán.

Creado: 16 junio, 2023 | Actualizado: 9 de agosto, 2024

“Desafío mortal” es uno de los tantos cuentos en los que Gustavo Roldán¹ recupera, recrea y reinventa la tradición oral de los cuentos populares². El espacio narrativo es el monte chaqueño, allí conviven sus personajes. Algunos son animales de gran tamaño y fuerza –como el puma o el elefante que Roldán incluye en varios de sus relatos–, muchos otros de menor tamaño –incluso muy pequeños– como la pulga y el piojo. Esta comunidad de animales es especialmente conversadora y vive alegrías y problemas de la realidad cotidiana, como los de cualquier persona.

Este cuento forma parte de la Colección Leer x Leer, lecturas para compartir en voz alta (Plan Nacional de Lecturas). Está disponible para su consulta o descarga en el Portal Educ.ar.

 

PARA ABRIR EL INTERCAMBIO

Después de haber leído el cuento, la o el docente puede compartir comentarios de lectora o lector o preguntas que permitan a las niñas y a los niños comenzar a conversar acerca del sentido global para luego avanzar y profundizar en el desarrollo de la historia y compartir sus apreciaciones acerca del relato. Por ejemplo:

  • Hacer un comentario que invite a pensar en el sentido del título y su relación con la historia:
  • ¿Por qué este cuento se llama “Desafío mortal”? 
  • Cuando leí este título, “Desafío mortal”, me llamó mucho la atención y pensé, ¿qué pasará para que tenga un título tan impactante? Después de leerlo, me di cuenta de que había sido una muy buena decisión del autor ponerle ese título a este cuento, ¿ustedes qué piensan?
  • Compartir algún comentario acerca de ese y de otros cuentos de Gustavo Roldán:
  • Al principio pensé que efectivamente el piojo iba a quedar estampado contra algún otro árbol o una piedra, pero luego me fui dando cuenta de que era bastante astuto, como otros personajes de los cuentos de Roldán… ¿A ustedes les dio la misma sensación? 
  • Recuperar alguna expresión de los personajes del cuento que se vincule con el núcleo de la historia y el título:
  • En varias oportunidades, distintos animales le dicen al piojo que es “una pelea despareja”, ¿a ustedes también les parece que es despareja?, ¿por qué?

A lo largo de la historia, el desarrollo de la pelea y las razones que la generan constituyen el motivo que organiza la trama y la hace avanzar. Seguramente, las chicas y los chicos compartirán distintas opiniones en torno a ese enfrentamiento. Por ejemplo, se detendrán especialmente en uno u otro personaje; en los efectos que les ha provocado como lectoras y lectores, como la gracia o el temor; en algunos momentos del desarrollo de la pelea o sus anticipaciones acerca del desenlace que esperaban…

Para profundizar la interpretación de la historia y también focalizar en su relato –es decir, en las formas en que esa historia está contada–, es relevante que la o el docente converse con las chicas y los chicos alrededor de algunos de los ejes que se proponen a continuación.

Una pelea a muerte

La o el docente podrá focalizar el intercambio en la pelea para reparar en las acciones que se suceden en ese momento de la historia y en las reacciones de los personajes.

A continuación, compartimos algunas sugerencias para conversar sobre el accionar del puma.

La o el docente puede proponer que relean la escena de la pelea entre el puma y el piojo y reparen en expresiones tales como “…mostró los dientes. Todos los dientes”; “El puma rugió y largó un zarpazo”, “Y los animales dieron un largo paso para atrás” para que adviertan el temor que el puma genera en los animales que observan la pelea. Al detenerse en los motivos de ese “largo” paso –los animales no se corren hacia atrás simplemente–, podrán advertir que se trata de desconfianza, temor o miedo, aunque no aparezca dicho explícitamente.

También se puede pedir a las chicas y a los chicos que se fijen especialmente en lo que le sucede al piojo en ese momento de la pelea –vuela, se estrella contra un quebracho y luego queda colgado en lo más alto de un algarrobo– para profundizar en indicios que colaboren con la interpretación de la superioridad inicial del puma que puede llevar a la lectora o al lector a pensar que el piojo será el perdedor de ese enfrentamiento y que, probablemente, será un “desafío mortal”. Aquí será oportuno detenerse también en la expresión “lo más alto del árbol”, ya que da cuenta de la gran fuerza del puma en ese “otro zarpazo”.

Avanzada la pelea, el piojo demuestra su coraje y sus inesperadas habilidades para enfrentarse al puma. Este cambio en la actitud del piojo es advertido no solo por el lector –a partir de distintas pistas que ofrece el relato– sino también por su rival.

  • El puma continúa dando manotazos pero pareciera que el piojo ya no es el mismo que al inicio de la pelea, ¿cómo reacciona el piojo ahora ante esos manotazos? Volvamos a leer qué es lo que sucede:

—¡Bueno, basta! –dijo el sapo–. ¡Ya está bien!

—¡Nada de basta! –gritó el piojo bajando a los saltos de rama en rama–. ¡Nada de basta!

Y saltó desde el árbol a la oreja del puma y se prendió como garrapata, dispuesto a chuparle hasta la última gota de sangre.

El puma rugió y se pegó un tremendo manotazo en la oreja para aplastar ahí mismo al piojo. Pero el piojo ya no estaba. Había saltado a la otra oreja y lo mordía desesperadamente. Otro manotazo del puma y el piojo casi aprende a volar.

—¿Y si terminamos la pelea? –dijo el elefante dando un paso adelante.

—¡Atrás todos! –gritó el piojo–. ¡Nada de terminar la pelea! —Y atropelló manotazos al aire.

