Surgimiento de la agrupación H.I.J.O.S.

Un actor clave que surge en los años 90, sus reclamos de justicia, su participación en la construcción de la memoria y la defensa de los derechos humanos.

Creado: 11 octubre, 2023 | Actualizado: 9 de noviembre, 2023

Encuentro Red Nacional H.I.J.O.S. en Santa Fe, 2023. Imagen de Ana Clara Nicola tomada de Wikimedia Commons.

Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.) es una agrupación que nuclea a hijas e hijos de víctimas del terror estatal ejercido durante la última dictadura cívico-militar argentina. En 1995 hicieron su aparición en la escena pública y política organizados en una Red Nacional, con regionales en distintas ciudades del país, a partir de reivindicaciones comunes, el reclamo de justicia, la construcción de la memoria y la defensa de los derechos humanos (Cueto Rúa, 2016). 

Ser hijo de desaparecidos no es fácil de elaborar porque te estás definiendo tu identidad en base a una ausencia y yo creo que el hecho de habernos organizado (...) era una reconstrucción, en sí mismo, de la identidad”.

Testimonio de Verónica Castelli, hija de María Teresa Trotta y Roberto Castelli, militantes de la Juventud Peronista (JP) y de Montoneros, secuestrados el 28 de febrero de 1977 en la provincia de Buenos Aires. Ambos permanecen desaparecidos.

Transcripción realizada del audiovisual Agrupación H.I.J.O.S. producido por Canal Encuentro.

Para muchas hijas e hijos, H.I.J.O.S. fue el espacio de sociabilidad en el que se encontraron con otras y otros jóvenes que habían vivido experiencias similares, e incluso se atrevían a hablar por primera vez de sus historias. El sociólogo Santiago Cueto Rúa (2016), especialista en el tema, sostiene: 

Resultó muy extendida la sensación de los hijos de estar ‘entre hermanos’. Muchos de ellos habían formado parte de estas redes mencionadas, pero otros habían vivido de modo silencioso su condición, no hablaban de estos temas con sus compañeros de escuela; en algunos casos ellos mismos durante su infancia no sabían qué había sucedido con sus padres; algunas familias armaron historias irreales que pudieran ser comprendidas por esos niños cuyos padres ya no estaban: viajes, accidentes, diferentes formas de narrar lo inenarrable de esas ausencias. Algunos hijos nunca habían dicho públicamente, antes de H.I.J.O.S., que sus padres estaban desaparecidos.” (Cueto Rúa, 2016, p. 9)

Asimismo, fue adquiriendo relevancia en sus discursos y prácticas una fuerte denuncia contra la impunidad que se instaló con las Leyes de Punto Final (1986) y Obediencia Debida (1987) sancionadas durante la presidencia de Raúl Alfonsín y los decretos de su sucesor, Carlos Menem, durante su primer año de gobierno. 

Este último mandatario, de manera inconsulta, firmó varios decretos que indultaron a los jefes militares condenados en el Juicio a las Juntas, a los oficiales que participaron en los levantamientos carapintadas en 1987 y 1988, a funcionarios civiles cómplices y partícipes del terror estatal y a líderes de organizaciones guerrilleras. 

En este contexto y ante la ausencia de justicia, tomó forma una de las prácticas distintivas de H.I.J.O.S., el escrache, una acción directa que buscaba visibilizar la existencia de genocidas y represores en libertad. Si bien los juicios por el delito de apropiación ilegítima de bebés, niñas y niños durante la dictadura, se continuaron desarrollando porque este delito no fue alcanzado por las leyes de la impunidad, éstas clausuraron la vía judicial para encarcelar a los represores por otras violaciones a los derechos humanos. H.I.J.O.S. aspiraba a que la condena social sea una forma de castigo. Acompañados de murgas, música, teatralizaciones, performance y pintadas callejeras, marchaban hasta la casa o el trabajo de un miembro de las fuerzas de seguridad o funcionarios civiles responsables y partícipes de delitos de lesa humanidad para que los vecinos o compañeros de trabajo supieran que convivían con ellos y rechazaran su presencia. Por lo general, así sucedía, aunque también hubo casos en los que los mismos vecinos defendieron a los represores (MEN, 2013)

H.I.J.O.S. se sumó a los organismos de derechos humanos de personas afectadas directamente por el terror estatal conformadas en la década del 70, la Comisión de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, la Asociación Madres de Plaza de Mayo y Abuelas de Plaza de Mayo. 

“(…) estas organizaciones fueron centrales en el armado de redes de relaciones interpersonales, de contención mutua, fundamentales para el sostenimiento emocional de esas familias destruidas por la represión. Compañeros de militancia que habían logrado sobrevivir a la máquina terrorista, familiares de las víctimas (madres, parejas, hermanos) (…) conformaron una red de relaciones que contuvieron a muchos de los niños que luego a partir de la mitad de la década del noventa formaron esta nueva agrupación. La existencia de esas redes, entonces, fue fundamental para el surgimiento de H.I.J.O.S.” (Cueto Rúa, 2016, p. 8) 

En el año 2003, por iniciativa del entonces presidente Néstor Kirchner, el Senado de la Nación anuló las Leyes de Punto Final (1986) y Obediencia Debida (1987).

