Los trabajos de varones y mujeres en el jardín de infantes

Un itinerario didáctico para repensar las masculinidades en la escuela*

Creado: 19 agosto, 2021 | Actualizado: 16 de octubre, 2023

Marco general: Semana de la ESI

Reflexiones sobre el abordaje de las masculinidades en las instituciones educativas

En el marco del Calendario Escolar y en consonancia y cumplimiento de la Ley Nacional de Educación Sexual Integral N° 26.150 y la Ley Provincial de Educación Sexual Integral N° 14.744, se desarrolla desde el lunes 22 al viernes 26 de agosto la Semana de la ESI. [...]

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El siguiente itinerario didáctico podría formar parte de una propuesta que indague el jardín de infantes como institución social: las relaciones entre sus funciones y los trabajos, los modos de organización del espacio, su historia, etc.

Las niñas y los niños generalmente piensan que las maestras y los maestros “viven en las escuelas” y que el trabajo docente ha sido siempre así, como ellas y ellos lo experimentan en la actualidad. Con el objetivo de seguir acompañando en este proceso de complejizar y enriquecer sus miradas sobre el ambiente social desde una perspectiva informada en las cuestiones de género, una buena oportunidad puede ser indagar cuáles son los trabajos que desarrollan las personas y que son necesarios para que el jardín funcione cotidianamente. A su vez, reparar en la desigual construcción en torno a esos trabajos para mujeres y varones.

1.- Para comenzar, en las salas más grandes proponemos conversar acerca de todos los trabajos que las distintas personas realizan en el jardín y que son necesarios para que funcione: quién abre el edificio cada día; quién se ocupa de la limpieza; quién da las clases de música o prepara el desayuno, entre otras. Luego, les sugerimos recorrer todo el jardín -incluyendo aquellos sectores que habitualmente no transitan- para observar qué otras tareas, que no tuvieron en cuenta en un comienzo, se realizan y quiénes las hacen de modo de completar o rectificar el listado inicial. 

2.- Un trabajo fundamental para que el jardín cumpla su función de enseñar es el de las maestras y los maestros. La propuesta es que las niñas y los niños piensen cuáles son todas las tareas que desarrollan las y los docentes para enseñarles en el jardín. Es interesante ayudar a pensar todo lo que es necesario realizar antes y después, y no solo aquello que desarrollan mientras están juntas y juntos en la sala.

 

Preguntas para pensar 

  • ¿Cuáles son los trabajos que se realizan para que el jardín pueda funcionar? 
  • ¿Quiénes son docentes en el jardín? ¿La mayoría son mujeres o varones? 
  • ¿Sabían que quienes trabajan en la dirección del jardín también son maestras y maestros? 
  • ¿Hay varones que trabajan en el jardín? ¿Qué hacen? 
  • ¿Es distinto el trabajo de los varones al de las mujeres en el jardín? ¿En qué se diferencia?

3.- Conocer cómo era ser docente para mujeres y varones en el pasado es un modo de desnaturalizar y complejizar la mirada sobre esta actividad tan conocida y cotidiana. Para saber más, es posible leerles un pequeño texto informativo:

Ser maestra y maestro en la historia

Hace más o menos 100 años, enseñar pasó a ser casi en su totalidad un trabajo de mujeres. Muchas fueron a estudiar a las instituciones donde aprendían a ser docentes y, a partir de entonces, la cantidad de mujeres entre las maestras y los maestros aumentó.

Por otro lado, los hombres no se interesaron tanto por estudiar para ser docentes porque esta profesión era considerada una actividad de poco prestigio social; los sueldos no eran muy altos y, entonces, fueron eligiendo otros trabajos y profesiones. Sin embargo, eran los varones quienes mayoritariamente ocupaban los cargos más importantes en el sistema educativo, como ser, ministros de educación, directores de escuelas, supervisores y también eran ellos quienes escribían gran parte de los libros sobre educación.

Ser maestra no significaba lo mismo que ser maestro. En aquella época, se entendía que la enseñanza era un trabajo “apropiado para las mujeres”. Como la crianza de sus hijas e hijos en el hogar era considerada también una responsabilidad exclusiva para ellas, sería “natural” seguir haciéndolo en la escuela.

Es decir, que se pensaba que las mujeres serían buenas maestras “por su amor y su bondad”, como si fueran una segunda mamá. La imagen de la maestra, debía ser “intachable”, siempre con guardapolvo almidonado y bien peinadas. 

 

Preguntas para conversar 

A partir de lo leído, preguntar a las y los estudiantes: ¿reconocen alguna semejanza o diferencia entre cómo eran las maestras y los maestros del pasado con las maestras y los maestros de hoy?

En la actualidad ¿para ustedes qué caracteriza a un buen docente? ¿Los varones pueden tener esas características y ser buenos maestros? 

¿Qué cualidades debe tener un ministro de educación o un director de escuela? ¿Piensan que las mujeres pueden desempeñar esos cargos? ¿Por qué?

4.- Las fotos en blanco y negro brindan más información acerca de cómo eran las aulas y su mobiliario hace mucho tiempo, cómo se vestían maestras, maestros y las y los estudiantes. Algunos datos se obtienen a partir de la observación, mientras que otros serán complementados con el aporte de distintas fuentes como pequeños textos informativos.

Imagen tomada de Wikimedia Commons.

En esta foto, un grupo de varones posa con sus maestros en una escuela de San Antonio de Areco, en el año 1892. Hubo una época en la que solo los varones de las clases sociales altas podían aprender a leer y escribir.

Imagen tomada de Wikimedia Commons.

