El Día del respeto a la diversidad cultural y el reconocimiento de prácticas culturales que conforman nuestras identidades
Propuestas para conocer más acerca del pueblo mbyá guaraní en el presente y los juegos mapuches, mbyá-guaraníes y qom.
Creado: 3 octubre, 2022 | Actualizado: 26 de junio, 2023
Marco general: 12 de octubre
Día del Respeto a la Diversidad Cultural
A partir de un Decreto sancionado en 1917 por el entonces presidente Hipólito Yrigoyen, se estableció el 12 de octubre como “Día de la Raza” en conmemoración de la llegada de Cristóbal Colón a nuestro continente en 1492. [...]
Las formas de nombrar algunas efemérides cambian según las ideas dominantes en cada época. La llegada de Colón a América, un 12 de octubre, fue denominada oficialmente desde 1917 como “Día de la Raza”. En el año 2010, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) presentó un proyecto para modificar dicha denominación por “Día de la Diversidad Cultural Americana”. Estos cambios suponen dejar atrás la celebración del “descubrimiento de América”.
Como todos los hechos históricos, este también puede analizarse desde distintos puntos de vista: cuando Colón llegó al continente, América estaba habitada desde hacía miles de años por distintos pueblos. Por lo tanto, Colón no descubrió América. Se trata entonces de cuestionar las miradas que solo priorizan esa cosmovisión europea para dar paso al conocimiento y la valoración de la inmensa variedad de prácticas y tradiciones culturales, con formas específicas de organización social, política y económica que los pueblos indígenas, y luego también afrodescendientes, han aportado y aportan a la construcción de nuestras identidades a lo largo de la historia y en el presente¹.
Lejos de celebrar un supuesto “descubrimiento” o “encuentro armonioso entre culturas”, el Día del Respeto a la Diversidad Cultural busca promover el diálogo intercultural, en un país habitado hoy por 39 pueblos indígenas². En efecto, gran parte de las y los integrantes de los pueblos mapuche, qom/toba, kolla, guaraní, tupí-guaraní, wichí, moqoit/mocoví, diaguita, entre otros, viven en el conurbano de la provincia de Buenos Aires, en La Plata y sus alrededores. Una vez más, resulta central que la escuela parta de conocer y reconocer las comunidades a las que pertenecen sus estudiantes y sus familias.
Mapa elaborado por el Consejo Provincial de Asuntos Indígenas (CPAI) dependiente de la Subsecretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires. También se puede consultar la versión georeferenciada aquí.
Las siguientes propuestas permitirán a algunas niñas y algunos niños enriquecer los saberes sobre sus propias historias y tradiciones. Para otras y otros, será una manera de acercarse a formas de vidas diferentes de las suyas. En ambos casos, se trata de que el jardín de infantes promueva el reconocimiento de las diversas prácticas culturales que conforman nuestras identidades.
Desde esta perspectiva, el Día del Respeto a la Diversidad Cultural es una oportunidad para hacer presente los modos de vida de estos pueblos. Tradicionalmente, la escuela ha invisibilizado a indígenas y afrodescendientes ubicándolos en el pasado como si no existieran en la actualidad. En contraposición, acercamos dos propuestas didácticas. Una hace foco en el pueblo mbyá guaraní en el presente. La otra en los juegos mapuches, mbyá-guaraníes y qom.
1. El pueblo Mbyá guaraní
Saberes descalzos, por María Lucila Rodriguez Cellín (FFyL, UBA). Muestra fotográfica en el 12 Congreso Argentino de Antropología Social “Controversias, diálogos y compromiso social”, La Plata, Buenos Aires, septiembre de 2021.
Llevar adelante una secuencia de este tipo en el jardín de infantes supone que las y los docentes revisemos nuestros propios puntos de vista y nuestros prejuicios, tal como lo plantea en las páginas siguientes el testimonio del director de la escuela bilingüe Nº 812, “Arandu Ra”. Asimismo, requiere de estudiar para construir una mirada actualizada, en este caso sobre las y los mbyá guaraníes³.
Se trata de conocer las particularidades de este pueblo indígena, las prácticas culturales que sostienen en vinculación con la naturaleza, pero que no pueden comprenderse en su total dimensión si no se las analiza desde las condiciones de desigualdad en las que viven.