El reclamo por la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final nunca cesó y finalmente se logra mediante la ley 25.779 en agosto de 2003 durante el gobierno de Néstor Kirchner. En la misma sesión fue aprobada la ley 25.778 que otorgó rango constitucional a la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y lesa humanidad. Esta es la llave que reabrió nuevamente el camino a la justicia. La posibilidad de anular las leyes que el propio Congreso había sancionado está ligada al avance a nivel internacional en la definición de conceptos que están contenidos en Convenciones y Tratados y que son obligatorios para todos los estados. En nuestro país, al reformarse la Constitución Nacional en 1994, se incorporó el artículo 75 inciso 22 que establece que los pactos y convenciones internacionales tendrán rango constitucional, es decir que siempre estarán por encima de la legislación interna. Las leyes de Obediencia Debida y Punto final, así como también los decretos de indulto, son contrarias a la Constitución y al denominado “derecho de gentes” (el derecho que involucra a todos los estados) por haber significado el perdón de “crímenes de lesa humanidad”. Es decir, crímenes que por su naturaleza agravian a la humanidad en su conjunto y, por lo tanto, deben ser juzgados. Una de sus principales características es la imprescriptibilidad, que hace que los hechos puedan ser tratados y juzgados en cualquier momento, independientemente de los plazos legales y de cuando se haya cometido el delito. Cabe aclarar que sólo el Estado produce violaciones a los derechos humanos, por acción u omisión, porque es el Estado quien está obligado a su respeto, defensa, promoción y garantía. Cuando es una persona en forma individual la que infringe la norma, se trata de delitos comunes y no de violaciones a los derechos humanos.” 

Extraído de: Dossier: Del Juicio a las Juntas a los nuevos juicios. Recursos y materiales. Comisión Provincial por la Memoria.

De este modo, se eliminaron las barreras legales para enjuiciar a represores y genocidas y se reactivaron causas judiciales que llevaban muchos años paralizadas. El reclamo de justicia cobraba un nuevo impulso y en este proceso la participación activa de H.I.J.O.S., junto a los Organismos de Derechos Humanos, fue clave aportando nuevas denuncias y testimonios. Al día de hoy, la justicia argentina ha dictado más de trescientas sentencias en las que 1189 represores fueron condenados y dieciséis juicios se encuentran en curso. 

En la actualidad, hay regionales de H.I.J.O.S. en Rosario, Santa Fe, Córdoba, Formosa, Chaco, Jujuy, Salta, Tucumán, Corrientes, Santiago del Estero, Paraná, Bahía Blanca, La Plata, La Matanza, Presidente Perón, Lanús, Almirante Brown, Necochea, Lomas de Zamora, Quilmes, Concordia y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En muchas de ellas, se ha ampliado la participación en la agrupación a personas sin vínculo filial directo con las víctimas de la dictadura, pero comprometidas con la defensa de los derechos humanos, la verdad, la memoria y la justicia. 

Unos años después, en 2017 y en el marco de un contexto sociopolítico diferente, surge otra agrupación de hijas e hijos, nietas, nietos y familiares directos, ya no de las víctimas sino de los miembros de las fuerzas de seguridad acusados y procesados por cometer crímenes de lesa humanidad, a quienes han cuestionado y repudiado por su accionar en la dictadura. Este colectivo que decidió llamarse Historias Desobedientes, se ha sumado a los reclamos de verdad y justicia a partir de la desvinculación de sus progenitores y familiares, ofreciendo testimonios muy valiosos, incluso en los juicios. Su historia ha inspirado otras experiencias de organización de familiares de represores en los países de Chile y Brasil.

Enlaces de interés para profundizar sobre el tema: 

Agrupación H.I.J.O.S (Canal Encuentro, 2021).

Cueto Rúa, S. (2016). El surgimiento de la agrupación H.I.J.O.S. Cuadernos de Aletheia (2), 8-13. En Memoria Académica

Guglielmucci, A. (2020). Historias Desobedientes. Memorias de hijos y nietos de perpetradores de crímenes de lesa humanidad en Argentina. Revista Colombiana de Antropología, vol. 56, núm. 1, pp. 15-44, Instituto Colombiano de Antropología e Historia-ICANH.

Sitio oficial de Hijas e Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S).

Historias debidas / Victoria Montenegro. Canal Encuentro.

Historias Desobedientes. Informe de la TV Pública, 2018

Identidad en construcción. Programa radial de Abuelas de Plaza de Mayo

Nietos. Educación y memoria

Adamoli, M. C., Flachsland, C., Rosemberg, V. (2013) Pensar la democracia: treinta ejercicios para trabajar en el aula / -1a ed.-. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.

Hacemos Memoria (2021, 21 de marzo). Somos hijos de genocidas y nos venimos a pronunciar en contra de nuestros padres

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