“Amigos por el viento” y “Tortura y gloria”. Orientaciones docentes
Propuestas para articular situaciones de lectura y escritura en torno a estos dos cuentos de Liliana Bodoc y Clarice Lispector.
Creado: 2 septiembre, 2022 | Actualizado: 4 de septiembre, 2023
En esta oportunidad, proponemos articular situaciones de lectura y escritura en torno a “Amigos por el viento” de Liliana Bodoc y “Tortura y gloria” de Clarice Lispector.
Como en toda secuencia vinculada con la lectura de un texto literario, es una condición didáctica fundamental que todas las niñas y los niños dispongan de un ejemplar del texto. Como hemos mencionado en el material sobre “La guerra de los yacarés”, para favorecer el avance de las niñas y los niños como lectores y escritores, es imprescindible plantear las siguientes situaciones:
- Compartir la lectura con las alumnas y los alumnos: se puede comenzar con la lectura individual por parte de cada estudiante, seguida de un intercambio por parejas o bien la o el docente puede leerles la primera parte para “entrar” juntos en el mundo del cuento, delegar luego la lectura en las y los estudiantes y, por último, realizar el intercambio colectivo.
- Intercambiar oralmente en torno al cuento a fin de profundizar su interpretación.
- Releer o bien solicitar que las y los estudiantes relean algunos fragmentos por sí mismos para discutir sus diferentes interpretaciones o para apreciar los efectos del lenguaje de los cuentos.
- Plantear por escrito algunas preguntas o problemas que contribuyan a involucrar a todas y todos en la reflexión sobre el cuento.
- Proponer situaciones de escritura que impliquen un desafío en la composición del texto, es decir, un desafío referido a la planificación, la textualización y la revisión.
- Acompañar a las y los estudiantes durante todo el proceso de escritura.
- Desarrollar una breve secuencia para profundizar y descontextualizar la reflexión sobre ciertos aspectos del lenguaje.
Analizaremos a continuación situaciones de enseñanza y criterios didácticos que son necesarios tomar en cuenta al planificar el desarrollo en el aula de la secuencia en torno a los cuentos de Liliana Bodoc y Clarice Lispector. En primer lugar, nos referiremos a las situaciones de lectura, intercambio entre lectores y lectura de las y los estudiantes por sí mismos sobre “Amigos por el viento”. Desarrollaremos luego una propuesta de escritura individual vinculada a ese mismo cuento –una reescritura con cambio de punto de vista–. En segundo lugar, presentaremos las mismas situaciones pero vinculadas a “Tortura y gloria”, incluyendo otra propuesta de escritura –en este caso, primero por dictado al docente y luego en parejas–. También presentaremos una situación de comparación entre los dos cuentos. Finalmente, desarrollaremos dos secuencias breves de reflexión sobre el lenguaje vinculadas a los tipos de narrador –protagonista y omnisciente– y al uso del punto seguido.
¿Cómo organizar en el tiempo las diferentes situaciones? No necesariamente deben organizarse en el orden planteado en el punteo anterior y en este material (es decir, una tras otra). Por ejemplo, después de leer “Amigos por el viento” y de intercambiar sobre alguno/s de los ejes propuestos, puede proponerse alguna situación de lectura de las y los estudiantes por sí mismos. Luego, puede realizarse un segundo intercambio entre lectores sobre otro/s de los ejes y continuar con otra de las propuestas de lectura individual. Además, durante la misma semana en que se lee “Tortura y gloria” puede realizarse la situación de escritura relacionada con el cuento de Liliana Bodoc. Es decir, algunas de estas situaciones pueden desarrollarse simultáneamente y otras deben ser sucesivas; algunas requieren de varias clases –por ejemplo, intercambios entre lectores focalizando en distintos ejes– y otras no. El orden en que están presentadas en estas orientaciones no se corresponde con el orden en que pueden/deben llevarse a cabo en el aula. La o el docente planificará un cronograma de trabajo de acuerdo a las características del grupo, la disponibilidad de tiempo y otros aspectos que considere pertinente tener en cuenta.
Es posible encontrar los cuentos en la Sección Recursos:
CONTENIDOS ESENCIALES
- Distinguir la historia del relato (establecer qué se cuenta y cómo está contado).
- Volver al texto para identificar cuáles son las expresiones o recursos –reiteraciones, imágenes, etc.– que producen cierto impacto en los lectores.
- Relacionar voz narrativa y punto de vista.
- Distinguir autor de narrador.
- Apreciar la estrecha relación entre forma y contenido.
“AMIGOS POR EL VIENTO”, DE LILIANA BODOC
Lectura compartida e intercambio entre lectores
¿Qué aprenden las y los estudiantes cuando leemos con ellas y ellos obras literarias? O, dicho de otro modo, ¿qué contenidos nos proponemos enseñarles?
En el segundo ciclo, y en particular en sexto grado, cuando las chicas y los chicos están por pasar a la secundaria, ¿qué esperamos que aprendan?, ¿cuáles son los contenidos esenciales a los que no podemos renunciar?
Para responder estos interrogantes, tenemos que poner en primer plano los propósitos educativos. En este caso, se trata de formar lectores asiduos de literatura, que puedan compartir lecturas y debatir interpretaciones con otros lectores, que incursionen en diferentes obras y comiencen a establecer relaciones entre ellas, que reparen en la forma elegida por la autora o el autor para plasmar lo que quiere decir y para producir ciertas reacciones en el lector, que dispongan de algunas claves para apreciar la calidad de las obras que leen… Se trata de formar lectores que entren en el pacto ficcional con el autor –que crean o finjan creer en el mundo que ha creado– y que puedan también tomar distancia para reflexionar no solo sobre lo que dice el texto sino también sobre lo que quiere decir, para preguntarse qué marcas dejó el autor en el texto con la intención de generar en los lectores ciertos sentimientos, ciertas suposiciones, ciertas sorpresas, ciertas inferencias…
En síntesis, el propósito es formar lectores que se sumerjan en la historia contada y también lectores críticos que intenten comprender cómo está construido el relato.
Para abrir el intercambio
Después de haber leído el cuento –ya sea a través del docente o cada estudiante por sí mismo–, se inicia el espacio de intercambio. ¿Cómo comenzar? Entre las diferentes maneras de convocar a la relectura y comentario de este cuento, elegimos dos posibilidades: proponer a las chicas y los chicos que reconstruyan entre todos la historia de la niña y el niño que protagonizan el cuento (la narradora y Juanjo) o bien pedirles que justifiquen el título del cuento (¿Por qué se llama “Amigos por el viento”?, ¿qué relación tiene este título con la historia?).
Son dos propuestas muy diferentes: en tanto que la primera alienta a las alumnas y los alumnos a centrarse ante todo en la historia –en los sucesos a los que se refiere el cuento– para reflexionar solo después sobre el relato –sobre cómo está contada esa historia–, la segunda propuesta lleva a considerar desde un comienzo la relación entre historia y relato.
En cualquiera de los dos casos, a lo largo del intercambio se harán presentes los sentimientos de los personajes –en particular, los de la protagonista que es también narradora–, así como su evolución a lo largo de la historia. Y las chicas y los chicos comentarán sus reacciones como lectores.
Después de conversar con las alumnas y los alumnos sobre los aspectos significativos para ellos, la o el docente interviene para hacer observables aquellos rasgos de la historia y del relato en los que no hayan reparado, que hayan interpretado de diferentes maneras o en los cuales sea importante profundizar. A continuación se ofrecen, a modo de ejemplo, algunos aspectos sobre los sería relevante intervenir.
Sobre las metáforas que expresan el mundo interior de la narradora
En este cuento el centro de interés está dado no tanto por los hechos, sino por los sentimientos y las reflexiones que los hechos suscitan en la protagonista, una niña de una gran sensibilidad. Como el cuento está contado desde su punto de vista, los lectores podemos acceder en forma directa a su vida interior.
Para comunicar ese complejo mundo interior la narradora acude al lenguaje metafórico. La metáfora del viento, por ejemplo, atraviesa todo el relato y adquiere diferentes matices. En un principio el lector puede interpretarlo como una irrupción negativa que disgrega y produce abatimiento y confusión, pero luego tiene una connotación más positiva, pues es la clave para que la niña y el niño comiencen a ser amigos.
El viento –en tanto fuerza incontrolable que puede a la vez destruir y poner en movimiento– abre hacia múltiples sentidos: la existencia, la energía vital, el inevitable fluir del tiempo, la realidad siempre cambiante, entre otros muchos posibles.
Hay otras dos imágenes que adquieren relevancia en la interpretación del cuento y que están asociadas con la del viento: las raíces y las ventanas.
Si el viento alude a lo que cambia, las raíces aluden a aquello que permanece, lo que busca resistir: las costumbres, los vínculos. Las ventanas, por su parte, evocan la posibilidad de abrirse o cerrarse respecto al mundo exterior, al intento de protegerse de la entrada del viento o a dejarlo circular para que se renueve el aire.