Información para docentes
Las y los guaraníes son, en su conjunto, más de cien mil personas agrupadas en unas quinientas aldeas y comunidades en las actuales repúblicas de Paraguay, Brasil, Bolivia y Argentina. Los paĩ son la parcialidad más numerosa y luego le siguen los mbyá y los avá y, por último, los aché.
Las comunidades más grandes de mbyá guaraníes de Argentina viven en la provincia de Misiones. Por lo general, no migran a las ciudades ni se establecen en barrios de sus periferias, sino que se agrupan en 118 aldeas con una población de más de 10.000 habitantes en zonas de selva.
Logran resistir al desmonte, a los agronegocios y a la privación de uso de territorios preservados. Pese a la destrucción de la selva la siguen prefiriendo para vivir en ella. Muchas de estas comunidades luchan porque se les reconozca su derecho a la propiedad de esas tierras en las que habitaron sus antepasados y las están reclamando por medio de procesos judiciales que se encuentran en marcha.
El contacto permanente con la población de la región que habitan ha ocasionado cambios en su dieta porque, principalmente, ya no es posible que hagan uso de los recursos naturales como ocurría hasta hace unas décadas atrás. Sin embargo, el profundo conocimiento que tienen de la selva les permite seguir aprovechándola para alimentarse. Es por ello que buscan seguir produciendo sus alimentos adaptando sus prácticas tradicionales a la situación actual en la que se encuentra la selva misionera: cazan, pescan, recolectan frutos y larvas y cultivan en pequeñas chacras utilizando la antigua técnica de tala y quema. Así, abren claros entre los árboles y queman la madera, aprovechando la ceniza para nutrir la tierra. La caza es de dominio masculino por excelencia; si bien no se practica como antes, aún perdura la regla cultural de no cazar más de lo necesario para el consumo.
La actitud remisa hacia la población criolla y migrante ha sido una característica reiterada en la historia de las relaciones interétnicas con el pueblo mbyá. El “conservadurismo cultural” de las y los mbyá, a diferencia de los demás grupos guaraníes, resultó muy eficaz en la protección de los antiguos saberes transmitidos a través de las generaciones. Por su parte, son un pueblo que mantiene su lengua -homónima- activa con un gran número de personas que lo hablan.
Tomado de Pueblos Indígenas en la Argentina. Historias, culturas, lenguas y educación, fascículo 8 Mbya-guaraní. Yma roiko porã ve “antes vivíamos muy bien”. Ministerio de Educación y Deportes de la Nación, 2016.
A continuación, compartimos un conjunto de fuentes variadas tomadas de distintas investigaciones que recogen información desde la perspectiva de las personas de las comunidades con el propósito de que sean un insumo para seleccionar y diseñar diferentes propuestas didácticas de acuerdo con las características de los grupos, las instituciones y las comunidades. Estas propuestas permitirán a las niñas y los niños más grandes del jardín tomar contacto con las y los mbyá guaraníes y sus prácticas culturales: dónde viven mayoritariamente; algunos de los trabajos que realizan mujeres y varones; su lengua y, en especial, la importancia de las escuelas interculturales bilingües.
Las alumnas y los alumnos podrán obtener algunas informaciones a través de la observación de fotos orientada por la guía de preguntas. Sin embargo, ciertos datos no se recogen de la observación directa y, por lo tanto, requieren de información que aporta la voz docente y también los textos breves y sencillos. En esta misma línea, compartimos un testimonio que cuenta “de primera mano” ciertas experiencias.
Asimismo, se propone la observación de documentales. Si bien este tipo de filmaciones no están pensadas para el público infantil, seleccionamos algunos fragmentos que permiten poner la mirada sobre las temáticas a indagar y, muy especialmente, tomar contacto con la lengua guaraní4 puesto que están totalmente habladas en este idioma. Mientras que las fotografías aportan una visión detenida y pormenorizada, las filmaciones presentan en acción aquello que se está analizando. Dado que se trata de mirar una parte de una filmación para buscar información, nuevamente, es central compartir previamente con niñas y niños preguntas que orientan la observación.
Las informaciones que brindan las fuentes que aquí se ofrecen se irán articulando unas con otras a través de variadas actividades que permitan a las niñas y los niños conocer acerca de algunas de las prácticas culturales de las y los mbyá guaraníes en la actualidad. Además, es necesario prever instancias para organizar, sistematizar y comunicar lo indagado, por ejemplo, a través de carteleras o producciones audiovisuales como un modo de compartir lo aprendido con otras salas, con las familias y la comunidad.
