Una batalla perdida, una soberanía ganada

Un recorrido por los hechos del pasado para comprender el sentido de soberanía.

Creado: 19 noviembre, 2024

Las batallas libradas por la independencia permanecen en la memoria colectiva. Son estudiadas en las escuelas por la activa participación popular y por el modo en que resistieron las pretensiones imperiales. Entre ellas, sobresale la Vuelta de Obligado, ocurrida el 20 de noviembre de 1845 en San Pedro, provincia de Buenos Aires. Se trató de un enfrentamiento entre la Confederación Argentina, liderada por el gobernador bonaerense Juan Manuel de Rosas, y una escuadra anglo-francesa que pretendía utilizar los ríos internos en su beneficio.

Para impedir el avance extranjero, la Confederación organizó una heroica defensa que incluyó barcazas encadenadas en el medio del río Paraná para evitar el paso de los invasores. Aunque no logró detenerlos, las negociaciones diplomáticas posteriores reconocieron que el tema de la navegación de los ríos interiores debía resolverse sin la injerencia de poderes extranjeros. Por eso, la Vuelta de Obligado, aun siendo una batalla perdida, está considerada un triunfo de la soberanía.

En 1973, a través de la Ley 20.770, el Congreso Nacional estableció el 20 de noviembre como Día de la Soberanía Nacional. La efeméride fue anulada por la última dictadura militar y fue restablecida en 2010, en el año del Bicentenario de la Revolución de Mayo.

Un sitio de memoria: monumento a la batalla de la Vuelta de Obligado y Sitio Histórico en la localidad de Obligado, San Pedro (provincia de Buenos Aires). Imagen de Juan Pablo Bonora tomada de Wikimedia Commons.

El conflicto regional

Para abordar esta efeméride es necesario conocer el contexto en el que ocurrió la Vuelta de Obligado. Por un lado, entender las pretensiones imperiales de las potencias: en 1830, Francia se había apoderado de Argelia; en 1883, Gran Bretaña había invadido las Islas Malvinas; y en 1838, los franceses ya habían bloqueado el puerto de Buenos Aires.

Por otro lado, conocer los conflictos regionales que tenían en el centro la disputa por la ciudad de Montevideo entre el gobierno oriental, la Confederación, Francia e Inglaterra. Manuel Oribe –líder de los blancos uruguayos que estaba exiliado después de haber sido desplazado del poder–, había logrado avanzar con su ejército con el objetivo de sitiar Montevideo y contaba con el apoyo político y militar de Rosas. Los colorados, por su parte, seguidores de Fructuoso Rivera, tenían el apoyo de los unitarios, el imperio de Brasil, Inglaterra y Francia. En 1845, cuando Rivera fue derrotado por el entrerriano Justo José de Urquiza en la batalla de India Muerta, Oribe quedó muy cerca de entrar a Montevideo y, por lo tanto, Rosas bien posicionado para ser la figura clave del equilibrio de poder en el Río de la Plata.

En este marco, las potencias europeas pretendían dos cosas: evitar la intervención rosista en Uruguay y la apertura de los ríos Paraná y Uruguay que el gobierno de Rosas mantenía cerrados en función del monopolio del puerto de Buenos Aires –y que los comerciantes británicos de Liverpool y Manchester exigían para colocar sus productos–.

En aquel entonces ya se alzaban voces para denunciar el carácter colonial de las pretensiones anglo-francesas. En abril de 1845, el periódico La Gaceta Mercantil, publicaba un texto que decía: “¿Qué sería la intervención sino la conquista? (…) No encontrarían sino enemigos implacables, que los recibirían en la punta de sus lanzas, ó entregarán á las llamas importaciones detestables por su origen”.

La batalla y las negociaciones diplomáticas

Enseñar este acontecimiento del pasado y, en particular, esta coyuntura crítica permite mostrar cómo una batalla perdida se puede transformar en una victoria política por la vía diplomática.

La batalla del 20 de noviembre de 1845 estuvo al mando del general Lucio Mansilla, que organizó la resistencia con cuatro tropas de artillería armadas con cañones, barcazas con cadenas que atravesaron el río Paraná para evitar el paso del enemigo, el bergantín de guerra Republicano, batallones de infantería de línea y milicias de campaña. También participaron fuerzas auxiliares y voluntarias, integradas por la población local, en las que se destacó la presencia de las mujeres.

Una recreación de la batalla de 1845. Óleo de 2 x 1,60 m, aproximadamente, realizado en 1934 por el pintor lituano Rimsa que representa el “Combate de la Vuelta de Obligado”. Imagen tomada de “El museo va al colegio. Batalla de la Vuelta de Obligado” (Museo Histórico Cornelio Saavedra).

Pese a que la defensa federal fue implacable y se extendió por más de ocho horas, las naves invasoras lograron sobrepasarla, desembarcar río arriba y atribuirse la victoria militar. Sin embargo, no lograron los beneficios económicos esperados porque la población, además de rechazar la agresión extranjera, atravesaba una situación crítica como resultado de la guerra.