Para poner en discusión algunos de los sentidos posibles de estas imágenes –además de preguntar por el título– se puede proponer la relectura del primer pasaje, en el que se presenta la imagen del viento:
A veces, la vida se comporta como el viento: desordena y arrasa. Algo susurra, pero no se le entiende. A su paso todo peligra; hasta aquello que tiene raíces. Los edificios, por ejemplo. O las costumbres cotidianas.
- La narradora compara la vida con el viento. ¿Por qué? ¿Qué es lo que ha sido desordenado o ha quedado arrasado en su vida?
- Según se nos dice aquí, pueden tener raíces algunas cosas muy concretas –como los edificios– y otras más bien abstractas –como las costumbres–. ¿Qué paralelismo intenta plantear el texto entre los edificios y las costumbres mediante la metáfora de las raíces? Pensemos en la relación entre las raíces y el viento…
- ¿Qué otras cosas podrían tener raíces en el sentido sugerido por el texto? Vamos a pensar algunos ejemplos entre todos.
A partir de esta primera aproximación, resulta significativo releer la última parte del cuento y compararla con el inicio. La idea es que las niñas y los niños puedan advertir que allí el párrafo inicial –a pesar de que se repite literalmente hacia el final del cuento– ha adquirido un nuevo sentido.
- Cuando comenzamos a leer el cuento y nos encontramos con la idea de que el viento “desordena y arrasa” y “a su paso todo peligra”, ¿qué pensamos que iba a suceder después en el cuento? Y ahora, cuando volvemos a encontrar esas mismas palabras hacia el final, ¿cómo las reinterpretamos?
Después de intercambiar interpretaciones en torno a estos dos momentos del cuento, es posible que las chicas y los chicos estén en condiciones de apreciar que la repetición lleva al lector a tomar conciencia de que ese párrafo, que al principio anunciaba una situación dramática pero desconocida, adquiere un sentido específico y nuevo cuando lo leemos después de haber conocido la historia. Es una reiteración que –lejos de ser innecesaria– genera una interpretación diferente de la original y brinda a los lectores una oportunidad de reflexionar sobre su propia actividad interpretativa.
El pasaje que sigue al párrafo en cuestión –y que cierra el cuento– puede contribuir a la construcción de un nuevo sentido de la metáfora del viento.
—Si querés vamos a comer cocadas –le dije.
Porque Juanjo y yo teníamos un viento en común. Y quizás ya era tiempo de abrir las ventanas.
- Comer cocadas los domingos era una de las costumbres “con raíces” que la narradora compartía con sus padres “antes del viento”. ¿Por qué creen que le propone a Juanjo comer cocadas justo después de la conversación que acaban de tener?
- Al decir “Juanjo y yo éramos amigos por el viento” el texto retoma la expresión del título, que es muy bonita. ¿Cómo puede ser que la narradora considere a Juanjo su amigo si lo acaba de conocer? ¿Qué significa que se es amigo de alguien “por el viento”?
- “Quizá ya era tiempo de abrir las ventanas” es otra expresión muy bella y metafórica. ¿Cómo la interpretan? Quizás nos ayude buscar y releer el fragmento en que las ventanas se habían cerrado…
También es posible proponer a las niñas y a los niños que busquen en el cuento otros momentos en que la narradora y Juanjo hablan del viento para apreciar los diversos matices que la metáfora presenta a lo largo del cuento. Quizás convenga anotar en un afiche lo que se dice sobre él. Por ejemplo:
Del viento se dice que:
- desordena y arrasa;
- hace peligrar todo a su paso;
- se llevó a su papá;
- después de un tiempo, ya no había huellas de vientos ni de llantos;
- llega de repente y se mete en todos lados;
- susurra palabras incomprensibles para la narradora y Juanjo;
- es posible hacer “amigos por el viento”.
Más allá de estas metáforas centrales, la narradora apela al lenguaje poético para manifestar sus sentimientos y sensaciones a lo largo de todo el relato. Durante el intercambio, entonces, se puede intervenir para que las niñas y los niños reparen en otras expresiones significativas y establezcan relaciones entre ellas. A modo de ejemplo, proponemos a continuación algunas intervenciones relacionadas con el párrafo que sigue. Habían pasado varios años desde aquel viento que se llevó a papá. En casa ya estaban reparados los daños. Los huecos de la biblioteca fueron ocupados con nuevos libros. Y hacía mucho que yo no encontraba gotas de llanto escondidas en los jarrones, disimuladas como estalactitas en el congelador. Disfrazadas de pedacitos de cristal. “Se me acaba de romper una copa”, inventaba mamá que, con tal de ocultarme su tristeza, era capaz de esas y otras asombrosas hechicerías. Dijimos que el cuento está contado desde el punto de vista de la protagonista-narradora, por lo que solo podemos asomarnos a lo que piensan o sienten los otros personajes en forma indirecta, a través de lo que ella nos cuenta. Todo lo que sabemos sobre ellos nos llega impregnado de su subjetividad. La mirada sobre la madre refleja sentimientos contradictorios, alternando el cariño y la admiración con cierto fastidio propio de su edad y de los cambios que está viviendo. Una posibilidad es empezar por preguntar cómo es la relación de la narradora con su mamá. Y luego, una vez que las chicas y los chicos opinen, se puede proponer que busquen en el texto para localizar referencias a esa relación: Al releer los pasajes correspondientes y tomar en cuenta los indicios antes mencionados, las niñas y los niños tienen oportunidad de advertir que la relación entre madre e hija está planteada como una relación polifacética, que –lejos de ser lineal– tiene diferentes aristas, como todas las relaciones estrechas y profundas. Juanjo recibe por parte de la narradora dos miradas muy opuestas, ya que pasa de ser considerado como un intruso a convertirse en un “amigo por el viento”. Se pueden buscar en el texto las pistas que nos permiten saber cómo nos dimos cuenta de los sentimientos que alberga la protagonista. Si bien no se refiere explícitamente a ellos, a partir de lo que dice los lectores podemos inferir que sentía miedo y celos: “Pero que ese novio tuviera un hijo era una verdadera amenaza. Otra vez, un peligro rondaba mi vida”; “Ahora, el tal Ricardo y su Juanjo habían conseguido que volviera a hacerlas [las cocadas]. Algo que yo no pude conseguir”. Resulta particularmente interesante poner en discusión los pensamientos anticipatorios de la protagonista acerca de cómo se iba a comportar Juanjo, pues permiten a las y los lectores saber más sobre ella –sobre sus miedos y sus prejuicios– que sobre el propio Juanjo. Pude verlo transitando por mi casa con los cordones de las zapatillas desatados, tratando de anticipar la manera de quedarse con mi dormitorio. Pero, más que ninguna otra cosa, me aterró la certeza de que sería uno de esos chicos que, en vez de hablar, hacen ruidos: frenadas de auto, golpes en el estómago, sirenas de bomberos, ametralladoras y explosiones. Acerca de esta última cuestión, pareciera que lo que la narradora teme es que su visitante se comporte como un niño. Quizás ella ya está cerca de la adolescencia y desea tomar distancia de toda conducta que la asocie a la infancia –tan próxima todavía– para ser considerada como una adulta. Los prejuicios de la narradora sobre Juanjo explican la hostilidad con que se dirige a él en el primer tramo del encuentro. Algunos momentos del diálogo ofrecen pistas acerca de los sentimientos de ambos personajes, así como del punto en el que la mirada sobre Juanjo se transforma por completo. En todo texto narrativo es posible distinguir la historia y el relato. La historia está compuesta por los núcleos narrativos, las acciones. Ahora bien, para contar la historia la autora o el autor debe tomar múltiples decisiones: puede respetar o modificar el orden de los acontecimientos, puede incluir o no descripciones y diálogos, puede acelerar o detener la acción, puede hacer énfasis en la vida interior de los personajes o bien no aludir a ella, puede dejar en la ambigüedad algunos hechos o sentimientos… Todas estas decisiones acerca del modo de contar una historia estructuran el relato. Apreciar los recursos que construyen un relato es una práctica de los buenos lectores, y por eso es contenido de la enseñanza. Como se trata de reflexiones que requieren tiempo y continuidad, el trabajo puede abordar distintos aspectos del relato al intercambiar sobre diferentes cuentos. Con respecto a cómo está relatada la historia de “Amigos por el viento”, puede resultar relevante centrar el intercambio en el modo en que está construida la voz narrativa. Como la voz que narra pertenece a un personaje, solo puede conocer su propia vida interior y aquello que presencia o que los otros personajes le cuentan. Eso explica que los lectores no accedamos a las expectativas que tiene Juanjo antes de conocer a la narradora, o a sus emociones al recibir un trato ríspido por parte de ella. Por otra parte, hay una distancia temporal considerable entre el presente de la historia y el presente del relato: la narradora no es una niña contando algo que le sucedió recientemente, sino que es la mujer adulta en la que se convirtió esa niña con el paso del tiempo. Hay dos indicios que fundamentan esta idea. Por un lado, la profundidad de las reflexiones sobre los hechos y el lenguaje empleado para expresarlas corresponden a los de una persona adulta. Por otro lado, hay una expresión para referirse a la madre que da una pista más directa: “la mujer que más preguntas me hizo a lo largo de mi vida.” Algunas intervenciones para que las niñas y los niños reflexionen sobre la perspectiva de la narradora son las que siguen: La organización temporal de las acciones es otro aspecto en el que se puede ver la diferencia entre la historia y el relato. En “Amigos por el viento” se da un quiebre de la linealidad cronológica: comienza con una alusión a lo sucedido varios años antes –el momento