Pedro estaba muy aburrido, duele la soledad en los campos de Rusia. Un día pensó: no podré engañar a las ovejas, pero sí a la gente de la Aldea.

Una linterna dejó ciego a un monstruo. Ahora no deja que lo vean, ni los otros monstruos ni las personas. Menos yo, yo sí lo veo.

El camino de esta historia comienza cuando Josefina encuentra una llave. Ella está segura que esa llave abre todas las puertas. Si lees hasta el final, tal vez consigas la tuya.

León Paredo nos cuenta de dónde es, y cuál es su casa.

Iris Rivera nos invita a leer un poema sobre sus deseos.

Dos poemas de Gustavo Caso Rosendi extraídos del libro “Soldados”.

“Cuando me dijeron que tenía que venir a Malvinas yo ya había sido recreado por vos, Mercedes…” le escribe Emilio a su novia, recordando el maravilloso momento en el que ella lo invitó a bailar.

Anahí nos muestra en esta poesía la forma en la que entiende su vida. “Alguien cree que el encierro es una forma de la cura”.

Para el pueblo mapuche, los zorros representan el acecho y el llanto los atrae. En lengua mapuzungún, se acuna porque solo al dormirse el niño, se irán los zorros.

Alfonsina Storni nos cuenta la importancia de que un poeta lleve un lápiz con el cual lanzar todas sus ideas.

En el lugar más frío del mundo los corazones también se encienden. Eso, al menos, era lo que sentía Vladimir cuando veía a Anastasia.

Mi perro y yo somos muy unidos, andamos para todos lados juntos y nos copiamos. Será por eso que cuando canto mi hermana dice: ¡Dejá de ladrar nena! Y cuando mi perro ladra todos opinan: ¡Este perro parece que habla!