Propuesta de actividades
Tomar mate: una herencia guaraní
A continuación, compartimos una leyenda que reconstruye el origen guaraní de la yerba mate y que da cuenta de algunos de los significados que recoge esta tradición para este pueblo. Las leyendas son narraciones que en su proceso de transmisión crean y recrean las cosmovisiones de los grupos y sus tradiciones y, al igual que ellas, van pasando de generación en generación, de forma oral, y es por eso que tienen distintas versiones.
- Leyenda de la yerba mate narrada en guaraní de la colección “Cuentos que viajan”. Narradora: Juana González Ferreira.
- Leyenda de la yerba mate narrada en castellano de la colección “Cuentos que viajan”. Narrador: Federico Martínez.
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La leyenda del mate y la luna (Anónima. Adaptación)
Los guaraníes cuentan que la luna, Yacy, paseaba desde siempre por los cielos nocturnos, observando curiosas los bosques, las lagunas, el río y los esteros desde lo alto. Cada día contemplaba su belleza como una niña que está conociendo el mundo por primera vez.
Sin embargo, a sus oídos fueron llegando los relatos de quienes habían visitado el mundo y que le iban contando de la vida de los animales, de la belleza de las flores, del canto de los grillos, el piar de las aves, del sonido del río, y la luna fue tornándose cada vez más curiosa y con deseos de visitar la tierra.
Así que un día se decidió y junto con Araí, la nube, fue a pedirle autorización a Kuaray, el Sol, para que las dejase bajar a la tierra para así poder contemplar de cerca las bellezas del mundo. El dios Sol se mostró reacio a dejarlas partir, pero por fin cedió y las dejó marchar. Sólo les impuso una condición: en la tierra serían vulnerables a los peligros de la selva como cualquier humano, aunque también serían invisibles para ellos. Luego las dejó partir.
Fue así como la luna, Yacy, llegó un día a la tierra. Y junto con Araí fueron visitando los lugares que veían desde las alturas, maravillándose a cada paso. Observaron de cerca cómo las arañas tejían sus redes, sintieron el frío del agua del río, tocaron la tierra roja con sus manos.
Tan absortas en su mundo estaban ambas diosas que no se percataron de la acechanza de un yaguareté que las seguía de cerca. El felino estaba hambriento y quería comer, por lo que en un momento largó el zarpazo para atrapar a las mujeres.
En el momento justo cuando estaba por alcanzarlas, el animal fue alcanzado por una flecha lanzada por un joven cazador guaraní, que justo pasaba por el lugar y que sin saberlo salvó la vida de las diosas. El joven cansado por la búsqueda, pero feliz por su conquista, decidió descansar al pie de un árbol, antes de regresar a su aldea o tekoa. Y entonces, se durmió. En sus sueños fue visitado por las diosas que, vestidas de blanco, le hablaron con cariño. Yacy le dijo que, como símbolo de gratitud, cuando llegue a su aldea o tekoa encontrará un arbusto a la entrada que nunca antes había visto. Le dijo cómo hacer con sus hojas para preparar una infusión que uniría a las personas de todas las familias o tevys, como símbolo de hermandad y de confraternidad.
Cuando se despertó y volvió con su gente, el joven cazador vio el arbusto a la entrada de la aldea y, siguiendo las instrucciones que la diosa le dio en sueños, el muchacho buscó una calabaza hueca, picó las hojas del arbusto, las puso dentro y llenó el cuenco con agua. Luego, con una pequeña caña tomó la bebida. Inmediatamente compartió la infusión con la gente de la aldea o tekoa que observaba curiosa el trabajo del cazador. La calabaza fue pasando de mano en mano y todos fueron tomando la infusión.
Así nació el mate, que une a las personas, que es un símbolo de paz y confraternidad, que fue un regalo de la luna a las personas para que compartan vivencias, para que fomenten su amistad, o para que disfruten un silencio compartido.
En este programa de PakaPaka pueden encontrar otra adaptación de la leyenda de la yerba mate. Recuperado en septiembre de 2022. (Este video genera consumo de datos móviles)
Preguntas para conversar
- ¿Toman mate en sus hogares? ¿En qué momentos del día?
- ¿Quiénes y cómo lo ceban?
- ¿Son siempre las mismas personas las encargadas de armar y cebar el mate? ¿Por qué?
A partir de este intercambio es posible compartir la siguiente información y así comenzar a indagar algunas prácticas culturales de las y los mbyá guaraníes.