de la separación–, el primer diálogo se ubica en el presente de los personajes pero antes de la llegada de Ricardo y Juanjo, se vuelve luego al momento de la separación y al período transcurrido desde entonces, después la acción se detiene en el presente de los personajes (llegada de Ricardo y su hijo, diálogo entre los niños) y termina con una proyección hacia el futuro. No es necesario que las niñas y los niños reconstruyan todo este complejo recorrido, pero sí que adviertan que las acciones no se cuentan en orden cronológico, sino que hay un ir venir en el tiempo. Para ello, se pueden retomar los pasajes que incluyen referencias tales como “Habían pasado varios años desde aquel viento que se llevó a papá.” o “Mamá sacó las cocadas del horno. Antes del viento, ella las hacía cada domingo.” Además de las relecturas que las chicas y los chicos hagan en el marco del intercambio –o de los intercambios–, es necesario destinar tiempo didáctico para que relean en silencio y con algún propósito significativo algunos fragmentos de cierta extensión. Se trata de un tiempo de lectura más personal, que además permite ajustar la intervención docente a las diferentes posibilidades de lectura¹. Es muy importante que se vuelva al texto con propósitos claros, siempre vinculados con el sentido. Una posibilidad es proponer la relectura de algún o algunos fragmentos que incluyan aspectos relevantes que pudiesen haber quedado sin abordar durante el intercambio. En general los fragmentos seleccionados presentan desafíos interpretativos, ya que ponen en juego quehaceres propios del lector de literatura tales como hacer inferencias, rastrear y vincular informaciones, hacer hipótesis sobre una expresión o un hecho que puede tener varios sentidos, apreciar la fuerza del lenguaje poético, entre otros. Otra posibilidad es proponer que las y los estudiantes busquen en el texto los fragmentos a partir de determinada consigna. Características como estas hacen que las niñas y los niños –y los lectores en general– necesiten releer estos pasajes cuidadosamente, atender a las pistas, ponerlas en discusión. Por eso es indispensable que –independientemente de que la situación se realice en forma individual o en parejas– se lleve adelante después un nuevo intercambio colectivo, esta vez centrado específicamente en el fragmento que está siendo analizado. A continuación se presentan a modo de ejemplo algunas consignas o interrogantes que pueden plantearse para avanzar en la interpretación de ciertos fragmentos del cuento. Si los fragmentos aquí propuestos ya hubiesen sido tratados en profundidad durante el intercambio, la o el docente podrá seleccionar otros. (En parejas, luego puesta en común) A veces, la vida se comporta como el viento: desordena y arrasa. Algo susurra, pero no se le entiende. A su paso todo peligra; hasta aquello que tiene raíces. Los edificios, por ejemplo. O las costumbres cotidianas. Cuando la vida se comporta de ese modo, se nos ensucian los ojos con los que vemos. Es decir, los verdaderos ojos. A nuestro lado, pasan papeles escritos con una letra que creemos reconocer. El cielo se mueve más rápido que las horas. Y lo peor es que nadie sabe si, alguna vez, regresará la calma. Así ocurrió el día que papá se fue de casa. La vida se nos transformó en viento casi sin dar aviso. Recuerdo la puerta que se cerró detrás de su sombra y sus valijas. También puedo recordar la ropa reseca sacudiéndose al sol mientras mamá cerraba las ventanas para que, adentro y adentro, algo quedara en su sitio. Este recuadro está disponible para descargar e imprimir en el Anexo. Seguramente, la mayoría de las y los estudiantes repararán en las expresiones poéticas ya analizadas durante el intercambio y también en otras acerca de las cuales aún no se ha conversado. Durante la puesta en común, después de retomar los aportes de todas las parejas y de intercambiar acerca de las diferentes interpretaciones que sin duda aparecerán, será posible también hacerles notar algún aspecto que ninguna de ellas haya señalado. Dado que el fragmento seleccionado tiene un carácter marcadamente metafórico, es conveniente aclarar que hay muchas posibilidades de respuesta así como invitar a compartir los pensamientos y sentimientos que en cada quien producen las expresiones propias del lenguaje poético. A modo de ejemplo, señalamos algunos aspectos que sería valioso incluir en la puesta en común: Para culminar este intercambio, se puede pedir a las y los estudiantes que elijan una de las expresiones que les resulte especialmente significativa y anoten qué les evoca. Es una actividad individual, para que cada quien pueda expresar el significado personal que atribuye a cierta imagen o metáfora incluida en el cuento. A mí, la expresión ____________________ me hace pensar en __________________ Finalmente, es importante plantear una nueva reflexión acerca de la metáfora del viento, cuya comprensión es fundamental para apropiarse del sentido del cuento. Para asegurar que todas y todos quienes integran el grupo se involucren en esta reflexión, es conveniente proponerles que escriban lo que piensan acerca de cuestiones como las que se plantean a continuación. Este recuadro está disponible para descargar e imprimir en el Anexo. (En parejas, luego puesta en común) La narradora se refiere a Juanjo con desdén y desconfianza en varios pasajes del cuento. Se puede proponer a las niñas y los niños que los ubiquen y los relean a fin de discutir sobre la causa de su rechazo hacia un niño que no conocía. La discusión sobre la razón de que ella se haya formado esa imagen de Juanjo puede realizarse en primer lugar entre los integrantes de cada pareja y retomarse durante la puesta en común. Se trata de una lectura que requiere rastrear información distribuida a lo largo del texto, por lo cual es conveniente que las y los estudiantes tomen notas en sus carpetas de las expresiones que van encontrando. Además, como esta actividad es preparatoria para la propuesta de escritura, será útil elaborar colectivamente un afiche que quede colgado en el aula y al cual se pueda recurrir al planificar la producción. Tomar un elemento concreto para representar experiencias propias de la vida interior es un recurso frecuente en la literatura, sobre todo en la poesía. Para que las chicas y los chicos tengan oportunidad de seguir apreciando el uso metafórico y simbólico del lenguaje, se propone que lean el siguiente poema² y establezcan algunas vinculaciones con el cuento. Este recuadro está disponible para descargar e imprimir en el Anexo. La o el docente podría ampliar esta propuesta incorporando otros poemas o canciones que utilizan la metáfora del viento. Por ejemplo, “Viento” de Octavio Paz, “Como el viento”, canción de Las Pelotas, “Canción para el viento” de Perota Chingó, “Viento y silencio” y “Viento y luna” de Magdalena Fleitas, “Todo bien” de Arnaldo Antunes, entre otros. En el marco del trabajo en torno a “Amigos por el viento”, proponemos una consigna de escritura semejante a las planteadas en la secuencia de “La guerra de los yacarés” y en la prueba de Prácticas del Lenguaje (agosto, 2022). Para ayudar a planificar el texto Consigna para la escritura La historia que se narra en “Amigos por el viento” está contada íntegramente desde el punto de vista de la niña. ¿Cómo la contaría Juanjo? Finalmente, llegamos a la casa de la nueva novia de papá. Unos minutos después de tocar el timbre, nos abrió la puerta su hija. Ni bien la vi pensé…
Una vez que han terminado de escribir la primera versión completa del relato, habrá que dedicar un tiempo en la clase siguiente para que cada estudiante relea su texto y señale los cambios que realizaría de manera clara (por ejemplo, usando flechas, llamadas a pie de página…). Observar qué aspectos priorizan al revisar sus propios textos permitirá retomarlos luego colectivamente. Después de esta primera revisión “general”, las y los estudiantes pueden agruparse por parejas de tal modo que cada integrante lea la producción de su compañera o compañero y los dos se ayuden mutuamente a mejorar sus textos. Es fundamental que quienes revisen no “invadan” el texto del otro. Intercambiar las escrituras entre pares permite distanciarse del propio texto y mirar con otros ojos –ojos de lector y no de escritor– el texto de la compañera o el compañero, esforzándose por entender los sentidos que este quiso generar. La idea central es que los posibles cambios se hagan de común acuerdo ya que la opinión de la autora o el autor del texto es insustituible. A fin de contribuir a organizar esta situación, ofrecemos la siguiente guía de preguntas para orientar a las y los estudiantes a revisar el texto del otro y para que puedan anotar sus sugerencias y observaciones. Luego, la autora o el autor tomará aquellas que considere pertinentes³. Si te parece necesario, anotá tus ideas para hacer más clara alguna parte de su texto. Si falta alguno, anotalo para que la autora o el autor pueda agregarlo. Si te parece necesario, podés anotar sugerencias sobre dónde podría desarrollar más lo que piensa / siente Juanjo. Este recuadro está disponible para descargar e imprimir en el Anexo. En este cuento la historia es mínima, en el sentido de que presenta muy pocas acciones. Sin embargo, en el relato que la narradora hace de esas pocas acciones quedan al descubierto sus vivencias. Una vez más, lo que conmueve al lector no es la historia –los hechos mismos– sino la forma en que está contada –el relato–. Apreciar el modo en que está relatada una historia es constitutivo de un buen lector de literatura. Durante el intercambio se puede intervenir para que las niñas y los niños vayan avanzando en la consideración de algunos recursos propios de la construcción del relato, sin que necesariamente se los nombre o se los conceptualice. Se trata más bien de intervenir para que los comentarios no giren únicamente en torno a los hechos –lo que