Pluralidad de historias, diversidad de vivencias
Marco general para repensar el 12 de octubre y analizar las prácticas de enseñanza considerando a las aulas como espacios heterogéneos, plurales e interculturales.
Creado: 4 octubre, 2022 | Actualizado: 23 de septiembre, 2024
A partir de un Decreto sancionado en 1917 por el entonces presidente Hipólito Yrigoyen, se estableció el 12 de octubre como “Día de la Raza” en conmemoración de la llegada de Cristóbal Colón a nuestro continente en 1492.
En este hecho se buscó destacar el “descubrimiento” del continente americano por parte de Europa. Actualmente, resignificamos esta fecha como el acto que dio inicio al proceso de colonización de las poblaciones locales.
La conquista se justificó desde la ampliación del desarrollo comercial europeo, el proceso de evangelización y la incorporación de estas tierras a la corona de Castilla y Aragón. La llegada del hombre blanco fue por muchos años sinónimo de civilización, mientras que la lucha de los pueblos originarios por mantener vivas sus creencias, sus lenguas, sus costumbres y territorios quedó marginada y se concibió como forma de vida “salvaje”. Sin embargo, sus cantos y sus memorias fueron resistencia y perseverancia al olvido.
En el año 2010 se modificó la mencionada denominación por “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”. Esta decisión resultó relevante, ya que el modo de nombrar modifica la mirada sobre lo nombrado.
En el Decreto N° 1584/10 de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner se estableció que: “(…) se modifica la denominación del feriado del día 12 de octubre, queriendo destacar y rememorar las muertes de los pueblos originarios y dotando a la mencionada fecha de un significado acorde al valor que asigna nuestra Constitución Nacional y diversos tratados y declaraciones de derechos humanos a la diversidad étnica y cultural de todos los pueblos".
Pluralidad de historias, diversidad de vivencias
Dejar atrás la celebración del “descubrimiento de América” por la conmemoración de las resistencias de los pueblos originarios y la construcción de las distintas identidades en el territorio nacional y bonaerense, nos invita a promover diversas formas de recordar mediante la elaboración de propuestas educativas significativas.
Es necesario construir una mirada crítica que nos permita desnaturalizar discursos y prácticas arraigadas en nuestra historia para dar paso a la pluralidad de narrativas e identidades y a su valoración.
El Día del Respeto a la Diversidad Cultural propone el diálogo intercultural. Nuestra amplia y diversa comunidad educativa bonaerense está integrada por pueblos mapuche, qom/toba, kolla, guaraní, tupí-guaraní, wichí, moqoit/mocoví, diaguita, entre otros. La escuela bonaerense es espacio de diálogo en la diversidad, de respeto a todas las expresiones culturales y de integración de la palabra de todas y todos.
Caminos e identidades: la ancestría en las memorias de los pueblos
De esta manera, la educación intercultural, que es el encuentro entre distintas culturas que se reconocen y se tratan como iguales sin jerarquías, se ha posicionado como concepto clave de las discusiones y definiciones de la política educativa, dado que emerge como respuesta en permanente revisión de los tradicionales modelos homogeneizadores como son la aculturación y la asimilación cultural. Estos modelos educativos ejercen procesos de recepción de otras culturas para su adaptación a la cultura hegemónica, en detrimento de la cultura propia.
El propósito es comprender la diversidad de realidades que atraviesan a la provincia de Buenos Aires para construir, desde las necesidades educativas locales, las herramientas que posibiliten el acompañamiento a estudiantes, sus familias y docentes, aportando a una institución amplia y diversa. Y así fomentar el fortalecimiento de la escuela en el reconocimiento de las personas en las diversidades de las identidades bonaerenses. La riqueza de nuestra Provincia está en sus habitantes, y sus trayectorias educativas son clave para el desarrollo de la trama social.
La escuela, en cada lugar del territorio provincial, tiene un rol insoslayable para generar espacios de diálogos abiertos y plurales que permitan una reparación de las voces y vivencias históricamente silenciadas.
Propuesta para las aulas
Desde la Dirección de Ámbitos de Desarrollo de la Educación, y teniendo en cuenta el paradigma de interculturalidad que define esta efeméride, invitamos a las comunidades educativas a dialogar y debatir en las aulas.
Instamos a las y los docentes a poner en tensión la categoría de “descubrimiento” respecto de la llegada de Cristóbal Colón y su tripulación a estas tierras americanas. En ese entonces, se encontraron con que este continente inesperado estaba habitado y desde hacía miles de años por diversos pueblos. No había desierto, no estaba “vacío”. Del mismo modo, quienes conformaban las comunidades locales se encontraron con grupos nunca antes vistos.