Los guaraníes beben la caán o yerba mate. Toman mate frío y en calabazas. Esta costumbre guaraní se arraigó entre gran parte de la población de nuestro país y de Sudamérica.
Vivir en la selva
Reserva de la Biósfera Yabotí. Pueblos Indígenas en la Argentina. Historias, culturas, lenguas y educación, Fascículo 8: Mbya-guaraní. Yma roiko porã ve “antes vivíamos muy bien”. Ministerio de Educación y Deportes de la Nación, 2016. Fotógrafa: Marilyn Cebolla Badie.
Vista aérea en la cual se observa la selva misionera, los ríos y también los campos cultivados. Fotógrafo: Claudio Esses.
Aldea mbyá sobre la ruta provincial Nº 7, Misiones. Reserva de la Biósfera Yabotí. Pueblos Indígenas en la Argentina. Historias, culturas, lenguas y educación, Fascículo 8: Mbya-guaraní. Yma roiko porã ve “antes vivíamos muy bien”. Ministerio de Educación y Deportes de la Nación, 2016. Fotógrafa: Marilyn Cebolla Badie.
Las comunidades más grandes de mbyá guaraníes de Argentina viven en la selva en la provincia de Misiones y se agrupan generalmente en aldeas. Hay aldeas en las que se crían animales, sobre todo gallinas, y otras en las que no. La mayoría de las aldeas tiene escuelas. Más allá de las distancias, las y los mbyá viajan frecuentemente de una aldea a otra. Por eso en cada aldea siempre hay parientes de visita y esto permite la circulación de novedades.
Tomado de Pueblos Indígenas en la Argentina. Historias, culturas, lenguas y educación, Fascículo 8: Mbya-guaraní. Yma roiko porã ve “antes vivíamos muy bien”. Ministerio de Educación y Deportes de la Nación, 2016.
Para intercambiar:
- ¿Qué características tiene la zona que se ve en las fotos? ¿Qué colores predominan? ¿Cómo es el color de la tierra y del agua de los ríos que la surcan? ¿Cómo es la vegetación que se observa?
- ¿Qué opinan de la costumbre mbyá de ir de visita a otra aldea y quedarse allí a vivir un tiempo? ¿Se imaginan cómo sería? ¿En sus familias tienen esta costumbre de visitarse?
Trabajos de mujeres y varones
Confección de un cesto. Pueblos Indígenas en la Argentina. Historias, culturas, lenguas y educación, Fascículo 8: Mbya-guaraní. Yma roiko porã ve “antes vivíamos muy bien”. Ministerio de Educación y Deportes de la Nación, 2016. Fotógrafa: Marilyn Cebolla Badie.
Para los mbyá es especialmente difícil ganarse la vida. Una de las principales fuentes de dinero es la cestería. Hombres, mujeres, niñas y niños hacen canastos para usar en su vida cotidiana y, sobre todo, para vender a turistas que visitan la zona.
En el documental producido por Canal Encuentro Mbyá Guaraníes. Kaaguy, el Monte (Capítulo II) y recuperado del Portal Educ.ar, entre el minuto 12 y 13 se observa cómo miembros de la comunidad trenzan los cestos a la vera de la ruta.
Figuras en madera representando el transporte de un pecarí, animal habitual de la selva misionera. Artesano: Vicente Ramos. Pueblos Indígenas en la Argentina. Historias, culturas, lenguas y educación, Fascículo 8: Mbya-guaraní. Yma roiko porã ve “antes vivíamos muy bien”. Ministerio de Educación y Deportes de la Nación, 2016. Fotógrafa: Marilyn Cebolla Badie.
Algunos varones se han especializado en hacer figuras de madera que representan diferentes animales y que venden a los negocios de las ciudades y ferias artesanales.
Muchos hombres trabajan como hacheros en la industria de la madera o levantando la cosecha en las plantaciones. También realizan tareas de construcción y mantenimiento de viviendas o de gallineros.
Las mujeres dedican mucho tiempo al lavado de la ropa y al cuidado de las niñas y los niños. Algunas cultivan orquídeas que son plantas con flores muy hermosas y las venden.
Para intercambiar:
- ¿Cuáles son los trabajos que realizan las mujeres y cuáles los varones mbyá?
- ¿Les parece que alguno de los trabajos que hacen los varones pueden realizarlos las mujeres?
- ¿Y los trabajos que hacen las mujeres podrían realizarlos los varones? ¿Por qué?