pasa en el cuento– sino que se refieran también a cómo están contados. Un camino posible es comenzar el intercambio recuperando la historia. Seguramente las chicas y los chicos referirán a la disputa por el libro: una lo tiene, la otra lo desea; la primera “se aprovecha” de su situación de poder y promete prestarlo pero posterga a diario la entrega “haciendo sufrir” a la protagonista que es quien narra la historia. Es probable que las niñas y los niños ya intuyan que el cuento pone en juego mucho más que lo reseñado. Para ayudarlos a profundizar en los sentidos que se abren a partir de esta historia aparentemente tan simple, hay que orientar el intercambio de modo tal que vaya haciéndose visible la complejidad de los sentimientos que los sucesos narrados suscitan en la narradora. Así, por ejemplo, en la primera parte del cuento la forma en que se narran los hechos transforma en la crónica de un sufrimiento lo que –narrado de otra manera o desde otro punto de vista– podría haber sido el relato de una broma. La intensidad del sufrimiento de la narradora tiene su origen en la intensidad de su deseo por el libro, y en el hecho de que su dueña se ocupa de darle esperanzas para después decepcionarla una y otra vez. La repetición del ciclo ilusión/desilusión y el tiempo indefinido de la espera se convierten en una tortura para la protagonista. Algunas intervenciones posibles son las que siguen. Era un libro grueso, Dios mío, un libro para vivir con él, comiéndolo, durmiendo con él. Y totalmente por encima de mis posibilidades. Me dijo que pasara por su casa al día siguiente y que ella me lo prestaría. Hasta ese día siguiente me transformé en la esperanza misma de la alegría: no vivía, flotaba lentamente en un mar suave. A fin de que las y los estudiantes comprendan que la postergación y el tiempo de espera forman parte de la “tortura” que sufre la protagonista, se puede releer el siguiente fragmento: ¿Cuánto tiempo? Iba todos los días a su casa, sin faltar ni uno siquiera. A veces ella decía: pues al libro lo tuve ayer a la tarde, pero como no viniste, se lo presté a otra nena. Y yo, que no tenía ojeras, sentía que se me formaban bajo mis ojos espantados. Aquí interesa destacar la pregunta por el tiempo, la perseverancia de la protagonista, la intención de la niña dueña del libro de culpabilizarla de su propio desencanto –a partir de la insidiosa frase “pero como no viniste”– y poner en discusión el porqué de los “ojos espantados”. La parte del cuento en la que se alude a la felicidad de la narradora al obtener el libro resulta igualmente reveladora para diferenciar historia y relato. Podríamos pensar que “la historia”, la de la pelea por el libro, termina en el episodio en que la madre desenmascara a su hija y –a los ojos de la narradora– imparte justicia. Sin embargo, el cuento continúa con tres párrafos más –a partir de la pregunta “¿Cómo contar lo que siguió?”– en los que no se narran nuevas acciones, sino las experiencias de intensa felicidad –es decir, la “gloria”– que produce la posesión del libro. Se trata de un pasaje desafiante para las niñas y los niños –y para cualquier lector– por la complejidad de las emociones de la protagonista quien, después de haber sufrido postergación por parte de su “torturadora”, juega ella misma a postergar la deseada lectura. Las y los estudiantes, seguramente, tendrán distintas interpretaciones para este pasaje. Resulta esencial que la o el docente tenga presente aquí que la comprensión no es cuestión de todo o nada, ya que es perfectamente posible disfrutar de la lectura de un cuento aun cuando ciertos sentidos se nos escapen. En cualquier caso, se trata de proponer la relectura del pasaje y de intervenir para problematizarlo, dejando tal vez que algunos interrogantes queden “dando vueltas por el aula”, sin respuesta. Es probable que la mayoría de las y los estudiantes consideren que la narradora es “la buena” y la otra niña es “la mala” del cuento, ya que esta es la primera impresión que nos produce el texto a la mayoría de los lectores. Sin embargo, es importante advertir que –como la narradora es la propia protagonista– solo podemos ver a la niña dueña del libro a través de sus ojos, por lo que todo lo que sabemos sobre ella nos llega impregnado de su subjetividad. El punto de vista narrativo es uno de los elementos clave en la forma de relatar una historia, ya que los mismos hechos pueden adquirir sentidos muy diferentes cuando son narrados desde la voz de otro personaje. En este caso, la narradora construye una imagen extremadamente negativa de la otra niña. Ya desde el párrafo inicial la presenta de manera muy despectiva, estableciendo de entrada un enfrentamiento y una exclusión: nosotras/ella. No sabemos siquiera su nombre, es “la hija del librero”: su identidad se reduce a lo único valioso que tiene a los ojos de la narradora. La descripción física provoca desagrado: “Ella era baja, pecosa y de cabellos excesivamente crespos. Su busto se volvió enorme (…)”; “chupaba sus caramelos haciendo ruido”. Pero es sobre todo en la descripción de su personalidad en la que la narradora carga sus tintas, ya que la muestra como un ser perverso y sádico mientras se presenta a sí misma como su víctima: “qué talento tenía para la crueldad”, “era pura venganza”…; “yo ni notaba las humillaciones a las que ella me sometía”; “empezar a ejercer sobre mí una tortura china”. La maldad de la antagonista es absolutamente intencional y calculada: “El plan secreto de la hija del librero era frío y diabólico”. Por todo lo expuesto, es relevante que durante el intercambio la o el docente intervenga para problematizar esta imagen tan polarizada. Un camino posible es releer algunos fragmentos en los que se caracteriza a la dueña del libro, para luego considerar la historia desde su mirada. No se trata de adivinar: el propio discurso de la narradora presenta varias pistas interesantes para hacerlo. Se presentan a continuación algunos ejemplos de intervenciones. Ella era baja, pecosa y de cabellos excesivamente crespos. Su busto se volvió enorme, mientras todas nosotras seguíamos chatas. Como si fuera poco, se llenaba los bolsillos de la blusa, con caramelos. Pero tenía lo que todo niño devorador de historias querría tener: un padre librero. Se trata de poner en discusión que, desde el vamos, hay un sentimiento de envidia y enfrentamiento mutuo, que podría ser la causa de lo que sucede más adelante con el préstamo del libro. Otra cuestión relevante es que hay una disparidad de fuerzas, ya que el enfrentamiento está planteado entre un colectivo, el “nosotras”, y una niña en soledad, que probablemente se sienta inhibida y amenazada por las demás. La relectura del siguiente párrafo puede resultar reveladora. Pero qué talento tenía para la crueldad. Ella era pura venganza, chupando sus caramelos y haciendo ruido. Cuánto nos debía odiar esa niña, a nosotras que éramos imperdonablemente bonitas, esbeltas, altas, con cabellos sedosos. Conmigo ejerció con calma ferocidad su sadismo. Lo importante aquí es que la única hipótesis no sea que la hija del librero “las odiaba porque eran lindas”, sino que se vislumbre que hay un grupo de niñas que se perciben a sí mismas como hermosas y que probablemente excluyen a otra a la que consideran desagradable. En este punto, también puede ser interesante poner en foco las diferencias sociales entre la narradora y la niña del libro, que quizás también contribuyen al enfrentamiento. Luego de comentar algunas de estas cuestiones, es posible que la o el docente explicite que accedemos a la hija del librero desde la perspectiva exclusiva de la narradora, así como poner en consideración cuáles habrán sido los sentimientos y pensamientos de la otra niña. Un aspecto interesante es que –al igual que en “Amigos por el viento”– el relato se construye desde una perspectiva de lejanía en el tiempo, es decir, desde una narradora que ya es adulta. Es posible orientar a las niñas y los niños para que encuentren los indicios que delatan una visión de la vida que solo pueden dar la adultez y la experiencia. Sin embargo, no hay en esta narradora adulta rastro alguno que devele un cambio de opinión frente a los hechos narrados, una manera diferente de considerar a la niña dueña del libro, alguna pista que indique que con el paso del tiempo ha podido comprenderla o perdonarla. Han pasado los años, pero “la hija del librero” todavía merece el rechazo y el escarnio. El propósito de este eje de reflexión no es justificar el proceder de la dueña del libro, sino intentar comprenderlo. De esta manera, las niñas y los niños pueden ir aprendiendo a leer las entrelíneas de los discursos, a apreciar las pistas que permiten entrever que lo que alguien dice no es nunca “lo que sucede” sino su modo personal de interpretar lo que sucede, y a asumir otras perspectivas posibles en torno a lo que se relata. La discusión de estas cuestiones durante el intercambio es preparatoria de una consigna de escritura que presentaremos más adelante. Después de la lectura de ambos cuentos, resulta relevante establecer relaciones de intertextualidad entre ellos. Algunas de las semejanzas son las que siguen: Entre las diferencias, mencionemos las siguientes: Una forma de organizar el intercambio en torno a la comparación entre los cuentos es solicitar a las niñas y a los niños que discutan en parejas en qué se parecen y en qué se diferencian los cuentos leídos, para realizar luego una puesta en común. Resulta conveniente que la o el docente intervenga para pasar en limpio las relaciones que pudieron encontrarse, y para favorecer que se adviertan otras. También en este caso –como se ha planteado en relación con “Amigos por el viento”–, tanto la lectura de las y los estudiantes por sí mismos como los intercambios posteriores permitirán que todas y todos se adentren en el cuento desde su perspectiva personal y comprendan mejor ciertos aspectos del relato.