En esta foto se observa a las primeras maestras argentinas egresadas de la Escuela Normal Nº 5. En la Escuela Normal las muchachas aprendían no sólo los contenidos a enseñar, sino también cómo debían vestirse, los modos de expresarse y los hábitos de orden y trabajo. La maestra debía ser ejemplo de moral, orden, limpieza y trabajo.

5.- Si bien en la actualidad casi todas las maestras jardineras son mujeres, algunos varones también eligen esta profesión. Les proponemos compartir con las chicas y los chicos la siguiente entrevista a “El seño Juan”¹.

- ¿Cómo elegiste ser maestro jardinero?

- Me parecía muy interesante la idea de ser maestro, de dar clases, y me gustaba la idea de que fuera con las y los más chiquitos, pero era difícil elegirlo, comentarlo y  hacerlo, porque no había maestros jardineros. Después me enteré que había, pero eran muy muy poquitos. La decisión fue porque me parece lindo enseñar y sobre todo en las salas de jardín a las y los más chiquitos.

- Cuando estudiaste para ser maestro jardinero, ¿tuviste otros compañeros varones?

- Cuando yo estudié en mi aula no había ningún otro varón, pero sí había varones en otras clases. En total, éramos diez varones en todo el profesorado. Cuando nos recibimos, de trescientas maestras solo tres éramos varones; éramos muy muy poquitos.  

- ¿Cómo fue la reacción de tus compañeras y docentes?

- Casi todas mis compañeras y docentes estaban contentas de que hubiera varones que quisiéramos ser maestros jardineros, dar clases a las y los más chiquitos. Pero había algunas a las que les parecía que los hombres nada teníamos que hacer en los jardines y hasta hubo una profesora que me lo dijo directamente y la palabra que usó fue “varoncitos”: le parecía que “los varoncitos” nada tenían que hacer en el jardín. Eso fue un poco triste. Por suerte, de ahí en adelante, siempre tuve muy buenas experiencias, siempre fui muy bien recibido por las familias, por las chicas y los chicos, mis compañeras y algún compañero que tuve como profesor de Educación Física o Música. La gran mayoría muy bien y unas pocas opinaban que no deberíamos estar en el jardín.   

- ¿Con qué obstáculos te encontraste?

- Obstáculos no he tenido. Mis amigos al principio no entendían por qué había elegido ser maestro jardinero si era tan raro para un varón, pero, al ir pasando el tiempo y verme feliz estudiando y trabajando en la sala y lo bien que me hacía sentir, lo contento que me ponía, esos “no entendimientos”, esas ideas que tenían al principio, desaparecieron. Años después armé una banda de música con mis amigos y en casi todos los jardines en los que trabajé fuimos a tocar con la banda; hicimos algún recital para alguna fiesta del jardín.

Como obstáculo, debería decir que ninguno.

-  ¿Nos contás alguna anécdota que resulte significativa?

- Dos son las anécdotas más divertidas que he tenido. Una nena de sala de 3 vino el tercer día de iniciadas las clases muy muy enojada porque su abuela no le creía que su seño no sea “señorita”, que su seño no fuese mujer, sino varón y que se llamara Juan Pablo y usara barba larga. Vino muy enojada porque la abuela no le creía, y la mamá y el papá tuvieron que contarle a la abuela que estaba diciendo la verdad, que no estaba mintiendo y que tenía un maestro varón y no una maestra mujer. Entonces, “seño” no se le podía decir porque la “seño” es la señorita y él era Juan o maestro. Esa es una anécdota. 

Y otra: una familia y la nena todo el año me llamaron “el seño Juan”; lo contrario de la anécdota anterior y me encantó, me pareció relindo. Y la nena cuando necesitaba que la ayudara con algo me decía “Seño Juan, ¿venís?”. Era “el seño”, la misma palabra que acostumbramos en el jardín para nombrarme a mí también. 

- ¿Qué le dirías a un varón que quiere ser maestro en un jardín y no se anima? 

- Lo primero que le diría a un varón que quiere ser maestro es: “¡Adelante!”. Y que está buenísimo y también que todos los días suelen ser muy lindos, que el trabajo de la maestra y el maestro puede ser cansador, pero es satisfactorio. Yo tengo mucha experiencia en la sala de 3 y en ver cómo empiezan a hablar cada vez más, ver cómo son cada vez más independientes y saber que uno es parte es relindo. Le diría que se anime y que si no tiene la suerte que tuve yo de no encontrar grandes obstáculos y de que siempre me recibieran bien, con ganas de que esté ahí, que no le importe y siga adelante. Porque las chicas y los chicos te reciben siempre bien. Está bueno ser maestro; es una profesión muy linda. 

Preguntas para pensar

Después de todo lo que se investigó con las niñas y los niños, se sugiere preguntar: ¿por qué piensan que la mayoría de docentes del jardín son mujeres? 

¿Hay alguna tarea en el jardín que un maestro varón no pueda hacer?

¿Qué opinan sobre llamar al maestro “el seño Juan”?

 

Bibliografía

Alliaud, A. (2007). Los maestros y su historia. Los orígenes del magisterio argentino. Granica. Buenos Aires.

Azar, G. (dir.) (2012). Día del maestro: una fiesta para las escuelas. Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Man, L. y Dávila, P. (coord.) (2009). Trabajo docente, perspectiva de género y educación: la perspectiva de género en la educación. Confederación de Educadores Argentinos. 

Pineau, P. y Beredes, C. (2008). La escuela no fue siempre así. Ed. Iamiqué, Buenos Aires.

Rodríguez, G. (2021). Maestros y maestras y la cuestión de género: planes de estudio, salarios y feminización (Argentina, 1870-1914). Descentrada, Revista interdisciplinaria de feminismos y género, 5. 

 


1 Esta entrevista fue realizada a Juan Pablo Bohiler, maestro de sección de sala de 3 años en un jardín de infantes. 

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