  • ¿Qué dice el piojo cada vez que lo quieren detener? ¿Cuál es su actitud? 

Si las chicas y los chicos disponen del texto ante sus ojos, la o el docente puede solicitarles que localicen las expresiones del piojo cuando el sapo y el elefante intentan detener la pelea. Asimismo, puede promover que reparen en las marcas del texto –los signos de exclamación– que dan cuenta del tono de voz elevado del personaje que, en esta ocasión, permiten al lector reconocer su indignación y su euforia, aunque esto no se diga explícitamente.

Para reparar en lo que hace el puma y en lo que piensa sobre el piojo, se puede proponer a las chicas y a los chicos que localicen y relean lo que dice el narrador acerca de las acciones y pensamientos de este personaje. Por ejemplo, “El puma retrocedió sorprendido. No había pensado que ese bichito pudiera pelear con tanta furia”.

Asimismo, será pertinente conversar sobre los motivos que generaron esa pelea tan feroz.

  • Luego de la pelea, ya más tranquilos, los animales del grupo se quedaron conversando con el piojo tratando de entender lo sucedido. ¿Cómo explica el piojo su decisión de seguir peleando a pesar del temor que sentía frente al puma?
  • ¿El piojo se enojó porque el puma pisó su sombra o fue por otro motivo? ¿Qué piensan ustedes?

Releer el siguiente fragmento contribuirá a profundizar en las razones de la actitud del piojo:

—¿Por qué pelearon? –preguntó el elefante.

—Porque casi me pisa. Pasó sin mirar y casi me pisa. Y cuando yo grité me mostró todos esos dientes que tiene y encima me insultó y me pisó la sombra.

—¡Lo insultó! –dijo el sapo–. ¡Le pisó la sombra! ¿Qué le dijo?

—En realidad, nada. Pero me miró como si me insultara. Y movió la pata y casi me pisa otra vez. Y de nuevo me pisó la sombra. Entonces me enojé y lo desafié a pelear.

  • Algunas chicas y algunos chicos dicen que el puma no tenía intenciones de pisar al piojo ni de pelear con él sino que solo reacciona porque éste le grita; otras y otros dicen que no tenía la intención de pisar a los animales pequeños pero tampoco le importaba si los pasaba por arriba. Ustedes, ¿qué opinan? 

La o el docente podrá hacerles reparar en expresiones como “pasó sin mirar”, “me miró como si me insultara”, “me pisó la sombra” y los reiterados “casi me pisa”. De esta forma, se comprenderá mejor el punto de vista del piojo –sus motivaciones para pelear con el puma– ya que, en este fragmento, es él quien relata los hechos y lo hace tomando posición frente a ellos.

Recuperar el final del cuento permitirá conversar tanto sobre la posición determinante del piojo como sobre la reacción del elefante y el sapo, por ejemplo:

  • A mí me llamó la atención que ese animal tan chiquito, al finalizar el cuento, con gran convicción, argumente sobre sus motivos para pelear con el puma. Parece un discurso. Lo releo.

—Ya sé que no, pero las cosas tienen sus límites. Y creo que se estaba pasando de la raya. ¿Sabe, don elefante?, a veces los bichos chicos tenemos que defender a muerte la dignidad. Si no resistimos, si no defendemos la dignidad, entonces sí que estamos listos. Y un buen piojo no puede permitir que nadie le pise la sombra.

  • Dice: “Un buen piojo no puede permitir que nadie le pise la sombra”. ¿Qué piensan ustedes acerca de esa expresión? ¿Será una forma de referirse a otra cosa o hablará realmente de la sombra?
  • En la parte final del cuento el elefante y el sapo se miran y con disimulo dan un paso hacia atrás, ¿por qué será?

Vivir la pelea

La historia “Desafío mortal” tiene una particularidad: inicia con el diálogo directo de varios personajes que en su contrapunto de voces anuncian una pelea que se desencadenará de forma inminente. Esto hace que los lectores entremos rápidamente en la escena de la pelea, casi como espectadoras y espectadores de una obra de teatro.

Por su parte, el relato de la pelea se caracteriza por la descripción de rápidos y breves movimientos desde la voz del narrador en oraciones también breves en las que predomina una seguidilla de verbos de acción en pretérito perfecto, que alternan constantemente con la voz de los personajes en discurso directo. En ese juego de voces con gritos cortos se generan imágenes auditivas y táctiles. Es así como la forma en que se relata la historia provoca que los lectores puedan vivir “de cerca” la pelea con la tensión, la velocidad de los hechos y el frenetismo del combate, casi como si estuvieran presentes junto a los animales que rodean a los contrincantes.

Las voces de los personajes nos permiten conocer de primera mano algo acerca de su naturaleza e intenciones. En cambio, la introspección del puma se comunica desde la voz del narrador, a través de la cual –con cierta distancia– conocemos los sentimientos e intenciones del puma.

Algunas intervenciones que focalizan en los aspectos antes mencionados podrían ser:

  • Releamos el principio del cuento, que es bastante diferente de otros. ¿Qué tiene de particular este comienzo?

—¡Claro que voy a pelear!

—No, don piojo, usted no puede pelear con el puma.

—¿Que no puedo? ¿Por qué no puedo?

—Es una pelea despareja.

—Igual voy a pelear. Y ya mismo.

Seguramente, las niñas y los niños advertirán que son aquí los personajes quienes comienzan a hablar directamente sin que sepamos siquiera dónde están o cuándo sucede.