(En parejas, luego puesta en común) Para comprender mejor a los personajes de “Tortura y gloria”, vale la pena analizar de cerca la escena en la que aparece la madre de una de las niñas. Hasta que un día, cuando estaba en la puerta de su casa, oyendo humilde y silenciosa su negativa, apareció su madre. Debía extrañarle la diaria y muda aparición de aquella niña en la puerta de su casa. Nos pidió explicaciones. Hubo una confusión silenciosa, entrecortada de palabras poco esclarecedoras. A la señora le parecía cada vez más raro el no poder entender. Hasta que esa buena madre comprendió. Se volvió hacia su hija y con enorme sorpresa exclamó: “¡Pero ese libro nunca salió de esta casa y tú nunca lo quisiste leer!”. Y lo peor para ella no era esa revelación, sino haber descubierto qué hija tenía. Con real horror nos observaba: la potencia de la perversidad de su hija desconocida, y la niña de pie en la puerta, exhausta, enfrentada al viento de las calles de Recife. Y me dijo todo lo que jamás me habría atrevido a imaginar. “Y tú te quedas con el libro el tiempo que quieras”. ¿Entienden? Era más que darme el libro: por el tiempo que yo quisiera es todo lo que una persona, pequeña o grande, puede querer. Este recuadro está disponible para descargar e imprimir en el Anexo. Durante la puesta en común, al retomar lo discutido por las diferentes parejas, será interesante focalizar en aspectos como los siguientes: Esta propuesta de lectura está estrechamente vinculada con la propuesta de escritura. Después de que las niñas y los niños relean el cuento y realicen la consigna es recomendable hacer una puesta en común y tomar notas colectivamente, para que puedan reutilizarlas durante la escritura. La dueña del libro (Individual) Durante la puesta en común, las chicas y los chicos tendrán oportunidad de explicar por qué les parecieron significativos los fragmentos elegidos. A continuación, compartimos algunas consignas que pueden guiar el intercambio luego de la relectura: El propósito de este intercambio es posicionar a las y los estudiantes desde la perspectiva de la antagonista para problematizar la mirada de la narradora y para que comprendan que siempre hay otro punto de vista posible. Tal como hemos señalado en otros materiales, la inclusión de textos informativos en el marco de las secuencias de Prácticas del Lenguaje puede contribuir a profundizar la interpretación sobre el universo representado. Incluimos a continuación un texto en el que se presenta la novela que tanto anhela la narradora de “Tortura y gloria” y que, además, señala algunas intertextualidades posibles y abre así la puerta a futuras lecturas. Al informar sobre la existencia de otras obras vinculadas con las que se están leyendo –en este caso, porque comparten un mismo tema– el texto funciona como una recomendación y permite vislumbrar que la intertextualidad es un rasgo de la producción literaria. La o el docente puede anunciar que van a compartir la lectura de un texto que trata sobre las niñas y los niños como personajes literarios, así como entablar una conversación con las y los estudiantes acerca de las obras ya leídas –durante este año y en años anteriores– que tienen protagonistas infantiles. La lectura puede comenzar a través del docente y continuar a cargo de las y los estudiantes, agrupados por parejas. Escritoras y escritores de todos los tiempos y lugares han reflejado en sus obras literarias el mundo de las infancias. Un mundo en el que caben niñas y niños con características variadas –bondadosos, malvados, educados, traviesos, inteligentes, rebeldes, aventureros, curiosos…– y de distintos orígenes –la ciudad, el campo, la selva, el espacio exterior, territorios legendarios–. Un mundo en el que sus protagonistas no se quedan quietos: persiguen diversos objetivos, se aventuran, se alejan de sus hogares, se enfrentan a otras y otros, sufren, ríen, aprenden cosas nuevas… Como se puede ver, hay muchas maneras de atravesar esta etapa tan esencial, y es precisamente debido a esta diversidad que hablamos de infancias, en plural. Igualmente diversas son las formas en que las escritoras y los escritores narran las infancias. En los párrafos que siguen, se presentan algunos aspectos y temas muy frecuentes en la literatura protagonizada por niñas y niños, que se ejemplifican a través de algunos de sus representantes más famosos. Usualmente, la infancia es vinculada –con mucha justicia– a la imaginación y a la creatividad. Las infancias y las personas artistas son quienes tienen más posibilidades de crear mundos imaginarios y de seguir creyendo en aquello que los grandes consideran como imposible o inexistente. Quizás sea por eso que hay tantos libros protagonizados por niñas o niños que se internan en tierras de fantasía o territorios mágicos, los que muchas veces están vedados a los adultos. Podemos caracterizar a estas niñas y estos niños como “exploradores de los mundos invisibles”. Así sucede con Naricita –la heroína del libro de Monteiro Lobato que tanto desea leer la narradora de “Tortura y gloria”–. Naricita y sus amigos viven extraordinarias aventuras en distintos reinos o mundos de fantasía: el Reino del Mar, el País de las Fábulas, la Tierra de los Mitos Griegos, entre varios otros. Algunas niñas y algunos niños se destacan porque no se ajustan a las normas establecidas, van un poco contra la corriente, ya sea porque son traviesos, trasgresores, revoltosos o espíritus libres. Podríamos llamarlos, con mucho afecto, “los indomables”. Uno de los niños más famosos de esta estirpe es, sin duda, Tom Sawyer –el protagonista de la famosa novela de Mark Twain–. Tom vive con su tía Polly, que hace denodados esfuerzos para encaminarlo por la que ella considera es “la senda del bien”. Pero Tom es incorregible: siempre se las ingenia para no ir al colegio, para no hacer los trabajos que su tía le encarga, para pelear con otros niños y, en general, para meterse en líos de todo calibre. Tom es el típico pícaro al que acabamos perdonándole sus andanzas, tanto por su simpatía como por la nobleza de sus sentimientos. Pero no todo es fantasía y aventura en el universo de la infancia. Con mucha frecuencia –en la literatura y en la vida– las niñas y los niños se enfrentan al dolor, padecen injusticias, deben resolver conflictos o situaciones que no comprenden del todo. Podemos referirnos a ellas y ellos como “niñas y niños en problemas”. Los problemas que enfrentan son muy variados: el vínculo con las y los demás, la violencia económica y social de un período histórico tumultuoso, la crisis existencial que implica el tránsito hacia la adolescencia… A veces reciben ayuda de las personas adultas, en tanto que otras veces estas personas forman parte del problema. Las protagonistas de “Amigos por el viento” y de “Tortura y gloria” son niñas en problemas. Otra niña en problemas es Rosaura, la protagonista de “La fiesta ajena” (el cuento de Liliana Hecker), quien ha sido invitada a un cumpleaños en la casa donde su mamá trabaja como empleada doméstica. La madre le advierte que quizás no sea buena idea ir, pero Rosaura cree que la amistad puede borrar cualquier diferencia de clases, y asiste a una fiesta en la que aprenderá con dolor que su existencia se encuentra tironeada por dos realidades sociales muy diferentes, entre las que deberá encontrar su verdadero ser. Por supuesto, este breve desarrollo está muy lejos de agotar todas las posibilidades de la literatura protagonizada por niñas y niños. Solo podemos citar aquí algunas de las muchas obras que sin duda interesarán a los lectores. Quienes deseen conocer otros “exploradores de mundos invisibles”, pueden aventurarse en novelas como “Alicia en el País de las maravillas” de Lewis Carroll, “La historia sin fin” de Michael Ende, “Harry Potter y la piedra filosofal” de J. K. Rowling y “Otroso” de Graciela Montes. Aquellos que prefieran seguir a “los indomables”, elegirán “Las aventuras de Huckleberry Finn” (otra novela de Mark Twain), “Matilda” de Roald Dahl o cuentos de Saki como “La ventana abierta”. Y para quienes se arriesguen a compartir la vida de “niñas y niños en problemas”, será apasionante internarse –por ejemplo– en el mundo de “Cuando Hitler robó el conejo rosa”, la novela de J. Kerr, en “Mil grullas” de Elsa Bornemann o en “Gladys y la Pericana” de Ana María Shua. Este recuadro está disponible para descargar e imprimir en el Anexo. Para conversar en parejas Este recuadro está disponible para descargar e imprimir en el Anexo. Al “visitar” a las diferentes parejas, seguramente el o la docente irá recogiendo algunas ideas que será interesante compartir o discutir luego con todo el grupo. Teniendo en cuenta la