La escuela intercultural bilingüe en una comunidad mbyá guaraní
Escuela Intercultural Bilingüe Nº 812, “ARANDU RA” de la comunidad mbyá llamada Tekoa Arandu del Municipio Pozo Azul, Provincia de Misiones. Imagen tomada de TEKOA ARANDU.
La Escuela Nº 812 “Arandu Ra” es una Escuela Intercultural Bilingüe ubicada en Misiones. Esto significa que las chicas y chicos que hablan la lengua guaraní que aprendieron en sus casas pueden aprender a leer y a escribir en guaraní y también en castellano. Por eso, la escuela cuenta con equipos docentes indígenas y no indígenas. A esta escuela asisten más de cien niñas y niños de jardín y primaria.
Rodolfo Fernández es director y también maestro de 3º grado de la Escuela Nº 812 “Arandu Ra” y junto con su esposa vive en una casa que la comunidad construyó al lado de la escuela. Este es su testimonio:
Acá en esta escuela, aprendemos juntos: los chicos y nosotros. Tenemos que trabajar muy de la mano de la comunidad. Estar en contacto con los papás, con los abuelos, hablar con ellos, hacer reuniones en la escuela para que nos digan qué quieren que aprendan sus hijos. Por supuesto que todo lleva sacrificio, trabajo, esfuerzo y no es fácil.
Yo siempre lo digo, me recibí de docente creyendo que no había más aborígenes. Como que los indígenas fueron `cosa del pasado´. Y después, cuando fui a trabajar como maestro descubrí que había indígenas y muchos. Las comunidades indígenas son grandes.
En esta comunidad los niños son muy respetados y, a la vez, muy bien educados. Algo que aprendí acá, en esta comunidad, es ¡cuánto valoran la naturaleza! Con mi familia vivimos en la comunidad y puedo asegurar que vivimos felices.
Testimonio extraído del documental La Educación en la Identidad Mbyá Guaraní.
Sabían que:
En muchos lugares del país hay escuelas bilingües donde las chicas y los chicos aprenden en su lengua originaria y también el castellano.
Hablar guaraní
En Paraguay, el idioma guaraní se mantiene como principal lengua hasta hoy y muchísima gente lo habla en las provincias argentinas como, por ejemplo, en Corrientes y Misiones.
En Buenos Aires donde viven personas nacidas en esos lugares también se escucha hablar en guaraní.
¿Saben qué quiere decir che, esa palabra típica de las y los argentinos? Che significa “yo” y “mi” en guaraní.
Por ejemplo, “che amigo” significa “mi amigo”; con el tiempo fue quedando sólo el che: “Vení che amigo”, pasó a: “Vení che”. Otras palabras como pororó o chiripá también son guaraníes.
Tomado de Palermo, M. A. y Boixados, R. E. (2010). Los guaraníes. Buenos Aires, AZ Editora.
Para intercambiar:
Tal vez alguna persona de la comunidad del jardín hable guaraní y les pueda cantar una canción o recitar una poesía en esta bella lengua o enseñarles algunas palabras.
Aquí le compartimos Tacuarí Porá, Canto de arrullo guaraní en Cantos de cuna, arrullos de la tierra (Graciela Mendoza. Recopilación: Rubén Pérez Bugallo). (Este video genera consumo de datos móviles)
También conversar si conocen palabras en guaraní que se fueron incorporando al español tales como chipá, yacaré, yaguareté, gurí.
2. Los juegos mapuches, mbyá-guaraní y qom
En esta propuesta hacemos foco en los juegos concebidos como prácticas sociales y culturales que han acompañado a las mujeres y a los hombres a lo largo de la historia. Muchos de los juegos que conocemos y que aún se juegan, han sobrevivido por varios siglos y provienen de las culturas indígenas. Se trata de que las alumnas y los alumnos comiencen a conocer y valorar parte de nuestro patrimonio cultural, puesto que los juegos y los juguetes conforman nuestras identidades.
Conocer los juegos que forman parte de las tradiciones de algunos pueblos indígenas, en este caso juegos mapuches, mbyá-guaranies y qom favorece que las niñas y los niños indaguen parte de la complejidad que constituye dichas culturas. Nos interesa que se indague cómo son esos juegos, cómo se jugaban en el pasado y en el presente, cómo se fabrican los elementos que requiere dicho juego, etc.
