Los túneles de Europa del Oeste

Microrrelato de Lucia Quimey Iriarte (EES N°16, Ituzaingó)

Creado: 26 mayo, 2021 | Actualizado: 17 de octubre, 2023

Este microrrelato es uno de los 50 seleccionados en el Concurso Buenos Aires Fantásticaorganizado en 2020 por la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires y la Unidad Bicentenario del Ministerio de Comunicación Pública. De esta propuesta participaron 2.200 estudiantes del ciclo superior de escuelas secundarias bonaerenses. Sus obras fueron evaluadas por jurados distritales, regionales y por una instancia provincial que destacó dos cuentos por región educativa.

Los túneles de Europa del Oeste

Lucía y Juan siempre soñaban con viajar por el mundo. Era común verlos en la plaza 20 de Febrero, recostados sobre el pasto verde de la esquina de Las Heras y Zufriategui, panza arriba, mirando las nubes e imaginando la Torre Eiffel, El Arco del Triunfo o la Torre de Pisa.

Cada clase de Geografía era casi una fiesta. La profesora tenía esa virtud de hacerlos viajar con cada explicación, casi casi que, si cerraban los ojos, los llevaba a ese lugar mágico que ella les contaba y los hacía viajar sin boleto a donde su imaginación quería.

Ese día había sido fantástico. Ellos habían tenido Geografía e Historia. En la primera clase habían viajado bien lejos con su imaginación, a Francia e Italia.Luego, en la de Historia, habían hablado sobre situaciones paranormales que se decía que ocurrían en torno a unos túneles que pasaban debajo de lugares importantes del barrio, como la iglesia de la plaza central y de las réplicas de monumentos europeos que había realizado un arquitecto de Ituzaingó y que ellos podían visitar cerquita de la escuela.

¿Qué pasará realmente en esos túneles?-preguntó Juan- Tendríamos que ir y vivir la experiencia.

Dale -respondió Lucia- ¿Qué nos podría pasar? ¡Vamos ya!

Él dudó un poco, pero siempre le daba todos los gustos, así que empezaron su travesía.

-¿Te acordás,Juan, cuál era la entrada del túnel que dijo el profesor?

-Tenemos que bajar por las escalinatas de la estación del tren del lado Sur y prestar atención.El primer túnel nos lleva debajo de la fuente de los sapos, de la plaza San Martin. Y desde ahí encendemos las linternas y caminamos hasta donde podamos porque no tenemos mucha batería.

Llegaron a la plaza , bajaron las escaleras y comenzaron a caminar por los túneles .Seguían escuchando a los lejos las voces de la gente que esperaba en el andén, el sonido del tren que se alejaba y nuevos sonidos extraños que no reconocían. Repentinamente, el frío y el más absoluto silencio se apoderó de ellos.

Sin saber bien por qué comenzaron a correr sin saber hacia dónde. Ya sus linternas apenas los iluminaban. A lo lejos percibieron un haz de luz y decidieron ir en su búsqueda buscando la salida hacia la estación.Pero en segundos, al salir , descubrieron que en lugar de encontrarse en su barrio, se hallaban en Pisa. Se dieron cuenta de esto al observar frente a ellos su famosa torre inclinada con sus más de 50 metros.

La sorpresa los invadió y se hizo aún mayor cuando al mismo momento, al intentar hablar los dos, descubrieron que sus labios no podían moverse ni pronunciar palabra alguna. Pero a pesar de eso podían comunicarse perfectamente sólo con mirarse a los ojos. 

Muy asustados, decidieron volver a los túneles.Deambularon dentro unos pocos segundos y un nuevo haz de luz los atrajo.Lo siguieron buscando nuevamente la salida hacia Ituzaingó.

Cuando salieron ,observaron una inmensa avenida y una pareja de ancianos que hablaba en francés. Extrañados, giraron la cabeza y descubrieron a sus espaldas el famoso Arco del Triunfo que conmemora las victorias de Napoleón Bonaparte. Evidentemente, estaban en Paris.

Por lo que los profesores les habían enseñado, sabían que otro gran monumento se encontraba en esa ciudad. Ellos siempre habían soñado con visitarlo, así que caminaron bastante hasta encontrar la famosísima torre de hierro y remaches.

Como en Pisa, mantuvieron una nueva y rara comunicación sin palabras mientas disfrutaban de su entorno.

Después de un rato comprendieron que ya era hora de abandonar La Torre Eiffel, el Río Sena y Paris. No tenían idea de cuánto tiempo había pasado pero ya debían volver a sus casas.

Pero...¿cómo volverían?

Recordaron una clase de Literatura en la que habían leído el mito del Minotauro y se arrepintieron de no haber llevado con ellos algo que les sirviera ( como Teseo usó el ovillo que le dio Ariadna).

De repente, vieron que en una esquina, desde un enorme foso que había en la tierra, salía una luz muy brillante que los atraía. Decidieron seguirla y bajaron por una pequeña escalera hacia el fondo del foso. Encontaron allí abajo unos túneles y comenzaron a transitarlos con la esperanza de que los devuelvan a su país.Sólo unos segundos después nuevamente apareció un nuevo haz de luz que decidieron seguir . Algo les decía que ésa sí era la salida hacia Ituzaingó . Mientras caminaban, no podían dejar de preguntarse por qué justamente en su barrio, en el siglo XXI, un arquitecto había decidido recrear los 3 monumentos que ellos habían visitado durante esa extraña experiencia.

Salieron de los túneles y fueron hacia el andén.Decenas de hipótesis daban vueltas en sus mentes.Se sentaron en un banco.Los minutos pasaban y ellos seguían sin hablar. El tren se acercaba al andén. Se levantaron los dos juntos.

-¿No vamos a contar nada?- preguntó Lucía.

-¿Y qué es lo que podemos contar? Dirían que estamos locos.Nuestros labios deben quedar cerrados para siempre -le respondió Juan con una mueca de tristeza en sus labios.

Y esas fueron sus últimas palabras.

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