Un año después de la Vuelta de Obligado, en 1846, las negociaciones diplomáticas permitieron que se levantara el bloqueo británico al puerto de Buenos Aires y un tiempo después el de los franceses. Estas negociaciones, llevadas adelante por el ministro Felipe Arana, en representación de Juan Manuel de Rosas, derivaron en dos tratados: Arana-Southern con Gran Bretaña (1848) y Arana-Le Predour con Francia (1849). En estos acuerdos, las potencias imperiales reconocieron la soberanía de la Confederación sobre los ríos y sus asuntos interiores. Además, los europeos devolvieron las embarcaciones que habían sido capturadas en la Vuelta de Obligado y abandonaron la Isla Martín García, de la que se habían apropiado un tiempo antes.

La resistencia en Obligado fue celebrada en todo el continente por su carácter popular y americanista. A través de la prensa, distintos pueblos de la región saludaron el arrojo demostrado en el campo de batalla porque entendían que la defensa de la Confederación equivalía a defender la independencia, frente a la injerencia de las dos máximas potencias extranjeras del momento, Inglaterra y Francia.

El libertador José de San Martín, que vivía en Francia en esos años, entendiendo ese ideario, expresó su apoyo a Rosas en una famosa carta de 1848:

Así es que he tenido una verdadera satisfacción al saber el levantamiento del injusto bloqueo con que nos hostilizaban las dos primeras naciones de Europa; esta satisfacción es tanto más completa cuanto el honor del país, no ha tenido nada que sufrir, y por el contrario presenta a todos los nuevos Estados Americanos, un modelo que seguir y más cuando éste está apoyado en la justicia”. (Portal Educ.ar, 2015)

Además de estas palabras, San Martín, impresionado por la defensa frente a las potencias imperiales, decidió legarle su sable corvo a Juan Manuel de Rosas.

La presencia de las mujeres

Tradicionalmente, las batallas, los combates y las guerras se han pensado desde la perspectiva de los varones. Sin embargo, en muchas de esas contiendas participaron mujeres. Por eso, otra forma de abordar la Vuelta de Obligado es preguntarse: ¿sobre quiénes recayó el peso de batalla? ¿Quiénes se movilizan? ¿Fueron solo varones? ¿Qué lugar ocuparon las mujeres?

Uno de los partes de la batalla del 21 de noviembre, de Lucio Mansilla, da cuenta de una importante presencia femenina, dice: “También han muerto con heroicidad varias virtuosas mujeres, que se mantuvieron en este sangriento combate, al lado de sus esposos, hijos o deudos, socorriendo a los heridos, y ayudando a los combatientes en la defensa del honor argentino”. (UNLP, 2001)

En la misma dirección, en otro parte de batalla Lucio Mansilla describió la acción de Petrona Simonino: “(...) tuvieron que dejar aquel lugar, bajo un fuego abrasador, para alejar las carretas del Parque, con crecido número de heridos y familias, en las cuales se distinguió por su valor varonil la esposa del capitán Silva, doña Petrona Simonino”. (UNLP, 2001)

No fue la única mujer que participó en aquella jornada, también cumplieron tareas destacadas Josefa Ruiz Moreno, Rudecinda Porcel, María Ruiz Moreno, Carolina Suárez, Francisca Nabarro y Faustina Pereira.

El muralista Rodolfo Campodónico representó la Vuelta de Obligado poniendo en el centro los cuerpos de quienes lucharon. Una forma de recordar, desde el arte, que la única soberanía posible es aquella que se sostiene en la soberanía popular. Imagen tomada del sitio oficial del Municipio de Trenque Lauquen.

Recursos para profundizar sobre el tema

Efemérides: Día de la Soberanía Nacional (20 de noviembre) (Canal Encuentro, 2016).
Este video narra lo acontecido el 20 de noviembre de 1845 y repone la historia de la efeméride.

20 de Noviembre: Día de la Soberanía Nacional (Portal Educ.ar, 2023).
Esta colección reúne material audiovisual, interactivo y actividades sobre lo sucedido en la Vuelta de Obligado en el contexto de la historia argentina. También propone reflexionar sobre la idea de soberanía nacional, a partir de la efeméride.

20 de noviembre: defender la soberanía de la Patria (Portal Educ.ar, 2020).
Este recurso presenta un afiche con propuestas de actividades por nivel educativo que invitan a conversar en familia. Además contiene materiales complementarios en clave de género.

Carta de José de San Martín a Juan Manuel de Rosas (Portal Educ.ar, 2015).
En esta carta, del 2 de noviembre de 1848, San Martín felicita a Juan Manuel de Rosas por la batalla de la Vuelta de Obligado.

Parte de la batalla de la Vuelta de Obligado (Universidad Nacional de La Plata –UNLP–, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, 2001).
Compilación de partes de batalla de Lucio Mansilla y Francisco Crespo.

Murales de Rodolfo Campodónico (Municipalidad de Trenque Lauquen).

Banderas de la Vuelta de Obligado (Museo Histórico Nacional).
El Museo Histórico Nacional cuenta en su colección con banderas tomadas durante la batalla.

Ciclo Soberanía y Memoria. Malvinas y la Vuelta de Obligado (Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, 2021).
El Museo Malvinas incluyó en su ciclo “Soberanía y Memoria” una conversación con el antropólogo Mariano Ramos acerca de las investigaciones arqueológicas realizadas en el sitio de la batalla.

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