Por último, y muy especialmente, apostamos a que reconocer la riqueza de las tradiciones lúdicas que integramos y de las que formamos parte, permita enriquecer las posibilidades de juego de las infancias, aprendiendo nuevos juegos o variantes para algunos ya conocidos. Este planteo subraya la idea de que las niñas y los niños de distintas comunidades juegan a juegos diferentes, pero todas y todos tienen derecho a jugar.
Propuesta de actividades
Como punto de partida, seguramente niñas y niños conversarán en grupo acerca de cuáles son sus juegos preferidos, a cuáles juegan en el jardín y en otros contextos como, por ejemplo, con familiares, vecinas y vecinos, etc.
Para enriquecer las experiencias lúdicas de niñas y niños, a continuación compartimos un conjunto de fuentes variadas como fotografías, pequeños textos informativos y fragmentos de documentales a modo de insumos para diseñar distintas actividades de acuerdo con las características de los grupos, las instituciones y las comunidades.
Palín mapuche
Palín mapuche o la chueca, así llamado por los españoles, es uno de los juegos más comunes entre las comunidades pehuenches, mapuches y tehuelches. En sus orígenes, dos equipos se enfrentaban con una especie de bastones largos con una punta curva en el extremo inferior (wiño) y con una pelota (pali) de madera o de pasto cubierta por un cuero que intentaban llevar a la meta del equipo contrario. En los extremos de la cancha se marcaban las metas amontonando, para tal fin, ramas y gajos de arbustos. Para protegerse las piernas utilizaban varillas de ramas unidas prolijamente por un hilo. Se quitaban toda prenda de ropa que pudiera molestar su libertad de movimientos. Algunos se cubrían la cabeza con una red de lana colorada o con cuentas de vidrio, otros ceñían su frente con una franja roja en la que colocaban plumas blancas o de color púrpura. Los jugadores se preparaban para el encuentro. Se pintaban el rostro de rojo y negro. Como para ganar se tenía que llegar a 4 goles, estos partidos a veces eran larguísimos, incluso podían durar hasta dos días.
Adaptación de Serulnicoff, A. con la colaboración de Garbarino, P. (2006): “Cuadernos para el aula: Juegos y juguetes”. Buenos Aires, Ministerio de Educación de la Nación.
Tal como relata Lucas Quintupuray (Lonko del LofKintupuray) antiguamente, cuando una comunidad visitaba a otra, jugaban al Palín para conocerse. Solamente jugaban los hombres. Se designaban 10 jugadores de cada equipo y a cada uno de los jugadores se le designaba a un contrincante del otro equipo. La finalidad del juego no era derrotar al oponente, sino conocerse, cuidarse y armar lazos. Por eso, primero se presentaban, se decían sus nombres y cómo eran sus familias. Una vez que terminaba el Palín, esa persona se encargaba de que su contrincante en el juego, tuviera todo lo necesario en su visita. Ese era el propósito: hacerse amigos. Otra forma de jugar era para tomar decisiones: cuando no se ponían de acuerdo sobre un tema, valía la decisión del grupo que ganaba. También el Palín se practicaba, y aún se practica, como entrenamiento físico. Actualmente, el juego del Palín sigue siendo una forma de diversión que juegan niñas, niños, mujeres y varones. Los miembros de la comunidad mapuche lo juegan por ejemplo, cuando finalizan sus ceremonias. “Los juegos nos ayudan a armar lazos con otras comunidades y con la sociedad no mapuche”.
Relato de Lucas Quintupuray, Lonko del LofKintupuray, 2020.
El palín deporte ancestral de los mapuches. Imagen tomada de Indimedia Argentina.
Juegos y juguetes de niñas y niños qom
Los miembros del pueblo qom del oeste de Formosa, para jugar al chajá (que es un ave grande que se encuentra sobre todo en la costa del río) eligen a una persona que se acuesta en el piso imitando al chajá, haciéndose la dormida. Las otras y los otros participantes del juego hacen una ronda alrededor y cantan varias veces la frase: Tahaqqa’a ’auoche [Chajá dormite]. Luego, cantan varias veces Tahaqqadatom [Que despierte el Chajá], cada vez más rápido y fuerte hasta que el chajá se despierta. Así, juntando las dos manos como si fuese un pico y caminando y agachado en cuclillas, el chajá empieza a perseguir a las niñas y los niños de la ronda para picotearlos. La niña o el niño que es picoteado se convierte en chajá y el juego comienza una vez más.