A partir de las propuestas, los debates y las reflexiones que se promuevan invitamos a construir una producción colectiva que represente las diversidades culturales a partir de diferentes expresiones (música, colores, paisajes, tradiciones y prácticas) que se reconocen entre quienes comparten la escuela y el aula.
Apuntes para la reflexión docente
Interculturalidad en los contenidos y más allá de los contenidos¹
Los aborígenes como tema de enseñanza
Proponemos a las y los docentes iniciar la tarea analizando la forma en que el tema pueblos indígenas está planteado en los contenidos curriculares y editoriales haciendo énfasis en los aspectos que consideramos más críticos, para luego detenernos más concretamente en cómo aparecen en las clases y en especial en clases donde concurren estudiantes con adscripciones étnicas vinculadas a lo aborigen. El tema es un recorte, un caso significativo, podríamos referirnos a innumerables y variados temas.
Una recorrida por las propuestas educativas nos muestra que históricamente esta no era una cuestión central en la historia de corte político-institucional y militar que predominaba en las escuelas (y también en los espacios académicos).
Los pueblos originarios solían aparecer como representantes de lo lejano en el tiempo y en el espacio. Las alusiones a las sociedades indígenas previas a la conquista por lo general enfatizaban el carácter salvaje o bárbaro de estos grupos (con la excepción de algunas sociedades consideradas más evolucionadas y cercanas a la civilización). En este punto, las propuestas actuales han avanzado pero relativamente. Se mantiene vigente, en general, la oposición tajante entre las sociedades nómadas y las sedentarias y los criterios preestablecidos para definir el grado de avance de una sociedad (urbanización, agricultura, etc.).
Difícilmente encontremos hoy en día un texto que hable de la conquista y que no incluya alguna frase condenatoria de los abusos y las ambiciones europeas. Sin embargo, la historia sigue contada básicamente desde su perspectiva, suyas son las muertes, los proyectos, los fracasos y los éxitos. Luego, el tema desaparece más allá de alguna mención descontextualizada, como por ejemplo a la gesta de Tupac Amaru y su heroica muerte.
El tema reaparece cuando se habla de la organización nacional y, en este caso, en general para instalar la idea de que los indígenas constituían un obstáculo al progreso. A su vez, el discurso políticamente correcto hace inevitable introducir alguna frase o reflexión crítica de las matanzas y la expulsión de las tierras, de los considerados “abusos” o excesos; los excesos de representaciones (la pampa como desierto) y las prácticas (de sometimiento y de exterminio). No se discute el proceso, sino la modalidad. Se sigue hablando de tierras que “se ganaron”, de “invasiones indígenas”, frente a lo cual los “intereses superiores de la Nación”, el progreso y la organización, tal como los definieron los sectores dominantes del siglo pasado, se asumen como incuestionablemente positivos y beneficiosos para el conjunto de la sociedad, y esto justifica la desaparición (o al menos el arrinconamiento) de todo lo que se opone.
En los últimos años, se puso el acento en la concentración de tierras en pocas personas propietarias y en las tierras que se quitaron a los indígenas “en vez” de fraccionarlas y repartirlas en pequeñas propiedades. Parecieran reintroducirse así, sutilmente, los elementos para seguir legitimando la expropiación. Frente a esta posición surge la pregunta: ¿el fraccionamiento y reparto entre pequeños propietarios, hubiera legitimado, desde la perspectiva actual, el despojo, la marginación y la matanza?
En la actualidad, los pueblos originarios generalmente son presentados como un detalle pintoresco. Abundan además frases de piedad y misericordia, discursos de aliento a prácticas de asistencia y vacías invocaciones al respeto.
Las contradicciones y las tensiones son en gran medida producto de la coexistencia de un discurso indigenista y propio del nacionalismo escolar, asociado constitutivamente con discursos de uniformidad.
El texto precedente invita a analizar las prácticas de enseñanza, repensar en las propuestas que se llevan a las aulas, entendiéndolas como espacios heterogéneos, plurales e interculturales.
¹ Dirección General de Cultura y Educación. Género, generación y etnicidades en los mapas educativos contemporáneos. Conferencias y Talleres de las Primeras Jornadas de Educación Intercultural en la provincia de Buenos Aires, 2007.
Imagen de portada: Freepik.es