  • Unas chicas y unos chicos de otra escuela me dijeron que era difícil darse cuenta de quién está hablando porque no lo dice. ¿Ustedes qué piensan? ¿Se dieron cuenta de quiénes hablan? ¿Quién será el que le está diciendo al piojo que no puede pelear? ¿Cuándo se dieron cuenta? 
  • Hay una parte del cuento que me da la sensación de que estoy ahí en la pelea y sucede todo muy rápido. Les leo esa parte: 

—¡Vamos, pelee! –gritó el piojo atropellando.

Otro manotazo del puma y el piojo fue a caer arriba del elefante, ahí rebotó y cayó sobre el lomo del tapir.

—¡Lo va a matar! –dijo el oso hormiguero.

—¡Lo va a destrozar con sus garras! –dijo el coatí.

—¡Lo va a morder con esos enormes colmillos! –dijo la iguana.

—¡No podemos dejar que sigan! –dijo el sapo.

—¡Tenemos que hacer algo! –dijo el quirquincho.

—¡Por favor, don elefante, usted puede pararlos, haga algo! –pidió la cotorrita verde.

  • ¿A ustedes también les da esa sensación?, ¿qué será lo que provoca esa impresión de rapidez? 

Hacer notar el tipo de informaciones que el narrador le da al lector y los indicios que ofrece sobre su punto de vista constituye una oportunidad para reflexionar sobre aspectos importantes del relato. Por ejemplo:

  • Al inicio del cuento, luego de que los otros personajes le dicen al piojo que la pelea es despareja, dice: (lee) “El piojo y el puma se enfrentaron. Los ojos de los dos echaban chispas, dispuestos a una pelea a muerte”. ¿Qué querrá decir con “los ojos echaban chispas”? ¿Por qué será que dice “una pelea a muerte”?
  • Después de que el puma da un nuevo manotazo al piojo, este vuela y aun así se resiste a terminar la pelea. (Lee) “El puma retrocedió sorprendido. No había pensado que ese bichito pudiera pelear con tanta furia”. Aquí el narrador llama al piojo “ese bichito” ¿qué querrá enfatizar al llamarlo así? 
  • Algunas chicas y algunos chicos que leyeron este cuento me dijeron que todos parecían amigos del piojo, incluso el narrador del cuento, porque cuando termina la pelea ya no se sabe nada más del puma. No se sabe lo que hizo, ni adónde fue. En cambio, sí nos enteramos de lo que hacen y dicen el piojo y los otros animales que se quedaron con él. Ustedes, ¿qué piensan?
  • ¿Hay alguna otra pista que nos permita pensar que esos animales forman parte de un mismo grupo, que andan juntos, se conocen y se protegen?

Un mundo del monte, el mundo Roldán

Los personajes que aparecen en este cuento de Gustavo Roldán también viven en gran parte de su obra. Encontramos con frecuencia al sapo, al quirquincho, al coatí, a piojos y pulgas, a pumas y tigres; y en varias oportunidades, al inofensivo e imponente elefante que resulta extraño en el monte.

A modo de saga, en cada oportunidad, frente a diversas situaciones, cada uno mantiene roles similares y se comporta con motivaciones propias del ser humano y de un colectivo que vive en una sociedad desigual, en este caso encarnada en el monte chaqueño.

Para conocer más ese mundo de personajes y vida en común, además de conversar en el espacio de intercambio acerca de las actitudes y los sentimientos del piojo que protagoniza “Desafío mortal”, será productivo proponer situaciones en las que las chicas y los chicos lean por sí mismos –en parejas o de forma individual– otros cuentos de este autor o, al menos, ciertos fragmentos de ellos. Será posible así ampliar el conocimiento del mundo creado por Roldán y, en particular, profundizar en características de los otros personajes: se irá reconociendo a la pequeña pulga y al piojo que –inquietos y no conformistas– se arriesgan; al sapo conversador y preguntón que construye una realidad con lo que sabe y lo que inventa; al tatú conciliador y sabio; al enamoradizo y sensible coatí e incluso comprender cómo llega el elefante a ese lugar tan distante de África o de Asia.

Proponemos la lectura de otro cuento de Gustavo Roldán, La noche del elefante” en el que se relata la bella historia acerca de cómo el elefante y la elefanta llegan al monte chaqueño después de un larguísimo recorrido. Disponible en Mi biblioteca personal. 

Asimismo, la o el docente podrá compartir algunos fragmentos de entrevistas a Gustavo Roldán para saber más sobre el autor, para comentarlos y luego, en otra clase, proponer que las chicas y los chicos lean por sí mismos otros fragmentos (Ver Anexo: Para saber algo más sobre los personajes del mundo Roldán / Para saber algo más sobre el autor y su obra / El señor de los animales).

Para empezar, vale la pena detenerse en algunas reflexiones de este bicho chiquito que está decidido a no dejarse atropellar:

  • Una vez terminada la pelea, el coatí le dice al piojo que fue peligroso y que lo hizo temblar todo el tiempo. En ese momento el piojo le responde: “No se preocupe, amigo coatí, yo temblaba más todavía”. ¿Qué querrá decirle con esto al coatí? 
  • ¿Hay alguna pista en el cuento de cómo se sentía el piojo mientras peleaba con el puma? Les vuelvo a leer lo que dice el piojo en esa escena. 

—¡Nada de basta! –gritó el piojo bajando a los saltos de rama en rama–. ¡Nada de basta!

¡Atrás todos! –gritó el piojo–. ¡Nada de terminar la pelea! –Y atropelló manotazos al aire.

—¡Vamos, pelee! –gritó el piojo atropellando.