complejidad que presenta esta escritura –por el grado de invención que implica, ya que hay muy poca información en el cuento sobre las razones por las cuales la niña actúa de esa manera–, se sugiere que el comienzo sea escrito colectivamente y por dictado a la o al docente. Luego, se puede continuar la escritura por parejas. Para ayudar a planificar el texto Consigna para la escritura en parejas La historia que se narra en “Tortura y gloria” está contada íntegramente desde el punto de vista de la narradora-protagonista, y por eso los lectores no sabemos nada de los sentimientos de la niña dueña del libro, no conocemos cómo ve ella a la narradora ni qué la mueve a actuar en la forma en que lo hace. ¿Cómo se verían los hechos desde su punto de vista? Este recuadro está disponible para descargar e imprimir en el Anexo. Sugerimos nuevamente que la revisión de la producción sea en parejas. En este caso, como cada pareja revisará su propia producción, no es necesario que cuenten con espacio para escribir por fuera del texto. A continuación, compartimos una guía que puede orientar a las y los estudiantes sobre aspectos a revisar. Si la o el docente lo considera necesario, puede tomar uno de los textos –puede ser de otro sexto, por ejemplo– para revisar colectivamente y mostrar cómo utilizar la guía. Si hay alguna parte que no sea clara, reescríbanla en el margen o coloquen un asterisco en el lugar correspondiente y anótenla al final del borrador. Si falta alguno, agréguenlo donde corresponda. Si les parece necesario ampliar alguna parte, pueden hacerlo usando flechas o asteriscos. Fíjense si pueden evitarlas utilizando alguna expresión equivalente o suprimiendo alguna de las palabras o expresiones repetidas. De ser necesario, agreguen los signos de puntuación que faltan. En el caso de que lo hayan hecho, ¿usaron las marcan que indican la introducción de las voces de los personajes? ¿Usaron diferentes verbos del decir (por ejemplo: “preguntó”, “pidió”, etc.)? La lectura de “Amigos por el viento” y “Tortura y gloria” es una buena ocasión para detenerse a reflexionar sobre la figura del narrador ya que ambos están narrados desde el punto de vista de un personaje. Es necesario, ante todo, que las y los estudiantes puedan distinguir autor de narrador. La distinción no es tan sencilla en el caso de estos cuentos en particular ya que tanto las autoras como las narradoras pertenecen al género femenino. Esta diferenciación es más fácil cuando el narrador tiene características claramente diferentes a las del autor –no sólo por el género, sino porque en algunos cuentos quien narra es un objeto o un animal–. A continuación, se ofrece una secuencia posible para favorecer la reflexión sobre el concepto de narrador, focalizando en las diferencias entre narrador protagonista y omnisciente. La o el docente puede comenzar por recuperar los conocimientos previos de las y los estudiantes sobre la diferencia entre autor y narrador. Para ello, se podría recordar quiénes son las autoras de los cuentos leídos y tomar nota de sus nombres en el pizarrón, junto a algún dato biográfico que se tenga presente (fecha de nacimiento / muerte, nacionalidad, otros libros escritos…). Luego, se puede continuar conversando sobre quiénes son las narradoras de ambos cuentos y qué otros personajes podrían narrarlos –por ejemplo, en el caso de “Amigos por el viento” Juanjo o su padre podrían también ser los narradores–. Sería interesante recuperar otros cuentos leídos durante el año, recordar quién escribió cada uno y fijarse cuál es la narradora o el narrador de cada cuento. La idea es que las chicas y los chicos comprendan que la autora o el autor es la persona de “carne y hueso” que escribe el texto; mientras que cualquier personaje podría constituirse en narrador y que, por lo tanto, su figura es una construcción realizada por la autora o el autor para contarnos esa historia. Luego, la o el docente puede seleccionar algunos fragmentos de ambos cuentos –como los que siguen– para que las niñas y los niños los relean en parejas y marquen las expresiones que dan pistas sobre quién está contando la historia. Al día siguiente fui a su casa, literalmente corriendo. Ella no vivía en un sobrado como yo, y sí en una casa. No me invitó a entrar. Mirándome fijamente a los ojos, me dijo que Ie había prestado el libro a otra niña, y que volviese al día siguiente a buscarlo. Boquiabierta, me retiré despacio, pero pronto la esperanza de nuevo me invadía toda y yo retomaba la calle dando saltitos, que era mi modo extraño de andar por las calles de Recife. Ella era pura venganza, chupando sus caramelos y haciendo ruido. Cuánto nos debía odiar esa niña, a nosotras que éramos imperdonablemente bonitas, esbeltas, altas, con cabellos sedosos. Conmigo ejerció con calma ferocidad su sadismo. En mi ansia por leer, yo ni notaba las humillaciones a las que ella me sometía: seguía implorándole en préstamo los libros que ella no leía. Yo miré a su hijo sin piedad. Como lo había imaginado, traía una remera ridícula y un pantalón que le quedaba corto. Enseguida apareció mamá. Estaba tan linda como si no se hubiese arreglado. Así le pasaba a ella. Y el azul le quedaba muy bien a sus cejas espesas. Cumplí sin quejarme. EI horrible chico me siguió en silencio. Me senté en una cama. Él se sentó en la otra. Sin duda, ya estaría decidiendo que el dormitorio pronto sería de su propiedad. Y que yo dormiría en el canasto, junto a la gata. No puse música porque no tenía nada que festejar. Aquel era un día triste para mí. No me pareció justo, y decidí que también él debía sufrir. Entonces, busqué una espina y la puse entre signos de pregunta… Así, las niñas y los niños podrán señalar que son las protagonistas de los cuentos las que narran las historias y podrán marcar expresiones como “fui a su casa”, “Ella no vivía en un sobrado como yo”; “Conmigo ejerció…”; “Yo ni notaba las humillaciones…”; “Yo miré a su hijo sin piedad”; “Aquel era un día triste para mí”, entre otras. Lo importante aquí es que se advierta que hay un “yo” que narra, que cuenta la historia. Aun cuando no se incluya el pronombre, ese “yo” está marcado por las desinencias verbales. A partir de esa distinción, la o el docente puede preguntar a las niñas y los niños cómo es que los lectores nos damos cuenta de quién es ese “yo”, qué palabras en el texto dan pistas sobre la identidad de la voz que narra. Después de esta primera puesta en común, la o el docente puede retomar los fragmentos para discutir con las y los estudiantes acerca de qué saben y qué ignoran las narradoras en ambos cuentos. Algunas preguntas que pueden guiar el intercambio son las que siguen: Durante la puesta en común, el foco deberá estar puesto en que –como se ha visto al intercambiar sobre los dos cuentos leídos– cuando el narrador es un personaje de la historia solo aporta información relacionada con su punto de vista, es decir, con lo que piensa sobre los hechos y sobre los otros personajes. La o el docente podrá entonces señalar que este tipo de narrador se llama narrador protagonista y que cuenta los hechos en primera persona. Luego, podrá solicitar a las y los estudiantes que escriban en parejas una primera conclusión acerca de sus características. Después de una puesta en común y teniendo en cuenta las conclusiones escritas por las distintas parejas, podrá escribirse una conclusión colectiva por dictado a la o al docente. Luego, la o el docente puede compartir con el grupo dos fragmentos de la novela Las travesuras de Naricita5 para que las y los estudiantes los lean en parejas y discutan acerca de quién está contando la historia en este caso. La consigna puede ser la siguiente: El paseo que dio Naricita con el Príncipe fue el más hermoso que diera en su vida. El coche de gala corría por sobre las arenas blanquísimas del fondo del mar, conducido por el maestro Camarón y tirado por seis parejas de hipocampos, unos bichitos con cabeza de caballos y cola de pez. En vez de látigo para azuzarlos, el cochero usaba los largos pelos de sus barbas… Naricita se hubiera quedado allí la vida entera, examinando una por una todas aquellas joyas, si un pececillo de cola roja no hubiese llegado a anunciarle, de parte del príncipe, que la cena ya estaba servida. Fue corriendo y se encontró con un comedor más hermoso aún que la sala del trono. A pesar de que era bastante ignorante, el príncipe sospechó que el tal Traga-Tortas era Pulgarcito. [...] Buscaron inútilmente por todas partes al bufoncito. Es que Naricita, apenas vio que entraba en el comedor la vieja bruja, lo había agarrado y se lo había metido en la manga del vestido. Durante la puesta en común, es importante reparar en