Surgimiento de la red social Facebook
Facebook y las redes sociales como fenómenos comunicacionales masivos, sus alcances y desafíos.
Creado: 11 octubre, 2023 | Actualizado: 20 de mayo, 2024
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Imagen de Gerd Altmann tomada de Pixabay.
Luego del auge que tuvo el advenimiento de Internet en la Argentina a mediados de los 90, durante el año 2002 surgieron en el mundo una serie de sitios que promocionaban redes de círculos de amistades en línea. El término “redes sociales” se comienza a emplear para describir las relaciones sociales en comunidades virtuales conectadas por uno o varios tipos de relaciones como amistad, parentesco, intereses comunes, etc. En este contexto, entre los años 2007 y 2008, llega a la Argentina la red social “Facebook”, con un crecimiento progresivo que alcanza gran popularidad entre las juventudes durante el año 2011, con más de 6 millones de usuarios activos en el país. Desde su creación, esta plataforma se define a sí misma como una herramienta de utilidad social que ayuda a las personas a comunicarse de manera más eficaz con sus amistades, familiares y otros círculos sociales cercanos o frecuentes. Si bien su uso planteó una restricción para los menores de 13 años, fue fácilmente sorteada por las niñas y los niños y las y los adolescentes.
El surgimiento de la red social Facebook comenzó a instalarse como una novedad pero poco a poco fueron incorporándose diversas redes como Twitch, Instagram, Pinterest, Tik Tok, entre otras, que se orientaron cada vez más a la difusión de imágenes y recursos audiovisuales. Sin dudas, estas plataformas digitales comenzaron a utilizarse como canales de masificación de la información, contribuyendo a una nueva posibilidad para la circulación de voces y la comunicación.
Podemos decir que esta época resalta el vínculo entre ciudadanía y comunicación, desde la promoción de derechos y la construcción de ciudadanía ya que, a través de las redes sociales, las personas tienen un nuevo espacio de participación para compartir información sobre sus derechos y sobre los temas que las afectan.
De una forma cada vez más naturalizada, las usuarias y los usuarios empiezan a volcar en las redes sociales sus imágenes, sus gustos o listas de amistades y, de esta manera, revelan información personal sin conocer el verdadero alcance de estos datos. Pese a que el surgimiento de estas redes amplía las posibilidades de participación política y democrática de las ciudadanas y los ciudadanos, también comienza a interpelar al Estado respecto de su regulación. Interactuar a través de las redes comenzó a ser parte de la rutina diaria de la sociedad, pero también de las empresas y los sectores del periodismo que encontraron en estos espacios una oportunidad para intervenir en la formación de la opinión pública y en la construcción de subjetividad de las personas.
En estos últimos años podemos recuperar ejemplos que exponen los riesgos que puede acarrear la difusión de las denominadas fake news o noticias falsas en las redes sociales. La pandemia trajo aparejada lo que se conoce como “infodemia” que se basó en la circulación de información falsa que relativizaba y hasta desmentía la existencia del coronavirus, la eficacia de las vacunas y los cuidados necesarios.
Estas problemáticas y tensiones comienzan a tener efectos en niñas, niños y adolescentes usuarios de las redes, lo que lleva a la necesidad de pensar el lugar de las tecnologías en las escuelas en términos de construir ciudadanías digitales activas, seguras y democráticas. Poco a poco se hacen cada vez más frecuentes términos y acciones como el cyberbullying, el sexting, la viralización de imágenes o contenidos íntimos y el Grooming, entre otros, que plantean nuevos desafíos para la sociedad y las instituciones educativas.
Si bien Facebook y otras redes se instalaron como catalizadores para el ejercicio de derechos y libertades fundamentales, a su vez impulsaron otras acciones por parte del Estado para intentar dar respuesta a algunos interrogantes respecto a su regulación y a la difusión de ciertos contenidos y discursos. Un caso interesante que ilustra este avance es el de la ONG Creative Commons que se instala en Argentina desde 2001. Esta organización permite a las autoras y los autores de diversas obras (literarias, musicales, educativas, etc.) compartirlas digitalmente y liberar las licencias en forma legal y segura. Su aparición en nuestro país tuvo que ver principalmente con la necesidad de regular el uso de las licencias para poder ampliar el acceso al conocimiento, promover la cultura libre e impulsar la reforma de la propiedad intelectual. Estas novedades también se ven reflejadas en los programas de computación con el surgimiento del software libre, es decir, programas informáticos que pueden ser utilizados, modificados y distribuidos libremente por cualquier persona usuaria sin restricciones. Un ejemplo es “Huayra”, primer sistema operativo libre desarrollado por el Estado Nacional que incluye una selección de software pensado para el trabajo en clase y diversos recursos para las usuarias y los usuarios.
Transcurridos ya varios años desde el momento en donde comienzan a darse esta serie de debates y tensiones en torno a la comunicación y la información que circula en los medios, actualmente existen algunos proyectos que continúan intentando establecer pautas para el “buen uso” de las redes sociales. Un ejemplo es un proyecto presentado en el año 2022 que propone profundizar los lineamientos centrales del uso de las redes sociales para el bien común. Esta propuesta busca impulsar un programa a partir de la adhesión de la Argentina al Pacto por la Información y la Democracia, en junio de 2021. Entre otras iniciativas, este programa hace referencia a foros abiertos sobre ciudadanía en tiempos de redes y sobreinformación; un panel transnacional de especialistas en ciudadanía digital; acuerdos sobre buenas prácticas en internet y estudios nacionales sobre el impacto de las redes sociales, entre otros temas.
A pesar de este nuevo impulso, varios de los cuestionamientos originales siguen vigentes y se actualizan en función del contexto actual, polarizando entre el temor a la censura y la universalidad en materia de libertad de expresión para garantizar la diversidad de voces y el pluralismo.
Como hemos podido recorrer en estas líneas, este acontecimiento intenta exponer el rol que han asumido y tienen actualmente las redes sociales como espacios de participación política para la ciudadanía. En este marco, entendemos a niñas, niños, adolescentes y jóvenes, como ciudadanas y ciudadanos activos que intervienen y transforman los contextos a partir de sus propias miradas e intereses. Esta realidad interpela al Estado y a las y los docentes como sus agentes, para trabajar en aquellos desafíos que aún quedan por delante, buscando garantizar que estos espacios propios de la cultura digital profundicen el ejercicio de la democracia reforzando las buenas prácticas, la promoción responsable de la información y la convivencia pacífica, fomentando también el respeto por los derechos humanos.
Materiales de consulta para profundizar sobre el tema:
Uso responsable de redes sociales. Disponible en Unicef.
Argentina adhirió al Pacto por la Información y la Democracia. Disponible en Consejo Económico y Social.