  • ¿Por qué será que grita, salta, da manotazos y atropella? Cuando yo lo volví a leer me dio la sensación de que se muestra valiente pero que en realidad está temblando de miedo y nervios. También me dio un poco de risa… tan chiquito y tan confiado en sí mismo.

No se dice mucho en el cuento acerca del lugar donde transcurre la historia. Sin embargo, la o el docente podrá informarles que algunos de los animales (puma, iguana, tapir, quirquincho, oso hormiguero) son propios de zonas como el caluroso y seco monte chaqueño, de la misma manera que los árboles que allí se mencionan (el algarrobo y el quebracho).

 

LECTURA DE LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS POR SÍ MISMOS

Las situaciones de lectura de las niñas y los niños por sí mismos, como lo hemos señalado en otros materiales, son una nueva oportunidad para profundizar en aspectos ya comentados en los intercambios anteriores, construir nuevos sentidos, detenerse en detalles que puedan haber pasado inadvertidos en las primeras lecturas y avanzar en las posibilidades y autonomía de lectura de cada niña y cada niño. Sugerimos que en varias oportunidades se los agrupe en parejas ya que, de esta manera, podrán colaborar entre ellas y ellos para ajustar sus interpretaciones conversando a partir de lo que cada estudiante entiende.

Además de las relecturas que se asignen a las chicas y a los chicos durante los espacios de intercambio, se les puede proponer leer con distintos propósitos significativos algunos fragmentos del cuento que ya es conocido por el grupo (Ver Anexo. Fragmentos del cuento “Desafío mortal”).

Después de los comentarios referidos al protagonista y a su rival, será interesante profundizar en las reacciones de los otros animales que presencian la pelea. Cuando el piojo y el puma comienzan a pelear, el sapo y luego el elefante tratan de detenerlos. Los animales del monte parecen preocupados e intentan detener al piojo vociferando; no son meros observadores, sino que intervienen con distintas intenciones: advertir sobre las consecuencias de la pelea, convencer a uno de los contrincantes de cesar en su actitud, solicitar ayuda a otros animales para lograr que termine el desparejo desafío.

Se puede proponer a parejas de estudiantes a las que todavía les resulta muy esforzado leer que busquen cuáles son los animales que intentan detener la pelea y qué dice cada uno de ellos para lograrlo. Otra opción que ofrece más ayuda es darles el cuadro con los nombres de los animales para que solo completen lo que dice cada uno. En este caso, las chicas y los chicos podrán usar el nombre del animal dado para localizar el sector del texto a releer, identificar más fácilmente qué dice cada uno para luego transcribirlo (Ver Anexo. ¿Quién lo dice?).

Luego de registrar los dichos y también recordar cómo fueron actuando, podrán comentar:

  • ¿Por qué creen que esos animales intentan detener al piojo?
  • ¿Por qué será que el elefante logra acabar con el enfrentamiento?
  • ¿Qué características manifiesta cada uno de esos animales? Por ejemplo, el oso hormiguero, a pesar de su tamaño, parece ser muy temeroso. ¿Y los demás?

Mientras la o el docente acompaña e interviene especialmente con este grupo de estudiantes que requieren ayuda más cercana, puede favorecer la autonomía de las chicas y los chicos que leen con cierto esfuerzo pero logran encontrar sentido y, también, desafiar a quienes presentan un mayor nivel de avance para que sigan conquistando autonomía en la lectura de textos más extensos. Por ejemplo, los primeros podrían leer en parejas “Sobre lluvias y sapos” y los segundos, “El monte era una fiesta”. Luego de comentar entre ellas y ellos el cuento y pensar en su título en relación con la historia, se les puede solicitar que comparen con “Desafío mortal” para advertir si allí hay algún tipo de enfrentamiento, entre quiénes y cómo lo resuelven y qué otros personajes aparecen. De manera similar, se podría proponer la lectura de “El piojo caminador” y “Cuento con piojo y picaflor”. En cada uno, podrán recuperar qué hacen y qué dice el personaje del piojo e incluso, el del sapo y otros animales peligrosos –similares al puma, como el tigre o el jaguar–. A partir de ello, podrán pensar colectivamente si estos animales presentan características similares y cuáles son.

Asimismo, las niñas y los niños que leen con más autonomía y solvencia podrán enfrentarse a fragmentos de las entrevistas a Gustavo Roldán para conocer algunas razones que lo llevaron a escribir esas historias de animales del monte chaqueño. Además, podrán asumir el desafío de leer nuevos cuentos de animales de este autor para conocerlos, disfrutarlos y seguir adentrándose en la vida de ese mundo y del estilo Roldán.

Estas situaciones de lectura de las chicas y los chicos por sí mismos se irán articulando con lecturas de la o el docente e intercambios colectivos, y también con algunas situaciones de escritura. Considerando “Desafío Mortal” y también otros cuentos de Roldán que se hayan leído, se pueden proponer situaciones de lectura como las siguientes.