Si el chajá no puede picotear a ninguna o ninguno, las chicas y los chicos vuelven a cantarle Tahaqqa’a ’auoche hasta que se duerme otra vez. Dicen que este canto fue creado por un anciano con solo escuchar las bandadas de chajá en las lagunas para que así puedan jugar los niños.
Durante el juego la ronda no se desarma, así, ese chajá que está agachado puede picotear a los que están parados. Cabe destacar que para imitar al chajá y correr agachados hay que tener bastante resistencia en las piernas, por lo cual practicar ese juego permite entrenar esa fuerza o capacidad.
[...]
Por otra parte, los qom continúan también haciendo sus propios juguetes. Así, por ejemplo, junto con los juguetes de plástico que los adultos compran en el pueblo, conviven las muñecas y muñecos de barro que las niñas y los niños modelan con la arcilla. Durante mucho tiempo los adultos eran los que hacían los muñecos de barro para los más chicos, secándolos al sol, cociéndolos y guardándolos después. Se han hecho también animalitos como osos hormigueros, pajaritos, ñandúes, chajás y muchos otros. Asimismo, hacían muñecas de trapo y las llamaban cocote. Otros juguetes eran los arcos y flechas, que en algunos lugares las familias fabrican hasta hoy, para sus hijos.
Otros juegos que se mantienen a lo largo de generaciones entre algunos miembros del pueblo qom del noroeste de Formosa son los juegos de hilo donde se recrean formas de animales o partes de sus cuerpos como, por ejemplo, pez, pájaro, culito de gallina o de los astros como la estrella y la luna. Parte del juego consiste en descubrir a qué animal u objeto se asemejan. Este juego es practicado por las niñas a la hora de la siesta.
Figura de mañic lapia o pata de suri, demostración de Ema Cuañeri, 2014. Foto: Soledad Torres Agüero.
Figura de “cola de gallina”, demostración de Ema Cuañeri, 2014. Foto: Soledad Torres Agüero.
Texto e imágenes tomadas de Citro, S. [et al.] (2016). Memorias, músicas, danzas y juegos de los Qom de Formosa. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Buenos Aires.
Mangá ñembosarái guaraní5
Pelota utilizada para jugar al mangá en comunidades de la Reserva Yaboti, Misiones. Archivo personal Noelia Enriz.
El mangá es un juego reconocido como parte de la tradición mbyá-guaraní. Es practicado tanto por adultos como por niñas y niños, y para jugar se utiliza una pelota hecha con chalas de choclos que a veces también está provista de plumas. El objetivo del juego es mantener la pelota en el aire el mayor tiempo posible y que no toque el suelo. La denominación mangá puede provenir de mangavsý, una especie de goma que se extrae del árbol llamado mangaý con el que se hace la pelota.
Tomado de Enriz, N. (2012). Ceremonias lúdicas mbyá guaraní.
Según los ancianos, el mangá "es un juego que todos conocen”. Además, como muchos otros juegos de las y los mbyá, no es competitivo: en él nadie gana ni pierde.
En el documental La voz de los sin voz - Mbya Guaraní, en el minuto 44, se observa cómo fabrican la pelota con la chala del maíz y cómo juegan. (Este video genera consumo de datos móviles)
Preguntas para conversar
- ¿Cuáles de estos juegos les resultan conocidos y cuáles no?
- ¿Cómo los juegan? ¿De la misma manera en que están descriptos o de forma diferente?
- ¿Qué modificaciones se podrían realizar para poder jugar a alguno de estos juegos en el jardín?
Para terminar…
Más allá de las dificultades y transformaciones históricas, las y los mbyá siguen resignificando su historia, sus prácticas y modos de vida y organización cotidiana. Esta propuesta se sustenta en la idea de que “no es posible pensar la diversidad salvo con un profundo respeto a la igualdad de todos los seres humanos (...). La atención a la diversidad tiende a deslizarse fácilmente hacia la distinción, hacia el racismo y la dominación. Así, a estas alturas de la vida humana, persiste la tarea constante de darse tiempo para la conversación, para la reflexión, para imaginar alternativas comunes. En el proceso, también reconocemos esa diversidad que llevamos dentro de nosotros mismos” (Rockwell, 2020). Se trata de ir construyendo colectivamente una comunidad que se asiente en el principio irrenunciable por el cual todas y todos somos distintas y distintos y también, somos iguales en tanto tenemos los mismos derechos6.