que en este caso ninguno de los personajes que se mencionan está narrando la historia, es decir, que el narrador es alguien ajeno a ella. Discutir acerca de qué sabe o qué ignora el narrador será interesante para que las niñas y los niños puedan observar que, en este caso, el narrador sabe qué hace y piensa Naricita (“...se hubiera quedado allí la vida entera”), sabe qué hace y cómo es el príncipe (“a pesar de que era bastante ignorante…”). El narrador de Las travesuras de Naricita sabe sobre todos los personajes, es decir, cuenta con más información que las narradoras de los cuentos de Bodoc y Lispector ya que narra desde otro punto de vista. Una vez que arriben a esta conclusión, la o el docente podrá explicar que este tipo de narrador se llama narrador omnisciente y que cuenta los hechos en tercera persona (“él/ella”, “ellos/ellas”). Al introducir este concepto, vale la pena detenerse en la etimología de la palabra y en otras que incluyan el prefijo latino omni-, que significa “todo”. Puede preguntarse a las y los estudiantes si conocen otras palabras que empiecen con omni- (por ejemplo, omnívoro, omnipresente, omnipotente) y cuál creen que es el significado de omni- combinado con los diferentes vocablos6. Luego, la o el docente puede solicitar a las y los estudiantes que, en parejas, escriban una conclusión acerca de las características del narrador omnisciente para luego elaborar una conclusión colectiva y registrarla por dictado a la o al docente. Por último, para sistematizar lo aprendido, podrá proponerse una consigna de trabajo individual como la siguiente. Leé los siguientes fragmentos de “Amigos por el viento” y del episodio de la novela “Las aventuras de Naricita” en el que su muñeca parlanchina Emilia se casa con Rabicó, un cerdito. Indicá qué tipo de narrador tiene cada uno. Luego, explicá por qué e incluí algunas palabras o expresiones que te permitieron darte cuenta. Habían pasado varios años desde aquel viento que se llevó a papá. En casa ya estaban reparados los daños. Los huecos de la biblioteca fueron ocupados con nuevos libros. Y hacía mucho que yo no encontraba gotas de llanto escondidas en los jarrones, disimuladas como estalactitas en el congelador. Disfrazadas de pedacitos de cristal. "Se me acaba de romper una copa", inventaba mamá que, con tal de ocultarme su tristeza, era capaz de esas y otras asombrosas hechicerías. a) En “Amigos por el viento” el narrador es _______________ porque _______________ A la hora determinada fueron llegando los novios. Emilia vestida de blanco y con velo. Rabicó con galera y una faja de seda alrededor del pescuezo. Venía muy serio, pero apenas se aproximó a la mesa y olió las tortas se le hizo agua a la boca. No veía nada más. Luego llegó el cura y los casó. Nairicita abrazó a Emilia, lloró una lágrima de verdad y le dio muchos consejos… b) En Las aventuras de Naricita el narrador es _______________ porque _______________ Este recuadro está disponible para descargar e imprimir en el Anexo. Tal como hemos señalado en otras oportunidades, la puntuación constituye un elemento fuertemente cohesivo, ya que es fundamental para organizar y articular las partes que conforman un texto. Al respecto, es importante recordar una vez más que “la revisión de los textos es una de las situaciones privilegiadas para la enseñanza y el aprendizaje de los usos y funciones de las marcas de puntuación”7. Entonces, se parte de una revisión contextualizada en la escritura –se revisa la puntuación utilizada por las y los estudiantes al producir sus textos– para luego proponer una secuencia que centre el análisis en un problema de puntuación específico –por ejemplo, las comas de enumeración en listas complejas y las comas que enmarcan aclaraciones–. En esta secuencia la reflexión se descontextualiza, en el sentido de que se “aparta” por un tiempo de la revisión del texto que se está produciendo con el propósito de profundizar en el conocimiento y volver después a revisar el texto con mejores posibilidades de resolver problemas. La secuencia que se propone a continuación tiene como propósito que las y los estudiantes reflexionen sobre el uso del punto seguido diferenciándolo del uso de la coma y del uso del punto y aparte. Estos dos últimos usos han sido trabajados en materiales anteriores8. La o el docente puede comenzar por recuperar los conocimientos previos de las niñas y los niños sobre el uso de la coma para separar enumeraciones a partir del análisis del siguiente fragmento del cuento “Tortura y gloria”. Ella era gorda, baja, pecosa y de cabellos excesivamente crespos. Su busto se volvió enorme, mientras todas nosotras seguíamos chatas. Al comenzar el intercambio colectivo, conviene detenerse en el análisis de la primera oración del fragmento en la que se usa la coma para separar distintos elementos de una enumeración. Luego, la o el docente puede introducir el uso del punto seguido preguntando a las y los estudiantes por qué creen que después de “cabellos excesivamente crespos” la autora usó punto seguido y no coma. Se puede dar un tiempo para que discutan en parejas y luego compartan sus ideas con el resto del grupo. Durante la puesta en común, es importante que puedan observar que el punto seguido es necesario por dos razones. En primer lugar porque cierra la oración anterior en la que hay una enumeración referida al aspecto físico de la niña. En segundo lugar, porque la oración que sigue también se refiere al aspecto físico (aunque a otra característica diferente a las anteriores). No se pone punto y aparte porque se continúa desarrollando el mismo tema; se usa punto seguido porque hay una pequeña variación en el tema pero no tan “grande” como para pasar a otro párrafo. Después del análisis del primer fragmento, se puede proponer la siguiente actividad: La gata, único ser que entendía mi desolación, salta sobre mis rodillas. Gracias, gatita buena. Durante el intercambio colectivo es importante recuperar que las dos primeras comas están usadas para enmarcar una aclaración sobre la gata (“único ser que entendía mi desolación”). En esa primera oración la narradora pareciera hablarnos a los lectores. El punto seguido, en cambio, permite introducir la voz de la narradora pero ya no dirigida a nosotras y nosotros sino a la gatita. Es decir que en este caso el uso del punto seguido marca el cambio de destinatario. Como en el ejemplo anterior, no corresponde usar punto y aparte porque el tema continúa siendo el mismo (la gata de la narradora). Para continuar, se puede proponer que las y los estudiantes analicen el siguiente fragmento a partir de consignas como las que siguen: Porque Juanjo y yo teníamos un viento en común. Y quizás ya era tiempo de abrir las ventanas. Como en las situaciones anteriores, luego del análisis en parejas resulta fundamental coordinar una puesta en común. En este caso, el uso del punto seguido permite distinguir dos momentos centrales del cuento: el reconocimiento de que Juanjo y la narradora tienen algo en común y el momento de dar vuelta la página, de pasar a otra cosa. Esta es la justificación semántica –vinculada con las relaciones entre las ideas expresadas en el texto– que las y los estudiantes necesitan conocer. Entre nosotras y nosotros, docentes, cabe señalar que el uso del punto seguido está justificado no solo desde el punto de vista del estilo sino también semántica y sintácticamente ya que sin en ese punto se reiterarían dos nexos coordinantes “y” en una misma oración. Después del análisis de los fragmentos anteriores, la o el docente podrá pasar en limpio las ideas de las chicas y los chicos sobre los usos del punto seguido. A partir de las ideas expresadas por las parejas, se elaborará una conclusión colectiva que sintetice lo que se ha discutido, las razones que en cada caso se tuvieron en cuenta para decidir poner punto seguido. Dado que el uso del punto está muy ligado al sentido de cada texto y a las intenciones del escritor, resulta muy difícil generalizar criterios o “reglas” para decidir cuándo emplearlo. Por eso es imprescindible que las y los estudiantes reflexionen sobre su uso en el marco de la escritura de sus propios textos y de la lectura de fragmentos de las obras que están leyendo. Es central que las niñas y los niños se pregunten –mientras escriben y sobre todo al revisar– cuándo corresponde poner coma, punto seguido o punto y aparte. Que ellas mismas y ellos mismos se hagan estas preguntas, antes de la intervención de la o el docentes, será un paso importante hacia la autonomía como escritoras y escritores. Es también central que vayan aprendiendo a responder estas preguntas pensando en las relaciones entre las ideas que