  • Rastrear cuáles son los animales que miran la pelea sin olvidar ninguno para que nadie quede fuera y hacer una lista con ellos. Recurrir luego a otros cuentos de Gustavo Roldán ya leídos –sea por la o el docente del grupo, la o el docente bibliotecario o por las chicas y los chicos– para buscar cuáles de esos animales aparecen e ir ampliando la lista a medida que lean nuevos cuentos del autor.
  • Luego de haber intercambiado sobre la pelea, releer detenidamente ese episodio para reconocer cuáles son las estrategias de lucha que usa el piojo para superar la diferencia de tamaño con su rival.
  • Releer lo dicho por los diferentes personajes –durante la pelea y cuando conversan sobre sus motivos– para profundizar en la interpretación de cómo es y cómo actúa cada uno a fin de advertir si se sostiene esa misma forma de actuar en otros cuentos de Roldán que lean (desarrollamos esta propuesta abajo).
  • Luego de haber intercambiado sobre diversos aspectos del cuento y de detenerse en las características, las motivaciones y los sentimientos de los personajes, ensayar –en pequeños grupos– la lectura en voz alta de diferentes episodios. Por ejemplo, mientras algunas chicas y algunos chicos asumen las voces de los personajes y la voz del narrador desde el comienzo de la pelea hasta el final –con las disculpas incluidas–, otras y otros se hacen cargo de ensayar la lectura de la conversación final entre los animales y sus reflexiones sobre lo sucedido. Después de los ensayos, pueden presentar su lectura –a modo de teatro leído– a otros grupos de la escuela.
  • Leer los títulos de una agenda de lectura de cuentos de Gustavo Roldán para marcar el ya leído y reconocer los otros posibles a leer o bien para recuperar todos los cuentos del autor que van conociendo (Ver Anexo. Agenda de lectura) .
  • Organizar un círculo de lectores de cuentos de Gustavo Roldán. Solicitar en la biblioteca de la escuela los ejemplares del autor con los que se cuenta y así poder llevarlos al aula por un tiempo; conseguir en préstamo alguno perteneciente a algún miembro de la familia o pedirlo en la biblioteca cercana son recursos para reunir unos cuantos ejemplares. Se puede proponer ficharlos y elegir el que va a leer cada estudiante. Luego de dedicar un tiempo a leer, será oportuno comentar y recomendar a otras y otros integrantes del grupo para realizar nuevas elecciones.
  • Hacer una encuesta a docentes y estudiantes de la institución para relevar si han leído los cuentos de Gustavo Roldán y cuáles son los títulos más conocidos. Se puede organizar una tabla con unos siete u ocho títulos donde las niñas y los niños tilden aquellos que fueron leídos por la entrevistada o el entrevistado. Estos títulos pueden ser los mismos que se presentan en la agenda de lectura y algunos más. Seguramente será necesario ensayar la lectura de los títulos antes de entrevistar a las otras y los otros integrantes de la escuela, lo cual permitirá avanzar como “lectores en voz alta” a quienes así lo requieran³.

Finalmente, sugerimos proponer una conversación acerca de cómo funcionan todos estos animales que no constituyen una pequeña familia –como en “Ricitos de Oro”– ni tampoco una gran familia –como en “El hijo del Elefante”– y enfrentan a desconocidos. En este caso, se trata de un grupo cuyos integrantes se protegen entre sí y conocen a otros que habitan su mismo espacio, incluso a los grandes y fuertes que pueden resultar peligrosos.

 

ESCRITURA DE LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS POR SÍ MISMOS

En el marco del cuento Desafío mortal, sugerimos dos propuestas de escritura que presentan desafíos diferentes según sus características y el tipo de transformaciones a efectuar respecto al texto-fuente. La o el docente evaluará cuál de las propuestas siguientes son más adecuadas para su grupo de estudiantes:

  • reescribir una parte central de la historia: el elefante pisa la sombra del piojo y este lo desafía a pelear;
  • escribir un nuevo episodio: la discusión entre el piojo y el puma que da origen a la pelea.

Reescribir una parte central de la historia plantea la producción de un texto extenso y requiere que las niñas y los niños recuperen una parte de la historia que ya conocen e introduzcan algunas transformaciones necesarias dado el nuevo contrincante del piojo. Se trata de escribir una nueva pelea –a modo de “un cuento de volver a empezar”, donde uno de los rivales se mantiene–, lo cual permite conservar algunas características del texto original: la forma de actuar del piojo, sus inesperadas habilidades de lucha frente a un animal poderoso y de gran tamaño y lo que dice durante la pelea. Será necesario introducir variaciones vinculadas con el nuevo personaje: cómo caracterizar al elefante –con la restricción de conservar los rasgos de este animal que se presentan en el cuento original o bien considerando aquellos que aparecen en otros cuentos de Roldán–; qué pistas introducir en el relato que generen cierto efecto en el lector –que anticipen quién tiene más posibilidades de ser el vencedor y que generen cierto temor en los otros animales que observan la pelea y en su rival (aunque este no lo explicite)– y cuáles serán sus reacciones durante la pelea. Habrá que decidir también qué animal se encargará esta vez de detener el enfrentamiento, puesto que ahora es el elefante quien se enfrenta al piojo.

Para colaborar con las chicas y los chicos en la resolución del problema de escritura planteado será necesario que la o el docente realice intervenciones como las siguientes:

  • Releer la escena de la pelea entre el piojo y el puma. La relectura puede ser compartida con las niñas y los niños. El sentido de esta relectura reside en recuperar ese episodio de la historia reparando en los hechos que habrá que relatar y en el orden en que están narrados –primero, el elefante parece estar ganando la pelea; a continuación, y en varias oportunidades, algún animal intenta detener el enfrentamiento; luego, don piojo despliega inesperadas habilidades de lucha; por último, uno de los animales da por finalizado el enfrentamiento–.
  • Recordar lo ya conversado en los espacios de intercambio entre lectoras y lectores sobre las reacciones del piojo y sus habilidades de combate (grita, alienta a seguir peleando, salta rápidamente, esquiva los golpes, se pone encima del rival, muerde, “se prende como garrapata”). La o el docente puede proponer a las chicas y a los chicos –agrupados en parejas– que registren los acuerdos alcanzados o bien puede hacer un único registro de forma colectiva. Si se propuso un trabajo en parejas, será necesario luego hacer una puesta en común.