Bibliografía
Citro, Silvia; Cuañeri, Ema; Diarte,Romualdo; García, Amanda; Gómez, Mariana; González, Ramón; Greco, Lucrecia; Ortiz, Gerson; Ortiz, Paula; Ortiz, Rafael; Quiroga, Alejandra; Salomón, Isabel y Torres Agüero, Soledad (2016): Memorias, músicas, danzas y juegos de los Qom de Formosa. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Recuperado en septiembre de 2022. Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Buenos Aires.
Di Biase, Ayelén Rocío Soledad (2016): “Guaraníes en José C. Paz: Un acercamiento a las problemáticas de una comunidad originaria en el conurbano bonaerense”. En Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, tomo 41. Sociedad Argentina de Antropología. Recuperado en septiembre de 2022.
Enriz, Noelia (2012): “Ceremonias lúdicas mbyá guaraní”. En Maguaré, volumen 26, número 2. Recuperado en septiembre de 2022.
Ministerio de Educación y Deportes de la Nación (2016): Mbya-guaraní. Yma roiko porã ve “antes vivíamos muy bien” (fascículo 8). Colección Pueblos indígenas en la Argentina. Recuperado en septiembre de 2022.
Ministerio de Educación y Deportes de la Nación (2016): Indígenas en clave urbana intercultural en el Conurbano y La Plata (fascículo 5). Colección Pueblos indígenas en la Argentina. Recuperado en septiembre de 2022.
Palermo, Miguel Ángel y Boixadós, Roxana (2010): Los guaraníes, Colección La otra historia. Los pueblos originarios. Buenos Aires, A-Z editora.
Rockwell, Elsie (2020): “La diversidad que llevamos dentro”. En Jardín LAC, Lectura, arte y conversación en (y para) el espacio público. Recuperado en septiembre de 2022.
Serulnicoff, Adriana con la colaboración de Garbarino, Patricia (2006): “Cuadernos para el aula: Juegos y juguetes”. Buenos Aires, Ministerio de Educación de la Nación.
Wolman, Susana y otros (2009): 12 de octubre. Abriendo sentidos. Aportes para la enseñanza. Escuela Primaria. CABA, Ministerio de Educación.
Recursos audiovisuales
Pueblos originarios / Mbya guaraníes I: Ñanderu, el Creador (Canal Encuentro). Recuperado en septiembre de 2022 de Portal Educ.ar.
Pueblos originarios / Mbya guaraníes II: Kaaguy, el Monte (Canal Encuentro). Recuperado en septiembre de 2022 de Portal Educ.ar..
La Educación en la Identidad Mbyá guaraní (Ecos Emipa). Recuperado en septiembre de 2022. (Este sitio consume datos móviles)
La voz de los sin voz - Mbyá Guaraní (Programa Unesco/ Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería Argentina). Recuperado en septiembre de 2022.
¹ La situación de estas comunidades en la actualidad es preocupante. En muchos países no tienen garantizadas las condiciones mínimas para vivir. Hay regiones donde aún se prohíbe hablar su lengua o mantener sus costumbres. Múltiples organizaciones reclaman por sus derechos; sin embargo, los gobiernos y las sociedades tienen con ellas grandes deudas pendientes.
² Datos tomados de un tríptico elaborado en el marco del proyecto “Interculturalidad y educación en comunidades toba/qom y mbyá-guaraní de Argentina: una aproximación histórico-etnográfica a la diversidad étnica y lingüística en las escuelas” (Programa de Antropología y Educación, Facultad de Filosofía y Letras, UBACyT 2018-2021. Integrantes: Ana Carolina Hecht, Noelia Enriz, Mariana García Palacios, Soledad Aliata, Alfonsina Cantore, Eugenia Taruselli, Gloria Mancinelli, Ignacio Cassola, Rocio Aveleyra y Julia E. Benítez).
³ Para el estudio de este tema se sugiere consultar: Ministerio de Educación y Deportes de la Nación (2016) Fascículo 8: Mbya-guaraní. Yma roiko porã ve “antes vivíamos muy bien”. Colección Pueblos indígenas en la Argentina. Recuperado en septiembre de 2022.
4 Si bien los mbyá hablan mbyá guaraní que es distinto al que se habla en otras zonas, en este texto nos referiremos a la lengua guaraní en términos generales.
5 Esta actividad también puede formar parte de la propuesta didáctica sobre la comunidad mbyá guaraní presentada anteriormente.
6 Agradecemos los aportes de Floriana Vallejos.