expresan, en los significados que quieren comunicar, en el impacto que se proponen producir en el lector. Después del análisis de fragmentos en los que la puntuación está usada en forma correcta, otra instancia de reflexión puede consistir en que las niñas y los niños revisen el uso del punto seguido en un texto escrito por otra u otro. En este sentido, pueden proponerse actividades como la que sigue: Salimos de casa con papá y empezamos a caminar en silencio. No podía parar de pensar en la hija de su nueva novia. La imaginaba con sus trenzas rubias su vestido rosa y su voz chillona como la de las princesas de Disney seguro que sería capaz de hablar de su gato tres horas para despreciar a mi perro. a) Puse la coma allí porque _______________ b) Puse el punto seguido allí porque _______________ Después del trabajo en parejas, la o el docente coordinará la puesta en común en la que se espera que las chicas y los chicos puedan señalar que falta una coma para separar elementos de una enumeración (“La imaginaba con sus trenzas rubias, su vestido rosa y su voz chillona…”) y un punto seguido después de “Disney” para marcar el final de esa enumeración y continuar describiendo lo que Juanjo se imagina sobre la niña. En el marco de esta secuencia, la o el docente podrá incorporar otros fragmentos tomados de textos literarios conocidos por las niñas y los niños o de producciones de ellos mismos. Podrán proponerse situaciones de análisis o actividades en las que deberán colocar la puntuación correspondiente (focalizando en lo trabajado). Finalmente, se propone a las y los estudiantes volver a sus producciones y revisarlas una vez más, focalizando la mirada en los usos del punto seguido que han aprendido. En esta oportunidad no se incluye en estas orientaciones una secuencia sobre un contenido ortográfico específico, como sí lo hemos hecho en los materiales sobre “La guerra de los yacarés” y sobre “Aladino y la lámpara maravillosa”. La propuesta en este caso es que las cuestiones ortográficas a abordar surjan de las escrituras de las chicas y los chicos. Para ello, la o el docente podrá revisar las escrituras de sus estudiantes para identificar problemas ortográficos comunes a la mayoría. Luego, podrá desarrollar una secuencia para abordar esos contenidos teniendo en cuenta lo que saben o lo que necesitan aprender las y los integrantes del grupo en relación con la ortografía. Las secuencias sobre ortografía desarrolladas en los materiales antes mencionados pueden servir como referencia para la planificación de las propias. ¹ Para ver ejemplos de progresión en las propuestas de relectura de fragmentos, se puede recurrir al apartado “Criterios de progresión referidos a la lectura” de las orientaciones docentes sobre “Aladino y la lámpara maravillosa”, sexto año, primera entrega (pp. 11 y 12). ² El poema “El corazón es agua” de Miguel Hernández se encuentra disponible en el siguiente enlace: Versos en juego. También se encuentra allí la postal con el poema para fotocopiar. ³ Sería conveniente que cada estudiante tenga este cuadro impreso mientras revisa el texto de su compañera o compañero. Luego, cada autora o autor recibirá su texto y un cuadro con observaciones y sugerencias. 4 Ver apartado “¿Por qué se incluyen textos informativos?” (pp. 5 y 6) de las orientaciones docentes de “Aladino y la lámpara maravillosa”, sexto año, segunda entrega. 5 Esta propuesta supone que las niñas y los niños han leído el artículo “Las infancias en la literatura” y saben de qué se trata Las travesuras de Naricita. En el caso de que no lo hayan hecho, la o el docente deberá presentar brevemente la novela de Monteiro Lobato para contextualizarla. La o el docente puede también seleccionar fragmentos de otros textos literarios conocidos por las y los estudiantes en los que el narrador sea omnisciente. 6 Por ejemplo, omnipotente es el resultado de la combinación del prefijo omnis- y la palabra latina potens, potentis (compuesta por la raíz del verbo posse -ser capaz, poder- y el sufijo -nt -participio presente, agente, el que dirige la acción-). En el caso de omnívoro, la combinación es con la palabra latina vorus -el que se alimenta- que proviene del verbo vorare -devorar, tragar-. 7 “Acerca de la enseñanza de la puntuación”, apartado incluido en el material para docentes de sexto (segunda entrega) de la secuencia de “Aladino y la lámpara maravillosa” (pp. 10 a 12). 8 Ver apartado “Reflexionar para diferenciar dos usos de las comas” en el material de sexto año sobre “La guerra de los yacarés” (pp. 23 a 28) y apartado “Acerca del contenido de puntuación sobre el que se reflexiona” de las orientaciones docentes para quinto año, segunda entrega del material sobre “Aladino y la lámpara maravillosa” (pp. 13 y 14).
Sobre los otros personajes vistos a través de la mirada de la narradora
Sobre el modo en que está relatada la historia
LECTURA DE LAS CHICAS Y LOS CHICOS POR SÍ MISMOS
La vida como viento
-¿Qué representa la metáfora del viento en este momento del cuento?
- Piensen algunas palabras o frases que pudieran reemplazar a la palabra “viento” en la oración y anótenlas.
-¿Qué cosas querrá la madre que queden en su sitio?
- ¿Por qué dirá dos veces “adentro”? En un grupo de otra escuela se discutió esta expresión y hubo dos interpretaciones. Algunos chicos dijeron que significaba “muy adentro”; otros interpretaron que un “adentro” es dentro de la casa mientras que el otro “adentro” es dentro del corazón. Si coinciden con alguna de esas opiniones, anótenla y expliquen por qué.
Juanjo según la narradora
La vida es viento… y el corazón es agua
- El agua se presenta de dos formas distintas. ¿Cuáles son? ¿Qué nos dice sobre el corazón de los hombres?
- ¿Las distintas miradas que hay sobre el agua podrían a corresponder a las distintas miradas que tiene sobre el viento la narradora del cuento? ¿De qué modo?
- ¿Qué intenta expresar esa imagen del corazón humano?
- Establezcan algunas semejanzas entre la metáfora de la puerta en el poema y la de las ventanas en el cuento.
ESCRITURARenarración individual del encuentro desde la voz de Juanjo
- Juanjo llega a la casa de la narradora.
- La madre sugiere que vayan a su habitación a escuchar música.
- La narradora le pregunta a Juanjo sobre su madre.
- La niña y el niño conversan sobre su mamá y su papá.
- Luego, la narradora invita a Juanjo a comer cocadas.
Guía para la revisión entre pares
Sugerencias y observaciones
¿Se entiende bien lo que la autora o el autor quiso decir?
¿Se incluyen todas las acciones y momentos que no pueden faltar?
¿Se sostiene el punto de vista de Juanjo a lo largo del relato? ¿Se incluyen expresiones que den cuenta de lo que piensa y siente ese personaje?
Otras sugerencias
“Tortura y gloria”, Clarice LispectorEjes de intercambio para “Tortura y gloria”
Sobre el mundo interior de la narradora
Sobre la construcción de la imagen de la niña dueña del libro
Sobre las semejanzas y diferencias entre ambos cuentos
LECTURA DE LAS CHICAS Y LOS CHICOS POR SÍ MISMOS
El desenlace
-Ubiquen esas frases y discutan: ¿Desde el punto de vista de quién se está mirando?, ¿por qué o para qué lo hace?
- ¿Qué la habrá impulsado a mentirle una y otra vez a la protagonista del cuento?
- ¿Cómo se sentirá ante la reacción y la decisión de su madre?
- En breves instantes atraviesa por dos estados de ánimo que el texto diferencia con claridad. ¿Cuáles son?
- “Horror” es una palabra que se refiere a emociones muy intensas. ¿Qué será lo que le causa horror en ese momento?
- ¿Cómo interpretaron ustedes esa frase? ¿Coinciden con alguna de esas opiniones?
- Anoten lo que discutieron y justifiquen su opinión.
La dueña del libro
Leer para saber sobre las chicas y los chicos como personajes literarios Las infancias en la literatura
ESCRITURA
Reescritura del episodio del desenlace desde la voz de la niña dueña del libro
Guía para la revisión del propio texto
¿Se entiende bien lo que quisieron decir?
¿Incluyeron todas las acciones y momentos que no pueden faltar?
¿Sostuvieron el punto de vista de la dueña del libro a lo largo del relato? ¿Incluyeron expresiones que den cuenta de lo que piensa y siente ese personaje?
¿Hay repeticiones innecesarias en su texto?
¿Usaron coma para enmarcar las aclaraciones y para separar los distintos elementos de una enumeración? ¿Usaron punto y aparte para separar distintos momentos de la narración?
¿Incluyeron diálogos?
REFLEXIÓN SOBRE EL LENGUAJE
Para diferenciar narrador protagonista y narrador omnisciente
Para diferenciar el uso de la coma y del punto seguido
- Discutan entre ustedes dónde ubicarlos y expliquen por qué los pondrían allí ¡No se olviden de poner mayúscula después del punto seguido!ORTOGRAFÍA