Será pertinente también recuperar lo conversado sobre los sentimientos de don piojo que se vislumbran detrás de sus acciones: al gritar o atropellar, por ejemplo, da la impresión de enfurecerse desmesuradamente, parece que su enojo lo enceguece…

  • Debatir acerca de posibles reacciones del elefante durante la pelea y sus habilidades de combate. La o el docente podrá recurrir a otros cuentos del autor y leer –o pedir a las niñas y a los niños que lean por sí mismos– fragmentos donde se presentan algunas características de este personaje del mundo Roldán: el inofensivo e imponente elefante que resulta extraño en el monte. Esta propuesta se articula, especialmente, con la presentada en el apartado “Lectura de las niñas y los niños por sí mismos” donde se plantea la situación de rastrear en otros cuentos del autor la presencia o no de los personajes de “Desafío mortal”. Será una oportunidad –a propósito de resolver un problema de escritura– para detenerse en aquellos momentos de diferentes historias donde aparece el elefante. Por ejemplo, la o el docente puede compartir con las niñas y los niños fragmentos como los siguientes:

(…) la pulga, acordándose de la trompa de los elefantes, de las patas de los elefantes, de los grandes colmillos de los elefantes, y de esas orejotas por donde había paseado tantas veces, en sus años de circo, estaba que lloraba de rabia.

Prohibido el elefante, Gustavo Roldán

(…) Era un elefante joven, con colmillos que comenzaban a crecer con fuerza, cuando conoció el miedo. Fue cuando llegaron los cazadores. Hasta entonces creía ser un animal más fuerte, un animal que podía matar al león con su trompa poderosa y sus colmillos. Un animal que ya había enfrentado al tigre de suaves manchas y lo había visto huir.

La noche del elefante, Gustavo Roldán

A medida que se recurre a diferentes obras de Gustavo Roldán con el propósito de rastrear las características del elefante –incluso sus posibles formas de pelear–, la o el docente puede ir registrando los hallazgos. Este registro puede realizarse en un papel afiche y a la vista de todo el grupo o en los cuadernos de cada niña y cada niño. Sea una forma de registro o la otra, se sugiere que se efectivice en una superficie no borrable para que pueda recuperarse en el momento de la producción.

  • Ofrecer distintas posibilidades de transformación del texto original y compararlas, por ejemplo:

Algunas chicas y algunos chicos de otra escuela escribieron una parte de la pelea así (y escribe en el pizarrón):

…el piojo desafió a pelear al gran elefante. Los ojos del piojo echaban chispas, estaba dispuesto a pelear a muerte.

El elefante, que ya había enfrentado al tigre hace muchos años, no quería pelear de nuevo, pero el piojo gritaba y gritaba.

—¡Vamos, pelee!

El elefante levantó su larga y poderosa trompa, acercó los grandes colmillos al piojo y…

  • ¿Qué cambios hicieron respecto a la pelea del cuento “Desafío mortal”? ¿Qué características del piojo decidieron conservar del cuento original? ¿Qué pistas nos dan las chicas y los chicos de cómo es el elefante?
  • La última frase (“levantó su larga y poderosa trompa, acercó los grandes colmillos”) me recuerda lo que el autor dice sobre el puma en “Desafío mortal”: “el puma mostró los dientes. Todos los dientes”. ¿Cómo podríamos contar nosotros el momento en que el elefante reacciona y ataca al piojo?
  • Ofrecer un posible comienzo del relato…

—Pero, don piojo –dijo el elefante–, un piojo no puede pelear con un puma.

—Ya sé que no, pero las cosas tienen sus límites. Y creo que se estaba pasando de la raya. Los bichos tenemos que defender nuestra dignidad y un buen piojo no puede permitir, jamás, que nadie le pise la sombra.

El elefante, que escuchaba atentamente, bajó su mirada y advirtió que una pizca de su gran pata pisaba la sombra del piojo. Entonces, don piojo…

La propuesta de escribir un nuevo episodio, si bien apunta a una producción que puede resultar más breve que la anterior, enfrenta a las niñas y a los niños a un problema de escritura más complejo: crear un episodio que narre las causas del hecho principal de la historia “Desafío mortal”, la discusión entre el piojo y el puma que da origen a la pelea. Si bien se trata de una consigna de invención que supone elaborar un episodio nuevo y decidir cómo contarlo, el grado de invención está condicionado por el texto-fuente, ya que nada de lo que inventen puede contradecir o modificar la trama de la historia original.

Tal como se mencionó en la propuesta anterior, la o el docente podrá realizar distintas intervenciones que colaboren con las chicas y los chicos a enfrentar el problema de escritura planteado, por ejemplo:

  • Releer el momento de la escena en que don piojo les explica a los animales por qué comenzó todo ese lío que lo mete en una pelea. Al releer ese apartado, podrán tener algunas ideas acerca de lo que sucedió entre el piojo y el puma que originó el enfrentamiento. Incluso, podrán tomar notas acerca de los sucesos narrados por el piojo y, también, de los gestos y motivaciones de los contrincantes que aparecen esbozadas allí.
  • Recordar lo ya conversado sobre las reacciones del piojo durante la pelea y proponer que exploren nuevamente el cuento para reparar en los gritos que va dando el piojo en el primer episodio –previo a la pelea y durante ella– como para recuperar su actitud y conversar acerca de la posibilidad de que el puma, además de “mirar al piojo como si lo insultara”, le haya dicho algo.
  • Planificar junto con las niñas y los niños para acordar algunas ideas vinculadas a los hechos y el orden en que serán narrados, por ejemplo:
  • el piojo está en el monte;
  • aparición del puma;
  • discusión entre los dos personajes;
  • el piojo y el puma se desafían a pelear.
  • Proponer que escriban en parejas con el propósito de promover que tomen decisiones compartidas sobre la trama de la historia y resuelvan de manera conjunta dudas en torno a la composición del texto y el sistema de escritura.4
  • Ofrecer un posible comienzo del relato…

—¡Qué calor que hace esta tarde! –dijo el piojo desde el lomo del monito.

—Bueno, no exagere. Vamos al fresco, al lado del río.

—Yo me quedo por acá. Voy a caminar.

El piojo se bajó y comenzó su recorrido tranquilamente. Iba pensando en su amiga la pulga cuando oyó las zancadas del puma que se acercaba…

Tiempos para revisar la escritura

Una vez que las niñas y los niños han terminado de escribir la primera versión completa del texto –cualquiera sea la propuesta de escritura desarrollada–, habrá que dedicar un tiempo para la revisión. Si se destina un tiempo específico para revisar cada texto que se ha producido, las y los estudiantes van aprendiendo que la producción no termina al poner el punto final y comienzan a asumir que la revisión forma parte de la escritura. Al tratar de ponerse en el punto de vista del lector, encuentran algunos aspectos del texto que es necesario modificar para que sea mejor comprendido y/o para que esté mejor escrito5.

Al proponer una primera revisión global del escrito, la o el docente acompaña esa revisión a cargo de las pequeñas autoras y los pequeños autores posicionándose como lectora o lector y ofreciendo pistas de qué revisar y cómo hacerlo. Por ejemplo:

  • releer o solicitar a las niñas y a los niños que relean el texto para controlar si hace falta agregar algún hecho o algún detalle que permita al lector entender mejor lo que sucede en esa parte de la historia, o bien, si es necesario eliminar o modificar algo;
  • recuperar los acuerdos registrados durante la planificación del texto con el propósito de evaluar si están contemplados en el escrito.

Si en el grupo hubiera estudiantes que siguen produciendo escrituras cuasi-alfabéticas –es decir, que representan con todas las letras palabras cuyas sílabas están compuestas por una consonante y una vocal, pero siguen este mismo patrón (CV) cuando se trata de sílabas que incluyen más de una consonante–, será fundamental plantear actividades que las y los ayuden a alcanzar en un plazo breve una escritura completamente alfabética. Para ello, después de la primera revisión global del texto, se focaliza la revisión en el sistema de escritura. Por ejemplo, las intervenciones podrían ser:

  • Seleccionar en el texto que han producido algunas palabras que aún no están escritas alfabéticamente para que vuelvan a escribirlas tratando de hacerlo de la mejor manera posible. Es posible que se encuentren escrituras cuasi-alfabéticas en términos que se reiteran en el cuento, como “elefante”, “pulga” o “sombra6. Es muy probable que, al centrarse en la palabra, la escritura resulte de entrada más avanzada que al producir el texto –ya que al contar la historia las pequeñas autoras y los pequeños autores piensan sobre todo en el significado, en los acontecimientos que están relatando–. En caso de que aún faltaran letras, la o el docente puede señalar:
  • Todas las letras que pusiste están bien, van en “pulga”, pero te falta una, ¿cuál será?, ¿dónde la pondrías? 

La o el docente puede sugerir, si es necesario, varias letras entre las cuales elegir, o bien escribir una palabra en la que se encuentra la letra en cuestión para que las niñas y los niños encuentren cuál es, o indicar cuál es el lugar en el que hay que agregar una letra y preguntar cuál es.

  • Recurrir a letras móviles y entregarles todas las letras de la palabra que van a escribir, avisarles que todas son necesarias para escribirla y no puede sobrar ninguna. Es posible que, al comienzo, realicen una escritura “de compromiso” frente a la demanda de la o el docente y ubiquen en cualquier orden las letras que no habían tenido en cuenta en su producción inicial. Se les puede pedir entonces que lean lo que han escrito y, si es necesario, invitar a pensar nuevamente dónde colocar cada una de las letras que faltaban en la escritura original.
  • Destinar unos minutos a un trabajo más intenso de reflexión, focalizando en cuántas letras son necesarias para producir cierta escritura, cuáles son y –una vez que se ha acordado cuáles son– en qué orden deben colocarse.
  • Promover la lectura atenta de la propia escritura. Por ejemplo:
  • Mostrame con el dedo cómo dice… 
  • Consultar escrituras en el aula que empiecen, terminen o contengan partes iguales o similares, solicitar que las lean señalando detenidamente la parte que les sirve y utilizarlas para completar la propia escritura.
  • Comparar distintas versiones de una misma palabra. Por ejemplo, para “sombra” podrían mostrarse tres escrituras de diferentes estudiantes: “SOMA”, ‘SOMBA’ y ‘SOBRA’, discutir acerca de ellas y de cómo podrían completarse. La o el docente puede intervenir acercando la letra faltante. Por ejemplo:
  • Todas las que pusiste para “sombra” están bien (escribió SOMBA), pero en “sombra” también va esta (R), ¿dónde la pondrías? 
  • Informar sobre una letra sobrante. Por ejemplo, si alguien escribió SOMBARA o SOBARA para “sombra”, se puede señalar:
  • Todas las que pusiste son de “sombra”, pero hay una que está de más; releé y fijate cuál es.
  • Ampliar las fuentes de información segura (en el abecedario, banco de datos, listas…) a medida que se avanza con la propuesta de lectura y escritura en el marco de “Desafío Mortal” y otros cuentos, y promover su consulta de forma sistemática para resolver problemas relativos al sistema de escritura y al lenguaje escrito.7

Una vez realizada la revisión global de los textos –y la revisión puntual de algunas palabras por parte de aquellas niñas y aquellos niños que lo requieren–, la o el docente podrá advertir algunos problemas que seguramente aparecerán en las producciones porque son muy frecuentes en este momento de la escolaridad. Por ejemplo:

  • la omisión y/o alteración en el orden de algún o algunos de los núcleos narrativos de la historia –cuando se trata de reescribir una parte de una historia conocida–;
  • el uso reiterado o la ausencia de determinados conectores de temporalidad;
  • la presencia de repeticiones innecesarias, principalmente en los modos de nombrar a los personajes, en la conjunción “y” o en los verbos del decir;
  • la puntuación usada es escasa, se encuentra ausente o algunas marcas se usan de forma no convencional (por ejemplo: uso de comas, espacios o líneas para marcar cambios de contenido o voces directas; el uso de comas para señalar pausas en la oralidad y no unidades de sentido).

Para profundizar sobre problemas frecuentes en las producciones de las niñas y los niños en estos momentos de la escolaridad y en intervenciones que colaboren a su revisión, ver la propuesta de tercer año en torno al cuento “El hijo del Elefante” (pp. 22 y 23).

Dado que la organización de los textos que se solicita producir está muy marcada por los diálogos entre personajes intercalados con intervenciones del narrador que relata las acciones de esos personajes, es pertinente focalizar una segunda revisión en algunos contenidos de puntuación que favorecen la organización textual.

Es probable que en las secuencias anteriores se hayan realizado situaciones de reflexión sobre el lenguaje vinculadas al uso de verbos que anuncian la introducción de las voces de los personajes, los matices que toman esas voces según cuál verbo se use, el guión de diálogo que indica al lector que la voz pasa del narrador al personaje –o viceversa– o de un personaje a otro personaje y los signos de interrogación o exclamación que dan pistas acerca de la forma e intenciones en que las expresiones son dichas. Sin embargo, aunque las chicas y los chicos hayan avanzando en la comprensión de esos contenidos, es probable que aún no puedan poner esos conocimientos en acción en las primeras versiones de sus escritos. Por ello es necesario sostener las reflexiones sobre su uso mientras revisan nuevos escritos. Las reflexiones se orientan siempre a comprender que, al utilizar esas marcas, el escritor intenta dar pistas a la lectora o el lector para que pueda reconstruir el sentido del texto.

Esta revisión focalizada podría realizarse primeramente de forma colectiva retomando uno de los textos escritos del grupo o bien seleccionando fragmentos de diferentes producciones que presenten un mismo problema. Se trata de pensar conjuntamente para seguir mejorando esos textos y para aprender a revisar. En caso de que las y los estudiantes no lo noten por sí mismos, la o el docente señala sobre todo la necesidad de poner signos de interrogación o exclamación en ciertos lugares del texto, solicita que se fijen si hay repeticiones innecesarias –por ejemplo del verbo “dijo”– y les propone intercambiar para decidir dónde y cuáles marcas incluir. En caso de que esos contenidos no hubieran sido objeto de reflexión sistemática en situaciones específicas, se podrán realizar las que han sido propuestas en secuencias anteriores.

Los siguientes materiales ofrecen un amplio repertorio de posibilidades para focalizar la revisión en diferentes contenidos:

  • Sobre los verbos que introducen las voces de los personajes, véase la propuesta de tercer año en torno al cuento “Ricitos de Oro” (pp. 27 a 30).
  • Sobre el uso de la coma para separar palabras de una enumeración, véase la propuesta de tercer año en torno al cuento “El hijo del Elefante” (pp. 24 a 26).
  • Sobre el uso de signos de exclamación e interrogación para marcar cómo hablan los personajes, véase la propuesta antes mencionada en torno al cuento “El hijo del Elefante” (pp. 27 a 29).

¹ Gustavo Roldán (1935-2012). Entrevistas “El señor de los animales” y “Demasiadas cosas prohibidas” en la literatura infantil, publicadas en Revista Imaginaria. 

² Javier Villafañe había mantenido vigentes a muchas de ellas en las décadas anteriores, como en Los sueños del sapo o La fiesta del grillo, entre otros de sus títulos.

³ Ver: Leer y escribir en el 1º ciclo. La encuesta. 

4 Sobre las formas de organizar los grupos de trabajo, sugerimos la lectura del apartado “Organizar agrupamientos para que todas las niñas y todos los niños puedan escribir”, desarrollado en la propuesta de tercer año en torno al cuento “Ricitos de Oro” (pp. 21-22).

5 Sobre las condiciones que favorecen que las niñas y los niños revisen sus textos, sugerimos ver Tiempos de revisar lo escrito de la propuesta de tercer año en torno al cuento “Ricitos de Oro” (pp. 22-23).

6 Como se ha mencionado en materiales anteriores, es importante que las palabras seleccionadas sean de sentido pleno (sustantivos, adjetivos o verbos).

7 Pueden consultarse otros ejemplos de intervención en: Material destinado a Talleristas para trabajar con estudiantes de Primer Ciclo. Prácticas del Lenguaje. “El hombrecito de jengibre” (primera y segunda entrega). Programa para la Intensificación de la Enseñanza “+ATR”. Año 2021. 

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